Marcelo Japaz, presidente del directorio de Aeronáutica Mendoza Sociedad Anónima (Aemsa), llevó tranquilidad al sector agrícola en general y a los productores vitivinícolas en particular al informar que, mientras el aeropuerto de San Rafael esté cerrado por obras desde el 1/2 al 3/4/23, los 4 aviones de esta empresa estatal volarán con normalidad partiendo a sus misiones de mitigación de los efectos del granizo desde el aeropuerto de Mendoza. Esta operación es posible sin inconvenientes dado que los 4 Piper PA-31T Cheyenne II bimotor turbohélice cargados con la pirotecnia necesaria para disparar a las nubes tienen una autonomía de vuelo de 3 horas y media a una velocidad promedio de 450 km por hora, por lo que para ir y volver a la zona Sur necesitan 1 hora.
En reunión con empresarios y productores de la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuaria de San Rafael, y luego consultado por Enolife, Japaz aclaró también que no será posible operar desde los aeropuertos de General Alvear o Malargüe -más cercanos a la zona de mayor incidencia de tormentas-, ya que el primero no está habilitado para maniobras nocturnas y el segundo no cuenta con la suficiente dotación de personal de apoyo para estos vuelos.
El cierre temporario del aeropuerto internacional Santiago Germanó de San Rafael, entre el 1/2 y el 3/4/23, por obras de remodelación y ampliación de las pistas para recibir aviones más, grandes, provocó cierta inquietud en el sector agrícola por cuanto allí tienen su base 2 de los 4 aviones Piper Cheyenne II del sistema de mitigación de los efectos del granizo en Mendoza.
Sin embargo, los funcionarios y técnicos de Aeronáutica Mendoza Sociedad Anónima (Aemsa), encabezados por su presidente del directorio Marcelo Japaz, se encargaron de informar que no habrá ningún problema en llevar la base de los 4 aviones al aeropuerto de Mendoza, partiendo desde allí a donde las tormentas graniceras amenacen los cultivos. Esto será posible dadas las características técnicas aeronáuticas de los Piper biturbohélice, que cuentan con una autonomía de vuelo promedio de 3 horas y media a una velocidad de 450 km/h, lo que les posibilita arribar al núcleo granicero instalado en cualquier punto de la provincia, y luego retornar a la base, en no más de dos horas, con todos los márgenes de seguridad.
El pasado lunes 2/1, Japaz y el gerente de Amsa, Horacio Pessano, se reunieron con los directivos de la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuaria de San Rafael, para informarles sobre la nueva modalidad durante el cierre del aeropuerto Germanó. Los funcionarios de la sociedad del Estado aseguraron que Aemsa cuenta con todos los recursos necesarios para adaptarse a la emergencia, entre ellos cuatro aeronaves en óptimas condiciones y todo su personal disponible. Asimismo, aclararon que sólo serán trasladadas las operaciones aéreas, no las del Radar Meteorológico, que seguirán siendo realizadas desde San Rafael.
Por otra parte, Japaz garantizó que hay stock suficiente de bengalas y todo el material pirotécnico necesario hasta la finalización de la temporada, provisión asegurada en tiempo y forma porque actualmente todos esos elementos son producidos en la planta de la empresa Stroy Project de Lavalle, al norte de Mendoza.
Acerca de la actual campaña de mitigación del granizo, Japaz manifestó que, en cuanto a lo operativo y a la frecuencia e intensidad de las tormentas, estamos en una temporada «normal», pero advirtió que el balance final sólo se tendrá cuando se crucen los datos y comparen las cifras entre las denuncias de productores sobre daños en sus cultivos, la cantidad de vuelos y bengalas lanzadas, la actividad y efectividad de los difusores de yoduro de plata en superficie y otros parámetros.
Cómo se desplazarán los Piper biturbohélice
A su turno, el gerente de AEMSA, Horacio Pessano, aclaró los aspectos operativos de los vuelos. Según el detalle aportado por Pessano al diario La Ventana de San Rafael, «los aviones tienen una autonomía diurna de tres horas y media, y una nocturna de dos horas y media. En ese marco, posiblemente se utilicen los cuatro aviones de forma más regular, de manera escalonada para dar tiempo a la recarga de bengalas/combustible».
Pessano destacó que «desde octubre a la fecha, en un 70% de las 60 tormentas que se han registrado en el oasis Sur, han participado uno o dos aviones provenientes del aeropuerto de Mendoza, en el norte provincial».
Además, se refirió a la previsibilidad con que podrán trabajar, considerando que «la velocidad promedio de una tormenta es de 40 km/h, y transcurren de dos a tres horas, entre que nace, se desarrolla y se desplaza hasta el área cultivada».
No obstante, según manifestó Pessano a La Ventana, «puede ocurrir que la tormenta se genere en una zona con cultivos y sea explosiva en media hora; en ese caso, podrán actuar recién cuando la tormenta esté desarrollada…. De acuerdo a las estadísticas, en febrero se producen entre 10 y 12 tormentas, de las cuales 5 o 6 tienen una intensidad fuerte».
Por último, aclaró el gerente de Aemsa que «los aviones no disipan la tormenta, sólo siembran la nube para que se reduzcan los parámetros de granizo«, y que «en otros países está comprobado que puede aumentar la precipitación de agua hasta en un 30%».