Según un informe del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), basado en datos del Wine Institute, titulado «El excedente de vino americano», las importaciones de vino en EEUU cayeron bruscamente en 2023 afectando de manera negativa el comercio mundial. El motivo fue la acumulación de un stock excesivo de vino durante los dos años anteriores, como reacción a la crisis del covid 19, que comparado con cifras de importaciones en condiciones normales -similares a las de años anteriores- puede estimarse en un excedente de 2,16 millones de hectolitros. Esto, sumado a la caída del consumo mundial, ayuda a explicar cómo evoluciona este mercado en estos últimos meses y cómo puede evolucionar en un futuro más lejano.
El director del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), Rafael del Rey, realizó un informe detallado sobre cómo el excedente de vino en EEUU -generado por un exceso de compras postpandemia- originó una fuerte reducción de las importaciones por parte del país del norte, afectando de este modo al mercado mundial de vino, a lo que además se sumó una caída del consumo global.
Evolución reciente del comercio mundial de vino
Desde finales del año 2023 se han encendido todas las alarmas sobre el sector mundial del vino porque, a la caída que ya padecíamos del comercio en volumen, se unía también la caída en valor en ese año. Hasta entonces, el valor había venido creciendo de forma consistente, con la única excepción de las dos grandes crisis recientes: 2009 y 2020.
Si en lo peor de la crisis de la covid 19 apenas se perdieron 2,4 millones de hectolitros en 3 meses (entre febrero y mayo del 2020) y hasta 2.200 millones de euros en un período más prolongado (desde los 31.886 M€ de febrero del 2020 a los 29.645 M€ de enero del 2021), la recuperación del comercio mundial fue rápida y extraordinariamente fuerte, sobre todo en términos de valor.
En volumen, ya en diciembre del 2020 se habían recuperado los niveles prepandemia (105,5 M hl) y siguieron creciendo las ventas hasta alcanzar los 111,9 millones de hectolitros en enero de 2022. Es decir, un 8,6% desde el punto de menores ventas de la crisis. Desde entonces, las exportaciones mundiales de vino empezaron a caer, como ya venían cayendo antes.
En valor, la reacción a las pérdidas provocadas durante la pandemia estuvo además azuzada por una fuerte inflación causada tanto por problemas globales (menor crecimiento económico, crisis energética, guerra de Rusia, desaceleración china, etcétera) como específicas del vino (falta de suministros). Esta reacción en euros tardó algo más en producirse -no se llegó al nivel prepandemia hasta mayo de 2021-pero fue más larga y más intensa que la producida en litros: siguió subiendo la facturación hasta marzo del 2023 y, desde el punto peor de la crisis, la recuperación creció en un 28,6% y en casi 6.200 millones de euros. Pero, al contrario de lo que venía pasando en años precedentes, a partir de esa fecha también empezaron a caer las exportaciones mundiales en términos de valor. Y lo han hecho hasta, al menos, la última cifra disponible que son los 35.700 millones de euros de mayo de este año.
Que cayera el comercio mundial en volumen, pero se siguiera vendiendo a precios más caros -en constante crecimiento desde 2009- era algo a lo que llamábamos “premiumización” y, como también ha pasado en muchos países productores incluyendo España, era malo -por la pérdida de volúmenes- pero no tanto -por la mejora de la facturación. Que, por el contrario, empezaran a bajar también las ventas en euros, es algo seriamente preocupante.
Con las alarmas encendidas por esta evolución del comercio mundial, lo que muchos expertos y operadores del sector empezaron a plantearse es la duda de si estamos ante un cambio radical de tendencia en el comercio y el consumo de vino en el mundo o ante una crisis pasajera provocada por ese gran crecimiento que se dio después de la pandemia. Lo que comprobamos con los datos todavía escasos del año 2024, es que la evolución actual del comercio mundial del vino debe explicarse usando posiblemente ambos tipos de componentes: de largo y de corto plazo; pero estos últimos, los efectos de corto plazo y, en particular, el sobre almacenamiento generado en Estados Unidos, tiene una enorme importancia para explicar lo que ocurre.
Principales mercados mundiales de vino
EEUU es un mercado fundamental para el vino. Con el 17% del total mundial en valor y casi el 13% del volumen, supone de hecho el primer mercado mundial por facturación y el tercero por litros. Luego, sí tiene una gran importancia lo que ocurra en él. Y EEUU es parte fundamental de la caída registrada en meses recientes en este comercio mundial de vino.
En los últimos meses, la suba primero, desde mediados del 2021, y la posterior baja, desde mediados del 2023, de las importaciones de vino y mosto en EEUU, es lo que ha marcado con mayor fuerza el comercio mundial de vino. Pero esta evolución se une a otras caídas, aunque menos intensas, en otros mercados.
Alemania viene cayendo suavemente más de 12 años, desde niveles superiores a los 15 millones de hectolitros en 2017 (e incluso mayores en 2011), hasta menos de 14 M hl en 2023. Como en el caso de Reino Unido y de otros grandes importadores de vino, su pérdida de importaciones durante la COVD19 en volumen no fue muy grave. Reino Unido incluso aumentó sus compras de vino entre febrero de 2020 y abril del 2021, para luego iniciar una caída relativamente suave, aunque continuada.
Del resto de grandes importadores mundiales de vino, todos muestran evoluciones relativamente estables en ligera caída, destacando la persistente disminución de compras por parte de China desde principios de 2018. En 2023, por lo tanto, la caída de importaciones de vino en EE.UU. se suma a las pérdidas en otros mercados que, en la mayoría de los casos, ya venía produciéndose de forma lenta. Pero es en el caso de EE.UU. – algo también en el de Rusia – donde la marcha del comercio mundial de vino ha sido más brusca y más radical en los últimos meses.
Evolución de las importaciones de vino en EEUU
Las importaciones de vino en EEUU en volumen apenas sufrieron una caída del 3,5% entre febrero del 2020 y marzo del 2021. Se perdieron 43,3 millones de litros, por bajada desde los 1.299 Ml a los 1.206 Ml.
Donde de verdad y con más fuerza impactó la pandemia fue en las importaciones en valor, influidas tanto por el tipo de canal que se vio más afectado -hostelería- y el diferencial de precios entre hostelería y hogar, como por el diferente impacto que la crisis tuvo sobre las categorías del vino, con mucha mayor caída de las ventas de vinos espumosos que de las de vinos envasados no espumosos (-13,9% frente a -8,4%) y de estos con respecto a los graneles y compras en BiB, que incluso subieron (+11,2% y +20,7% respectivamente). En euros, la caída de las importaciones fue del 19,4% y perdida de 1.113 millones, derivada de una bajada del precio medio del 16,5%, desde los 4,60 €/l a los 3,85 €/l.
Sin embargo y a pesar de que la caída de importaciones globales durante la pandemia no fue excesivamente grave ni duradera, la recuperación de las compras internacionales posterior fue extraordinaria. Tras una pérdida de 43 millones de litros en 13 meses, se pasó a una subida en más de 229 millones de litros en los dos años posteriores, hasta alcanzar niveles de importación de 14,35 millones de hectolitros, nunca vistos hasta entonces. Y esta recuperación en los dos años posteriores a la pandemia fue incluso mucho mayor en términos monetarios, con aumento de más de 2.500 millones de euros para pasar del nivel de los 4.638 M € en lo más profundo de la crisis a cerca de 7.200 M€ en el pico alcanzado en marzo del 2023. Aumento del valor notable, que se vio empujado, no sólo por el crecimiento de las compras en volumen, sino también por una subida extraordinaria de los precios medios, empujados tanto por la demanda como por el incremento de costos y la inflación generalizada, y que fue del 30% en dos años.
Luego, (i) la crisis del covid 19 no afectó de forma particularmente dura a las importaciones norteamericanas de vino, pero (ii) sí fue seguida de un crecimiento espectacular, que no sólo compensó las pérdidas sufridas durante la crisis, sino que elevó las compras de forma nunca antes vista; mucho en volumen y mucho más aún en valor. La cuestión a dilucidar es si fue esta extraordinaria elevación de las importaciones de vino en los EEUU después de la crisis la que generó la caída siguiente o hay otros factores que también pueden explicarla. Dos elementos ayudan a profundizar en esta cuestión.
Estimación del excedente de EEUU
Las cifras de importaciones de vino en EEUU de los primeros meses del 2024-disponibles hasta julio- muestran que la fuerte caída registrada en 2023 se ha frenado. Es decir, no hay causas que hayan hecho continuar esa fortísima caída previa. Entre diciembre del 2023 y julio del 2024 las compras norteamericanas han oscilado sobre los 12,26 M hl y los 12,28 Mhl. Este hecho de la nueva estabilidad de las importaciones de vino en EE.UU. en 2024, aún pendiente de confirmarse o no en los meses que sigan, puede llevarnos a pensar que tal caída fue coyuntural y debida a causas específicas de un periodo concreto; es decir, a la previa acumulación de stocks excesivos.
De ser así, de confirmarse con los datos disponibles que la fuerte caída de importaciones de vino en EEUU se debió a la excesiva acumulación realizada entre 2021 y 2023, interesaría hacer una estimación de cuál ha sido ese excedente.
Para conseguirla, comparamos (1) la evolución interanual de importaciones en volumen realmente registrada con (2) la que podría haberse dado en el caso de que los meses desde que se llegó a superar la pandemia (junio del 2021) hubieran tenido tasas de variación similares a la media de igual mes en los tres años precedentes. Si la evolución, una vez superada la crisis, hubiera sido similar a la de años anteriores, no se habrían producido ni (a) una acumulación excesiva de stocks debida a grandes compras en los dos años siguientes, ni (b) posiblemente la subsiguiente brusca interrupción de las importaciones entre marzo y diciembre del 2023.
Derivada del primero de los casos, la compra excesiva, la diferencia entre ambas evoluciones – la real y la hipotética – daría como conclusión un excedente acumulado de 2,16 millones de hectolitros. Ese puede estimarse que es el volumen aproximado de compras realizadas en exceso, que trajo como consecuencia la posterior caída brusca de importaciones durante unos meses y que aún pesa sobre el mercado norteamericano. Una caída, posiblemente también en exceso para liquidar tales excedentes y que, si la hipótesis es correcta y el consumo de vino en EE.UU. no decae, se iría corrigiendo en los próximos meses.
Si consideramos, por lo tanto, que la fuerte caída de importaciones de vino en EE.UU. del año 2023 se ha debido fundamentalmente a la acumulación de excedentes en los dos años anteriores, lo razonable es pensar -como ya indican los datos del 2024- que esa caída se frenará en meses sucesivos y las importaciones pueden recuperarse una vez que el excedente haya desaparecido o mermado sustancialmente. Pero la recuperación de las importaciones de vino en EE.UU. no se producirá -o no en forma significativa- si además de un fuerte excedente previo, la crisis se debiera también a una pérdida de consumo de vino entre los ciudadanos norteamericanos. Y está pérdida de consumo parece estar dándose.
Evolución del consumo de vino en EEUU
Según los datos publicados por el Wine Institute, en 2022 y 2023, independientemente de que se haya comprado anteriormente mucho vino o no, se ha producido una caída importante del consumo de vino en el país. De los históricos 1.060 millones de galones, equivalentes a poco más de 40 millones de hectolitros, alcanzados en 2021 a los casi 900 millones de galones (34 Mhl) tras fuertes caídas producidas en los años 2022 y 2023. De forma similar, el consumo per cápita ha caído en estos dos años de los 12 a los 10,1 litros por residente y año en 2023.
Luego, a la posible explicación de que las importaciones de vino en los EEUU se hayan parado en 2023 por una cantidad excesiva de stocks acumulados los dos años previos, se suma otra causa, potencialmente más profunda y preocupante, como es la disminución del consumo de vino. Una disminución, de nuevo, que puede deberse a compras excesivas realizadas por los consumidores en los meses anteriores, que hayan derivado en menores compras temporales (stocks en el consumo), o responder, también, a causas más profundas relativas a cambios de tendencia, mayor preocupación por el consumo de bebidas con alcohol o causas económicas.
Conclusiones
En definitiva, las importaciones de vino en los EEUU han sufrido una muy brusca caída en 2023 que, debido a la gran importancia del mercado norteamericano, ha afectado al comercio mundial. Tal caída parece tener una causa clara en la acumulación de un stock excesivo de vino durante los dos años anteriores, como reacción extraordinaria a la crisis de la covid 19 (que curiosamente no fue excesivamente grave en cuanto a los volúmenes de venta, pero sí en cuanto a su valor). Comparando las cifras de importaciones reales con las que pudieran haberse dado en condiciones más normales -similares a las de años anteriores- puede estimarse este excedente almacenado en 2,16 millones de hectolitros. La vuelta a la normalidad en los primeros meses del 2024 en cuanto a las importaciones americanas de vino, parecen confirmar esta primera hipótesis.
En tal caso, la progresiva eliminación del excedente implicaría un próximo crecimiento de las importaciones. Sin embargo, además de que se haya podido acumular un excedente de vinos en los canales de distribución de los EEUU, las cifras ofrecidas por el Wine Institute también muestran una importante caída del consumo en 2022 y 2023. Factores, por lo tanto, de corto plazo parecen combinarse con otros de más largo plazo, que ayudan a explicar, no sólo cómo evoluciona este importante mercado en estos meses, sino cómo puede evolucionar en un futuro más lejano. De ahí, que su seguimiento sea cada vez más importante para todos los que de una u otra manera tienen intereses en el mercado norteamericano.