Con el disparatado argumento de que «el vino favorece las reuniones sociales y los cumpleaños» o de que «provoca situaciones de violencia en muchas familias», unos 40 municipios de 9 provincias han limitado o prohibido la venta de vino en sus jurisdicciones. Esa disposición contradice los decretos presidenciales de cuarentena, que exceptúan de cualquier restricción a la industria de la alimentación. Instituciones que están enfrentadas en temas de política vitivinícola, dieron muestra de unidad en defensa de la bebida nacional, reclamando fuertemente ante diversos organismos de gobierno contra este desatino.
Sin ningún criterio razonable, ni respeto por las libertades individuales, ni consideración por una actividad económica que da trabajo a cientos de miles de personas en Argentina, unos 40 municipios de Catamarca, Córdoba, Chaco, Jujuy, La Rioja, Misiones, Neuquén, Salta y Santiago del Estero han restringido o directamente prohibido al comercio la venta al público de nuestra bebida nacional. Esas disposiciones, firmadas por funcionarios municipales «iluminados» de, por ejemplo, Rosario de la Frontera en Salta o Rincón de los Sauces en Neuquén, van en contra de lo dispuesto en el decreto presidencial 297, “que estableció el aislamiento social preventivo y obligatorio, pero exceptuó a la industria de la alimentación”, según alerta un comunicado de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar).
Esa ola de prohibiciones, que no se entiende sino como una fallida interpretación de la realidad o una suerte de proteccionismo fundamentalista, generó airadas protestas de entidades vitivinícolas que se encuentran enfrentadas entre sí por cuestiones de representación institucional o intereses económicos, tales como Coviar & Unión Industrial Argentina vs Bodegas de Argentina & Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, de Mendoza.
Según reflejan varios medios periodísticos provinciales y nacionales, tales como diario Los Andes de Mendoza, El Día de la Plata o Infobae, dirigentes de la industria y referentes sociales se pronunciaron rápidamente contra la prohibición.
Eduardo Sancho, uno de los directores de la Coviar, además de presidente de Fecovita y titular de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas de Argentina (Acovi), manifestó: «El vino tiene una graduación más baja que otras bebidas alcohólicas y prohibirlo es como prohibir comidas porque la gente come en exceso durante una cuarentena”.
José Zuccardi, bodeguero y presidente de la Coviar, señaló: “El vino, en nuestra concepción cultural, y desde el punto de vista del código alimentario argentino, es un alimento, parte de la dieta mediterránea, nos negamos a verlo como una bebida alcohólica. Pedimos que se unifique el criterio, porque son decisiones que están tomando los intendentes y que están yendo contra la legislación”. Y explicó: «El hecho de que bares y restaurantes estén cerrados hace que perdamos una parte importante de la distribución de la industria, pero es inevitable que así sea, la salud está primero. Lógicamente, toda la industria de ve afectada y por eso elevamos una serie de pedidos apuntados a lo que la vitivinicultura necesita para paliar en parte estas pérdidas”.
Francisco Do Pico, vicepresidente de Bodegas de Argentina e integrante del Consejo Directivo de la Unión Industrial Argentina, dijo: «Nosotros, como cámara empresarial (en referencia a Bodegas), le hemos enviado una nota al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, por este tema, para que hable el gobierno nacional con las provincias, para levantar estas restricciones. Es un tema que afecta a la industria en su totalidad, y esperamos que estos municipios que han puesto estas restricciones las levanten a la mayor brevedad posible, especialmente en aquellas provincias vitivinícolas como Salta, Neuquén, La Rioja, Catamarca, incluso Córdoba«.
Patricia Ortiz, presidenta de Bodegas de Argentina y titular de Fincas Patagónicas y Bodega Tapiz, relató: “Estuve en contacto con el presidente de la Cámara de Vinotecas, ellos también están muy preocupados. Muchas bodegas, sobre todo las que no tienen venta en supermercados, están sufriendo los efectos del cierre del turismo y de las vinotecas». Y tras aceptar que en cuarentena puede aumentar el consumo de alcohol, pero que en el caso de los vinos se trata de un consumo medido y en combinación con las comidas, agregó: “Se toma más vino porque la gente come en su casa y puede almorzar con una copa”.
Gabriel Fidel, economista, docente universitaria, parlamentario del Mercosur y referente en enoturismo, opinó a través de la red social Twitter: «En 9 provincias prohiben la venta de bebidas alcohólicas, una decisión que afecta a la industria vitivinícola y llevaría al cierre de muchas pymes. La emergencia no debe llevar a decisiones irracionales. El vino es parte del consumo familiar y es la bebida nacional«.
El Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, entidad fundada en 1942 en San Martín, Mendoza, que reúne a más de 200 establecimientos y productores de la zona, también a través de Twitter, criticó con ironía: «Prohibición de venta de vinos: intendentes de prodigiosas inteligencias lo vinculan con la celebración de cumpleaños o reuniones. Sugerimos reforzar tan luminosa decisión prohibiendo la venta de alimentos en general». Cabe mencionar que esta institución, al igual que Coviar y Bodegas, elevaron una queja formal al gobierno, solicitando «que la Nación interceda ante estas provincias a través de las gobernaciones, y las gobernaciones antes esos municipios, tratando de dar un orden a todo esto», según manifestó a Enolife Mauro Sosa (foto), director ejecutivo del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este.
Hasta última hora del día de ayer, jueves 9 de abril, las instituciones vitivinícolas mencionadas en esta nota aguardaban respuestas de los organismos de gobierno ante los cuales plantearon el problema.