La Bodega del Fin del Mundo, propiedad de la familia armenio-argentina Eurnekian, está importando a nuestro país los productos obtenidos en su bodega de Armenia. Se trata de los vinos Karas, los que con su nombre -el de las históricas vasijas de arcilla del país asiático- y su forma de elaboración ancestral expresan el terroir de las faldas del monte Ararat (foto principal), donde según registros y hallazgos arqueológicos nació la vitivinicultura hace 6.200 años.
Vinos nacidos en Armenia, cuna de la vitivinicultura, desembarcaron en el mercado argentino de la mano de Bodega del Fin del Mundo. Pionera en el renacimiento de esta industria en Armenia, la marca Karas expresa el legado de los primeros viticultores, hace 6.200 años en el Valle del bíblico monte Ararat.
La bodega Karas Wines, propiedad de la familia armenio-argentina Eurnekian, ya incorporó a su portfolio todos los vinos elaborados en el corazón del Valle de Ararat, a los pies del imponente monte homónimo. Con más de 6 milenios de historia vitivinícola detrás, Karas -que lleva el nombre de la antigua ánfora de arcilla armenia– combina tradición e innovación, liderando el resurgimiento de los vinos armenios y consolidándose como la bodega referente de aquel país asiático.
Es una gran alegría poder compartir en Argentina los vinos que elaboramos en Armenia. Nuestro camino en el mundo del vino comenzó ahí, en la cuna de la viticultura, hace unos 20 años».
JULIANA DEL ÁGUILA EURNEKIAN, presidenta de la Bodega Del Fin Del Mundo.
Tras la independencia del país asiático, parte de la familia Eurnekian volvió a Armenia con la intención de generar trabajo de calidad y un producto de exportación que impactase de manera positiva. Así fue como Karas resultó la punta de lanza para el renacimiento de una industria olvidada.
«Durante la época soviética, Armenia tuvo una fuerte producción de coñac, mientras que el vino quedó relegado y prácticamente inexistente. Con Karas comenzamos a resurgir esta industria vitivinícola y una gran parte de nuestra historia, recuperando tecnologías ancestrales con el uso del karas (ánfora) y tendiendo puentes entre Armenia y el mundo a través del vino», explicó Juliana.
Recientemente, mientras el proyecto de los vinos y bodega Karas ya estaba en marcha, se descubrió la cueva de Areni-1, considerada la bodega más antigua y completa de la humanidad, con unos 6.200 años de antigüedad, y que confirma la profunda tradición vitivinícola de Armenia desde tiempos ancestrales.
Karas está ubicada en el corazón del Valle de Ararat, a los pies del imponente Monte Ararat. Sus suelos volcánicos son extremadamente propicios para el cultivo de vides sanas y con una identidad marcada. Armenia es considerada una de las cunas del vino. Sus suelos volcánicos, el clima continental extremo, la gran amplitud térmica y las cuatro estaciones muy marcadas hacen de este terroir un entorno ideal para lo que Juliana definió como «viticultura extrema».
La tradición bíblica cuenta que en estas tierras, al pie del Monte Ararat, fue Noé quien plantó las primeras vides del mundo. Inspirados en este legado ancestral, la familia decidió recuperar y proyectar al mundo la riqueza de esta tierra única, generando trabajo de calidad y valor de exportación para la comunidad local.
A 1.300 metros sobre el nivel del mar, Karas cultiva variedades como Malbec, Syrah, Cabernet Franc, así como también la emblemática cepa armenia Areni.
A 1.300 metros sobre el nivel del mar, la familia cultiva cepas que se adaptaron de manera excelente, como el Syrah y el Cabernet Franc, y también variedades autóctonas descubiertas en su exploración, como el Areni, hoy cepa emblema de Armenia.
«Es tierra de volcanes y esa energía del suelo volcánico con gran concentración de basalto, tuff y carbonato se siente en cada uno de los vinos. Son vinos de volcán llenos de energía de montaña e historia milenaria… un verdadero viaje a la cuna de la viticultura«, resumió Juliana.
Con sus dos proyectos, la familia se posiciona como pionera tanto en Armenia -donde lidera el renacimiento de la vitivinicultura- como en la Patagonia argentina, donde también fueron impulsores del valle de San Patricio del Chañar, Neuquén.
Bajo la dirección de Juliana Del Aguila Eurnekian, ambas bodegas combinan tradición e innovación, apostando a prácticas sustentables y transmitiendo la esencia de cada terroir: desde el comienzo de la historia vitivinícola hasta el «fin del mundo».
«En Argentina hay mucho interés por descubrir nuevos terruños. El consumidor argentino es orgulloso de su vino, pero también curioso. La llegada de Karas va a dar que hablar: son vinos llenos de energía de montaña e historia, que invitan a conocer Armenia y sus orígenes vitivinícolas», afirmó finalmente Juliana.
Karas en Argentina
Todos los vinos son elaborados con uvas de viñedos propios, con la enología a cargo de Gabriel Rogel, junto con el asesoramiento del reconocido consultor francés Michel Rolland. Karas Wines elabora diferentes vinos que permiten descubrir la riqueza de un terroir volcánico único, moldeado por 6 milenios de historia vitivinícola.
Grand Karas. El vino ícono de la bodega. Grand Karas es un blend que tiene como protagonista al Syrah. Está criado en barricas de roble armenio y francés durante 14 meses y, posterior a su embotellado, descansa otros 12 meses. Precio sugerido: $137.000
Karas Single Vineyard. La máxima expresión del terroir del Valle de Ararat: vinos nacidos de parcelas únicas del Valle del Ararat. La línea incluye Chardonnay, Areni y Syrah. Precio sugerido: $86.500
Karas Reserve. Dos blends que muestran la diversidad del terruño incorporando tecnología ancestral, como es el uso del Karas y el roble Armenio. Cuenta con dos vinos: un Reserve Red Blend (Syrah, Malbec y Cabernet Franc) y el Reserve Areni Sireni (dos variedades indígenas de Armenia). Precio sugerido: $64.000
Karas Classic. Una línea de vinos que es un fiel reflejo de la frescura del terruño. Está compuesto por un Red Blend (Syrah, Malbec y Cabernet Franc), White Blend (Kangun, Chardonnay y Viognier), Areni (Cepa tinta insignia de Armenia). Precio sugerido: $35.000
Kraki Ktor. Un vino naranjo elaborado con uvas Kangun, que es parte de una colección de vinos experimentales. Un nuevo concepto enológico que revela la energía más pura de la tierra volcánica en el Valle de Ararat. Precio sugerido: $84.500














