Enóloga de Alpamanta -la bodega de Ugarteche, Luján, Mendoza, que ha desarrollado la primera finca biodinámica de Argentina-, Victoria Brond (40) comenzó su carrera hace 20 años y desde hace 3 se apasionó por la modalidad de trabajo agrícola basada en la filosofía holística, que considera al viñedo como un todo vivo. Durante dos años, Victoria se capacitó en la Asociación Argentina de Agricultura Biológico Dinámica (Aabda), y en la actualidad implementa un laboratorio de microbiología en su lugar de trabajo, donde conduce diferentes proyectos de investigación en conjunto con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), para identificar levaduras nativas y estudiar su viabilidad.
En este primer capítulo del ciclo «El Vino Las Une», que lleva adelante Enolife con el apoyo del Fondo Vitivinícola, entrevistamos a la enóloga María Victoria Brond, egresada de la Universidad Juan Agustín Maza de Mendoza.
Victoria es enóloga en la Bodega Alpamanta, mamá de Vicente, de 5 años, vive en Drummond, Luján de Cuyo y ha estado a cargo de la elaboración de vinos en Chandon, Bodega del Fin del Mundo y Nieto Senetiner, entre otras bodegas argentinas.
Hace 10 años, se acercó a la agricultura biodinámica, que según explica «es una disciplina holística que ve al viñedo como un todo, como un organismo agrícola dentro del cual existen cuatro reinos: el reino mineral que es el suelo, el reino vegetal que en este caso es el viñedo, y todas las especies que coexisten en las coberturas vegetales de los suelos que se desarrollan de forma nativa o implantada en el ecosistema; el reino animal, aportando el abono con su guano y realizando control de malezas; y el cuarto reino, que es el del humano, que tiene una función social importante y viene con su ego a intentar dominar los otros reinos».
Para perfeccionarse en agricultura biodinámica, Victoria realizó una capacitación durante dos años en la Asociación Argentina de Agricultura Biológico-Dinámica.
Esta entidad consigna en su página web que la agricultura biológico-dinámica (o biodinámica) tiene su origen alrededor de los años 1922-1924 ante la preocupación de un grupo de agricultores europeos por la pérdida de fertilidad de los suelos, el aumento de las plagas y enfermedades en sus cultivos, la mala calidad de sus alimentos y el perjuicio en sus animales como consecuencia de la agricultura química, por los abonos químicos y pesticidas que comenzaban a predominar en aquella época. Buscando una solución, los agricultores se acercaron a Rudolf Steiner (1861-1925), escritor y filósofo austríaco creador de la antroposofía, considerada por sus seguidores como una «ciencia del espíritu», fundamentada en el principio de que la naturaleza última de la realidad descansa en el espíritu. Esta filosofía busca elaborar una comprensión holística del hombre y del mundo.
–¿Tu relación con la agricultura biodinámica comenzó antes o después de estudiar enología?
-Cuando estudié no conocía esta ciencia, de hecho en la Facultad no veíamos este tipo de agriculturas, pero por cuestiones de la vida conocí hace más de 10 años las herramientas holísticas con las que me siento más cómoda en mi trabajo. Esto se lo debo justamente a la antroposofía, que me pudo vincular al vino desde el punto de vista de la emoción, y la agricultura biodinámica me permite trabajar con el ámbito de la energía.
–¿Es una práctica que ejercés sólo en el ámbito laboral o también en lo personal?
-La biodinamia es una filosofía de vida, trabaja en el ámbito de las fuerzas, otorgando beneficios inmediatos. Te hace conciente de la alimentación en primera instancia, y experimentar terapias holísticas te permite encontrar respuestas a muchos interrogantes de la vida diaria, se te abre un panorama más completo, lleno de respuestas. Durante los últimos dos años hice mi formación biodinámica, y ahora la voy a hacer de nuevo con mi esposo y mi hijo… Familiarmente, estamos muy cerca de las terapias holísticas, y la agricultura biodinámica nos resulta una hermosa actividad en conjunto.
-¿Cómo trabajan en la finca?
-Trabajamos con los preparados y el calendario biodinámico, que es una herramienta que, aprovechando la energía de los astros, potencia las tareas agrícolas y productivas. El calendario se basa en el ritmo del sol, la luna, los planetas y las constelaciones y fue diseñado por María Thun (1922-2012) que dedicó su vida al estudio de los efectos del cosmos en la práctica agrícola. Los preparados que se utilizan son propios, hechos en base a abono vacuno, arena y plantas medicinales cultivados en la misma finca. Influyen en la dinámica del crecimiento de la planta. Ayudan a sintonizar el suelo con todo el organismo-finca e influencias más amplias mientras incrementa la vida del suelo y la materia orgánica estable. Deben elaborarse a partir de los componentes del propio entorno. De esa manera funcionarán como es debido, integrándose y equilibrando el ecosistema.
-¿Cuáles son los cualidades de los vinos biodinámicos?
-Los vinos biodinámicos mantienen la esencia, la energía innata, propia de los ecosistemas en equilibrio… Es una linda interpretación del terroir en donde hacemos vinos sin agregado de sustancias químicas. Se produce y elabora sin usar productos externos, basándose en que las fincas tienen que generar lo que necesitan dentro de sí; por ejemplo en el caso de los fertilizantes, nosotros producimos nuestro propio compost con subproductos de la elaboración, orujo y escobajo, más guano de nuestros animales, más restos vegetales.
Cuando la uva está lista elaboramos el vino en distintas vasijas, en muchos componentes pequeños, para obtener muchos vinos distintos y después hacemos la suma de los componentes. Usamos ánforas de cerámica, huevos de concreto y la idea es no usar productos enológicos, intentamos hacer todos los vinos sin sulfito, no usamos nutrientes, no clarificamos, ni estabilizamos, ni filtramos ninguno de nuestros vinos. Además no se utilizan levaduras seleccionadas, elegimos las nativas. Intentamos reducir al mínimo el uso de anhídrido sulfuroso y también hacemos vinos sin sulfitos.
–¿Cómo seleccionan las levaduras nativas?
-Desde hace dos años estamos trabajando con el INTA para identificar las levaduras nativas. Al respecto, tenemos varios proyectos de investigación, ahora estamos armando un laboratorio de microbiología para poder hacer mas recuentos.
Las salas para el laboratorio nos las entregaron hace un par de meses, ya la equipamos con el mobiliario y compramos todo el equipamiento y ahora la estamos poniendo en marcha. Es un laboratorio con todos los requerimientos necesarios para hacer recuentos, viabilidad, identificar algunas levaduras en placa. Compramos estufas, microscopios, etcétera.
–¿Cómo es la historia de Alpamanta y qué tuvieron que hacer para poder certificar como biodinámica?
Bodega Alpamanta está ubicada al sur de Lujan de Cuyo, Mendoza. Fue creada en el año 2006 por tres amigos: André Hoffmann, de origen suizo; Jeremie Delencourt, de origen francés; y Andrej Razumovski, de origen austríaco.
Desde sus inicios la bodega aplica la agricultura biodinámica; en el proceso transitamos diferentes caminos eligiendo finalmente el que intenta dejar un lugar mejor que el que encontramos cuando llegamos, para lo que se busca la opción más respetuosa para el reino mineral, el vegetal, el animal y el humano, ya que las granjas biodinámicas son organismos en donde los 4 reinos coexisten, cada órgano u organismo es vital, así como en el cuerpo humano, consideramos al ecosistema como un todo en el que buscamos un equilibrio o convivencia. De este modo con el tiempo todo tiende a un orden natural y saludable y eso se percibe en la simpleza y vitalidad de nuestros vinos.
Puntajes Descorchados Puntajes de Tim Atkin
Desde 2020 elaboramos vinos en nuestra bodega propia, diseñada y concebida con todos los cuidados necesarios para mantener el ecosistema en equilibrio y logran vinos que reflejen nuestro terruño.
Para poder poner en el mercado los vinos biodinámicos hay que obtener certificación internacional «Demeter», para la cual además hay que tener al menos tres años de producción orgánica y estar certificada como tal.
-En particular, ¿a vos qué te genera producir vinos biodinámicos?
-La antroposofía, al ser holística, intenta analizar cuáles son las moléculas que tiene el vino y cuáles las que tu cuerpo puede digerir. Además, haciendo vinos naturales, sin agregados químicos, se puede lograr una mayor cantidad de energía. El vino cumple una función social, la gente lo toma como un ritual, una actividad social y de introspección a la vez. La energía del vino se percibe y nos lleva a lugares, momentos, conectándonos con nuestras sensaciones y despertando emociones, y eso es lo más importante de hacer vinos: emocionar a alguien.
Fuentes: Télam y comewinewithme