En 2019, en una visita a la ciudad de Buenos Aires, los editores de Enolife hicimos una parada por la famosa pizzería «El Cuartito» para reponer energías con una tremenda fugazzeta rellena, cuya foto valió la pena subir a las redes sociales. No tardó en llegar el primer comentario: «pizza con moscato es inigualable». Era Carlos Crotta, a quien visitamos en su bodega de San Martín al regresar a Mendoza. Allí degustamos esos vinos generosos únicos, frutos del amor al trabajo y la tradición histórica del terroir. Ahora nos toca despedirl, tras su fallecimiento este 14/4/25 a los 59 años, y queremos hacerlo honrando la fidelidad que tenía por sus raíces, la continuidad que supo darle al legado familiar y al gran ser humano que fue.
Un poco de historia
En 1919, José Eduardo Crotta llegó al puerto de Buenos Aires, solo y con 14 años. Venía de Italia, de la región de Lombardía, de una aldea llamada «La Crotta», en la provincia de Pavia. En la década del ’30, junto a su esposa, la austríaca Wilhelmina Ritz, a quien en Argentina llamaban Guillermina, levantaron su propia bodega en Mendoza, famosa por sus vinos generosos como el Moscato, Oporto, Marsala, y sus Mistelas.
La historia cuenta que Don José Eduardo pensó vender por copa el vino Moscato a sus principales clientes: las pizzerías porteñas. De esta forma, quienes comían una porción de pizza a la salida del teatro o de los cines de la avenida Corrientes podían degustar ese vino mendocino tan preciado. También en esos años, a la salida de la cancha, la popular «pizza canchera» se acompañaba con un vaso de Moscato. Si bien la pizza y el moscato son de tradición italiana, en Italia no se juntan. En Argentina en cambio sí, y lo hicieron por la idea de este inmigrante visionario.
Se popularizó así un maridaje muy porteño: Moscato, pizza y fainá. Hoy, así como sucedió con la cultura de los bares, la Ciudad de Buenos Aires es mundialmente conocida también por su circuito de pizzerías notables donde los vinos Crotta cobran gran protagonismo.
Dos generaciones después, sus nietos Claudia, Carlos y Carolina continuaron manteniendo la tradición y el prestigio logrado durante tantos años de esfuerzo y dedicación.
«Hoy podemos afirmar que quienes hacemos los vinos de Bodegas y Viñedos Crotta, llevamos en nuestro espíritu un gran orgullo por ser parte de la historia de nuestra Bebida Nacional», esta frase está firmada por Carlos Crotta en la página web de la bodega.
Carlos Crotta, entre los clásicos y la innovación
Carlos nació en Buenos Aires un 19 de setiembre, hace 59 años, se trasladó a Mendoza en su juventud, haciéndose cargo de la bodega a sus jóvenes 22 años, «Mi papá se quedó en Buenos Aires y mi abuelo se vino a vivir a Mendoza. Yo trabajé en la parte comercial desde los 18 hasta los 22 años, cuando decidí venirme a Mendoza. Me hice cargo de la bodega a los 22 años, igual antes venía todas las vacaciones a trabajar con mis abuelos», contó en una entrevista reciente a Diario Uno. Presidió la bodega familiar desde 2013, al fallecer su padre Carlos Leopoldo.
El obituario publicado hoy en el Diario Los Andes lo describe tal cómo fue «uno de los grandes impulsores de la cultura popular enológica argentina», continuando el legado de su abuelo, Carlos aseguraba haber registrado la combinación «Moscato, pizza y faina», esa costumbre porteña emblema de la bodega.
Pero la popularidad también la sostuvo con la primer planta de vinos en damajuana de Mendoza, y la tradición lo acompaño hasta último momento, dando nueva vida en 2024 al relanzar el Vermouth Crotta, «Siguiendo los pasos de mi abuelo que lo elaboraba en 1951, hoy llegó él día de nuestro primer fraccionamiento!! Salud!!», posteó en su red social facebook el 2/10/24.
El mix entre nuevas experiencias pero de raíces conocidas fue su impronta, así lo expresó en una entrevista que le hicieron en 2024 en Diario Los Andes “Hoy en día, el consumidor busca productos nuevos, y qué mejor si vienen de una bodega reconocida. Estamos probando un vermú de 15 grados, en contraste con otras bebidas que tienen 35 o 40 grados, lo que lo hace más versátil: podés tomarlo con tónica, con naranja, con soda, o solo. Tiene mucha variedad de opciones”.
Sin descuidar su tradición familiar y excelencia distintiva, pero consciente de las variantes del mercado y del comportamiento del consumidor de vinos en Argentina, en 2016 Carlos decidió innovar creando tres nuevas líneas de productos: Le Muscat, Comienzos y Picnic “El cambio es ley de vida. Cualquiera que mire el pasado o al presente, se perderá el futuro. Con esta filosofía, y teniendo en cuenta cómo fue mutando y evolucionando el negocio y las características de los consumidores de vinos, decidimos hacer lo que nuestro fundador tenía como regla: cambiar e innovar”, comentó en aquella oportunidad.
Carlos fue vicepresidente de Bodegas de Argentina, y un fanático del club Atlético San Martín, del que fue dirigente por casi 14 años. Era una persona solidaria, creó el “Centro Educativo de Vendimia José Eduardo Crotta”, hace 20 años con el objetivo de erradicar el trabajo infantil en la cosecha.


Hoy Carlos partió, y el cielo se teñirá de moscato. Sus restos serán despedidos en la sala velatoria Boschin de Guaymallén, según informaron desde el Atlético Club San Martín.