Con 11 años de presencia en Mendoza y Argentina y 25 en el mundo, AGQ Labs es una empresa tecnológica y química que ofrece soluciones y servicios dirigidos a los sectores agronómico, alimentario, medioambiental, minero y de salud y seguridad. Posee 20 filiales en el país, con 9 centros analíticos y más de 500 empleados. En vitivinicultura, se especializa en el manejo eficiente del suelo, el agua y el cultivo.
El ingeniero Luis Di Giácomo, gerente general de AGQ Labs Argentina y Agro Conciencia Argentina S.A, resume así la misión de su empresa:
“El desarrollo y crecimiento internacional de AGQ Labs está basado en los grandes factores diferenciales que nuestra empresa ofrece al mercado. Nuestro objetivo prioritario es ayudar a nuestros clientes a producir de manera más eficiente, más sostenible y con un máximo provecho de los recursos naturales. Este principio sirve para todos los sectores en los que trabajamos.”
Para entender el presente de la compañía, resulta interesante conocer sus comienzos. AGQ Labs se inició hace 25 años en Sevilla, España , como un emprendimiento familiar. El matrimonio de dos químicos apasionados por las buenas prácticas agrícolas, Estanislao Martínez y Coral Zamora, montó el primer laboratorio. Y desde aquel emprendimiento al actual, nunca dejaron de hacer química aplicada, testing y monitoreo de ambientes agroindustriales. Desde esa plataforma se dedicaron a diferentes cadenas productivas, tales como la acuicultura , la minería, la salud y otras.
Estanislao y Coral siempre se definieron como “químicos de bata y bota” dando a entender que además de obtener datos de calidad en los laboratorios , si estos no son entendidos y tomados como base de procesos de mejora en el campo, el camino queda trunco. Su desvelo ha sido y es generar información pura y dura desde los laboratorios , para luego implementar todos los cambios necesarios, velando así por la calidad , la inocuidad, la sustentabilidad, el uso eficiente de los recursos y el menor impacto ambiental.
Di Giacomo, encargado de conducir la compañía desde el inicio en Mendoza, detalla su historia, misión y objetivos en la entrevista que sigue.
-¿Cómo nace la compañía en nuestra provincia?
– En Mendoza empezamos hace 11 años. El proceso se inició con la empresa Agro ConCiencia Argentina , en una primera etapa como distribuidora de las tecnologías y servicios de AGQ Labs y, en la actualidad, con las dos empresas fusionadas en una sola, siendo Agro ConCiencia la sociedad continuadora del negocios de AQG Labs en. Estamos presentes desde el Valle de Río Negro, con base en General Roca, hasta el NOA , con base en San Miguel de Tucumán, y también en NEA . Atendemos a 450 clientes, desde grandes emprendimientos hasta pequeños productores que encuentran en la empresa un aliado estratégico para auditar y acompañar la toma de decisiones. Participamos en la gestión eficiente del riego, en los programas de nutrición vegetal, el manejo sanitario de los cultivos y el control de la calidad y la inocuidad de las producciones de las economías regionales, en cultivos como frutas, hortalizas, y particularmente, vinos , aceites y otros derivados de alto valor agregado.
– ¿Qué ofrece AGQ Labs a la industria vitivinícola?
– Desde el inicio de nuestra actividad en Argentina nos vinculamos con el sector vitivinícola. Hoy, todos tenemos claro que para ser competitivos en esta actividad hay que producir calidad y cantidad y, por sobre todas las cosas, hay que demostrar a los mercados que se puede confiar en las marcas argentinas en el tiempo. Es que posicionar un vino, una marca , una variedad, lleva años. Los mercados exigen cada vez más. Y los consumidores hoy no sólo están atentos a lo producido , sino también a los procesos. Los mercados toman en cuenta y valoran si se respeta el medio ambiente, si se hace un uso razonable de los recurso, si se aplican las buenas prácticas. Y allí es donde nosotros, cada día, intentamos generar respuestas para la mejor gestión. Así, nos ocupamos del manejo eficiente del suelo, del agua y del cultivo, aplicando programas de monitoreo continuo de los nutrientes que se aplican, testeando que lleguen a los tejidos vegetales en tiempo y forma , y que esto implique producir uvas de las mejor calidad y en la máxima cantidad posible. Revisamos las recetas. Somos promotores de que lo que no se mide no se conoce, lo que no se conoce no se gestiona, y lo que no se gestiona no es sustentable. En el caso de los programas fitosanitarios, sabemos que sólo la buena práctica lleva a un buen resultado. Hoy, armar un plan de curas es complejo. Qué productos aplicar, cómo hacerlo y cómo medir los residuos de los productos, son cuestiones clave. Y sólo haciéndolo bien se evitan problemas graves como es el rechazo en los mercados.
– ¿Cómo se calcula la cantidad y proporción de fertilizantes necesarios para cada planta de vid?
– En Agro Conciencia-AGQ somos enemigos de las recetas. La proporción ideal de nutrientes a reponer en los sistemas productivos depende de muchos factores. Somos apasionados de medir, y luego generar un programa propicio para cada ambiente. La buena nutrición parte de conocer los aportes del sistema. ¿Qué aporta el suelo? ¿Qué aporta el agua? ¿Qué pretendemos obtener con el manejo? ¿Hay iones tóxicos en el ambiente? Cuando un productor nos consulta por síntomas extraños (clorosis , defoliaciones , etcétera) nos da mucha pena. Porque ya es tarde. Y seguramente el daño económico es mucho mayor que si las cosas se hubieran remediado a tiempo. Somos enemigos de darle a todo un cultivo el mismo paquete nutricional. Lo que en algunas partes falta, en otras sobra. Y un dato aún peor: muchas veces lo que sobra va a parar al entorno. ¿Quién quiere contaminar las napas de agua subterráneas? Pues mucho de lo que tiramos de más, allí va a parar.
– ¿Qué certificaciones se pueden conseguir a partir del asesoramiento de AGQ Labs?
– Todos los Labs de AGQ cuentan con las más altas certificaciones de calidad. Los datos de AGQ forman parte del paquete exigido para obtener acreditaciones o certificaciones de calidad. Hoy no sólo se trata de generar datos. Los datos deben ser obtenidos en entornos globalmente aceptados. Las normas ISO 17025, y similares , son exigidas para que el dato sea tomado como válido por el comprador. Por eso, ya sean de AGQ o de cualquier laboratorio donde se manden muestras a analizar, es importante exigir las acreditaciones y certificaciones pertinentes.
-¿Está acostumbrada Mendoza a manejarse ante plagas como la lobesia botrana?
-La vitivinicultura Argentina tuvo la gran suerte durante muchos años de desarrollarse en entornos prácticamente libres de plagas animales. Eso nos ponía en un estatus muy bueno. Nuestro agro ecosistema es fantástico y pensar aquí en producciones de baja presión de agroquímicos es posible. La irrupción de la lobesia botrana implicó, pues, un gran desafío. En esta circunstancia, nosotros tenemos mucho que aportar. Nuestros expertos aquí y en el mundo podemos colaborar en la construcción de planes de cura con productos adecuados para un buen manejo de las plagas y enfermedades. Además, velamos por la ausencia de residuos en los vinos que pongan en riesgo el ingreso a los países destino. Las normas en ese sentido son muy estrictas. Porque, por lo general, un rechazo no sólo afecta a la empresa implicada sino a toda la región, al país y a la actividad. Nadie quiere ser parte de esos titulares en los medios que anuncian “vinos de tal o cual bodega fueron rechazados en tal país por la presencia de productos prohibidos”.Por eso, año a año damos formaciones en bodegas e instituciones, explicando a técnicos y productores acerca de los riesgos que implica un mal plan y que no se tengan en cuenta los destinos.
-¿Cuánto se encarece la producción cuando hay afrontar el combate de una plaga?
-Hay que armar los mejores planes de cura y usar todas las herramientas posibles para llegar a mantener las plagas debajo de los umbrales de daño. Las pérdidas siempre son más caras que los planes razonables. Hubiera sido bueno que la lobesia no ingresara, pero forma parte de la realidad de producción de muchos países. Con las plagas se convive razonablemente. Hoy, el paquete sanitario en la vid se ha encarecido al menos tres veces con respecto al pasado cercano. Pero aún así, no representa más del diez por ciento de los costos directos de producción.
– ¿Las prácticas contra las plagas evolucionan? ¿Hay aún mucho por aprender?
– El aprendizaje es continuo. Hay nuevos productos , nuevas tecnologías y nuevos entornos regulatorios. Lo único que no se puede hacer es no consultar a los especialistas.
– En todos los servicios que ustedes ofrecen hacen especial hincapié en cuidar el impacto ambiental… ¿Cómo se concilia esa preocupación con el uso de agroquímicos?
– La buena práctica a la que adherimos y promovemos demuestra que el impacto ambiental de lo que se hace bien está dentro de lo esperado, es decir, es el menor posible. La agricultura de por sí tiene gran impacto ambiental. Trabajamos el suelo, movemos el agua, prendemos y apagamos equipos, consumimos combustibles, y usamos plásticos. Los agroquímicos están dentro de todo ese paquete. Si se deben usar hay que usarlos bien. Y si no se deben usar, el ponerlos “por las dudas” es un desastre. Hay que monitorear. Hay que leer los pronósticos. Hay que conocer las malezas. Y siempre recordar aquello de que la dosis hace al veneno. El agua es necesaria. Pero en exceso también mata. Si la decisión es usar productos, hay que usarlos bien.
– ¿Qué tipo de agroquímicos se utilizan para impactar lo menos posible en el ambiente?
– Por suerte, hoy, entre las tecnologías de control biológicas, los productos verdes y una gestión adecuada, quien quiere puede acceder a paquetes razonables desde todo punto de vista. Costos y dosis , cuidado del ambiente, protección de los aplicadores, bajos residuos o cero residuos al final, o residuos totalmente inocuos… Y lo que es más importante: la conciencia tranquila. Pero sin duda, esto no es para improvisados y decisiones de último momento. Y por supuesto hay que medir la viabilidad económica de cada proyecto.
– ¿Están preparadas las bodegas para adoptar la modalidad verde?
– Sí, más que nunca.
– Ustedes cuentan con una tecnología novedosa, el Soil Factory Labs (SFL) . ¿Cómo funciona?
-El SFL es un laboratorio de suelo dotado de un proceso factorizado que permite producir 100.000 muestras al año .
– ¿Compiten las tecnologías que ustedes utilizan con otras plataformas de precisión digital, o se complementan?
-La química y las plataformas digitales hoy van de la mano. Todos los resultados analíticos se pueden georrefenciar. Los mapas de suelos, de tejidos , de rendimientos ,de calidad ,de ambientes, son herramientas potentes. Quien las usa las disfruta, porque permiten ver mucho más allá de los que podemos ver desde la camioneta. Podemos diseñar o rediseñar riegos , podemos dosificar en forma diferencial nutrientes, podemos tipificar el terroir. En el maravilloso idioma de los sommeliers, podemos llegar a decir que tal vino, de tal lado, coincide con un suelo rico en tal o cual nutriente, lo que podría llegar a ponerse hasta en el mapa de presentación de la bodega.
-¿Cómo se prepara un “paquete” analítico de acuerdo a las necesidades específicas de cada productor agrícola y cada cultivo?
-Nuestra filosofía se resume en la sigla “ANI”, que viene de “Asesoramiento Nutricional Integral”. Para cada cliente, y de acuerdo a su necesidad, diseñamos unpaquete analítico a medida, monitoreando el sistema suelo-agua-planta en forma continua. Si alguien quiere analizar un suelo, pues lo hacemos , pero siempre preguntamos el para qué de esa decisión. Un dato no sirve si no va luego acompañado de una interpretación y toma de decisiones. Nosotros, después de tantos años de trabajo, hemos logrado contar con información única de la región, de nuestro entorno. Llevamos más de 20.000 muestras analizadas… De nuestros suelos, de nuestras aguas, de nuestros viñedos a lo largo de las diferentes etapas del ciclo fenológico. Hoy sabemos cuánto nitrógeno, fósforo o boro tiene que tener el viñedo para estar entre lo mínimo y máximo normal para determinados fines agrícolas. Así que construimos el paquete que nuestro cliente quiere y puede pagar.