«Luego de grandes caudales en los ríos, los aportes del deshielo están llegando a su fin». Así lo aseveró el Jefe de Distribución del río Mendoza del Departamento General de Irrigación (DGI), Carlos Sánchez, quien calificó este año como atípico por la importante cantidad de agua en los ríos. Los fuertes caudales que trajeron los ríos permitieron aumentar las reservas en los diques y, la sorprendente novedad, llevar agua a las lagunas de Guanacache, en Lavalle, al norte de Mendoza, prácticamente vacías desde hace unos 25 años.
Las altas temperaturas y las profusas nevadas que se registraron en la Cordillera de los Andes colmaron los cauces del río Mendoza al punto de renovar las ilusiones de pobladores huarpes en inmediaciones de las lagunas de Guanacache, en Lavalle, al norte de la provincia de Mendoza.
Por otra parte, precipitaciones pluviales de largo alcance como las registradas en departamentos como Luján y Maipú, de la zona Centro de la provincia, también hicieron un aporte, que contribuyó para conformar un año con características disímiles en relación a la época de sequía que sufría la provincia desde hace 15 años.
Es un año atípico, venimos de un período de 15 años de escasez hídrica, solo interrumpido por el período 2015-2016 que fue bueno, cercano a la media, pero no tan abundante como este 2024. El año pasado a duras penas alcanzamos 800 hectómetros cúbicos de derrame del Río Mendoza».
Carlos Sánchez, jefe de Distribución del río Mendoza de Irrigación
No obstante, «las estaciones nivométricas marcan que no queda mucho de deshielo. El río Mendoza proviene de dos subcuencas, la de Horcones y la de Tupungato, que es la más importante. En la de Horcones queda prácticamente nada y del lado del Tupungato, algo queda de aporte glaciar y periglaciar. Luego de los grandes caudales, los aportes del deshielo están llegando a su fin», confirmó el Jefe de Distribución del río Mendoza, Carlos Sánchez.
«El caudal que trae el río Mendoza a partir de una ola de calor extraordinaria, como definió el Dr. Federico Norte, produjo un continuo de caudales importantes con el río lleno. Por lo tanto, desde el Departamento General de Irrigación tomamos una parte de ese caudal para riego y para abastecimiento poblacional, y lo que sobró, que no puede captar el sistema de riego, fue evacuado por el dique Cipolletti aguas abajo. Irrigación, durante el mes de enero, ya sobre la última quincena; empezó a hacer erogaciones un poco más importantes», explicó Sánchez.
Luego detalló: «Hay días que nos ha aportado cerca de 160 metros cúbicos por segundo. Como para dimensionar: lo que estaba pronosticado era alrededor de 100 metros cúbicos como promedio para enero y 75 metros cúbicos promedio en febrero».
El calor ha impulsado los caudales hasta unos 150 kilómetros al Norte de Mendoza al punto de rozar los límites con la provincia de San Juan, y en el Este. El jueves 15 de febrero, el agua llegó a 60 kilómetros del rio Desaguadero, cuyo tramo medio es el límite entre Mendoza y San Luis. Pero las temperaturas pueden modificar este comportamiento del agua.
Esta semana, los caudales de los ríos, a causa de las temperaturas más bajas, se han visto un poco reducidos. Sin embargo, en el río Mendoza siguen por encima de los 100 metros cúbicos, con lo cual el embalse Potrerillos sigue lleno e Irrigación lo sigue evacuando. La cantidad de agua que ha liberado el organismo a través del dique ha disminuido en los últimos 3 ó 4 días.
Los cambios en el clima que se producen en Mendoza también son una variable de lo que ocurre a nivel mundial con el cambio climático. Al respecto, Sánchez aclaró: «Es un año atípico, venimos de un período de 15 años de escasez hídrica, solo interrumpido por el período 2015-2016 que fue bueno, cercano a la media, pero no tan abundante como este 2024. El año pasado a duras penas alcanzamos 800 hectómetros cúbicos de derrame del Río Mendoza».