Por falta de rentabilidad, por el bajo precio de las aceitunas o el encarecimiento de la mano de obra para cosechar, por el aumento en los costos de producción del aceite de oliva virgen extra, por la caída del consumo interno o el magro precio a nivel internacional, por la conveniencia económica de vender una finca a una inmobiliaria sin preocuparse por el destino de las plantas, la cuestión es que cada vez se pierden más olivos en esta provincia que supo ser la de mayor superficie implantada del país.
Para afirmar la incipiente recuperación actual de la industria olivícola mendocina haría falta una ley provincial que reglamente la erradicación de olivos, incluso penalizando la tala indiscriminada de plantas centenarias. Hasta que algún legislador tome esta iniciativa, mientras tanto hay un productor olivícola enamorado del oficio que no sólo busca crear conciencia sobre la irracionalidad de matar los olivos sino que desarrolló un método para transplantarlos y recuperar su productividad. Aquí contamos el emprendimiento de Pablo Flores, protector de un patrimonio natural tan valioso como la vid.
Por Pedro Straniero
(pstraniero@enolife.com.ar)
La industria olivícola local está en crisis porque cada vez hay menos olivos y los costos de producción del aceite de oliva virgen extra (AOVE) aumentan junto con la inflación. A esto se suma que, según denuncian los propios productores, falta en Mendoza una política estatal de promoción de la actividad, falta financiamiento y medidas de protección y regulación y falta una ley que impida o penalice la tala indiscriminada de plantas y el abandono o venta de fincas para destinar esos terrenos a emprendimientos inmobiliarios más rentables, tales como barrios cerrados.
El dato estadístico expresa tristemente la situación: de las 20.000 hectáreas implantadas con olivos que tenía Mendoza alrededor de 1990, sólo quedan hoy 5.000 en producción; las otras 15.000 hectáreas se perdieron por abandono o tala de plantas.
Y a nivel país, según publicaciones especializadas, en la actualidad hay en Argentina unas 90.000 hectáreas implantadas con olivos, cuando hace apenas 10 años había unas 110.000 ha. O sea, se perdieron cerca de 20.000 por las mismas razones apuntadas para Mendoza: abandono de olivares por falta de rentabilidad y tala para emprendimientos inmobiliarios.
Lo curioso, lo paradójico, es que el consumo ha aumentado en los últimos años, porque cada vez más se conocen los beneficios nutricionales del AOVE y porque las grandes empresas olivícolas compensan el déficit de la producción mendocina elaborando aceite en otras provincias que cuentan con promoción o más iniciativa privada, tales como La Rioja, Catamarca y San Juan. O sea, si lográramos producir más AOVE en Mendoza a costos razonables, habría más trabajo, más rentabilidad de los productores y más consumo.
En una nota anterior de Enolife: «Una finca de Maipú ofrece 50 ha para replantar los olivos que se arrancan al hacer barrios privados», presentamos la iniciativa del emprendedor y productor de AOVE Pablo Flores, quien está empeñado en salvar los olivos y crear conciencia sobre la necesidad de cuidar este patrimonio natural. A continuación, en la entrevista que sigue, el propio Flores detalla cómo es su plan de rescatar y replantar los ejemplares que de otra manera morirían.
«Se puede hacer una chacra entre los olivos, no hace falta arrancarlos«
–(Enolife): Contanos cómo es tu iniciativa de salvar los olivos, cómo nace, cómo la ponés en práctica…
-(Pablo Flores): Yo busco ser el nexo entre las personas que quieren arrancar o transplantar sus olivos, que no los quieren convertir en leña para vender, y las personas que quieren ponerlos en su finca y aprovechar la producción de aceitunas… Como ya me conocen porque llevo muchos años en la actividad olivícola, hay gente que me llama y me pregunta cómo hacer, entonces yo les ubico las plantas… Junto con mi equipo les organizo el traslado, preparo el terreno y una serie de tareas necesarias para ese fin.
-¿Y alcanza con ese salvataje? Porque estamos hablando de cientos de miles de plantas que corren peligro en Mendoza…
–No, no basta con eso. Yo lo hago porque soy un enamorado de esta actividad, es una forma de ayudar… Pero lo que más quiero hacer es concientizar sobre cómo mantener los árboles de pie… Por ejemplo, me contactan personas o empresas que han erradicado plantas o están por hacerlo porque quieren reemplazar el olivar por una chacra, y yo les explico que se puede plantar entre medio de los olivos, que no es necesario arrancarlos, que se puede trabajar la tierra entre los olivos. En España, por ejempo, se están haciendo plantaciones de lavanda entre los olivos, incluso de azafrán, con lo delicado que es ese cultivo. O sea, busco ayudarles a que tengan otro producto rentable, que utilicen esas tierras todo el año, que puedan amortizar los costos del tiempo de espera entre cosecha y cosecha de aceitunas… A unos productores de Lavalle les hice tomar conciencia de que no hacía falta arrancarlos, que plantaran acelga, un cultivo que ayuda a airear el suelo, que esperaran, y les ofrecí comprarles las aceitunas cuando estuvieran en producción, ayudarles a comercializarlas, con tal de que no arrancaran los olivos.
-Y si uno de cualquier manera quiere arrancar los olivos, ¿quiénes son los interesados en recibir esas plantas, en ponerlas en sus terrenos, a quiénes les sirven?
–Los interesados pueden ser quienes tengan interés en aumentar su producción, porque poner una planta adulta transplantada es mejor que ir a comprar un barbecho y esperar hasta que la planta crezca.
-¿Por qué? ¿Cuánto demora un barbecho en crecer y dar producción, en comparación con una planta madura transplantada?
–En empezar a dar aceitunas demoran más o menos lo mismo, unos 2 años. La diferencia es que, al transplantarlo, el árbol maduro va a empezar a dar muchos más kilos al cabo de esos dos años. Porque con un barbecho vas a tener muy poca producción hasta que la planta tenga unos 15 años. Si la transplantás, sólo tenés que esperar 2 años hasta que se «forme» otra vez el árbol, y te va a dar muy buena producción. En el árbol maduro transplantado, al segundo año ya vas a tener los brotes formados y vas a empezar a tener buena producción… Este proceso es mucho más rápido que en una planta chica…
«Un camión cargado con leña de olivos es igual a 16 plantas arrancadas»
-Insisto: ¿Por qué hacés todo esto? ¿Cuál es tu objetivo?
-Quiero que nos vaya bien a todos en esta actividad, que en mi caso también es una pasión. Es que hoy hay cada vez más demanda de aceite de oliva y nosotros en Mendoza tenemos cada vez menos olivos. Imaginate que algunos productores se están yendo a Chile, venden todo y se van allá a plantar porque les dan financiación para plantar con 4 años de gracia, y empiezan a devolver la plata cuando empiezan a cosechar… Eso acá no existe. También hay empresas grandes que están comprando aceitunas en San Juan y Neuquén, cuando nosotros éramos antes los más grandes productores del país, teníamos la mayor cantidad de hectáreas implantadas del país… Conozco varias fincas grandes, de 50 o 60 hectáreas, que están dejando todo abandonado porque no tienen fondos, no consiguen facilidades para reactivar esa producción, en Maipú, para el lado de El Carrizal… Cualquiera que ande por las rutas provinciales, al costado se ven terrenos abandonados, llenos de olivos muriéndose, incluso sin cerca perimetral… También se ven cantidad de camiones transportando leña de olivos… Calculá que cuando uno ve un camión lleno de leña de olivos, son 16 olivos los que entran, 16 olivos adultos que arrancaron…
-Otra de tus ideas era impulsar una ley a nivel provincial y reglamentaciones a nivel municipal que obligue a replantar cuando se tala…
Sí, pero no ha habido ningún avance en eso, que yo sepa nadie ha presentado un proyecto de ley sobre eso. También lo que estaría bueno es que los municipios dispongan terrenos para recibir los olivos, e incluso que los mismos municipios gestionen en terrenos públicos o alquilados una producción rentable, que los hagan trabajar.
-Si alguien te quiere contactar para salvar olivos que de otra manera talarían, o si alguien quiere ponerlos en su finca, en su terreno, ¿cómo se hace?
-Me pueden llamar o mandar mensajes de Whatsapp al +5492616751681, o comunicarse por email a pabloventasmendoza@gmail.com. Lo primero que hacemos es un estudio de suelos, dónde se van a poner los olivos, qué tipo de olivos quiere el interesado, si se trata de olivos para aceituna de mesa o para aceite… Luego buscamos entre la gente que nos ofrece los olivos para ver quién tiene la variedad que corresponde. Tengo un equipo de gente que trabaja conmigo, la gente del transporte, la gente que va a sacar las plantas, los podadores, los agrónomos que hacen estudios del suelo…
-¿Cómo son los costos?
-Es relativo, porque hay veces que te venden las plantas y otras veces te las regalan, porque es más el costo del transporte de las plantas que otra cosa. El que las tiene que arrancar tiene que pagar por ese movimiento, y de repente el que necesita poner las plantas llega a un arreglo con el que las erradica: no las compra sino que paga la extracción y el transporte. Y los costos se equiparan entre ambas partes. También incide en los costos la distancia del traslado, desde donde se arrancan los olivos hasta donde se colocan, del tipo de planta, porque no es lo mismo una planta chiquita, que capaz caben 30 en un camión, que una planta centenaria, que cabe sólo una en el camión…
-¿Qué otros factores se toman en cuenta para un transplante exitoso?
Los traslados se hacen en el día, se coordinan todas las acciones: la planta se saca y en el mismo día se planta… Hay que lograr que la planta esté lo menos aireada que sea posible, el menor tiempo posible fuera de la tierra… Una vez replantada, hay que regarla mucho, y de acuerdo a cómo esté el suelo, o si no hay más plantas al lado, se ve cuál es la mineralidad que tiene el suelo, si está falto de potasio, qué cualidades tiene esa tierra. Por ejemplo, si ya hay una plantación hecha y se le quieren agregar olivos, entonces esa tierra ya está preparada, ese suelo está adecuado a la plantación, entonces con lo único que se refuerza es con úrea, para que ayude al follaje.
-En definitiva, ¿cuál es la ganancia o la conveniencia de las distintas partes?
-Yo creo que la retribución es mutua. Hay gente que quiere los olivos y gente que necesita sacarlos… En el medio está la gente que los busca como leña, que va y te ofrece un dinero y se encarga de arrancarlos. Pero esto es un daño muy grande, se pierde un valor importante por los dos mangos que te dan para ir y quemar el olivo.