La implementación del fraccionamiento móvil permite a las bodegas ajustar su producción a las exigencias del comercio internacional sin depender exclusivamente de infraestructura fija y mejorar su competitividad al acceder a procesos que garantizan la calidad e inocuidad del producto final. En Argentina, la empresa mendocina Vinitec -proveedora de este servicio a pequeñas y grandes bodegas de todo el país desde hace 23 años- explica cómo ha perfeccionado su línea con tecnología de última generación, garantizando una manipulación del vino sin alteraciones y con los estándares más altos del mercado.
Desde la resolución del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) de enero de 2025, que redujo los requisitos administrativos y flexibilizó la inscripción de prestadores de fraccionamiento móvil, se acortaron tiempos y costos para las bodegas. Esto es especialmente beneficioso para aquellos establecimientos productores de menor escala, que ahora pueden acceder a estos servicios sin la necesidad de incurrir en grandes inversiones en infraestructura fija.
Pero estos servicios deben garantizar a las bodegas que cada botella preserve la esencia de su terroir, ofreciendo procesos con mayor precisión y adaptados a las exigencias de los mercados globales. En este sentido, hablamos con Fabio Rey, gerente general de Vinitec, empresa que ha perfeccionado su línea de fraccionamiento móvil con tecnología de última generación, garantizando una manipulación del vino sin alteraciones y con los estándares más altos del mercado.
Rey explica que la primera instancia del proceso es el traslado del vino desde el tanque hacia el triblock de llenado. Un sistema triblock para botellas es una solución avanzada que integra tres procesos clave en una sola máquina: el lavado, llenado y taponado de botellas.
«En nuestro caso, contamos con bombas de tracción positiva con rotor de acero inoxidable y variador de velocidad. Esta tecnología minimiza el estrés del vino, reduciendo al máximo la incorporación de oxígeno y evitando alteraciones indeseadas en su perfil organoléptico. Gracias a nuestra vasta experiencia y un constante desarrollo impulsado por las exigencias de las bodegas de alta gama, hemos optimizado el sistema para garantizar niveles inferiores a 0.02 mg de O2 disuelto en el proceso de traslado.», sostiene Rey.


En el siguiente paso del proceso, el vino pasa por un filtro de celulosa tipo campana con placas filtrantes. «A diferencia de los filtros abiertos convencionales que pueden generar goteos y complicaciones técnicas en las bodegas, este sistema cerrado optimiza la eficiencia y evita pérdidas innecesarias. Además, permite la utilización de hasta tres tipos de placas con distintos niveles de porosidad en formato de cascada, lo que asegura una filtrabilidad homogénea y controlada antes de llegar a la siguiente etapa. La filtración del vino permite preservar sus propiedades organolépticas, sin producir alteraciones de color, brillo, ni tampoco de los matices gustativos.» agrega.
Luego se realiza la filtración final que garantiza el estabilizado y esterilización del producto. Para esto Vinitec cuenta con carcasas de cartuchos de 30 pulgadas con tres elementos cada una. Según la necesidad específica de cada bodega, se pueden emplear membranas que van desde el abrillantamiento hasta la esterilización del vino, garantizando un producto en óptimas condiciones para su embotellado.
«Cada una de estas mejoras responde a un solo objetivo: elevar los estándares de calidad en el fraccionamiento móvil, asegurando que cada vino llegue a la botella en su máxima expresión. En Vinitec, combinamos tecnología, investigación y un conocimiento profundo del vino para ofrecer un servicio que supera las expectativas del sector.» finaliza Rey.