En 1884, Pascual Toso llegó solo a Mendoza desde Canale Dálba, en el Piamonte italiano. Trabajó duro en molinos y viñas para juntar dinero y traerse a sus hermanos Juan y Sebastián. Los tres formaron una sociedad con Juan Bautista Gargantini y Juan Giol y fundaron una bodega en Guaymallén. Conforman el grupo de pioneros que ayudaron a reconstruir la Mendoza devastada por el terremoto de 1861.
En este artículo, la arquitecta urbanista y patrimonialista, docente y escritora Adriana Hernández Toso reseña la historia de su familia, apuntalándola con valiosos datos sobre los personajes de la época y la economía regional, que ayudan a entender cómo se formó la Mendoza actual. El trabajo fue presentado el 18 de diciembre de 2015 en la Junta de Estudios Históricos de Mendoza para el «Primer Panel en Homenaje a la Inmigración en Mendoza. Tributo a Italia».
Autora:
Adriana Hernández Toso
Arquitecta urbanista
y patrimonialista,
docente y escritora
José (Giuseppe) Toso y Maddalena Rosso eran un matrimonio dedicado a tareas agrícolas que vivía en Canale D´alba, un pequeño pueblo de la provincia de Cúneo en el Piamonte italiano, en una casa que se conserva hasta hoy.
Tuvieron 5 hijos: Mateo, Pascual, Juan, Antonio y Sebastián. Todos ellos tenían estudios secundarios; también conocían el oficio de la elaboración del vino por tradición familiar y lo referente al cultivo de la vid y el durazno.
El segundo de sus hijos, Pascual, nacido el 24 de octubre de 1859, a la edad de 25 años decidió partir hacia América, pensando que tendría mejor porvenir que en su tierra. Llegó a Buenos Aires en 1884 y luego a Mendoza en el novedoso ferrocarril. Durante un año trabajó en el molino de Celso Rojas, en Guaymallén, y como bodeguero en Godoy Cruz, con los franceses Carlos Delaballe y Juan Sarramea en lo que luego sería la bodega La Germania y finalmente Bodega El Globo.
Paralelamente, Pascual se dedicó a importar vasijas de roble para el añejamiento del vino desde Eslovenia, y así comenzó a formar su capital.
En 1890, Pascual comenzó su propio negocio vitivinícola con sus hermanos Juan y Sebastián, recién llegados de Italia, asociándose también con Juan Bautista Gargantini y Juan Giol en San José, Guaymallén.
Posteriormente, Giol y Gargantini se separaron formando su propia sociedad y así quedaron en Guaymallén los tres hermanos con la firma Toso Hermanos.
Por cuestiones laborales, Pascual viajaba frecuentemente a Buenos Aires, en donde conoció a Catalina Albertolli, con quien se casó en 1893. Catalina había nacido en Moutier, en el Cantón Suizo-italiano, el 20 de agosto de 1871. Y falleció en Mendoza el 30 de agosto de 1956.
Los hermanos Pascual y Juan Toso se casaron con las dos hermanas Albertolli, la ya mencionada Catalina y Julia. Ellas eran hijas de Clotilde Wagner y de Juan Albertolli, un ingeniero suizo que realizó importantes obras en los Alpes y vino a la Argentina en 1881 a trabajar en la construcción del edificio del Congreso de la Nación, convocado, como muchos ticineses (del cantón más meridional de Suiza), por el entonces ministro de Guerra y Marina Carlos Pellegrini, luego presidente de la Nación.
Los Albertolli eran gente culta y refinada, que se relacionaron fácilmente con la sociedad italiana de la capital argentina, ofreciendo frecuentes reuniones en su casa de Almagro a las que asistían los hermanos Toso, prendándose de Catalina y Julia por su refinada educación. Todos los hijos Albertolli Wagner se comunicaban en francés entre ellos.
Pascual y Catalina tuvieron siete hijos: Magdalena, José (Notto), Juan Pablo (Juancito), Alberto, Elena (Nena), Aldo y Ugo, de los cuales Magdalena y Ugo murieron en la niñez.
Juan y Julia tuvieron cuatro hijos: Magdalena, José (Peppe), Fernando (Nando) y Juana (Juanita).
De los primos Toso Albertolli, los hijos varones de Pascual y Juan se educaron como pupilos en colegios en Italia y, dada la estrecha relación de sangre e historia, se sentían más hermanos que primos. Las hijas mujeres se quedaron con sus padres y se les dio educación en escuelas locales, con dominio del idioma italiano y francés.
En 1904 falleció Juan, dejando desprotegidos a sus cuatro pequeños hijos, quienes, con su madre Julia, volvieron a Turin y a los pocos años se desvincularon de la sociedad.
Sebastián, el menor de los hermanos de Pascual, conoció en Canale a María Notta, con quién se casaría en 1909. Era hija de Luis Notta, escribano y abogado muy respetado, quién dio a sus dos hijas una exquisita educación moral, religiosa e intelectual. Sebastián y María tuvieron cuatro hijos: José (Peppe), Franco, Mario y Magddele.
En 1907, de común acuerdo, Pascual y Sebastián se separaron. Sebastián se unió a Agustín Frúgoli con 2 bodegas, una en Gutiérrez y otra en Rodeo del Medio.
Pascual adquirió por ese entonces 700 hectáreas de finca en Las Barrancas, Maipú, donde posteriormente construiría una segunda bodega, llegando en total a tener un poco menos de 1.500 hectáreas de viña, transformándose en una de las bodegas más importantes de la región. En esta finca también se plantó uno de los primeros grandes olivares de Mendoza.
Según un libro de Rosa Bianchi dedicado a historias de Maipú, los campos de Barrancas ofrecían diferentes exigencias de trabajo, unos dedicados a la cría de ganado al norte del Carril Barrancas y otros al sur del mismo, en donde se ubican las plantaciones y la bodega. Al decir del contratista Di Marco, se entregaba a cada uno de ellos 3 hectáreas de tierra pedregosa para que la trabajaran arando con bueyes, aparte de su contrato.
Pascual formó sus viñedos con variedades traídas de Italia y luego también de Francia, predominando el Nebiolo, Arneis y Barbera. Por esos años también apostó a la apicultura. Compró un campo de 1.300 hectáreas en San Carlos, donde llegó a tener más de 1.000 colmenas, convirtiéndo a ese emprendimiento en el colmenar más grande de la provincia en aquella época. En esas tierras también se dedicó a la ganadería.
Pascual no imaginaba que iba a ser no sólo el fundador de una de las bodegas emblemáticas de Mendoza sino que, además, junto con López de Gomara, se convertiría en uno de los fundadores del distrito de Villa Nueva en Guaymallén, en 1896.
Hombre de múltiples inquietudes, Pascual Toso fue quien decidió formar la Legión Italiana de Mendoza a comienzos del siglo XX, cuando apareció por primera vez un problema limítrofe con Chile. Tuvo que ver, además, con la fundación del Tiro Federal Argentino, en la calle Boulogne Sur Mer de la Capital mendocina. Y también fue uno de los impulsores de la extensión de ramales ferroviarios.
Los hermanos Toso, si bien se separaron comercialmente, se mantuvieron muy unidos, como así también sus hijos, respetándose siempre incluso en sus diferentes ideas políticas. Así, por ejemplo, mientras Alberto (hijo de Pascual) fue de voluntario a África en la guerra de Abisinia y a Etiopía como Camisa Negra en 1936, su primo José (hijo de Juan) fue un activo miembro de la Resistencia Partigiana durante la Segunda Guerra Mundial, justamente en contra de los fascistas de Benito Mussolini.
A partir de un trabajo de investigación que realizamos sobre las publicaciones realizadas en Mendoza para celebrar el Primer Centenario en 1910, pude extraer del Album Gloriandus el crecimiento que tuvo Toso en tan sólo 20 años, ya que en 1890 se producían 2.000 hectolitros de vino y en 1910 pasaron a producirse 26.000 hectolitros de vino. La publicación hace alusión a la modestia ilimitada, amabilidad franca y caballerosidad de los propietarios de la firma Toso Hermanos.
Los inmigrantes italianos que llegaron a Mendoza formaron la Sociedad Italia Unita. Esta fue una de las más antiguas y poderosas instituciones que tuvo esta provincia. Dentro de sus socios se encontraban bodegueros, comerciantes e industriales. Fue fundada en 1901 por Domingo Tomba, al fusionarse la Societá Italiana que existía desde 1881 y la Societá Operaia Italiana, establecida desde 1886. Tenía como objetivo principal mejorar las condiciones morales, civiles y económicas de los socios que formaban parte de ella, por medio de la instrucción, la protección al trabajo y el socorro mutuo en caso de enfermedad. También buscaba estrechar los vínculos fraternales entre los italianos en el exterior, mantener vivo el sentimiento de nacionalidad y favorecer los lazos ítalo-argentinos.
Durante la Primera Guerra Mundial esta asociación promovió un gran movimiento de opinión, formando en su seno un Comitato Pro Patria, dirigido por Cayetano Piccione (hijo de Agustín Piccione, consuegro de Pascual Toso y fundador del distrito Rodeo de la Cruz en 1912), y la institución Domine Italiane, bajo el mando de Cristina Cicchitti de Tarantola, que se encargaba de recolectar joyas y dinero para repartirlas entre las familias de los militares y voluntarios que partieron a la Guerra, así como de enviar víveres y ropas a los combatientes.
Como prueba simbólica de la donación de joyas para Italia en la guerra se entregaba el famoso anillo de plomo con la frase «1915 Tutto per la patria«. Catalina tenía uno de esos anillos de plomo por fuera con brillantes y oro por dentro.
En 1917, Pascual Toso integró el primer Centro de Bodegueros con Fillipini, Dutto, y Cerutti.
De los hijos de Pascual y Catalina, José (Notto) se recibió de enólogo en el Conegliano y recién entonces regresó a Mendoza a trabajar con su padre. En 1924 conoció a Elenna Vicchi Moretti, con la que tuvieron cuatro hijos: Hugo, Marta, Clotilde (Tilde) y Benito (Ito).
Juan Pablo se graduó como ingeniero electrónico en el Valentino. Se casó en 1930 con Concepción Piccione Gálvez (Concettina) y tuvieron dos hijos: Pascual (Pascualito) y Catalina. Alberto era doctor en Ciencias Económicas y permaneció soltero.
Aldo también era doctor en Ciencias Económicas, aunque historia y geografía eran sus especialidades. Fue un lector incansable. Se casó con Lidia Tuvino (Lili), viuda de Bravo, que tenía dos hijas muy pequeñas, Lidia (Lilita) y Heliana, a las que quiso como propias.
Elena (Nena), estuvo siempre estuvo junto a su madre, soltera y dedicada especialmente a Pascual y Catalina, que habían perdido a su madre muy pequeños.
Juan Pablo Toso, ilustre mendocino nacido en la bodega de Barrancas
Voy a dedicar un espacio a mi abuelo Juancito. Juan Pablo Toso nació en Mendoza en la casa de la bodega el 2 de abril de 1898. Cursó sus estudios primarios, secundarios y universitarios en Turín, graduándose de ingeniero electrotécnico en el politécnico de Torino, en el castillo Valentino. Permaneció dos años en Italia, especializándose en su profesión y regresó a Mendoza en 1924, llamado por su padre para que colaborara con él y su hermano en la empresa familiar, sin dedicarse por esta razón a su profesión.
Juan Pablo Toso fue director de la Mercantil Andina, presidente de la Sociedad Olivícola Argentina, miembro de la Sociedad Científica Argentina, integrante del Consejo de Superintendencia General de Irrigación, socio fundador y primer director de ILSA y de Establecimientos Sidreros Andinos.
También fue socio fundador y director de la Sociedad de Beneficencia Hospital Italiano de Mendoza, benefactor de la Sociedad San Vicente de Paul y Hogar de ancianos de Mendoza y colaborador de la Obra de la Comunidad Salesiana.
El «Ingeniero Juan», al momento de su muerte en 1971 en un accidente de auto en la Avenida de Acceso Este, era el presidente de Pascual Toso SA, director de Leng Roberts Argentina y San Martín Argentina CIA de Seguros y tesorero de Cáritas Mendoza, entidad de la cual fue socio fundador y benefactor.
Por su actuación dentro de la colectividad italiana, el gobierno de ese país le acordó el título de Caballero Gran Oficial de la República Italiana.
Los Toso, como otras familias de bodegueros, como consecuencia de la riqueza obtenida en el desarrollo y explotación de la industria vitivinícola, construyeron e impulsaron innumerables edificios, los que constituyen una de las caras del patrimonio cultural tangible de esta actividad. Resulta difícil separarla de las otras familias bodegueras, pioneras y exitosas en la industria, porque en el curso de los años se van vinculando no sólo comercial sino familiarmente. Así, los Toso se entrelazan, por ejemplo, con las familias Piccione, Vicchi, Giol y Gargantini.
Dichos edificios no sólo se materializaron en bodegas sino también en residencias particulares, marcando diferencias entre las urbanas y las rurales, como así también entre las que se construyeron en Mendoza y en Europa. El patrimonio que se genera es cuantioso.
Toso ve nacer dos bodegas, una en San José, Guaymallén y otra en el distrito de Barrancas, departamento de Maipú. En el Albun Gloriandus se describe la bodega de San José con un terreno de 10.000 m2 y 5.000 m2 cubiertos desarrollados en 65 m de largo y 39 m de ancho divididos longitudinalmente en 4 secciones. La describe construida en material sólido, cal, piedra, ladrillos y algo de adobe, con dos subterráneos de conservación con mallas de cal y canto y bóvedas de ladrillo. Aparte de enumerar las modernas maquinarias y las barricas de roble europeo, menciona que en la bodega trabajaban 40 personas, número que se triplicaba en época de vendimia.
También construye una primera residencia urbana al lado de la bodega de San José, a principios del siglo XIX, y dos casas construidas por el famoso arquitecto Lino Martinelli en los años 40, enfrente del establecimiento.
En las propiedades rurales se edifican dos casas patronales, una en Barrancas, Maipú y otra en el distrito de El Capacho, departamento de San Carlos, que obedecen a diferentes estilos, dimensiones y usos.
También la industria le permitió a Toso erigir en su Canale natal una Villa, para que residieran sus hijos mientras estudiaban y que durante la guerra fue ocupada por las fuerzas alemanas. Asimismo, pudo invertir sus ganancias dando nacimiento a un edificio de departamentos en Corso Re Umberto Nº 6, en Torino, que fue vendido en 1971.
El aporte y contención de Pascual Toso y sus hijos a la gente y ciudad de origen se reflejan en el Hospital de Canale, que en homenaje lleva su nombre. En reconocimiento por toda su labor fue nombrado Caballero de la Corona. En todo este cúmulo patrimonial no quiero dejar de mencionar otro tipo de arquitectura como es la funeraria, se erigieron dos mausoleos, uno en Mendoza y otro en Canale, que responden también a diferentes concepciones arquitectónicas.
A partir de un momento, Pascual Toso no tuvo más inviernos. Apenas terminaba el verano mendocino, partía al verano italiano a su Villa en Canale, donde se lo recuerda por la cantidad de paisanos que contrató para trabajar entre viñedos mendocinos. Allá contaban que se necesitaban horas de auto para recorrer los viñedos que Toso tenía en América.
En 1929, encontrándose en Canale, murió y allí fue enterrado. En Mendoza, además de la bodega, llevan su nombre una calle en su querido Guaymallén y la escuela Nº1-330, ubicada en el carril Barrancas, Maipú, que le rinden honor.
En 1930, la sucesión se convirtió en una sociedad anónima integrada por la viuda y sus cinco hijos, pero fue Catalina Albertolli quien ejerció la presidencia hasta su muerte en 1956.
La bodega, en manos de los hijos y luego de las siguientes generaciones, se dedicó siempre a las variedades finas.
En 1972 falleció el último hijo del fundador, Juan Pablo, y a partir de entonces quedaron al frente de la firma integrantes de la tercera generación. La cuarta generación ingresó a la conducción en la década de 1980.En 1995 se dispuso la venta al grupo Llorente debido a la natural atomización familiar.
A diferencia de muchas otras familias italianas, los Toso de hoy se arraigaron entrañablemente con el suelo mendocino y permanecen en el mismo. Pueden trasladarse por el mundo a estudiar y/o trabajar, pero siempre indefectiblemente vuelven a su Mendoza, su tierra, donde residen sus afectos y proyectan su futuro, apostando aún a la industria vitivinícola en emprendimientos como Viñas de Barrancas, Los Ceibos, San Polo y Huarpe.
En Mendoza, además de la bodega que lleva el nombre de Pascual Toso, una calle en su querido Guaymallén y la escuela Nº1-330, ubicada en el carril Barrancas, Maipú, le rinden honor.