En esta nota de opinión, el vicerrector de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), docente y miembro activo de la Organización Mundial del Enoturismo (OMET), el mendocino Gabriel Fidel, fundamenta por qué el éxito de un destino turístico depende en gran parte del modelo de gobernanza que se adopte, y por qué este concepto es cada vez más importante para la gestión de los destinos.
El desarrollo del turismo, y por ende el enoturismo, requiere una nueva visión acerca de cómo deben gestionarse los territorios, los destinos. Por eso proponemos un modelo de gobernanza de turismo responsable, que ponga el foco en dar satisfacción tanto al turista como a los residentes. Esto último es muy importante, ya que el compromiso y la conciencia turística de la población local favorece el desarrollo socioeconómico de los destinos turísticos y les dan mayor estabilidad.
En un contexto de globalización, la necesidad de mejorar la competitividad de los destinos turísticos es una preocupación primordial, tanto para los gobiernos como para el sector privado y la academia, que confluyen en la necesidad de implementar procesos de gobernanza más inclusivos si se quiere evitar que los destinos terminen en un proceso de maduración acelerada, de una caída y crisis.
Entendemos que todo modelo exitoso de gobernanza debe tener en cuenta cuatro aspectos:
- En primer lugar se debe definir cuál es la plataforma de gestión a partir de la cual se estructura el destino (modelo de gobernanza).
- Seguidamente, hay que poner énfasis en cómo es la distribución del poder, cómo se construye un consenso basado en la cuádruple hélice (estados, empresas, academia y sociedad civil).
- En tercer lugar, hay que tener en cuenta cómo se favorece y asegura la participación de todos los actores para que sea lo más inclusivo posible.
- Finalmente, tener el convencimiento que este proceso de construcción de una gobernanza responsable es el mejor camino para favorecer una mejor toma de decisiones sobre las acciones y políticas turísticas. Que no se haga sólo por conveniencias políticas sino porque somos concientes de que es la forma más adecuada para enfrentar con acierto el desafío de conformar redes de gobernanza hacia el éxito de los destinos turísticos.
Gobernanza en planificación y gestión
Desde una perspectiva de la gestión pública y las políticas públicas, la gobernanza debe entenderse como una acción en red, transversal, plural y participativa. La evidencia empírica muestra que aquellos destinos que optan por implementar este tipo de modelos de gobernanza en la planificación y la gestión, obtienen mayores logros de corto y largo plazo, son más sustentables desde el punto de vista económico, social y ambiental, logran un mayor compromiso y evitan el rechazo de sus comunidades locales.
La gobernanza responsable debe comprometer a todo el nivel político sin excepción y a los componentes técnicos de la administración pública, a las entidades de la sociedad civil y cámaras empresariales y al nivel académico y científico, interrelacionándose desde las distintas disciplinas hacia el necesario enfoque multidisciplinario que es propio del turismo.
Nuestro concepto de gobernanza responsable incluye la creación de redes colaborativas, la cooperación, el consenso y la coordinación de todos los actores que en forma directa o indirecta están involucrados en la complejidad de la cadena de valor del turismo. Involucra todo el proceso de toma de decisiones públicas y privadas que coadyuven a mejorar la gestión de los conflictos de intereses que se producen de forma inevitable en el turismo».
Gabriel Fidel
En este sentido, se deben propiciar espacios de interacción dinámica en los que los diferentes actores del clúster turístico se relacionen, acuerden un sistema de gestión y desarrollo ampliamente aceptado por todos, se genere confianza mutua y eso contribuya a mejorar las decisiones colectivas.
Además, y como ha quedado demostrado en los destinos en cuya planificación estratégica incorporan modelos de gobernanza responsable, este tipo de estrategias mejoran la competitividad de los destinos turísticos y el aumento de la cantidad de visitantes. Por el contrario, la ausencia de las mismas dificulta el desarrollo sostenible, aumenta el conflicto entre los actores y en el ecosistema, y pone en riesgo el éxito de las políticas turísticas.
Los destinos turísticos deben respetar el estilo de vida, los usos y costumbres de las poblaciones y evitar que el crecimiento del turismo sea percibido como un avasallamiento del modo de vida de los habitantes, por lo que se requiere un abordaje de planificación verdaderamente inclusivo.
Para el desarrollo del turismo no alcanza con generar estrategias de promoción o desarrollo de infraestructuras. Los nuevos modelos de gobernanza responsable son necesarios para superar los sistemas de gestión tradicionales, que no tienen la capacidad de enfrentar las múltiples necesidades que demanda el turismo actual. En consecuencia, los planes de desarrollo turístico impulsados por las administraciones políticas deben promover espacios de articulación con el sector privado, la sociedad civil y la academia.
El sector turístico es muy sensible a los fenómenos globales y a los problemas de gestión locales. A partir del proceso de globalización, las nuevas tecnologías de información y de comunicación revolucionaron la actividad turística en el mundo. Los cambios ocurridos en el turismo en las últimas décadas son de tal dimensión e intensidad que su impacto social, económico, cultural y político han obligado a replantear la forma de gestionar la actividad.
El nuevo modelo de turismo globalizado
El turismo se ha globalizado y eso ha llevado a la transformación del modelo turístico tanto a nivel de la empresa como del territorio o destino. En el nuevo modelo de turismo globalizado, conviven formas tradicionales con nuevas tendencias de consumo y comercialización y de organización de la actividad turísticas que cambió y sigue cambiando los flujos turísticos mundiales en cantidad y en calidad.
Un fenómeno global como la pandemia del Covid, mostró recientemente que el sector con mayor impacto negativo fue el turismo. Además del impacto de los conflictos bélicos, la geopolítica tiene también un fuerte impacto en el desarrollo de los destinos turísticos. La reconfiguración de bloques políticos o comerciales impactan en los flujos de viajeros en cantidad y en origen de los mismos.
De igual modo ocurre con la gestión local. El esfuerzo que se hace de inversión privada tanto en el desarrollo de la oferta como de la promoción turística, se destruye cuando fallan las políticas de los gobiernos en dar respuestas a los problemas de inseguridad, de rutas y accesos viales, de la falta de cuidado del ecosistema paisajístico, de la mala señalización, la oferta informal que genera una competencia desleal o la mala prestación de servicios básicos.
En tal sentido, la Gobernanza Responsable es la respuesta más adecuada e implica que asumamos el desafío de identificar y proponer soluciones a los problemas que imposibilitan un adecuado desarrollo de la actividad turística. Nuestros planes de desarrollo turístico deben superar los modos tradicionales de gestión del territorio e impulsar otros modelos de gobernanza. No alcanza con que aumente el número de visitantes y el volumen de ingresos, el desafío es crecer y a la vez respetar y mejorar la calidad de vida de la población local.