La Cámara de la industria vitivinícola que reúne a 250 bodegas del país -las que en conjunto representan el 70% de las ventas al mercado interno y el 90% de las exportaciones de vino fraccionado- divulgó el estudio «Encuesta de Actividad del Segundo Trimestre 2020», basado en datos aportados por sus socios. El objetivo declarado de la investigación estadística es «complementar la información oficial y aquella que elaboran algunas consultoras, utilizando para ello los datos que brindan los asociados, y cooperar a sus decisiones y a las de quienes tienen a cargo políticas públicas relacionadas con el sector».
En esta primera entrega de una serie prevista de informes que cada tres meses sintetizarán la marcha de la industria, el Centro de Estudios Económicos de Bodegas de Argentina (Ceeba), dirigido por el economista mendocino Javier Merino, afirma, con base en números oficiales y fuentes propias, que «la industria argentina de vinos lleva cinco años de una profunda caída de facturación: en el último mes de junio la facturación total fue un 18% más baja que en 2015».
El informe divulgado el pasado lunes 28/9 por el Centro de Estudios Económicos (Ceeba) de Bodegas de Argentina -cámara empresaria dirigida por la bodeguera Patricia Ortiz- arranca atribuyéndole los actuales problemas de la industria al «contexto macroeconómico adverso» que ha generado una caída del sector en «los últimos cinco años». Afirmado en datos y cifras procesados con rigor, el estudio advierte en su introducción: «A pesar de la recuperación de volúmenes vendidos tanto al mercado interno como al exterior el deterioro de los precios no ha logrado vencer la inercia de varios años de estancamiento».
Al momento de poner en contexto lo que se considera una caída tanto de los niveles de producción y consumo como de la rentabilidad de las empresas, el informe señala: «Las razones hay que buscarlas en el agresivo contexto macroeconómico en el que se ha desempeñado el sector. Un nivel de inflación promedio anual del 37,5% en los últimos cinco años ha deteriorado los salarios reales al punto que en junio de este año los salarios de empleo registrado fueron 19% más bajos en moneda constante que los de junio de 2015. Esto impactó negativamente la demanda de vinos.
Prueba de ello que en ese año el consumo per cápita era de 23,8 litros anuales mientras que el último año cerrado en junio fue de 20,8 litros, casi un 10% menos».
«La materia prima recibe precios muy bajos, menores al punto de equilibrio»
A continuación, reproducimos los principales puntos del diagnóstico del informe, seguidos de los cuadros estadísticos completos:
- En cuanto al tipo de cambio, las devaluaciones que se sucedieron en forma traumática en los últimos cinco años han llevado su nivel un 54% por encima del de junio de 2015 en términos reales, lo cual permitió volver a impulsar la actividad exportadora, aunque claramente la reacción de la industria fue acelerada en vinos a granel por tratarse de un commodity cuyo precio resulta muy atractivo en los mercados mundiales, pero como contrapartida puede remunerar a precios muy bajos la materia prima.
- En cuanto a los vinos fraccionados aumentaron su volumen de exportación con una recuperado en los últimos doce meses cerrados en junio un 2,4%, aunque las bodegas han reducido su precio un 11,4% en dólares y así la facturación es un 8% inferior. La exportación ha sido así el sector más dinámico por las devaluaciones pero especialmente en vinos de más bajo precio y por lo tanto de menor contribución a la baja rentabilidad de la industria.
- La materia prima este año ha recibido precios muy bajos, por debajo de su punto de equilibrio, y se ubica en los niveles más bajos de los últimos años. El valor de la producción por hectárea de la variedad Malbec, la estrella de la vitivinicultura argentina, ha sido en promedio de 2.400 dólares por hectárea cuando el costo de producción es casi el doble de ese valor.
- La escasez de crédito para el sector privado de la economía argentina, cuyo promedio histórico de la última década se ubica alrededor del 10% del PBI y que, comparado con economías competidoras resulta entre 8 y 15 veces más bajo, sumado a las elevadas tasas de interés real para los préstamos, son la contracara del bajo nivel de ahorro en el sistema financiero en nuestro país que sin duda afecta a un sector de gran inmovilización de activos fijos como los viñedos.
- Así, los niveles de inversión que muestra la industria para los últimos cinco años representan un 4,9% de las ventas totales anuales, un valor sumamente bajo para una industria capital intensiva con necesidades competitivas muy agresivas en los mercados mundiales y un mercado doméstico declinante. Este nivel de inversión es un tercio del que tenía 10 o 15 años atrás.
- Por último, los niveles impositivos también son sensiblemente más elevados que los que tienen nuestros competidores internacionales. Comparados con el grupo de países del llamado el Nuevo Mundo vitivinícola, la tasa general de impuestos en relación a las ganancias empresarias es más del doble en nuestro país. Un informe realizado en la Universidad Nacional de Cuyo hace ya tres años atrás reveló que el sector tenía un tasa general de impuestos en los tres niveles de gobierno que representaba un 47,5% de la facturación total. Lejos, muy lejos, de los competidores internacionales.
- Los volúmenes de vino vendidos tanto en el mercado doméstico como al exterior han crecido en el último año cerrado en junio un 8,4% para el conjunto de bodegas encuestadas, pero especialmente en el segundo trimestre del año, con un 13,4% comparado con el mismo período del año anterior.
- En el mercado interno este aumento se ha concentrado en empresas de mayor envergadura (más de 3 millones de cajas de 12 botellas) lo cual está ligado al hecho de que ha sido a costa de disminución de precios que puede ser mejor absorbido por estructuras más grandes.
- En línea con este fenómeno se advierte una fuerte disminución del precio promedio total, de casi el 13% para el último año, agregando los envíos al mercado nacional y a la exportación, lo cual ha deteriorado la facturación de las empresas en general. Las empresas que tienen un mayor componente exportador y precios más elevados han logrado mantener niveles de facturación mientras que resto se deterioró.
- Las empresas esperan que el tercer trimestre mejoren las ventas en volumen aunque las expectativas de precios no son tan alentadoras por la dificultad de trasmitir a los consumidores mayores cotizaciones.
- Un 86% de los encuestados espera que el tercer trimestre de 2020 sea mejor en volúmenes vendidos (entre estable y 30% de aumento) que el segundo trimestre, posiblemente influidos por los aumentos en volumen de ventas que viene mostrando la industria aunque no prevén mejoras de precios y más bien esperan que continúe la caída.
- Según lo reportado por las empresas, un 9% de sus ingresos provienen del Turismo del Vino, que se deterioró por los bloqueos provocados por la cuarentena. Esto disminuyó los ingresos de la industria, especialmente de las empresas más pequeñas, más allá de la caída por venta de vinos. La expectativa de recuperación se basa en una regularización de la actividad de recreación y los movimientos interprovinciales. La mayoría de las empresas mantuvieron su dotación de personal en estas áreas de trabajo, aunque fue asignado a otras tareas hasta tanto se recupere la actividad y en muchos casos cooperaron con ventas directas de vinos que hasta ahora tenía poco nivel de desarrollo en general.
El comportamiento de la industria según el tamaño de sus empresas
El comportamiento de la industria según el rango promedio de precios
Estructura de la vitivinicultura argentina
Origen de los ingresos
Niveles de actividad de la industria en el Mercado Interno en el último año
Niveles de actividad de la industria en la Exportación el último año
Expectativas para el tercer trimestre
Ver informe completo: Informe de actividad segundo trimestre 2020 – Bodegas de Argentina
Fuente: Bodegas de Argentina