Mendocina de pura cepa, la ingeniera agrónoma Julia Halupczok se enamoró del campo en su infancia mirando el paisaje desde la copa de los árboles en los que jugaba, y del vino en las prácticas de enología de la Facultad de Ciencias Agrarias. A sus 41 años, lleva 17 elaborando vinos de alta gama en bodegas como Fournier, Alta Vista y Sophenia. Orgullosa de ser egresada de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), se siente agradecida de esa institución por el nivel académico que obtuvo. Notó que sus conocimientos técnicos eran muy altos en referencia a sus colegas de otras partes del mundo, cuando hizo su pasantía en el valle de Sonoma (California, EEUU).
Varios de sus vinos tienen más de 94 puntos otorgados en catas por Tim Atkin, James Suckling y la revista Decanter. A principios de diciembre de 2021 asumió la gerencia general y la jefatura de enología de la Bodega Casir dos Santos, de Maipú, Mendoza.
En el marco del ciclo «El Vino Las Une» de Enolife, apoyado por el Fondo Vitivinícola Mendoza, entrevistamos a la ingeniera agrónoma Julia Halupczok, un ejemplo de profesionalismo y capacidad de liderazgo. En estos días, por su excelencia académica, determinación y fortaleza femenina, fue elegida por la Bodega Casir dos Santos para la jefatura de enología y gerencia general del establecimiento.
–(Enolife): ¿Cuándo empezó tu romance con el vino? ¿Viene de familia?
–Julia Halupczok: En mi familia nadie estuvo vinculado a la viticultura… Sólo yo (😉, explica con un guiño de whatsapp). Me crié en una casa de campo, en Mendoza, y me gustaba el aire libre, pasaba horas trepada a los arboles. Por eso estudie agronomía.
En cuarto año de la facu, cursando Enología, hice las prácticas en la Bodega Alta Vista, y ahí me enamoré del mundo del vino. Eso fue en el 2004, y de ahí en más no paré de trabajar en bodegas.
–¿Cómo fue tu formación académica?
-Estudié en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, de la que yo me siento muy orgullosa; de hecho me acuerdo que cuando yo cursaba la Universidad salió premiada como una de las de mejor nivel académico en América Latina. Y lo corroboré cuando me fui a EEUU, donde me tocó compartir pasantías con gente de varios lugares del mundo… Allí me di cuenta que nuestro nivel técnico era bastante alto comparado con los otros pasantes que estaban en la misma bodega.
Es una Facultad en la que te enseñan principalmente a razonar; una de las frases de cabedera de los profesores es que no hay recetas, y que todo depende de un montón de cosas… Y que, como también la ciencia avanza y hay que ir actualizándose, muchas de las cosas que hoy uno da por sentado el día de mañana pueden ser refutadas, es decir que por más que hay que basarse en la ciencia, también hay que basarse mucho en la experiencia y el razonamiento.
Creo que esa fue la principal enseñanza que me dejó la Facultad, más allá de lo académico… Entonces, todo lo que fui aprendiendo fue más que nada de lo vivido, de lo trabajado, y obviamente también leyendo, haciendo cursos, charlas técnicas de diferentes empresas, etcétera.
También un valor muy grande son los colegas: compartir siempre con pares que están trabajando en lo mismo, escucharlos y conocer sus experiencias, es fundamental.
Además hice un taller de coaching ejecutivo en ADEN… A mí me encanta el coaching. Lo hago también a nivel personal hace años.
–Hiciste tus prácticas en Bodega Alta Vista, y contás que ahí conociste a tu mentor.. ¿Quién es?
-Cuando empecé a hacer las prácticas en Alta Vista conocí a los enólogos Didier Debono y Rubén Sfragara, ambos excelentes, de los que aprendí mucho. Los vi a los dos haciendo cortes en una sala y me pareció un trabajo copadísimo… Didier me despertó una gran inspiración.
En el 2006, después de tres años de trabajar en Alta Vista solamente en las cosechas, Didier me ofrece quedarme como encargada de laboratorio de forma permanente, y yo entré en la duda de qué hacer, porque tenía la opción de irme de viaje a EEUU y hacer la experiencia allá… Y ahí Didier me dijo: «Si yo pensara de forma egoísta te diría que te quedaras porque a mí me sirve que te quedes, pero la verdad es que, pensando en vos, lo mejor que podés hacer es viajar«. Fue como mi mentor en esto.
Después yo vuelvo a Alta Vista en el 2012 y Didier seguía allí, no como primer enólogo sino como asesor. Y en ese momento también era asesor de Viñas Maipú, la bodega que luego compró Casir Dos Santos. Él continuó haciéndolo hasta 2020, ya que luego, por la pandemia, no pudo venir más desde Chile, así que los vinos son todos del estilo de él.
¿A qué edad te fuiste a EEUU?
-Me fui a los 26, apenas me recibí. Trabajé en una cosecha en la Bodega Ferrari Carano, en Healsburg, Sonoma Valley. Estuve un mes como operaria y dos meses en laboratorio.
–¿Y cómo siguió tu carrera después de esa experiencia?
-En 2008 entré a trabajar en Bodega Fournier, fue una experiencia increíble. El trabajo me encantaba, pero no tenía auto y había que vivir en Valle de Uco. Dije que sí tenía vehículo y ni siquiera sabía manejar… En dos semanas me compré un auto, un Renault 4 modelo 78, me hice un curso de manejo y me mudé a Campo de los Andes ¡sin nada! Y fueron 4 años increíbles. En esa bodega todos hacíamos de todo y eso fue una gran escuela.
–¿Cuál fue tu primer vino?
-Mi primer vino como primera enóloga fue en Finca Sophenia, el «Alto Sur Malbec 2016», y como segunda enóloga mis primeros vinos fueron en Bodega Fournier.
–Finca Sophenia fue tu gran despegue profesional… ¿Cuál era tu rol?
-Era gerente de producción vitivinícola, estaba a cargo de la planificación, ejecución y control de actividades de la bodega.
–En esa bodega tus vinos lograron altos puntajes….
-En agosto de este año salieron dos vinos de Sophenia, uno obtuvo 95 puntos y otro 97 puntos de la revista especializada Decanter, pero arriba de 94 tuve casi todos los años tanto de Tim Atkin como de James Suckling y la misma Decanter.
–También te dieron un reconocimiento este año para el Día de la Mujer en la Legislatura…
-Sí, fue en el contexto de las actividades que se desarrollan en la Legislatura de Mendoza por el Día Internacional de la Mujer, cuando se realizó el ciclo «Vectores del desarrollo sostenible: el rol de la mujer».
Ahí el vicegobernador de Mendoza Mario Abed entregó un reconocimiento a cinco mujeres destacadas de la provincia, y yo tuve el honor de ser una de ellas como «enóloga destacada internacionalmente como uno de los diez talentos enológicos de Sudamérica.» Eso fue porque Tim Atkin eligió 10 enólogos como «Talentos de Sudamérica» para la revista Decanter, 5 fueron de Argentina y entre ellos estaba yo.
–Además tenés un proyecto propio, «Pulso»…
Si, «Pulso» es un proyecto que nace con una amiga de la Facultad, Celina Fernández. Las dos nos dedicamos a la enología y desde el 2010 teníamos la idea de hacer un vino juntas. Pero por distintos motivos no lo hicimos hasta el 2014. En ese momento la familia de Celina (suegros, cuñados y hermanos) y otra amiga más, deciden colaborar y armamos el proyecto. En el 2014 hicimos 600 botellas. En el 2015, 3.000, y fuimos creciendo. Hoy hacemos 15.000 pero podríamos hacer el triple… Quebramos stock todo el tiempo.
Son tres varietales y un blend, y se caracterizan por ser vinos expresivos y fáciles de tomar.
Una nueva etapa
Julia comienza ahora una nueva etapa en su carrera como gerente general y chief winemaker en Casir Dos Santos, una bodega de espíritu joven pero de origen centenario. Fundada en 1862, bajo el nombre de Viña Maipú, es una de las más antiguas en funcionamiento de Mendoza, ahora modernizada tanto ediliciamente como en el equipamiento, con tecnología state of the art.
–¿Cuáles van a ser tus responsabilidades en este nuevo desafío?
-Al frente del equipo de enología y agronomía voy a tener la tarea sobre cortes actuales, producciones futuras y desarrollar algunos proyectos puntuales que la bodega ya tiene en marcha. Además la bodega viene creciendo mucho en Estados Unidos y Europa, también en el mercado interno, así que tengo la enorme responsabilidad de supervisar esos procesos y afianzar el desembarco que hizo la bodega recientemente en Brasil, Perú y Panamá.
–¿Cuántas personas vas a tener a cargo?
-Unas 20 personas, aproximadamente.
–Al trabajo técnico se te suma el de la gestión…
-Sí… En Sophenia hacía mucho de gestión también. Acá será aún más… Así que lo adquirido en el taller de coaching ejecutivo en ADEN es una herramienta fundamental, porque obviamente nadie sabe de todo, lo importante es armar equipo y lograr que funcione sincrónicamente.
–¿Qué tipos de vinos hace Casir Dos Santos?
-Son vinos provenientes de los mejores terruños de Mendoza, tiene fincas propias en Lulunta, Agrelo y, en el Valle de Uco, en Gualtallary, San Carlos y Vistaflores. El portfolio está conformado por tres líneas: Casir Dos Santos, que son los vinos ícono provenientes del Valle de Uco y Alto Agrelo; Viña Antigua, que es la línea intermedia con vinos provenientes de fincas de más de 100 años en Lunlunta; y Avatar, la línea de vinos jóvenes y modernos de las fincas de Agrelo.
–Y a vos, ¿qué vinos te gusta tomar?
-No tengo un gusto en particular. Disfruto de todos los vinos dependiendo del momento y la situación. Si me pongo exquisita, mis favoritos son los Puligny Montrachet y los Cote Rotie.