De los alrededor de 1.000 productos fitosanitarios que en el mundo se utilizan con frecuencia, el glifosato no es el más nocivo, pero sin duda es el que más controversia y polémica suscita a nivel global. Y no es de extrañar, tomando en cuenta que es el herbicida más usado del planeta.
Es posible que en zonas de producción orgánica se detecten rastros de glifosato en los cultivos, provenientes de partículas de suelos contaminados movidas por el viento o por deposiciones húmedas en la atmósfera del entorno agrícola.
La empresa tecnológica y química AGQ Labs, de origen español pero afincada desde hace 11 años en Mendoza, nos hizo llegar un completo informe sobre el uso del herbicida glifosato, objeto de controversia desde el punto de vista toxicológico y ambiental. Su uso, necesario en algunos casos en el campo, implica problemas que hay que conocer a la hora de realizar la certificación orgánica de un cultivo.
El informe, que reproduciremos a continuación, reúne datos generados y sintetizados por instituciones de prestigio como el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet, dependiente del Gobierno argentino), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (más conocida como FAO, sus siglas en inglés), la Universidad Nacional de La Plata, la empresa internacional certificadora de productos orgánicos Argencert y la propia compañía AGQ Labs, gerenciada en Mendoza por el ingeniero Luis Di Giácomo.
¿De dónde vienen los residuos de glifosato en productos orgánicos?
A pesar del gran esfuerzo técnico y cultural que implica para un productor lograr el ansiado sello de calidad orgánico, y pese a haber cumplido con todas las fases del proceso, viene ocurriendo con cierta frecuencia que se detectan residuos de algunos herbicidas en entornos orgánicos.
Dentro de estas sustancias prohibidas para la certificación que se pueden encontrar en los análisis, el problemático glifosato es la más frecuente. Los debates para establecer como llegó allí el herbicida han sido intensos y de larga data.
Sin entrar en el análisis de la toxicología, que no es el motivo de este artículo, la pregunta es: ¿de dónde viene el glifosato que encontramos en vinos, frutas o granos que han sido producidos como orgánicos? Porque su presencia a nivel de trazas puede tirar por la borda años de trabajo.
El fitosanitario más usado
De unos 1.000 productos fitosanitarios que en el mundo se utilizan de manera más o menos frecuente, seguramente el glifosato no es el más nocivo, pero sin duda hoy es el que más controversia y polémica suscita a nivel global. Y no es de extrañar, si tenemos en cuenta que es el herbicida másusado en todo el planeta.
La compañía multinacional Monsanto patentó la molécula llamada Glifosato (N-(phosphonomethyl)glycine, C3H8NO5P, CAS 1071-83-6) en los años ’70, y empezó a comercializarlo en 1974 en todo el mundo con el nombre de Roundup®. Esta patente expiró en el año 2000, y hoy en día se pueden encontrar en el mercado muchos productos en cuyas formulaciones se incluye este principio activo. Su principal uso es como herbicida de amplio espectro para eliminación de malezas. Pero no es esta su única aplicación, ya que también se usa, por ejemplo, como madurante en caña de azúcar.
Este producto está ligado a una importante polémica en cuanto a sus consecuencias para la salud humana y su impacto ambiental.
¿Cuánto glifosato se aplica realmente?
Según un estudio publicado en 2016 por la revista Environmental Sciences Europe, desde su lanzamiento, en toda América se han aplicado 1,8 millones de toneladas de glifosato, y en todo el mundo 9,4 millones de toneladas. Para hacernos una idea, esto equivale al agua de 2.300 piscinas olímpicas.
Hasta los ’90, la aplicación fue más o menos controlada, pero el lanzamiento de variedades transgénicas de soja y maíz resistentes hizo que su utilización creciera exponencialmente.
El sistema de siembra de labranzas reducidas, el manejo de barbechos y las siembras directas sobre el rastrojo de los cultivos antecesores se han masificado a tal punto que se calcula que en Argentina casi el 100% de la cadena de producción de granos usa estas tecnologías.
El control de malezas en cultivos en línea (fruticultura, viticultura, olivicultura) se basa en la mayoría de los casos en el uso de glifosato. Y la limpieza de lotes con destinos hortícolas en la previa a las siembras o trasplantes consume glifosato.
En Estados Unidos, de los 5,5 millones de litros que se aplicaban a fines de los ’80 se ha pasado a más de 150 millones de litros al año.
En países como Colombia o Perú también se ha utilizado masivamente para erradicar plantaciones de cannabis.
Otro vector de aumento de su venta fue su utilización doméstica en jardines a partir de mediados de los ’90.
Dinámica del glifosato en los entornos agrícolas
Los estudios de la dinámica de los activos usados en la producción agrícola moderna forman parte del paquete mínimo exigible para que un producto sea comercial. No sólo se trata de la toxicología, sino también de la ecotoxicología, el impacto ambiental y todo efecto que sea relevante, ya que no habrá permisos de uso sin las certezas mínimas exigibles por las diferentes legislaciones.
Para entender esta dinámica, se estudia cómo un producto se degrada en el suelo, o en el agua, cómo se mueve, cuál es su vida media y cómo es el ciclo de sus metabolitos.
En el caso del glifosato, se sabe que la degradación de este compuesto en los suelos va a depender del entorno, pudiendo ser biótica (microbial) o abiótica (fotodegradación o degradación química), y que el período de degradación va a ser de 50 a 280 días, dependiendo del pH d y de la temperatura.
También se ha comprobado que en suelos con gran actividad microbiana y microfauna se degrada en pocos días. No obstante, el metabolito del glifosato (AMPA), puede tener una persistencia de hasta 950 días. La información sobre el movimiento y la persistencia del glifosato en suelos es muy variada.
Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), el glifosato que llega al suelo es fuertemente absorbido, incluso en terrenos con bajos contenidos de arcillas y materia orgánica. Por ello, aunque es altamente soluble en agua, se considera que es inmóvil o casi inmóvil, permaneciendo en las capas superiores del suelo, con pocas probabilidades de percolación y bajo potencial de escorrentía.
En cuanto a su impacto en el agua, el glifosato puede llegar al ecosistema acuático por aspersión accidental, por deriva o por escorrentía superficial. Tiene una alta solubilidad en agua (12 gramos/litro a 25ºC), pero su persistencia parece que es menor en este medio que en suelos. Todos los estudios realizados coinciden en que esta persistencia va de 12 a 60 días. No obstante, es bastante fácil encontrar fuentes de aguas con niveles superiores a los establecidos en las distintas legislaciones. Aquí también hay variaciones, ya que, por ejemplo, en Estados Unidos el límite es de 0,7 partes por millón, mientras que en Canadá es de 0,28 y en España de 0,01. Como puede observarse, las diferencias son más que significativas.
¿Qué pasa con el glifosato que ingresa en el ecosistema agrícola?
En parte, el herbicida va a las malezas que se busca controlar. Pero se calcula que de un 20 a un 30% de las aplicaciones no llegan al área que se tiene como objetivo.
La eficacia de las aplicaciones depende de condiciones que varían notablemente. Aún bajo el alcance de buenas prácticas agrícolas, las pérdidas de los productos ocurren y la dinámica en el ambiente incluye transferencias contínuas entre todas las matrices que componen el entorno agroecológico. Y aunque este movimiento normalmente ocurre entre áreas adyacentes, los estudios han demostrado que pueden implicar distancias mayores por efectos varios (vientos), y que el glifosato sea detectado en lugares alejados del lugar en donde originalmente fue aplicado.
Diversos son los trabajos científicos que determinaron presencia de glifosato y sus metabolitos en la atmósfera cercana a las zonas de aplicación, lo que indicaría movimientos de corto alcance principalmente en asociación con partículas, por ejemplo, de suelo. La probable dinámica atmosférica es que sean transportados (viento) para luego ser devueltos a la superficie por deposición húmeda (lluvias) y/o secas (vientos).
La deposición húmeda se considera la ruta predominante para eliminar el herbicida de la atmósfera.
Estudios de la concentración de glifosato en muestras de agua de lluvia, de la región de la Pampa Húmeda en Argentina, han demostrado que pueden aparecer en pequeñas concentraciones de 1,5 microgramos / litro en promedio, pero con valores máximos cercanos a 8 microgramos/ litro, o sea una concentración más alta que la detectadas en otros países, posiblemente como consecuencia de las dosis agronómicas mayores.
Glifosato y metabolitos también se detectaron en suelos, con niveles mayores de concentración en aquellos asociados a cultivos del complejo oleaginoso, en particular al complejo sojero, lo que puede constituir otra importante fuente a considerar en la dinámica.
Por lo tanto, es posible que aún en culturas de producción orgánica haya aportes de glifosato sobre los cultivos, provenientes de partículas de suelos contaminadas movidas por los vientos o por deposiciones húmedas, como rutas para eliminar ese glifosato presente en la atmósfera del entorno agrícola.
Límites permitidos
Como todos los plaguicidas regulados, el glifosato tiene establecido límites de residuos máximos (LMR). En Argentina, los valores varían según los cultivos desde mínimos de 0,1 mg/ kg en batata, por ejemplo, hasta máximos de 50 mg/kg en forraje seco, lo que tiene la coherencia de estar relacionado con las dieta humana y la manera en que esos residuos llegan al consumo.
En Estados Unidos, estos límites van del 0,1 mg/kg en algunas semillas, a 0,2 mg/kg en la mayoría de las frutas (fresa, aguacate, manzanas, uva, etcétera), y hasta 20 y 30 mg/kg en algunos cereales.
En la Unión Europea son similares, aunque algunas frutas como la uva de mesa tienen más tolerancia, hasta 0,5 mg/kg.
Si tenemos en cuenta que gran número de pesticidas tienen como límite 0,01 mg/kg, podemos afirmar que el límite que las diferentes legislaciones establecen para el glifosato es bastante más alto que el de otros muchos ingredientes activos.
Esto último no tiene por qué significar que el límite de este herbicida es más permisivo que el de otros compuestos, ya que se supone que es el resultado de estudios de su impacto toxicológico y ecotoxicológico, pero da una idea del riesgo del producto, que por ejemplo para la legislación argentina entra dentro de de la «Categoría IV – Producto que normalmente no ofrece peligro».
En definitiva, el efecto nocivo de un plaguicida va a depender de sus propiedades tóxicas y de la dosis en que sea aplicado. Como decía al famoso alquimista y médico suizo, Paracelso, “todo es veneno y nada es veneno, la diferencia está en la dosis”.
Pero todas las producciones con sello orgánico no admiten residuos de glifosato ni de sus metabolitos. Por lo tanto, en estos casos, el LMR es de 0,00 mg/ kg.
Resultados de laboratorio
AGQ Labs viene analizando la materia activa glifosato desde hace años, tanto en alimentos como en aguas de consumo. La técnica utilizada es Cromatografía Líquido-Masas-Masas (LC-MS-MS), sin duda la instrumentación analítica más avanzada de la que hoy se dispone para este tipo de análisis.
Una reciente estadística de todos los positivos de glifosato en los lugares del mundo donde AGQ tiene sedes, permite aseverar que la cantidad de estos varía sustancialmente, desde valores del 40 % para EEUU hasta el 15 % en España.
Del total, sólo un porcentaje de muestras inferior al 2% está por encima del límite legal o LMR para la totalidad de matrices analizadas, de los cuales la mayor parte son frutas y verduras frescas, jugos, vinos y mostos. Se sabe, positivamente, que en cereales (trigo, maíz, soja, etcétera), caña de azúcar, y forrajes la presencia de glifosato es mucho mayor, dado el uso masivo que se hace en estos cultivos, sobre todo en sus versiones transgénicas.
Más allá de la discusión respecto a la peligrosidad del glifosato, que tendrá que seguir siendo objeto de estudios científicos rigurosos, podemos decir que el bajo porcentaje de muestras con residuos por encima de los LMR (< al 2% ), implica que en general su aplicación se lleva a cabo siguiendo las recomendaciones en cuanto a dosis a aplicar y respetando los plazos de seguridad.
Un desafío para los sellos orgánicos
Como ya dijimos, todas las producciones con sello orgánico no admiten residuos de glifosato ni de sus metabolitos. Pero la dinámica de glifosato, dado su uso masivo, implica en estos tiempos un gran desafío para los productores que buscan obtener sellos de producción orgánica.
Muchos de los clientes de AGQ Labs y Agro Conciencia Argentina S. A. se ven sorprendidos con un resultado positivo de residuos de Glifosato o sus metabolitos o la suma de ambos, con la certeza de no haberlo aplicado, lo que constituye un resultado inesperado que pone en riesgo estrategias de producción y ventas.
Esto es también un conflicto para las agencias certificadoras, ya que no pueden otorgarse sellos de calidad garantizada en estas circunstancias, aunque las concentraciones detectadas sean informadas sólo como trazas.
Desde el punto de vista de AGQ Labs, en agroecologías con alta carga de glifosato por el entorno o perfil productivo habrá que analizar muy bien si es posible llegar a producciones totalmente libres de este producto, haciendo, de ser necesario, análisis del entorno, en particular el suelo, el agua y por qué no el historial agrícola.
¿Qué es la agricultura orgánica?
La agricultura orgánica es un sistema de producción que trata de utilizar al máximo los recursos naturales de las fincas donde se practica, dándole énfasis a la fertilidad natural del suelo, la actividad biológica de la fauna y flora propia del entorno, así como minimizar el uso de los recursos no renovables y no utilizar fertilizantes y fitosanitarios, salvo los expresamente aprobados para su uso bajos esta modalidad de producción.
Los objetivos fundamentales de la agricultura orgánica son proteger el medio ambiente, cuidar la agroecología y proveer productos inocuos y de calidad certificada.
La agricultura orgánica involucra mucho más que no usar agroquímicos, ya que implica normas y procesos que deben ser estrictamente considerados si al final se quiere acceder a los sellos que asegura el cumplimiento de éstas. En donde sea posible practicarla, se abre la puerta a una segmentación de las producciones, ya que hay consumidores ávidos por acceder a productos de producción orgánica garantizada, por los que suele pagarse un premio de precio al productor.
Cómo certificar producción orgánica
Existen requisitos específicos para certificar producción orgánica garantizada de la mayoría de los cultivos, actividades forestales y productos agroindustriales ( vinos, mostos, jugos, baby food, etcétera).
Las reglas o normas abarcan desde el período de transición de la finca (lapso de tiempo que la finca debe utilizar métodos de producción orgánicos antes de que pueda certificarse, que va generalmente de 2 a 3 años) a la selección de semillas y materiales vegetales; también incluyen el método de mejoramiento de las plantas, el mantenimiento de la fertilidad del suelo empleado y el reciclaje de materias orgánicas, el método de labranza, la conservación del agua, el control de plagas, enfermedades y malezas y criterios sobre el uso de fertilizantes orgánicos e insumos aceptados, todos requisitos que por supuesto son exhaustivamente auditados y monitoreados, como así también las prácticas y cuidados especiales durante el proceso de industrialización.
Se espera que un producto certificado como orgánico no contenga residuo alguno de principios activos de síntesis, metales pesados u otros contaminantes, salvo de aquellos permitidos y por debajo de los límites máximos autorizados.
¿Cómo obtener la certificación?
Las normas para la agricultura orgánica son creadas principalmente por agencias certificadoras privadas, pero también muchos países han creado normas nacionales. Es el proceso de control que permite garantizar la calidad orgánica de un producto, verificando el cumplimiento de la norma de producción orgánica que corresponda, según sea el mercado destino de dicho producto.
Para el que vende, es una herramienta de mercado. Para el que compra, es una garantía de confianza.
Programa ARGENCERT – Normativa argentina – Ley 25.127
Para la producción orgánica en Argentina, una de las opciones es el cumplimiento del Manual de Normas de ARGENCERT.
Este programa permite a los operadores certificados en Argentina poder comercializar sus productos orgánicos tanto en el mercado interno como en países de la Unión Europea y otros destinos en equivalencia. También permite a operadores certificados en otros países comercializar con destino a la Unión Europea y otros países.
El Manual de Normas de ARGENCERT ha sido confeccionado en cumplimiento con las normas argentinas de producción orgánica de origen vegetal y animal, especificados en la Ley 25.127, sus Decretos Reglamentarios nº 97/01 y 206/01 y la Resolución del Senasa Nº 374/2016 y sus modificaciones, en equivalencia con la norma europea, ley (CEE) Nº 2092/91, resoluciones (CE) N°834/2007 y 889/2008 y sus modificaciones (bajo las condiciones definidas en el Anexo III del RCE 1235/2008).
El Manual de Normas de ARGENCERT ha sido confeccionado en cumplimiento con las normas argentinas de producción orgánica de origen vegetal y animal, especificados en la Ley 25.127, sus Decretos Reglamentarios nº 97/01 y 206/01 y la Resolución del Senasa Nº 374/2016 y sus modificaciones, en equivalencia con la norma europea, ley (CEE) Nº 2092/91, resoluciones (CE) N°834/2007 y 889/2008 y sus modificaciones (bajo las condiciones definidas en el Anexo III del RCE 1235/2008).
Residuos de agroquímicos en productos orgánicos
Dentro de las normas que hemos detallado y para acceder a las certificaciones que aseguran que un producto agroindustrial puede comercializarse como tal, deben realizarse análisis que acrediten la ausencia de residuos de todos los activos o contaminantes, salvo aquellos que estén expresamente permitidos. (por ejemplo, algunas espinosinas).
Fuentes: http://www.fao.org/3/ad818s/ad818s03.htm – https://agqlabs.es/2017/09/12/glifosato-plaguicida-mas-usado/ – http://argencert.com.ar/sitio/certificaciones-y-servicios/certificacion-organica/
Glyphosate and atrazine in rainfall and soils in agroproductive areas of the pampas region in Argentina Lucas L. Alonso, Pablo M. Demetrio, M. Agustina Etchegoyen, Damián J. Marino ⁎ Centro de Investigaciones del Medioambiente (CIM), Facultad de Ciencias Exactas, Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Buenos Aires, Argentina Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Buenos Aires, Argentina.