La región francesa de Burdeos, famosa mundialmente por su vitivinicultura, afronta una crisis de sobrestock de vino tinto y caída del consumo, por lo cual los productores reclaman al gobierno nacional ayudas económicas para arrancar el 10% de las hectáreas implantadas con esas variedades de vid. El objetivo de las agrupaciones de productores que realizan esta solicitud es evitar que sus empresas se vean obligadas a bajar demasiado los precios y pierdan valor de imagen, y ayudar a los viticultores adultos mayores a jubilarse dignamente, transformando sus viñedos en otro tipo de explotación agrícola. Por ello, reclaman al gobierno francés una compensación de 10.000 euros por hectárea a erradicar, para una supresión total de 15.000 hectáreas.
En el departamento de Gironde, cuya capital es Burdeos, los viñedos bordean las rutas a lo largo de kilómetros y kilómetros y la mayoría de los comercios viven del vino, o de proveer al sector los insumos necesarios. Pero los productores locales aseguran que hay un sobrestock de vinos tintos por la caída del consumo en Francia de esas variedades y del vino en general. En efecto, al final de la Segunda Guerra Mundial el consumo total de vino en el país galo era de 120 litros al año por habitante, y en la actualidad es de 40 litros y se espera que en los próximos años continúe cayendo hasta los 25 litros.
Es por eso que de las 115.000 hectáreas dedicadas a la viña, los productores quieren suprimir al menos un 10%, y piden al ejecutivo francés compensaciones económicas y ayudas para deshacerse de ese abundante stock.
“El 80 u 85% de nuestros viñedos producen vino tinto y hoy en Francia y en otros mercados de exportación hay una caída del consumo y una sobreproducción de vino tinto”, explicó Stéphane Gabard, viticultor y responsable del sindicato de la Denominación de Origen Bordeaux y Bordeaux Supérieur.
Gabard explicó que su región fue la primera en hacer sonar una alarma que ya empieza también a saltar en otras zonas del país. Las crisis se ha incrementado desde el confinamiento por el covid, en un contexto geopolítico que no ha favorecido la recuperación del comercio exterior, con condiciones climáticas que complican las cosechas y una competencia cada vez mayor.
Los hábitos de salud han cambiado con el paso del tiempo, pero también las formas de socializar, hoy hay menos grandes comidas o encuentros familiares que propicien la ingesta del tinto para acompañar la comida. En cambio, se consume más vino blanco o rosado en aperitivos y encuentros sociales. Así, los viñedos de otras regiones con viñedos más diversificados no han sentido el golpe de forma tan pronunciada como esta antigua región vitícola, que en la década anterior se había visto obligada a renovarse para sacudirse una imagen de marca un tanto anticuada.
El gobierno dio luz verde este pasado mes de febrero a la destilación del stock restante, y además anunció una campaña con el mismo objetivo entre julio y octubre de 2023, a un costo estimado de 160 millones de euros, que serán financiada con fondos del Estado francés y de la Unión Europea.
El objetivo es lanzar al consumo y agotar un stock de 2,5 millones hectolitros de vino, principalmente tinto, frente a un stock total de todas las variedades de vino calculado en 3 millones de hectolitros. Pero el sector confía en que hagan nuevos anuncios. “El presidente y el ministro de Agricultura han prometido anuncios, pero si son decepcionantes, mis colegas y yo protestaremos contra esta política”, aseguró Gabard, cuyo sindicato representa a una mayoría de los más de 5.000 propietarios de viñedos de la región.
Los sindicatos reclaman una compensación de 10.000 euros por hectárea para una supresión total de 15.000 hectáreas. Otras regiones, como Languedoc o la Costa del Ródano, no han hecho aún estimaciones de la superficie que habría que arrancar.
Lo que buscan los productores es evitar que haya empresas que se vean obligadas a bajar demasiado los precios y pierdan valor de imagen, pero también ayudar a los viticultores adultos mayores -y con menor capacidad de adaptación al nuevo mercado- a poder jubilarse dignamente, transformando sus viñedos en otro tipo de explotación agrícola.
Al respecto, el responsable del sector agrícola de diversificación de la Cámara de Agricultura de Gironde, François Rauscher, intervino realizando una campaña, que empezó en 2021, incitando a apostar por el uso de esas tierras para gestión forestal, energía, turismo y agricultura de proximidad. Según la institución, un 28% de los viñedos en dificultad desean dedicar sus tierras a nuevas tareas.
Fuente: https://www.atlantico.net