Según datos de la entidad española Seguros Agrarios Combinados (Agroseguro), desglosados y analizados por el periodista especializado Juan Ignacio Álvarez, del diario El Economista.es la agencia de noticias EFEagro -en su artículo que a continuación reproducimos- las indemnizaciones agrarias subieron casi un 50% por los daños de la sequía y fenómenos climáticos adversos en ese país. Hasta noviembre de 2023, faltando contabilizar diciembre, ya habían alcanzaron los 1.200 millones de euros, frente a los 807 de todo 2022.
El cambio climático elevó la siniestralidad en la actividad agraria española a cotas inauditas. Así, granizo, heladas, lluvias torrenciales y, sobre todo, una grave y persistente sequía, elevaron hasta noviembre de 2023 -aún no se procesan los datos de diciembre 2023- los daños sobre la actividad agrícola a niveles nunca antes vistos y a una previsión récord de indemnizaciones por parte del seguro agrario, que superarán los 1.200 millones de euros.
Es el dato que maneja el sistema español de Seguros Agrarios Combinados (Agroseguro) a falta aún de contabilizar los sucesos del pasado mes de diciembre y supone ya un 48,7% más que el total de 2022, cuando se superaron todos los registros con 807 millones en indemnizaciones. En total, la superficie agrícola siniestrada hasta el pasado 30 de noviembre de 2023 superaba los 3,4 millones de hectáreas, del total de casi 17 millones de hectáreas de cultivo del campo español.
Según Agroseguro, la crisis climática ha recrudecido las inclemencias meteorológicas, algo especialmente visible en las altas temperaturas, como demuestra que 2023 sea uno de los dos años más calurosos desde, al menos, 1961.
«La otra gran evidencia es la falta de precipitaciones, con un año hidrológico -1 de octubre 2022 al 30 de septiembre 2023- que dejó aproximadamente un 12 % de lluvia menos de lo normal», añaden las mismas fuentes.
En consecuencia, esta sequía es la culpable de la mayor siniestralidad del año en el campo español y supondrá más de 470 millones de euros en indemnizaciones, sobre todo en cultivos herbáceos (416 millones) pero también en uva de vino (29,9), olivar (12) y hortalizas (9,1), según datos de Agroseguro.
Además, las tierras de cultivo que no acabaron siniestradas se vieron gravemente perjudicadas por este clima seco y de calor extremo, con hasta cuatro olas de calor durante el año y máximas por encima de 40 grados en gran parte del país, como demuestra la caída en la cosecha de la vendimia (15%).
También es visible en el pobre desempeño que se espera del olivar, con una producción de aceite de oliva que se limitará a 765.300 toneladas, un 15% más que en la anterior campaña pero un 34% por debajo de la media de las últimas cuatro, lo que incide directamente en el incremento del precio al consumidor de este producto.
Al margen de la sequía, la inestabilidad climática de 2023 ha quedado patente en la irrupción de eventos virulentos como la DANA del pasado mes de setiembre, que trajo consigo lluvias torrenciales acompañadas de pedriscos y vientos de gran intensidad. El invierno estuvo marcado por varias heladas y el hecho de que haya sido un año tan seco no ha evitado que se declarasen siniestros en diferentes cultivos por pedrisco, inundaciones y lluvias persistentes.
El cambio climático deriva en una alteración de las condiciones, donde se pueden dar circunstancias de tener sequía a la vez que inundaciones, incrementos de temperaturas y heladas potentes».
Javier Alejandre, técnico de seguros de la organización agraria española UPA
Según en análisis de Agroseguro, el granizo ha sido el segundo evento que más daño ha causado en 2023 al campo, con una estimación de indemnizaciones de casi 270 millones por siniestros en frutales, cítricos, herbáceos, uva de vino, hortalizas, caqui, olivar y uva de mesa. «Siempre ha existido el pedrisco, pero la novedad es que cada vez es más intenso y más destructivo, por la intensidad de la piedra, por el tamaño y por la duración en el tiempo», comentó Alejandre.
En cuanto a las heladas, estas supondrán más de 100 millones en indemnizaciones por daños en frutales, cítricos, uva de vino, frutos secos y hortalizas; mientras las lluvias obligarán al seguro al pago de, al menos, 83 millones por siniestros en los cultivos de ajo, hortalizas, cerezas, uva de mesa, frutas y cultivos industriales. Los vientos, por su parte, han causado daños en los cítricos, el caqui y el olivar hasta superar los 30 millones en indemnizaciones.
El resto de indemnizaciones hasta completar el total estimado hasta ahora de unos 1.200 millones se corresponden a los riesgos pecuarios que afectan a la actividad ganadera, así como a los que se derivan de daños por fauna e incendios. «Yo esto lo entiendo en un contexto de cambio climático. El incremento de la inestabilidad para mí claramente tiene ese origen. Están cambiando las condiciones en las que los agricultores y los ganaderos desarrollamos nuestra actividad», señaló Alejandre.
El experto indicó que esta situación demuestra que el seguro agrario es «cada vez más imprescindible», pero aboga por que se le introduzcan modificaciones para evitar su «colapso» y que siga siendo asumible por los agricultores y ganaderos. Por ejemplo, diferenciar entre una siniestralidad normal y otra extraordinaria y sacar esta última del seguro agrario.