La 10° edición del certamen Mejor Sommelier de Argentina -que se realiza cada 3 años- tiene abiertas sus inscripciones hasta el 15 de setiembre próximo. La convocatoria, organizada por la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS), es para profesionales de todo el país que quieran poner a prueba sus habilidades técnicas, sensoriales y de comunicación. La competencia, evaluación y actividades complementarias como feria de vinos y charlas educativas, se llevarán a cabo del 1 al 3 de noviembre en el hotel NH Buenos Aires City Hotel de la capital argentina.
La Asociación Argentina de Sommeliers (AAS) convocó a profesionales de la actividad que quieran demostrar sus habilidades técnicas, sensoriales y de comunicación, para que se inscriban al certamen Mejor Sommelier de Argentina, que se realizará del 1 al 3 de noviembre en el hotel NH Buenos Aires City Hotel de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Las inscripciones ya están abiertas y hay tiempo hasta el lunes 15 de setiembre de 2025.
Esta nueva edición, la décima, contará con la presencia de jurados de la industria, la realización de actividades paralelas y una final abierta al público, además de feria de bodegas sponsors e instancias formativas y promocionales. El evento busca tener impacto tanto a nivel nacional como internacional y constituirse en una plataforma para posicionar a la sommellerie argentina como referente en el mundo del vino.
Esta competencia no sólo pone en valor el talento, la preparación y la dedicación de los sommeliers de todo el país, sino que también es una oportunidad para crecer, vincularse con colegas y mostrar lo mejor de la profesión frente a toda la comunidad.
Inscripciones: AQUÍ – Bases y condiciones descargar AQUÍ – Informes mercedesrobert@aasommeliers.com.ar
Experiencias en primera persona
Desde la AAS reunieron relatos de los participantes y jurados de los concursos anteriores, los que reflejan la impresión que deja ser partícipe y testigo del concurso.
Marcela Rienzo: “Esta instancia es una vidriera de nuestra profesión al mundo”.
“Los aprendizajes son múltiples. Tienen que ver con tomar real conciencia de todas las cosas que implican llevar adelante un certamen de estas características, con la seriedad con la que se toma, con los recaudos respecto de todos los lugares en los que puede haber algún tipo de confusión para los concursantes, para que estén tranquilos, para que todo sea lo más ecuánime y transparente posible.
Los desafíos también son múltiples. Sobre todo encontrar las personas idóneas para encargarse en cada una de las áreas y armar equipo. También, por supuesto, conseguir los fondos y darle respuestas a la industria para que siga apoyando, para que vean cómo la sommellerie está creciendo, y puedan sentirse parte de todo.
Los valores que se ponen en juego pasan por el esfuerzo, el trabajo y la investigación, pero sobre todo la dedicación que tiene que tener un concursante que luego va a ser el mejor sommelier argentino. También es muy bueno ver el compañerismo entre los concursantes y el sincero apoyo para los que van a llegar a la final. Es muy importante que se sostenga y se potencie este tipo de instancias porque es una vidriera de nuestra profesión al mundo, Argentina tiene una de las asociaciones más importantes del continente y eso se debe también a representantes que hemos tenido en los últimos años en puestos muy destacados. Por eso es importante seguir apostando a la excelencia, a la capacitación y a la educación como en los grandes países precursores de nuestra profesión en Europa y en el norte del continente”.
Marina Beltrame: “Potenciar estas instancias es una inversión en calidad, visibilidad y proyección”.
“Como fundadora de la AAS tuve el privilegio de organizar el primer certamen con la colaboración de Agustí Torelló, quien había sido presidente del comité técnico en el Mundial 2000 en Canadá, durante la presidencia de ASI de Jacques Orhon.
Organizar un concurso desde dentro de una asociación conlleva múltiples desafíos, pero uno de los más importantes es asegurar la transparencia y la objetividad en todo el proceso.
En este caso, los participantes eran egresados de una única institución, lo que hacía aún más necesario incorporar una mirada externa. Contar con alguien ajeno a la organización fue clave para asegurar un proceso justo y creíble para todos.
En ese sentido, por parte de la organización y el jurado el valor esencial es la equidad. El concurso debe garantizar imparcialidad, transparencia y contención. Es fundamental que los participantes sientan que están siendo evaluados con justicia, y que detrás de cada instancia hay profesionales comprometidos con la calidad y el desarrollo del oficio. En definitiva, potenciar estas instancias es una inversión en calidad, visibilidad y proyección de toda la comunidad del vino”.
Andrés Rosberg: “Cada colega que concursa sale de la competencia siendo un mejor sommelier”.
“Mi primer contacto con el concurso Mejor Sommelier de la Argentina fue como concursante, en la primera edición en 2002. Terminé en el segundo puesto, lo que en el momento me dejó un sabor agridulce. Sin embargo, con el tiempo me di cuenta de que mi participación me había hecho crecer como profesional, y principalmente me había hecho madurar en lo personal también.
Ya a cargo de la AAS, comprendí que los concursos de sommellerie son la herramienta más poderosa que tiene nuestra asociación para promover y difundir la profesión en argentina. Se convirtieron en un objetivo central de nuestra gestión, y así organizamos cinco concursos nacionales, más el panamericano de 2009 y, como broche de oro, el mundial en 2016 en Mendoza. La Argentina se convirtió rápidamente en una de las capitales de la sommellerie global, y este posicionamiento impulsó a su vez la proyección de nuestros profesionales y vinos en el mundo.
El desafío de organizar este tipo de instancias es enorme, y más al principio, cuando el presupuesto, los recursos humanos, la infraestructura y la experiencia eran casi nulos. Conseguir apoyos, elegir una sede, convocar a los concursantes o difundir el evento es tan sólo el principio: hay también que garantizar ecuanimidad absoluta y organizar concursos cada vez más complejos y exigentes. Y, por último, es vital hacer todo esto con total transparencia, con participación de todas las instituciones educativas que componen la AAS. Esto no solo hace que los resultados sean incuestionables, sino que también ayuda a que cada escuela conozca la trastienda de los concursos al detalle y pueda así mejorar su oferta educativa y entrenar mejor a sus candidatos para futuras competencias.
Matías Prezioso: “Estar expuesto a la presión de las distintas pruebas deja un aprendizaje muy grande”
“El primer desafío que implica organizar el certamen Mejor Sommelier de Argentina es el de tener completa confidencialidad en la organización y mucha objetividad, tanto en el armado de las pruebas como a la hora de la corrección. Por otro lado, es necesario ponerse constantemente en la piel del concursante, porque a veces armar una prueba, o una pregunta puede parecer simple cuando uno la arma sentado en el sillón o en un escritorio; pero al momento de la competencia implica un nivel de nervios que hace mucho más difícil encarar ciertas situaciones.
La experiencia de atravesar un concurso es muy nutritiva. La experiencia previa que significa estudiar y repasar cosas que uno tal vez estudió en la carrera, implica muchas veces armar grupos de estudio con colegas. Tanto la capacitación como la idea de prepararse en comunidad es un proceso muy lindo. Y eso de alguna manera se potencia con la experiencia concreta de la competencia. Estar expuesto a la presión de las distintas pruebas deja un aprendizaje muy grande. Incluso a los que no les haya ido tan bien, si buscan seguir compitiendo y ponerse más ambiciosos, esa experiencia sin duda les va a servir que les vaya aún mejor la siguiente vez.
Fuente: Asociación Argentina de Sommeliers (AAS)
















