La Universidad Juan Agustín Maza y el Foro Diplomático de Mendoza han organizado una charla y debate el 17/9 para considerar si es el momento de cambiar, o no, la Ley de Vinos, sancionada en 1959.
La reciente convocatoria a una reunión para debatir si en Argentina ha llegado ya la hora de actualizar la Ley de Vinos -para muchos una verdadera “Constitución del vino”- revive la polémica sobre la vigencia de una norma jurídica sancionada en 1959, la que en estos 60 años ha tenido innumerables regulaciones e, inevitablemente, transgresiones.
El llamado al “conversatorio” –palabra elegante pero disonante, que sin embargo exhorta al consenso- proviene de la Facultad de Enología y Agroindustria de la Universidad Juan Agustín Maza y el Foro Diplomático de Mendoza (FDM), entidades preocupadas por el futuro del vino y que muestran tino al “promover el intercambio de opiniones entre los actores de la industria vitivinícola”.
El encuentro propuesto, denominado “¿Es momento para actualizar la Ley de Vinos?”, tendrá lugar el 17 de setiembre de 2019, desde las 18.30 hasta las 21.30 en el Aula Magna “Libertador” de la Universidad Juan Agustín Maza. El único requisito para participar es inscribirse con anticipación, gratuitamente, por Eventbrite. Y, al momento de concurrir, llevar un kilo de leche en polvo para colaborar con el Banco de Alimentos.
La convocatoria difundida por los organizadores reza: “El conversatorio tiene por objeto promover el intercambio de opiniones entre los actores de la industria vitivinícola acerca de la necesidad o no de actualizar la ley de vinos de la República Argentina.
“En este contexto, se considera de utilidad conocer los marcos legales de otros países con trayectoria vitivinícola. Motivo por el cual se ha convocado a participar a referentes extranjeros en la temática, para que expongan su experiencia, podamos comparar con nuestra realidad y generar el debate constructivo”.
Esta primera jornada contará con la participación de cónsules y cónsules MC (Mandato Cumplido), de países con antecedentes vitivinícolas, profesionales que están trabajando en la propia industria y académicos relacionados con el sector.
Al finalizar la misma, se producirá un documento con sus principales conclusiones, que servirán para enmarcar futuras actividades al respecto y para ser elevadas tanto al Poder Ejecutivo como al Legislativo.
Un poco de historia del marco regulatorio
La ley nacional N°14878, legisla, en 45 artículos, la industria vitivinícola argentina. Fue promulgada el 6/11/59. Durante 60 años ha sido ampliada y/o modificada con numerosas resoluciones, algunas de las cuales derogan a las anteriores, lo que para algunos técnicos del sector se hace en forma desordenada.
Ley 14878 /59: https://pinot.inv.gov.ar/web_inv/pdf/legislacion/Ley14878.pdf
Al respecto, el abogado Gabriel Bertranou, subgerente de Asuntos Jurídicos del Instituto Nacional de Vitivinicultura, apuntó que el texto completo de la Ley de Vinos puede leerse en la página web del INV y que, de todas las modificaciones por decreto presidencial, la más importante es la sancionada por el presidente Carlos Saúl Menem en 1991. Se trata del decreto no. 2.284/91 de desregulación económica donde, si bien no se cambia el texto artículo por artículo, se incorporan modificaciones conceptuales sobre la desregulación de los cultivos de vid, sobre la reimplantación de viñedos y sobre la venta y despacho de vinos.
Decreto 2.284 /91: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/5000-9999/7539/texact.htm
Transcribimos textualmente los dos párrafos del decreto que aluden directamente a la vitivinicultura:
«…Que la legislación regulatoria de la vitivinicultura estimuló desequilibrios en los mercados del vino, mosto y uva en fresco, alentando o desalentando el cultivo de acuerdo a distintas y contradictorias políticas, mediante cupificaciones, bloqueos, usos obligatorios de las uvas y vinos, e incluso de erradicación de viñedos.»
«…Que por todo ello se torna necesaria la desregulación total y liberación de plantación, reimplantación o modificación de viñedos, como así también la venta y despacho de vino, siendo consecuente la redefinición de las funciones del Instituto Nacional de Vitivinicultura y la limitación de las mismas al control de la genuinidad de los productos vitivinícolas»
Otros en la industria critican lo que consideran una creciente burocratización de la ley, pero todos se amparan bajo su ala.
Un sector de especialistas, los integrantes de la comisión técnica de la Unión Vitivinícola Argentina, pide cambiar la ley pero no en sus fundamentos sino para restarle poder regulador al Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV): «Muchas veces el INV quita a los enólogos la alegría y la pasión por elaborar el vino argentino… El marco legal del vino argentino se ha cerrado tanto que prácticamente la industria trabaja más para cumplir con el INV que para conquistar nuevos consumidores”, sostienen en una nota de opinión publicada en el diario Los Andes el 16 de marzo de 2019.
Pero en los últimos tiempos, el momento más caliente de la discusión se produjo en diciembre de 2017, cuando la entonces diputada nacional por el PRO, la mendocina Susana Balbo, enóloga y bodeguera también ella, presentó un proyecto de modificación de la vieja ley que levantó polvareda y cosechó más rechazos que adhesiones.
El proyecto de ley de la ex diputada (PRO), enóloga y bodeguera Susana Balbo, presentado en diciembre de 2017 : https://www.hcdn.gob.ar/proyectos/proyectoTP.jsp?exp=6291-D-2017
Su plan propone, entre otras cosas, modificar el funcionamiento del INV y utilizar mosto para hacer vinos, una idea que no cayó bien entre la mayoría de sus colegas mendocinos. El punto de discordia es su intención de modificar el artículo 17 de la ley, para posibilitar la refermentación de mosto para elaborar vino. Con esto, se podría fabricar vino todo el año con las reservas de mosto, algo que cuestiona la misma definición de vino expresada en la ley, que debe ser “el producto derivado de la uva fresca y madura”.
Otro tema conflictivo, que eriza la piel de los enólogos más conservadores, es la propuesta de Balbo de permitir agregar al vino un mayor porcentaje de agua proveniente de productos enológicos aprobados. Hoy, el máximo porcentaje permitido es del 2,8%.
Al presentar el proyecto a fines de 2017, Balbo defendió su iniciativa, argumentando que es un aporte “modernizador para la vitivinicultura”. «La incorporación de mosto para elaborar vino ya está contemplada para circunstancias excepcionales, es una práctica moderna que se está utilizando en otros países del mundo», aseguró en ese momento, antes de renunciar a su banca en abril de 2018. Para la ex diputada, esto terminaría con el problema de vinos blancos en Argentina que, luego de «5 o 6 meses se oxidan». Y agregaba: “La elaboración diferida permite un vino fresco», opinó.
En medio del “terremoto en los viñedos” que la propuesta de Balbo provocó, un experto en derecho vitivinícola y docente universitario, consignado por Miguel Ángel Flores Isuani en una nota al respecto en diario Los Andes, opinó: “Lo bueno hay que mantenerlo y lo malo debe cambiarse, independientemente de las cuestiones políticas; desde lo estrictamente técnico. Lo bueno pasa por preservar la naturalidad del vino, que es un tema para los bodegueros. Entre lo modificable está lo que hoy se ubica fuera de concepto actual de mercado, en relación a la tendencia en cuanto al mosto, azúcar y la graduación alcohólica”.
El mismo experto consideraba que las funciones del INV, que la ley 14.878 consagra, no deberían alterarse sustancialmente. Al contrario, pensaba, “lo aconsejable sería que el organismo siguiera concentrándose en el contralor técnico y la promoción de la vitivinicultura, funciones asignadas desde su origen”.
Aggiornar, pero sin toquetear
En suma, desde el momento en que Balbo hizo público su proyecto hasta el presente, los más importantes referentes de la industria vitivinícola han manifestado que les parece bien aggiornar la ley, modificando algunas de las tareas y funciones del INV pero sin “toquetear” el espíritu de la ley, que defiende la naturalidad y calidad en la elaboración del vino.
Así las cosas, el martes 17 de setiembre será una buena oportunidad para conversar sobre el tema, exponiendo cada sector sus intereses y conveniencias. Sería muy bueno que en el “conversatorio” estuviesen presentes los más altos dirigentes del INV, los representantes del sector primario y los bodegueros, cada uno con sus argumentos. Y, por supuesto, la principal ideóloga de hacer cambios en la ley, Susana Balbo.