Productores primarios y bodegueros de la provincia de La Rioja, en el Noroeste argentina, coinciden con muchos de sus pares mendocinos y sanjuaninos en valorar la simplificación de la burocracia dispuesta por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), pero advierten que la falta de control en los viñedos y establecimientos donde se elabora el vino podría perjudicar la trazabilidad del producto e incluso afectar su calidad.
La reciente decisión del gobierno argentino de derogar 973 normas del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en el marco de un plan de “simplificación productiva”, genera opiniones divididas dentro del sector en la provincia de La Rioja, al noroeste del país.
Si bien algunos productores y técnicos consideran que varias disposiciones estaban en desuso y su eliminación puede ayudar a reducir la burocracia, otros actores advierten que la magnitud de la desregulación podría generar vacíos críticos en materia de control y trazabilidad, pilares esenciales para garantizar la autenticidad del vino argentino.
Un especialista con amplia trayectoria en la industria, consultado por el diario local Nueva Rioja, explicó que el punto más preocupante es la posible afectación del sistema de trazabilidad del vino, que históricamente ha sido sólido, útil para evitar falsificaciones y valorado incluso por los consumidores.
“El problema es que se eliminaron normas que regulaban el registro de viñedos y el control del ingreso de uva a bodega. Eso permitía verificar que el vino efectivamente se produce con uva y no con otros derivados. Sin esos pasos intermedios, el control se debilita y se corre el riesgo de adulteración”, detalló el especialista.
La fuente consultada señaló además que el Sistema de Ingreso de Uva (SIU) -clave para medir el volumen, grado y rendimiento de la materia prima- “era la base de la trazabilidad, porque permitía cruzar datos entre finca y bodega”. Sin ese registro, advirtió, el INV podría quedar limitado a controles posteriores, cuando el producto ya está en el mercado.
“Se pierde la garantía de origen. Hoy el consumidor confía en el vino argentino porque sabe que está controlado desde el viñedo hasta la botella. Si se rompe ese circuito, se pone en juego todo el prestigio construido durante décadas”, expresó.
En cuanto a los aspectos positivos, el productor y bodeguero reconoció que la actualización normativa era necesaria. “Había disposiciones obsoletas que entorpecían los procesos productivos y administrativos. Nadie cuestiona que debía ordenarse, pero la forma en que se hizo genera preocupación. Una cosa es simplificar y otra muy distinta es desregular sin un análisis técnico profundo”, subrayó.
La medida, publicada por el gobierno nNacional como parte de su programa de desburocratización y desregulación, impacta de lleno en las provincias vitivinícolas, entre ellas La Rioja, donde la vitivinicultura no sólo es una industria clave sino también parte del patrimonio cultural.
Desde el sector esperan que se revise la normativa y se restablezcan los mecanismos de control que garanticen la trazabilidad del vino argentino sin frenar la modernización administrativa.
Fuente: Diario Nueva Rioja












