En Mendoza el tema del recurso hídrico es crítico, ya que las escasas nevadas por el cambio climático han provocado una ya larga sequía. La poca agua que hay debe repartirse cuidadosamente entre el riego agrícola y las plantas potabilizadoras. Y cada vez cobran mayor importancia el reúso agrícola, el tratamiento de efluentes y el control del gasto doméstico.
Para administrar y cuidar el recurso, en la provincia hay 4 organismos: el Departamento General de Irrigación (DGI), Agua y Saneamiento Mendoza (Aysam), Ente Provincial del Agua y Saneamiento (EPAS) y el Departamento General de Hidráulica (DGH). Frente al problema, el legislador de origen demócrata Jorge Difonso (Unión Popular-Frente Renovador) sorprendió con un proyecto para unir esas 4 entidades bajo la conducción del DGI, idea que el actual superintendente Sergio Marinelli calificó como una «excelente iniciativa».
El superintendente general de Irrigación, Sergio Marinelli, fue recibido por la comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales (LAC) de la Legislatura de Mendoza, para iniciar el estudio de un proyecto de Jorge Difonso (UP-FR), que busca un «enfoque ecosistémico del abastecimiento poblacional y productivo, asegurando así sustentabilidad, transparencia, equidad y eficiencia en la distribución del agua en el ámbito de la provincia de Mendoza».
Mediante este proyecto, se otorgaría a Irrigación, «la función de ser la Autoridad Única del Agua en la provincia de Mendoza», y ese organismo sería responsable de la gestión integrada del recurso hídrico, coordinando con los diferentes niveles de gobierno según sus ámbitos de competencia.
Según explicó el autor de la iniciativa, «hoy en Mendoza tienen el manejo del agua cuatro entidades; una con rango constitucional como es el Departamento General de Irrigación, Aysam, el EPAS y el Departamento General de Hidráulica. La idea es una sola autoridad del agua centrada en Irrigación, con una sola estrategia tanto para el agua de consumo humano como el riego agrícola o el uso industrial».
Es una excelente iniciativa, como idea la rescato… Pero el primer paso, como ocurrió en Israel, es el entendimiento de que nos estamos quedando sin agua y la toma de conciencia por parte de la población… Acá todavía no se comprende que la sequía es permanente, más allá de que puedan haber años mejores o peores».
Sergio Marinelli, superintendente general de Irrigación
Al respecto, Marinelli evaluó que «es una excelente iniciativa, como idea la rescato», poniendo como ejemplo la gestión del agua en Israel. «Es un país chico, con una conducción unitaria en su forma de manejo y una realidad completamente distinta, pero sí se puede tomar en cuenta los conceptos y procesos que han seguido ellos para llegar a ser hoy uno de los países que provee de agua a países fronterizos», dijo el superintendente.
Luego el funcionario informó que «el primer paso dado en Israel, fue un entendimiento que el país se estaba quedando sin agua y la toma de conciencia por parte de la población. Lo primero fue el cambio cultural. Acá todavía no se está dando la comprensión de que la sequía es permanente más allá de que pueden haber años mejores o peores».
«Nuestro país -advirtió Marinelli- en lugar de encarar una autoridad única del agua debería estudiar alternativas, estrategias para que ningún sector productivo se quede sin agua. Son proyectos gigantescos y tremendamente caros, hay que encararlos con el tiempo preciso y una planificación macro de país».
«Mientras tanto -apuntó a continuación-, en lo local, a partir de ese cambio de cabeza, tenemos que empezar a producir los cambios institucionales, de inversiones y el uso que hacemos del agua en la provincia. Lo principal es la gestión, ni siquiera la tecnología. La gestión es casi todo. Analizar los distintos usos y priorizar, pensar qué queremos hacer a futuro. Y la otra pata, es que el agua fuera pública, con un interés superior«.
Explicó que en Israel «hay una autoridad ministerial que define la política y luego una agencia independiente llamada por concurso y antecedente, que hace el control del cumplimiento del plan a diez, veinte y treinta años con una planificación de la oferta y la demanda, y un esquema tarifario para los distintos usos. El cambio abrupto de costos no se podía hacer de una sola vez, pero sí a través de un plazo en el que hoy la tarifa se compone por la operación y mantenimiento y un 30% de los proyectos futuros. Es decir que los usuarios pagan la operación y mantenimiento, la amortización y la inversión a futuro y tienen una cantidad de metros cúbicos por conexión que es el equivalente a 120 litros de agua por día, algo razonable».
«Tenemos que abrir la cabeza»
En Mendoza, sostuvo, «tenemos que abrir la cabeza. Tratamos desde esta gestión de dar una visión distinta porque esto no es una emergencia, esto es lo que va a pasar siempre, por eso el planificar para tomar medidas preventivas de largo plazo».
En ese sentido, señaló Marinelli que en Mendoza «tenemos un organismo constitucional, un ordenamiento legal, pero usos y costumbres que ni siquiera se condicen con las leyes de 1904, donde ya estaba estipulado que el agua tenía que darse en función de las necesidades. Ahora que hay escasez, prevalece aún más el concepto de la inherencia del agua a la tierra, que permite consolidar los oasis y que es el gran problema cuando se quiere modificar la Ley de Aguas, es un grave problema que hay que resolverlo de alguna manera. Hoy tenemos menos cantidad de agua y necesitamos una planificación a futuro».
Al respecto, indicó que este proyecto «es el inicio para empezar una buena discusión sobre el tema». Y manifestó que en el caso del EPAS, fue creado en la época de las privatizaciones para regulación y control. «Hoy tiene que ser regulado, sí -aseguró-, pero el control tiene que ser diferente al de un ente privado. Las áreas de expansión debieran ser producto de planificación y eso debería responder a Irrigación. Hay que fijar política, regular y controlar, administrar el recurso. Hoy hay dos autoridades, es un gasto burocrático, porque la regulación real la terminamos haciendo nosotros. Las dos tareas del EPAS, controlar y regular, no tienen sentido porque la regulación la hacemos nosotros y el control, no tiene nada que controlar porque eso quedó de la privatización».
Desde la comisión legislativa acordaron continuar trabajando el proyecto, recibiendo aportes y opiniones de especialistas.