La reciente propuesta del titular del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), Martín Hinojosa, de promover la elaboración y comercialización de vino desalcoholizado en Argentina generó polémica en el ambiente y miles de comentarios en las redes sociales, muchos de ellos adversos por considerar que ese producto «no es vino». Pero entre los que aprobaron la idea está el maestro de enólogos mendocinos Ángel Mendoza, quien publicó en su muro de Facebook una serie de 7 frases que tituló «Capítulos». Su visión resalta la necesidad de llegar con los productos de la industria vitivinícola a mercados que el vino perdió a manos de las gaseosas, jugos e incluso el agua mineral.
Para adentrarnos en el debate que generó Ángel Mendoza con su apoyo a la idea de Martín Hinojosa, elegimos una de las respuestas que dio a aquellos que ven con mala cara la producción de vinos desalcoholizados: «Los vinos desalcoholizados responden a mercados en sociedades desarrolladas libres de alcohol». A su vez, esta afirmación generó numerosos comentarios, desde críticas virulentas hasta fervientes adhesiones, desde sesudas fundamentaciones a favor a rechazos caprichosos. A continuación, los 7 «Capítulos» de Ángel Mendoza y una síntesis de las reacciones que suscitaron.
Los 7 Capítulos de Ángel Mendoza a favor del vino desalcoholizado
Capitulo II: El vino sin alcohol no lo determina la producción primaria de viñateros, bodegueros o el INV. Lo define el mercado.
Capitulo III : El vino sin alcohol, ¿sabe a vino? Sí, pero no. No presenta el cuerpo, la estructura y el volumen de un vino convencional.
Capitulo IV: Para evitar las debilidades sensoriales de un vino 0,0 °Gl, se recomienda beber a bajas temperaturas entre 4° y 9°C.
Capitulo V: El vino «alcohol free» es ideal para mujeres embarazadas, con lactancia o que buscan una dieta sana. Opción saludable y diferente.
Capitulo VI : Vino sin alcohol para conductores elegidos, almuerzos ejecutivos, deportistas, mercados musulmanes, trastornos hepáticos.
Capitulo VII: El vino sin alcohol es una inteligente y anticipada respuesta de la industria a lamentables trastornos del alcoholismo.
Estos posteos despertaron objeciones irónicas y rechazos conservadores, tales como «¡El vino sin alcohol sería como un choripan sin chori!» o «Sin alcohol no es vino. Es jugo de uva. Póngale otro nombre. En el mundo, el vino tiene alcohol».
Interminables y creativas comparaciones se agregaron al debate:
Escribieron en el chat que el vino desalcoholizado es como «un asado en parrilla a gas» o como «un huevo frito sin sal». Y otros: «¡Al pan pan, y al vino vino!», «Que tomen Coca light o jugos light», «Vino sin alcohol, leche deslactosada, hamburguesa vegana, rock cristiano… ¿me están jodiendo?», «Vino sin alcohol… ja ja ja ja, es como el bien sin el mal».
Y también se sumaron comentarios sin intención irónica y cero chispa:
«En el mundo serio no lo llamarían vino si no tuviese alcohol», «Aquellos vinos que han sido sometidos a desalcoholización por ósmosis y a los cuales les han bajado 5 grados, se tornaron intomables», «Sería el peor de los pecados llamar vino a algo que es un producto sólo para marketinear», «No todo vale en el mundo de los negocios. Si hay que diversificar el uso de la uva, entonces desarrollemos el jugo de uva y otras bebidas alternativas, pero al vino dejémoslo como tal», «Nunca probé vino 0% y no puedo evitar pensar en algo raro» y «Los culpables de estás razones absurdas son simplemente los consumidores… Si los consumidores no compramos ese determinado producto, solo llegará a su extinción».
En cuanto a los comentarios favorables, hubo técnicos de la industria que defendieron el nuevo producto con argumentos muy académicos y una redacción amena, para que fueran comprendidos también por quienes no conocen sobre enología:
«Cada litro de pérdida en el per cápita anual, representa para la viticultura argentina la producción de 3.000 hectáreas que no tienen cabida y se pierden, con el consabido trabajo, personas y familias que quedan fuera. Entonces, llamarlo invento, razones absurdas o cosas por el estilo, hablan más bien de su profundo desconocimiento de lo que es la realidad vitivinícola argentina y muestran un innecesario fanatismo que, como tal, no conduce a nada. Necesitamos imperiosamente que la uva que producimos sea toda procesada, ya sea en vinos tranquilos, espumantes, mostos y si aparece el desalcoholizado, mejor, para así mejorar la posición del productor primario y de la cadena vitivinícola en general».
«Un vino adquiere la condición de desalcoholizado cuando, mediante un proceso industrial, se le retira el alcohol. Pero la condición primera y necesaria es que haya llegado a vino. Luego, es vino. No es tan difícil de aceptar, si se dejan de lado fanatismos y conservadurismos innecesarios y pésimas interpretaciones sin sostén técnico y se mira a la industria vitivinícola en conjunto y con su actual crisis».
«No es jugo de uva. Primero es vino y luego se le quita parcial o totalmente uno solo de sus atributos, el alcohol, lo demás queda».
«Es vino, dado que cumplió con las exigencias de la ley de ser proveniente de uvas frescas y maduras, de realizar la fermentación alcohólica de sus azúcares naturales. Luego, es vino. A posteriori, se le saca el alcohol, pero no deja de ser vino. Su condición es desalcoholizado, pero es vino».
«Necesitamos que, por la vía que sea, se consuman las uvas producidas por las más o menos 220.000 hectáreas que venimos teniendo desde hace unos 35 años y que, aumentando la población a un ritmo mayor que otras décadas, no logramos vender la misma cantidad. Es decir, como industria, algo estamos haciendo mal y no llegamos a encontrar el error, para poder debatir y cambiar».
«Yo creo que podría bajárselo un poco, nada más, 0.5 grados, y sería algo salomónico».
De parte de quienes recibieron la noticia con agrado y defendieron la postura de Ángel, los comentarios también fueron variados:
«Cuando estaba embarazada deseaba mucho el vino y las uvas , ¡no sería mala idea!»
«Hay hechos: por ejemplo, que uno de los mayores mercados de hoy, y a futuro, sólo consume vino sin alcohol, entonces ¿Le dejamos ese mercado a los europeos y chinos? ¿O intentamos competir?»
«Viendo lo expuesto aquí, llego a concluir que no debemos cerrarnos y que todo debe ser bienvenido si ayuda a la industria de esta maravillosa bebida y su materia prima, la uva».
«Fue vino y eso es lo que importa, hecho con uvas de nuestros viñedos».
«Este producto es inclusivo porque acerca al mundo del vino a quienes hoy no lo están eligiendo. ¡Ojalá la industria lo entienda!»
«Si se hace con uvas y ayuda a que no se sigan erradicando viñedos, sirve. En todos los productos existe lo convencional y lo alternativo ¿Será posible que lo admitamos?».
«Me parece excelente, ojalá logren un buen producto, hay mucha gente a la que le gusta disfrutar del vino y no puede por diferentes motivos relacionados con el alcohol. Señores, ¡esto es abrir un nuevo mercado! ¡Abrir la cabeza! Ojalá de su mano, Ángel Mendoza, se logre un avance de este calibre en la industria».
«¡Cuánta sabiduría! Simplemente gracias, Don Ángel, por todo lo que aporta al mundo del vino».
«Me encantó la idea».
«Mirá si no es virtuosa esta bebida que ya desde de la panza pueden enseñarle a brindar a los chicos».
«A los árabes, que son muchos millones, les encanta. Chile y España hace años que les venden miles y miles de litros. Que usted no lo elija no lo transforma en despreciable».
«Yo sería candidata. Tengo bypass gástrico, amo el vino pero no tolero el alcohol».
«Me parece excelente, 100 % de acuerdo. Hay que saber inteligentemente cómo lograr que nuestra uva sea consumida».
«Creo que en la variedad está el gusto y mientras más opciones hay, mejor».
«Si el mercado y los consumidores demandan el producto, yo lo ofrecería».
«¡Es excelente! El vino tradicional no va a dejar de existir, sin embargo permitirá ser consumido en escenarios donde hoy no lo es, el alcohol genera enfermedades, aumenta el riesgo de accidentes, hace del vino una bebida limitada para ciertas personas y ocasiones».
Ángel Mendoza, que abrió el debate, no dejó de responder a cada comentario:
«En España, «vino desalcoholizado». En Francia, «vin sans alcohol», en EEUU, «desalcoholiced wine» o «alcohol free wine», para la OIV: «bebida a base de vino desalcoholizado».
«Los vinos desalcoholizados responden, como la cerveza desalcoholizada, a mercados en sociedades desarrolladas libres de alcohol».
«Al alcohol, separado y con aromas de vinos, lo podemos usar para alcohol en gel o solución antiséptica (70%) para control de covid 19 () . En la naturaleza nada se pierde, todo se transforma».
«La filosofía de las sociedades modernas es ¡vivir sano y libres de alcohol!«
«Simplemente es ‘vino desalcoholizado’. Es, además, la respuesta anticipada de la industria del vino contra los males sanitarios y sociales del alcoholismo».
«Nuestra industria tiene talentos para lograr o asumir estos desafíos. Dependen de serios planes de negocios y estudios de mercado. Con vinos ‘alcohol free’ podríamos disfrutar almuerzos saludables en las propias bodegas con sus operarios y ejecutivos».
«Hay países muy desarrollados que hace 10 años que los demandan y consumen. Tuve oportunidad de probar en Cuba el Natureo Moscatel de Alejandría 0,0 Gl de la familia Torres de España y quedé muy sorprendido».
«Es verdad que no podemos ir en contra de la naturaleza, pero tampoco podemos ir ‘naturalmente’ en contra del mercado abstemio del vino».
«El sabor del vino sin alcohol es un poco diferente pero es posible disfrutarlo. Más difícil en vinos tintos, pero más aceptable en vinos blancos aromáticos (familia muscat – torrontes) y ¡Muy divertidos en vinos espumantes!»
En definitiva, para el enólogo Ángel Mendoza
«Hay que producir lo que se vende y no tratar de vender lo que producimos».