Con motivo de la celebración del 80º aniversario de las Naciones Unidas, el pasado 25 de setiembre, los líderes mundiales se reunieron en la ciudad de Nueva York con la intención de generar consensos y afrontar complejos desafíos globales. Aprovechando este contexto, la Academia Internacional del Vino (AIV) publicó una carta abierta dirigida a todos los presidentes pidiendo que reflexionen sobre el peligro que representa la Declaración Política de la ONU sobre enfermedades no transmisibles y sus consecuentes campañas contra el vino, su cultura y todo aquello que esta noble bebida representa.
La Declaración Política, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2011, sobre Enfermedades No Transmisibles (ENT) -cardiovasculares y pulmonares, el cáncer y la diabetes- es un mandato para la prevención y el control de estas enfermedades, incluyendo medidas para abordar factores de riesgo como el consumo excesivo y nocivo de alcohol, tabaco, las dietas poco saludable y la inactividad física.
Según este documento, las ENT son las principales causas de muerte en todo el mundo, cobrándose al menos 43 millones de vidas en 2021, incluidas 18 millones de personas menores de 70 años. Cuatro de cada cinco (82%) de estas muertes prematuras ocurren en países de ingresos bajos y medios. Por su parte, los trastornos de salud mental afectan a más de 1.000 millones de personas en todo el mundo. Además la declaración establece objetivos como reducir en un tercio, para 2030, la probabilidad de muertes por ENT.
La polémica se intensificó tras la publicación en 2023 por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de un estudio que afirmaba que no existe un nivel seguro de consumo de alcohol. Sin embargo, bodegueros y numerosos académicos citan investigaciones que sugieren que un consumo moderado de vino puede tener efectos beneficiosos para personas mayores de 40 años. Diversos científicos y expertos independientes han cuestionado tanto la metodología como las conclusiones del informe utilizado por la OMS, aunque muchos medios lo han tratado como referencia principal.
Al respecto, la Academia Internacional del Vino (AIV) considera que las medidas propuestas por la OMS para reducir el consumo de alcohol pueden poner en peligro la cultura del vino a nivel mundial, motivo por el cual la entidad ha hecho pública una petición dirigida a los jefes de Estado que participaron en la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas, que se celebró en Nueva York el 25 de setiembre, para que no cierren el debate científico antes de tiempo y no aprueben medidas restrictivas sin datos sólidos e independientes.
La carta, que a continuación replicamos, explica cómo desnormalizar el vino es aniquilar un legado, patrimonio de la humanidad; negar sus beneficios y cerrar el debate científico; y optar por la prohibición en lugar de la educación y la libertad.
«Excelencias, Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno:
«¿Cómo prevenir y controlar las enfermedades no transmisibles sin renegar de nuestras culturas y sin borrar lo que da vida a nuestras civilizaciones? Ese será el equilibrio que deberán encontrar el próximo 25 de septiembre, con ocasión de la 4ª reunión de alto nivel de la ONU sobre prevención y control de estas enfermedades, así como la promoción de la salud mental y el bienestar.
«El vino se halla en el centro de esta cuestión. Con demasiada frecuencia la controversia se le reduce a una simple molécula de alcohol, se le acusa de ser una droga, y rara vez se valora lo que representa en la cultura universal. Desde veinte países distintos, los miembros de la Academia Internacional del Vino alertamos del peligro de reducir el vino a un mero riesgo sanitario, olvidando su dimensión cultural, social y humana.
«Desnormalizar el vino es aniquilar un legado, patrimonio de la humanidad
«El vino encarna ocho milenios de historia, de convivencia, alegría y de compartir; el vínculo con la tierra y con los paisajes; un lenguaje universal que une a los pueblos: Georgia con Grecia, Oregón con Toscana, Francia con Nueva Zelanda. Singular y universal, expresa paciencia frente al tiempo, humildad frente a la tierra y deseo de celebrar juntos. Ofrecer vino es invitar a la paz, la amistad y la fraternidad.
«Consumido con moderación, defiende la cultura del gusto, la mesura y el lazo que une continentes, pueblos y generaciones. Preferimos la degustación al abuso y concebimos la salud también como bienestar social, mental y familiar, inseparable de la alegría de vivir.
«Desnormalizar el vino es negar sus beneficios y cerrar el debate científico
«Un informe de la NASEM (Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EE. UU.) concluye que «en comparación con la abstinencia total, el consumo moderado se asocia a una menor mortalidad por todas las causas». No adoptamos una posición científica, pero, como numerosos expertos, lamentamos la falta de un ensayo aleatorio a gran escala que permita juicios sólidos, y no solo datos observacionales insuficientes.
«Desnormalizar el vino es optar por la prohibición en lugar de la educación y la libertad
«No ignoramos los peligros del exceso ni la necesidad de proteger a los vulnerables y combatir abusos. Asumimos esa responsabilidad sin ambigüedad: solo mediante la educación se aprende a degustar, comparar y apreciar el vino con moderación, convirtiendo al consumidor en embajador de la mesura.
«La pedagogía preserva la libertad individual sin abusos, promueve responsabilidad y autocontrol. El vino expresa así su verdad en la transmisión de saberes y gestos, y en el aprendizaje de la medida.
«Por todo ello, Excelencias, les instamos a un enfoque equilibrado: combatir excesos, pero reconocer la moderación; prevenir riesgos, pero preservar el vínculo profundo del hombre con la tierra; proteger la salud pública, pero respetar culturas y tradiciones. Porque preservar el vino es defender una civilización, un arte de vivir, un patrimonio universal vivo y, en definitiva, proteger a una humanidad que lo ha construido y transmitido durante milenios.
«Por la Academia Internacional del Vino; Lausana, septiembre de 2025 Guillaume d’Angerville, Presidente & Véronique Sanders, Canciller – www.academievin.org«
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Academia Internacional del Vino
Fundada en 1971, la Academia Internacional del Vino es un espacio de reflexión colegiado y responsable, que reúne a un centenar de miembros de unas veinte nacionalidades diferentes. A través de sus trabajos, busca contribuir a la mejora de los métodos de viticultura y de elaboración del vino, en un enfoque respetuoso con la naturaleza y orientado hacia estándares de calidad cada vez más elevados.
La Academia Internacional del Vino lleva a cabo sus reflexiones y dirige sus debates con total independencia de las instituciones gubernamentales, de las autoridades de regulación y de las influencias privadas. Sus miembros son principalmente productores, científicos, sumilleres y periodistas. La admisión se realiza por cooptación, y todos comparten una ética común: producir vinos ligados a su terroir, elaborados respetando a las tradiciones y usos locales, con un objetivo de calidad y sostenibilidad, fruto de una larga historia y de antiguas tradiciones.
El cambio climático, la biodiversidad, la viticultura regenerativa, la captura de carbono, la evolución de los métodos y dosis de los tratamientos fitosanitarios, los hábitos de consumo, así como el enriquecimiento y la preservación de los suelos, son algunos de los temas que se debaten regularmente en el seno de la entidad.
Fuentes: AIV, OMS, Tecnovino y Vinetur












