El presidente Vladimir Putin firmó el pasado 2 de julio una ley que establece que sólo podrán denominarse «champagne» («shampanskoe» en la fonética rusa) a los espumantes elaborados en Rusia. Los champagne que provengan de Francia deberán estar rotulados «vino espumante», de lo contrario no entrarán a Rusia. El objetivo declarado por el gobierno es «proteger la soberanía nacional de la producción local de la bebida». Polémica, enojos y represalias de los franceses.
De esta manera, el presidente de Rusia introdujo al «champagne» francés en la disputa comercial y cultural entre ambos países.
Ante la sorpresiva movida rusa, las casas francesas de «champagne» pidieron el lunes 5 de junio ayuda diplomática a sus autoridades e incluso a cuerpos diplomáticos de otros países aliados a su causa, ya que los productores franceses actualmente se benefician económicamente de esa denominación, en la que invirtieron millones y más de 300 años para instalar ese presigioso nombre. Es que, según el Acuerdo de Lisboa sobre indicaciones geográficas distintivas, sólo los franceses tienen el uso exclusivo de esa palabra.
Como Rusia no firmó ese acuerdo, Vladimir Putin pudo prohibir el uso de la traducción rusa de champagne («shampanskoe» en la fonética rusa) en las botellas importadas. Los productores franceses podrán seguir utilizando la palabra en francés, pero también tendrán que escribir «vino espumoso» en la parte posterior de las botellas que exporten a Rusia.
Los productores franceses, como reacción, pidieron «a los diplomáticos franceses y europeos que obtengan la modificación de esta ley inaceptable«, comunicó el Comité del Champagne, que agrupa a los viticultores y productores de la región de Champagne, en el noreste de Francia. Estos denunciaron la medida como «escandalosa» y dijeron que «cuestiona más de 20 años de conversaciones bilaterales entre la Unión Europea y Rusia sobre la protección de las denominaciones de origen controlada».
Nos ‘pega’ muy mal que nos ‘muerdan’ nuestras ganancias, porque los rusos se quieren apropiar de un nombre en el que los champañeses han invertido 300 años».
David Chatillon, director de la Union des Maisons de Champagne
El director general de la Union des Maisons de Champagne, David Chatillon, protestó contra esta ley, al afirmar a France News Live que «se trata de la apropiación de un nombre en el que los champañeses han invertido 300 años».
«Nos sienta mal que nos muerdan», subrayó. No obstante, señaló que es temprano para hablar de un cese de los suministros de champagne francés a Rusia y afirmó que pedirían a la diplomacia francesa y europea «movilizar esfuerzos para lograr cambiar esta ley».
Cambio de etiquetas
El Kremlin (gobierno ruso), por su parte, ratificó la polémica ley que obliga a renunciar a esta denominación en Rusia. «Esta historia de las denominaciones es muy vieja, es una historia que venía de los tiempos soviéticos. La ley ha sido aprobada, debe cumplirse», declaró el lunes el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
Peskov señaló que «la vinicultura rusa es una rama de la economía que se desarrolla muy rápidamente y con mucha calidad, pese a la situación de crisis».
«Es una rama compleja de la economía y no genera dinero rápido. El proceso empresarial es largo: es muy complejo desde el punto de vista tecnológico, toma mucho tiempo, y sin embargo, esta rama se desarrolla bien y claro está, debe ser y será apoyada por todas las vías», afirmó.
Moët Hennessy, compañía francesa, envió el mismo viernes 2/7 una carta a los distribuidores rusos en la que anunciaba el cese de los suministros. Sin embargo, dos días después aceptó la exigencia rusa y anunció la reanudación de los envíos, con nuevas etiquetas. Sin embargo, la representante de Relaciones Públicas de la poderosa red de supermercados rusa Azbuka Vkusa, declaró que «hasta el momento no hemos recibido información alguna» sobre el reinicio de los suministros.
Según estimaciones del Centro de Investigaciones de los Mercados Federal y Regionales de Productos Alcohólicos (Tsifrra), por sus siglas en ruso), Rusia importa anualmente cerca de 50 millones de vinos espumosos y champagne, el 13 % de los cuales proceden de Francia.
De esa cantidad, a Moët Hennessy corresponde menos del 2 %. No obstante, sólo en 2020 la compañía en Rusia vendió 5.500 millones de rublos (75 millones de dólares) y obtuvo una ganancia neta de 560 millones de rublos (7,63 millones de dólares), según datos de la agencia rusa Interfax.
Importaciones rusas de espumosos en 2020
Según el informe publicado por el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV) con datos de la Aduana rusa, 2020 ha sido un año marcado por la polémica nueva Ley del Vino de la Federación Rusa, en vigor desde el mes de junio y que restringe la importación de graneles extranjeros con el objetivo de favorecer la producción local, la cual, según los operadores, es insuficiente para cubrir el consumo nacional.
En el segundo semestre de 2020, periodo que incluye los 6 primeros meses completos con la nueva ley en vigor, Rusia redujo un 96,8% el volumen importado de vino a granel, si ya los datos de la primera mitad del año fueron pésimos (-56,3%).
En 2020, Rusia redujo sus importaciones de vino a granel un 78,6%, pasando de 116 a menos de 25 millones de litros, con descenso algo menor en valor (-76,4%), hasta los 1.065 millones de rublos, por precios más altos (+10,4% hasta los 42,81 RUB/litro). Como hemos comentado, este desplome derivado de la nueva Ley se produjo básicamente en la segunda mitad del año, si bien el primer semestre ya fue bastante malo.
Por otra parte, el vino espumoso superó al granel como segundo vino importado en volumen al crecer quinto año consecutivo, hasta alcanzar su máximo histórico, con 46,6 millones de litros (+3,9%). También batió récords en valor, con 16.306 millones de rublos (+18,3%), a un precio medio un 13,8% superior y que roza ya los 350 rublos por litro.
Italia representó cerca del 70% del volumen y el 60% del valor total de vino espumoso importado en Rusia en 2020, con casi 32 millones de litros (+5,5%) y 9.808 millones de rublos (+17,5%), sus máximos históricos. Subió de precio un 11,4% hasta los 307,06 RUB/litro.
Francia se mantuvo como segundo proveedor pese a caer un 11,2% en volumen, hasta los 6,7 millones de litros, si bien facturó un 15,6% más, hasta los 4.549 millones de rublos, al subir de precio más que ningún otro país analizado (+30%), siendo superior al resto con 682,08 RUB/litro, por el gran valor añadido del champagne.
Por su parte, España gana cuota como tercer proveedor al crecer un 6,1% en volumen y un 25,4% en valor, hasta los 5,7 millones de litros y los 1.412 millones de rublos, sus máximos históricos. Su precio medio subió un 18% hasta rozar los 250 rublos por litro.
Fuentes: Diario Página 12 y Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV)