La primavera en Murcia, España, es una época ideal para viajar y conocer el país del cual los argentinos heredamos el idioma y cuyos colonos son ancestros de un porcentaje calculado en el 40% de los actuales habitantes de la nación sudamericana. Muchos en el sur del mundo deben estar planeando «cruzar el charco» en viaje de vacaciones, trabajo o familia, y tal vez puedan llegar del 1 al 5 de mayo a Murcia para disfrutar la fiesta de los Caballos del Vino, en la localidad de Caravaca de la Cruz. Es una celebración única en el mundo, que aúna el amor por los caballos, la historia, la competición y por supuesto, el vino, nacida de una leyenda del siglo XIII, cuando los españoles luchaban para desalojar a los moros de la Península Ibérica.
Esta celebración se enmarca dentro de las fiestas patronales de la pintoresca localidad de Caravaca de la Cruz en honor a la Santísima y Vera Cruz. Las fiestas se celebran del 1 al 5 de mayo y están catalogadas como Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco, además de ser de Interés Turístico Internacional.
La Carrera de los Caballos del Vino se celebra cada 2 de mayo en conmemoración de una leyenda inspirada en hechos históricos acaecidos en el siglo XIII. La leyenda cuenta que las tropas musulmanas habían tomado los alrededores de Caravaca de la Cruz, por lo que la población cristiana se refugió en el castillo de la villa.
Pronto, el alimento empezó a escasear y la población autóctona comenzó a sufrir hambre y enfermedades. Así que emprendieron la búsqueda de agua y comida y se encontraron con que el agua estaba envenenada y casi no había nada que recoger. Hasta que encontraron una casa con sus bodegas intactas. Cargaron el vino en sus caballos y se dispusieron a volver al castillo.
En el camino, consiguieron sortear a las tropas enemigas y llevaron el vino al castillo. Allí, el vino fue bendecido por la Cruz de Caravaca y se obró el milagro: los enfermos que bebían este vino sanaban por gracia de la intercesión divina.
La fiesta que conmemora este episodio comenzó a celebrarse en el siglo XVII, según lo atestiguan las fuentes documentales. Desde entonces, la celebración ha ido evolucionando hasta convertirse en una de las más espectaculares y vistosas de toda España.
¿En qué consiste la fiesta?
La fiesta tiene como evento más importante la Carrera de los Caballos del Vino. Pero, además, se celebran otros actos de gran interés y belleza. En resumen, se trata de un triple evento competitivo en el que se valora la fuerza de los caballos, su belleza y la pasión de las peñas de la localidad por ganar la carrera.
Concurso de caballo a pelo
Se trata de un concurso en el que los caballos son los protagonistas y que abre las fiestas el día 1 de mayo. Las peñas caballistas muestran a sus caballos en su estado natural. Las crines se pueden recoger en trenzas o lucir alisadas, con todo el brillo y esplendor de tan noble animal.
Se realiza un pasacalle donde los caballos desfilan y galopan para lucir su belleza. Todo el desfile está animado por música de las bandas.
Los jueces del Bando de los Caballos del Vino son los encargados de premiar a los mejores ejemplares y a sus peñas. Esta celebración es la más joven de todas las de las fiestas, ya que se creó en 1980.
La Carrera de los Caballos del Vino
Es la celebración más espectacular para todos los sentidos. El ruido de los cascos de los caballos ensordece el recorrido de la carrera. Se trata de una competición en la que las peñas tratan de ser las más rápidas en subir la cuesta del castillo con sus caballos engalanados. Cada caballo es guiado por cuatro caballistas y para ganar deben de llegar todos a la meta.
Los mozos van ataviados con pantalón negro, camisa blanca y pañuelo rojo, lo que llena de estos colores el recorrido. La carrera se desarrolla en 80 frenéticos metros en una cuesta con una acusada pendiente del 14 por ciento y un gran desnivel. Si alguno de los caballistas se suelta del caballo, quedan descalificados.
La carrera se desarrolla en cuestión de segundos, pero para prepararla, caballos y caballistas entrenan durante todo el año para generar el gran espectáculo que supone.
El enjaezamiento
Una de las actividades más vistosas de los Caballos del Vino de Caravaca es el enjaezamiento. Se premia la calidad del vestido del caballo y la belleza de sus mantos y bordados.
Este concurso se realiza desde 1921 y se valora el trabajo de artesanía realizado para engalanar a los caballos. Los bordados se elaboran en seda y con materiales nobles, como el canutillo de oro y plata o la pedrería. El enjaezamiento consta de 18 piezas y para participar en el concurso las ropas del caballo deben ser nuevas cada año. Las votaciones las hacen las propias peñas.
La bendición del vino y las flores
El vino tiene un papel fundamental en esta fiesta desde sus inicios y debido a la historia sobre la que se sostiene. La bendición se celebra a la vez que la carrera y es un acto solemne y antiguo. El alcalde es el responsable de ofrecer las flores a la Cruz de Caravaca y el capellán bendice el vino y posteriormente sumerge la cruz con la que luego se bendecirán las flores.
Los Caballos del Vino mezclan la espectacularidad con el recogimiento sagrado. Son fiestas que giran en torno a la Cruz y a los caballos. Si estás pensando en hacer un viaje, merece la pena comenzar el mes de mayo ante tal festividad.
Fuente: Vinetur, por Ursula Marcos