Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) -el que a su vez integra una red de estudios junto a científicos de Francia, Alemania, Países Bajos y Gran Bretaña-, dirigido por la mendocina, Dra. en Ciencias Biológicas, Liliana Estela Martínez, simuló los efectos del cambio climático a través de un sistema de calentamiento activo en viñedos de variedades tintas en las zonas Valle de Uco y Este de Mendoza. Allí comprobaron que mediante aspersiones quincenales posenvero de la hormona vegetal ácido abscísico (ABA) se compensa la pérdida de antocianas, resveratrol y trans-resveratrol provocada por el aumento de la temperatura a raíz de las modificaciones climáticas a escala planetaria.
La bióloga e ingeniera agrónoma mendocina Liliana Estela Martínez, junto a su equipo, comenzó en 2019 el Proyecto de Investigación «Cambio climático en vid: impacto del incremento de la temperatura y del ácido abcísico sobre la fenología, variables fisiológicas y contenido de antocianas y transresveratrol en las variedades malbec, bonarda y sirah». En la actualidad, continúan con los ensayos de campo y laboratorio para definir y luego difundir sus resultados, pero mientras tanto han elaborado un resumen de divulgación científica al que tuvimos acceso y queremos compartir con nuestros lectores. A continuación, la síntesis textual del estudio:
«En las últimas décadas numerosas investigaciones han centrado su atención en el cambio climático y sus potenciales efectos a nivel global. Del clima depende la sostenibilidad, los rendimientos y la calidad de los frutos. La vid es uno de los cultivos frutícolas más importantes del mundo y en conjunto con la industria del vino, constituye una actividad socio-económica de gran importancia para Argentina.
«Las características climatológicas de Mendoza son propicias para obtener uvas de calidad y vinos de alta gama con fuerte competencia en el mercado internacional, sin embargo los efectos del cambio climático del siglo XXI afectarán negativamente la fenología, fisiología, producción y calidad de uvas y vinos. La calidad de los vinos en gran parte es debida a las antocianinas y al resveratrol de las bayas, compuestos que aportan características nutraceúticas y organolépticas.
Pulverizaciones de ABA incrementan el contenido de antocianas y resveratrol
«Se ha demostrado que a temperaturas más altas, la acumulación de antocianinas se ve disminuida. Pulverizaciones quincenales posenvero de ácido abscísico (ABA) a nivel de racimos en viñedos de variedades tintas implantados en la zona Este y Valle de Uco de Mendoza, incrementaron entre un 40 y 100 % el contenido de antocianas y resveratrol, mostrando un efecto mitigador del impacto negativo que ejercen las mayores temperaturas en cuanto al contenido de antocianas y resveratrol, mostrando al mismo tiempo un efecto no descripto previamente, aumentando el contenido de otro polifenol, el trans-resveratrol.
La aspersión de ABA puede convertirse en una estrategia agronómica efectiva a ser empleada por los productores de vid para mitigar el efecto de las altas temperaturas en la composición de las uvas.
«Los objetivos de este proyecto son: Evaluar los efectos del incremento de la temperatura sobre la fenología, variables fisiológicas y contenido de antocianas y resveratrol en Malbec, Bonarda y Syrah. Por otra parte se propone mitigar el impacto negativo del incremento de temperatura sobre las variables fisiológicas y contenido de antocianas y resveratrol con la aplicación hormonal de ABA en Malbec, Bonarda y Syrah.
«Se realizan ensayos en un viñedo y se registran las fechas de las diferentes etapas fenológicas, se miden distintas variables fisiológicas y se cuantifica el contenido de antocianas y resveratrol de bayas asperjadas o no con ABA. La aspersión de ABA puede convertirse en una estrategia agronómica efectiva a ser empleada por los productores de vid para mitigar el efecto de las altas temperaturas en la composición de las uvas. Con el uso de esta hormona se podrían obtener uvas de alta calidad enológica en veranos muy cálidos, sin tener efectos perjudiciales en la fisiología de la vid.
El equipo de investigación
El proyecto fue generado en 2019 por la Secretaría de Investigación, Internacionales y Posgrado de la Universidad Nacional de Cuyo.
Directora: Liliana Estela Martínez, doctora en Ciencias Biológicas e Ingeniera Agrónoma, UNCuyo.
Codirectora: Mónica Elizabeth Guiñazú.
Investigadora: Leonor Deis, Cátedra de Fisiología Vegetal, Facultad de Ciencias Agrarias UNCuyo.
Investigador: Emiliano Malovini
Investigador: Miguel Ángel Cirrincione
Alumnos de posgrado becarios: Daniela Fernanda Corinaldesi, Martín Francisco Durán y Mariano Agüero.
Profesor técnico: Eduardo Javier Guzmán.
«El cambio climático puede afectar la calidad de los vinos»
Entrevistada por la periodista Silvia Celi para el programa «Vida en el planeta» de Radio Francia Internacional, el pasado 21 de junio, la bióloga Martínez se refirió no sólo al estudio en curso sino que realizó interesantes consideraciones sobre los efectos negativos detectados en las vides como consecuencia del cambio climático.
Sobre su participación en un estudio conjunto con científicos de Francia, Alemania, Países Bajos y Gran Bretaña para examinar si el cambio climático inducido por el hombre tuvo algo que ver, y en qué medida, con el frío de principios de abril en Europa, al que siguió un marzo muy cálido y provocó daños en la vitivinicultura del centro de Francia, Martínez explicó:
«En general, para las plantas las heladas tardías pueden provocar severos daños; de alguna manera habría una relación entre los daños y el cambio climático, en el sentido en que, según hemos demostrado, el cambio climático adelanta las fases fenológicas del cultivo de la vid, por ejemplo adelanta la brotación… Entonces, cuando pasa esto, que brota en setiembre en lugar de hacerlo en octubre, eso provoca que los brotes tiernos luego queden expuestos a las probables heladas tardías, lo puede afectar o comprometer su posterior crecimiento».
Y precisó la bióloga: «La planta de vid es bastante plástica, en el sentido que se va adaptando a los cambios de las condiciones climáticas, sin embargo cada una de las variedades puede responder de forma diferente».
«Nosotros, luego de dos años de estudios en el hemisferio Sur, específicamente en Mendoza, Argentina -contó Martínez en la entrevista-, hemos tenido problemas con el cambio climático, de hecho la temperatura promedio ha aumentado, por ejemplo en la zona Este de Mendoza, y esto ya no es un pronóstico sino un hecho. Y cuando las temperaturas aumentan, si bien la planta en su totalidad no sufre demasiado a nivel fisiológico, sí puede sufrir a nivel de la calidad de los vinos. Por cierto, nosotros en un ensayo que estamos haciendo en campo, simulando el cambio climático a través de un sistema de calentamiento activo que hacemos en todas las plantas de todo un viñedo, hemos generado un adelanto de las fases fenológicas, y vemos que no hay demasiados cambios a nivel fisiológico, pero sí, luego, hay una disminución de la calidad de los vinos que se obtienen con esas uvas, porque el incremento de temperatura lo que provoca es un aumento de la degradación de unos compuestos responsables del color de los vinos tintos, que se llaman antocianas, y también disminuye su síntesis».
Lo que estamos viendo es que por el aumento de la temperatura y el adelanto de la brotación hay una disminución de los rendimientos provocada por ese adelanto de las fases fenólógicas, y una disminución de la calidad de los vinos».
Liliana Estela Martínez, especialista en Ciencias Biológicas, investigadora de la UNCuyo
«Entonces -prosiguió la científica-, como consecuencia, tenemos vinos con menor coloración, pero además tenemos vinos que son más alcohólicos, porque al adelantarse la cosecha también se adelanta la acumulación de azúcares de las uvas, que son los que luego van a fermentar y dar alcoholes. Entonces, se obtienen tienen vinos muy alcohólicos, poco ácidos, y junto con la disminución del color disminuye la calidad de los vinos.»
Aumento entre 1,5 y 2,5° C en promedio para 2100
«En mi grupo de trabajo investigamos con las variedades tintas más representativas en términos de superficie cultivada, que serían el malbec, luego la bonarda y el syrah -detalló Martínez-, que son variedades muy cultivadas en Argentina, entonces queremos primero ver cómo van a reaccionar al cambio climático y lo que estamos viendo es que hay una disminución de los rendimientos, por ese adelanto de las fases fenológicas y una disminución de la calidad de los vinos».
Disminución del agua para riego
«El panel intergubernamental sobre el cambio climático pronostica para el año 2100 un incremento de temperatura provocado por emisiones de gas con efecto invernadero, específicamente dióxido de carbono. De acuerdo a una emisión moderada de dióxido de carbono, se pronostica un incremento que va a variar entre 1,5 a 2,5 grados centígrados, es decir que va a incrementarse la temperatura, y eso va a provocar una serie de cambios. Por ejemplo, una alteración de los patrones y distribución de las lluvias, porque cambia la localización de los centros ciclónicos y anticiclónicos… Y acá en la región de Mendoza y San Juan se pronostica también que va a haber cada vez menos precipitaciones níveas en la alta cordillera, con lo cual nos va a disminuir la cantidad de agua que nosotros utilizamos para regar los viñedos».
Con respecto a este último problema consignado, Martínez advirtió: «Nosotros en Mendoza hacemos una agricultura basada en el riego porque estamos ubicados en un semidesierto, si no regamos no podemos producir. Entonces, el cambio climático no sólo va a tener un efecto negativo desde el punto de vista del incremento de las temperaturas, sino también una disminución de la cantidad de agua que cae en la cordillera y que luego va a los ríos. También en el llano, que es la zona más baja, va a haber un incremento de las precipitaciones estivales, que van a ser mucho mas violentas, van a durar menos tiempo y van a provocar grandes daños. Y todo esto ya lo estamos empezando a vivir, estamos siendo afectados ya por el cambio climático».
Para terminar, Martínez sintetizó: «Nosotros, en nuestro ensayo, además de evaluar cómo está afectando el incremento de la temperatura a las variables enológicas, fisiológicas y de calidad, también estamos estudiando cómo revertir de alguna manera o atenuar el efecto del cambio climático a través del uso de una hormona vegetal (natural de las plantas) que se llama ácido abcísico, que lo que hace es provocar un incremento de la síntesis de antocianas (compuestos colorantes) y de esa manera realiza un efecto mitigador del cambio climático en lo que hace a la calidad de los vinos. Entonces, si tenemos años muy calurosos, muy calientes, aplicando ácido abcísico a nivel de los racimos podemos de alguna manera mitigar el efecto del cambio climático».