Pasados más de 2 años del terrible incendio que sufrió la planta de corchos y barricas Real de la Cruz, la empresa mendocina reinauguró su planta de Luján de Cuyo. Con una inversión de un millón de dólares para la reconstrucción del edificio y compra de maquinarias, el 15/5/25 llegó el corte de cintas y el anuncio del acuerdo con la empresa portuguesa M.A. Silva, líder global en tapones de corcho micro aglomerados y naturales.
Con 20 años de trayectoria, la empresa perteneciente a la familia mendocina Morchio, Real de la Cruz SA, celebró su renovada apuesta por el sector vitivinícola, tras una inversión de un millón de dólares en la reconstrucción de su edificio y en la compra de maquinarias luego de la destrucción total causada por un incendio en diciembre de 2022.
Con la continuidad asegurada por su 2da generación, conformada por las hermanas María de los Ángeles y Federica Morchio, la empresa se dedica a la importación de tapones de corcho natural y aglomerado, barricas de roble, maquinaria para lavar barricas y accesorios, y acaban de incorporar un completo catálogo de productos enológicos especiales para las terminaciones de esta industria. “Somos una pyme familiar, una típica empresa argentina que con esfuerzo y dedicación ha logrado crecer con los años”, destacaron los fundadores de Real de la Cruz.
Durante la reinauguración de su planta, el pasado 15 de mayo, presentaron el acuerdo con la corchera portuguesa M.A.Silva, a través del cual importan tapones de corcho (naturales y micro aglomerados), de una de las empresas líderes a nivel global. “Esta firma es la segunda productora mundial de tapones de corcho ya que fabrican entre 450 y 500 millones de tapones por año”, comentaron Ángel Morchio y su esposa, María Marta Giol, dueños de Real de la Cruz SA.
José Remoaldo, Chief Sales Officer de M.A Silva, expresó entusiasmo por la joint venture construida entre la familia Morchio y Silva que le permitió a la compañía portuguesa ingresar a “uno de los principales mercados vitivinícolas del mundo”. Agregó que la alianza con una empresa que conoce la industria local desde hace tantos años les pareció la más adecuada para aportar su producción y capacidad en todas las gamas de productos vitivinícolas. Con relación a las perspectivas depositadas en el mercado argentino, el empresario portugués destacó la importancia de la vitivinicultura nacional, en especial en un contexto de cambios positivos y mejores expectativas económicas para el país.
Microaglomerados libres de TCA
Ángel Morchio relató que los tapones micro aglomerados son productos con altos estándares técnicos. Entre otros, es clave que sean libres de TCA (TriCloroAnizol) que, en otras palabras, es que no posean “gusto a corcho”. “Hoy los procesos físicos extraen cualquier partícula de TCA y entregan productos en los que ese sabor no es detectable”, relató Morchio. «Los tapones de la empresa M.A. Silva se diferencian debido a que cumplen con los más estrictos estándares de calidad, llegan al mercado con un precio muy competitivo y con las garantías que ofrece este producto natural.», agregó.
Además, explicó que estos tapones poseen características ecológicas con una huella de carbono negativa en todos y cada uno de sus productos. Por ser un producto natural, el proceso recupera del ambiente gas carbónico. “M. A. Silva también es una empresa familiar y hemos contado con su total apoyo en esta reciente apuesta que hemos realizado”, se entusiasmaron los dueños de Real de la Cruz. «De hecho, estos productos se destacan por tener uno de los mejores precios del mercado, lo que les ha permitido ganar clientes a pasos agigantados». Real de la Cruz cuenta con una cartera de superior a los 300 clientes, de los cuales más de 220 están activos. Sus ventas se realizan en todo el país incluyendo Mendoza, San Juan, La Rioja, Neuquén y Norte argentino; entre otras zonas vitivinícolas.
Abanico de productos y servicios
Además de los corchos naturales, Real de la Cruz ofrece otros productos para la industria vitivinícola. Entre sus fuertes se encuentran barricas y alternativos de roble de la empresa francesa Mercurey, maquinarias, bombas enológicas de la compañía española Deloule y máquinas para lavar barricas de la firma española Ekinsa.
Real de la Cruz, además, es reconocida por el servicio que ofrecen a sus clientes en el área de posventa y taller. “Siempre nos hemos caracterizado por estar al lado del cliente”, definió Ángel Morchio. Por ejemplo, si sus compradores poseen algún tipo de inconveniente, en menos de cuatro horas están en la bodega para auxiliarlos -si es en Mendoza- y lo antes posible en otras provincias.
Con especial foco en la época de cosecha o embotellado, esta empresa asiste a sus compradores en los diversos problemas técnicos que puedan presentarse. «En el mercado también nos conocen por contar con stock permanente de repuestos y productos con el fin de facilitar la tarea en las bodegas». Así, la empresa actúa como importadora y distribuidora de los productos que vende en el mercado interno. Por otra parte, también gestiona ventas directas y pone en contacto a los productores con los vendedores de barricas o tapones. “Tenemos el doble carácter de importadores y agentes de nuestros proveedores”, sintetizó Morchio.
Con relación a la coyuntura, el profesional expresó que la importación se ha flexibilizado de manera gradual y que hoy las solicitudes de importación se aprueban en menos de 24 horas. Sin embargo, si bien se eliminaron costos como el impuesto PAIS, han subido otros costos en la aduana que fueron absorbidos por Real de la Cruz en favor de sus clientes. “Todavía subsisten limitaciones al momento de pagar las facturas de nuestros proveedores, situación que -estimamos- en poco tiempo también dejara de ser una traba. El mercado está muy difícil. Sin embargo, por nuestra forma de operar hemos logrado sostener las ventas y aspiramos a un crecimiento importante en los próximos dos años”, subrayó Morchio.