El pasado 15 de noviembre, la empresa nacida en Francia hace 130 años y con presencia en Argentina desde 1998, convocó a clientes, referentes de instituciones, proveedores y prensa a su nueva finca de Ugarteche, Luján, Mendoza, la cual está destinada especialmente a la producción de plantas madre de portainjertos. Allí los asistentes pudieron degustar las notables microvinificaciones realizadas en su bodega experimental con uvas de cepas malbec, cabernet y chardonnay, todas plantas clonales injertadas sobre pie americano, producidas en Mendoza y certificadas por el Instituto Nacional de Semillas (Inase).
Vivero Mercier celebró sus 25 años de presencia en Mendoza, desde un día de 1998 en que la apuesta de la familia francesa Mercier de invertir en Argentina comenzó en un pequeño predio de La Remonta, Campo de Los Andes, Tunuyán, en el Valle de Uco mendocino. Desde aquella producción pionera de 500 estacas en macetas y 4.500 estacas en el suelo, con injertos soldados enviados desde Francia, hasta el presente con sus dos fincas en Perdriel y Ugarteche, el vivero ha criado y distribuido en 20 provincias argentinas sus plantas de vid certificadas, de calidad comprobada y cada vez más adaptadas a los rigores del cambio climático, que en Mendoza se expresa con una pronunciada sequía y fenómenos climáticos extremos.
Con esas cepas, para dar pruebas de calidad y eficiencia, así como para testear sus investigaciones en el campo de la genética de las vides, Vivero Mercier elabora vinos en su bodega experimental, los cuales además de ser degustados por clientes y amigos en ocasiones especiales como la del pasado miércoles 15 de noviembre, han obtenido reconocimientos en concursos locales e internacionales.
Con la variedad Marselán recibimos premios en Vinandino, Evico y, en blends con bonarda, en el Concurso Nacional de Vinos Bonarda Argentina».
Laura Bree, responsable de Investigación, Desarrollo, Innovación y Sustentabilidad de Vivero Mercier
Al respecto, la licenciada Laura Bree, responsable del Departamento de Investigación, Desarrollo, Innovación y Sustentabilidad del vivero, señaló: “La variedad Marselán recibió diversos reconocimientos en la categoría Innovación, en el Concurso Internacional de vinos Vinandino 2015; Mejor vino cosecha 2016 en la edición de Evico de ese año; y medallas de Oro y Plata en blends con bonarda en el Concurso Nacional de Vinos Bonarda Argentina”.
En materia de investigación, Vivero Mercier fue parte del equipo que logró obtener por primera vez en el mundo la secuenciación «De NOVO» del genoma malbec, y recientemente fue reconocido con el 1er Premio en «Excelencia en Innovación» otorgado por la Fundación UNCuyo en la categoría grandes empresas, el más alto reconocimiento en innovación en la provincia de Mendoza.
Otro hito de trascendencia de Mercier ha sido su participación en el proyecto Iberogen -que se inició en 2017-, el cual se lleva adelante en colaboración con el IBAM-Conicet-UNCuyo para el estudio de las bases genéticas de distintos clones de malbec y su adaptación al cambio climático.
La nueva vitivinicultura desembarca en Mendoza
La historia de Mercier en la Argentina comenzó a escribirse en 1998, cuando la empresa francesa Pépiniéres Mercier -cuarta generación de viveristas- decidió explorar nuevos horizontes para la venta de sus plantas de vid.
El nacimiento de una nueva vitivinicultura y la proyección que se visualizaba para el vino argentino fueron las bases para que la familia Mercier junto con el entonces llamado “Vivero de los Altos” dieran los primeros pasos de lo que hoy es Vivero Mercier Argentina.
Nuestra primera sede fue en un vivero californiano que se vendía en Perdriel, Luján… Era el lugar perfecto, porque tenían tecnología del primer mundo y además estaba Don Segundo Vargas, un encargado peruano que nos transmitió sus conocimientos durante años».
Daniel Bergamín, gerente de Producción de Mercier Argentina
Ese primer año, Mercier entregó plantas producidas en Francia a 5 proyectos mendocinos. Luego de la participación del vivero en la Sitevi Mercosur del ‘98, se observó un aumento en la demanda de plantas injertadas de vid que hicieron crecer la idea de producir plantas en Argentina, bajo el know how de Pépiniéres Mercier. Al respecto, recordó el ingeniero Daniel Bergamín, gerente de Producción de Mercier Argentina: “La primera producción consistió en estacas con injertos soldados desde Francia, que se criaron en un predio de La Remonta, Campo de los Andes. Fueron 500 estacas en macetas y 4.500 estacas en suelo”.
Jean Pierre Mercier, con sus hijos Miguel y Guillaume, convencidos con esa primera prueba, iniciaron la búsqueda de un lugar para construir invernaderos y un taller de injertación.
“Nos enteramos de que un vivero californiano instalado en Perdriel, Luján de Cuyo, llamado ‘Vinífera Sudamericana’ había puesto en venta sus instalaciones porque se retiraba del país… El lugar era perfecto, la tecnología que poseía era del primer mundo, algo impensado para nosotros y, además, contábamos con la presencia de Don Segundo Vargas, un joven peruano que oficiaba de encargado, el cual nos acompañó durante algunos años transmitiéndonos sus conocimientos”, relató Bergamín.
El aprendizaje del equipo local incluyó viajes a Francia para aprender los principios básicos de la producción de plantas injertadas, de la mano de una empresa experta en la materia que ya atesora más de 130 años de trayectoria y tiene presencia en más de 35 países en todo el mundo.
Sustentabilidad, innovación genética y plantas orgánicas
En el encuentro para celebrar el 25 aniversario, en la finca de Ugarteche, el empresario Miguel Mercier, llegado desde Francia para la ocasión, detalló el proceso vivido por el grupo desde su desembarco en Argentina.
No fue siempre fácil, pero lo vivimos con alegría y optimismo. Y estamos convencidos que el camino es el de la inversión, alineados a los nuevos valores como la sustentabilidad, la innovación varietal y genética y la producción de plantas orgánicas”.
Miguel Mercier, presidente de Vivero Mercier a nivel global, de visita en Mendoza
En sus instalaciones de Perdriel, en el año 2000, se realizó la importación y montaje de 4.000m2 de invernadero multicapilla Richel. Al año siguiente, ya se realizaron las primeras selecciones masales de malbec. En 2003 se logró a la firma del contrato de licenciamiento de marca para la producción y comercialización en todo el territorio argentino, de clones franceses, bajo la marca Entav-INRA.
Un año más tarde se construyó la bodega experimental y el laboratorio enológico, en la cual se realizaron las primeras vinificaciones técnicas con objetivos experimentales y de investigación. En 2007 se produjo y entrega la primera planta injertada certificada por el Inase.
El camino de la certificación llevó a Mercier a uno de los hitos más importantes de su historia, cuando en el 2012 se produjo y presentó la primera planta certificada de malbec clonal argentino injertada sobre pie americano.
La composición de la empresa cambió en el año 2018, cuando el 100% del paquete accionario fue adquirido por el Grupo Mercier.
Otro hito de trascendencia ha sido la participación de Mercier en el proyecto Iberogen -que se inició en 2017-, el cual se lleva adelante en colaboración con el IBAM-Conicet-UNCuyo para el estudio de las bases genéticas de distintos clones de malbec y su adaptación al cambio climático.
En 2021, el vivero inició sus primeras gestiones en acciones sustentables, con la participación en la redacción del Protocolo de Sustentabilidad para Vivero de Bodegas de Argentina. En este sentido, en 2022, Mercier obtuvo la certificación de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y este año fue distinguido con el Sello Luján Sustentable.
Con 46 millones de plantas vendidas y un 60% del mercado argentino
Vivero Mercier tiene presencia con sus productos en 20 provincias argentinas, en viñedos desde Jujuy a Santa Cruz, y desde la Costa Atlántica hasta la cordillera de los Andes. Su participación en el mercado de plantas injertadas representa el 60% del total nacional. Cerca de 2.000 clientes y un total de 46 millones de plantas comercializadas a lo largo de su historia confirman el liderazgo de la empresa, que se sigue proyectando con firmeza como un eslabón clave de la vitivinicultura argentina.
“Lo que se viene para el vivero es el aumento de la producción de plantas certificadas, alcanzar la certificación en sustentabilidad y avanzar en la certificación de plantas bajo producción orgánica”, señaló el ingeniero Bergamín sobre los planes a futuro de Mercier. Además, contó que existe la intención de incorporar variedades resistentes al portfolio de productos y crecer en la mecanización y automatización de los procesos.
“Tenemos el orgullo de poder decir que somos el primer vivero de la Argentina en certificar plantas de vid, injertadas sobre pie americano y el único que posee una bodega experimental para el estudio de sus materiales”, añadió Bergamín.
La apertura del vivero hacia la comunidad de Mendoza ha sido otro sello que lo ha distinguido a lo largo de su historia. Siempre se ha mostrado dispuesto a recibir a estudiantes, técnicos y profesionales interesados en conocer el proceso de producción de plantas de vid. Como dato, en lo que va del 2023, bajo el programa «Vivero Puertas Abiertas», se han recibido a unas 1.000 personas entre visitas técnicas e institucionales. También cuenta el Vivero con un programa de pasantías que permite realizar prácticas profesionalizantes a estudiantes secundarios y universitarios.
Por otro lado, el Vivero ha contribuido a la creación de los viñedos del aeropuerto de Mendoza, en la Enoteca, el Teatro Griego, el Instituto Nacional de Vitivinicultura, el Hospital Central, la Plaza del vino y la Penitenciaría Federal. Además, han realizado donaciones de plantas a escuelas técnicas y proyectos comunitarios, con fines educativos.