Antes que se divulgue el pronóstico oficial de cosecha del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), estimaciones privadas calcularon la cifra y adelantaron que se espera una vendimia de buena calidad. En 2019 se recolectaron 24,5 millones de quintales.
En una nota publicada en el suplemento Rural de diario Clarín, firmada por el periodista Esteban Fuentes, expertos mendocinos en el tema como Marcelo Belmonte -director de Viñedos de Peñaflor- y Hernán Vila -director del INTA Mendoza- auguran una vendimia 2020 de volumen normal y buena calidad.
La cifra de 24 millones de quintales (2.400 millones de kilos) es ligeramente inferior a la de 2019, cuando se cosecharon 24,5 millones de quintales. Mientras se espera el pronóstico oficial del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), el dato anticipado sirve para alimentar expectativas y preparar el terreno para la elaboración en las bodegas. Cabe señalar que en Mendoza se encuentra el 70% de los viñedos del país, mientras que el 20% de los cultivos están en San Juan y el 10% restante en otras 16 provincias argentinas donde hay vitivinicultura.
A continuación transcribimos la mayor parte de la nota de Clarín:
«Estamos frente a una muy buena vendimia», graficó Marcelo Belmonte, director de Viñedos del Grupo Peñaflor, quien explicó que la cosecha comenzó con las variedades blancas tempranas y se extenderá hasta mediados de abril.
«El directivo describió que la sanidad de los viñedos es muy buena y las plantas están balanceadas en producción. «Por el momento, somos optimistas en cuanto a la calidad», aseguró.
«Según narró el directivo de la empresa, el clima en general jugó a favor de la producción vitivinícola.
«En Mendoza y San Juan, por ejemplo, detalló que se está transitando una vendimia con un clima más templado, caluroso y más seco que la anterior campaña. «Está entre 10% a 18% más de grados días», dijo. En este sentido, destacó que la madurez de variedades blancas, la que se está cosechando, está 14 días adelantada en comparación con el ciclo previo fundamentalmente por e calor.
«El número de racimos en estas variedades cosechadas eran normales en cuanto a la fertilidad de la planta pero sí notamos que el peso de los racimos son más livianos», señaló, pero aclaró que es muy temprano para hablar de menor producción porque son los primeros cuarteles terminados.
«En el caso de las variedades tintas, principalmente en la zona del Valle de Uco, narró que el tamaño de baya es más chico de lo usual por la mayor radiación y además, la planta ha estado en un nivel de restricción hídrica mayor de lo que ocurre normalmente.
«Cuando más chico es la baya, hay mayor relación entre hollejos-pulpa y esto es bueno desde el punto de vista cualitativo», señaló. Al ser un año más templado, agregó, los perfiles aromáticos están influenciados.
«Asimismo, en los Valles Calchaquíes, en Salta, donde la empresa también posee una de sus bodegas, el porcentaje de los grados días fueron similares al año anterior ya que hubo temperaturas normales y hubo más lluvias que el año anterior, que había sido uno de los años más secos de la historia del lugar.
«Hay producciones normales con muy buena calidad», se entusiasmó el director de Viñedos del Grupo Peñaflor, empresa que acaba de ser reconocida por su bodega Trapiche, que obtuvo el Wine Star Awards como “La Mejor Bodega del Nuevo Mundo” para su edición 2019.
«Esta vendimia va a ser de mediana para abajo en productividad y la calidad va a ser buena», resumió Hernán Vila, director del Inta Mendoza y especialista en vitivinicultura.
«Según el experto, durante los últimos años en relación al clima se vienen dando «varios desarreglos».
«En particular, este año hizo menos frío en el invierno de lo normal. «Las plantas pierden las hojas y necesitan una cantidad de frío para poder completar su período de latencia (descanso) y luego volver a brotar. Cuando hace poco frío, no se completa esa acción», explicó. «Y para colmo, luego del invierno, hubo situaciones de frío en primavera con heladas. No fueron masivas pero pueden haber afectados a las uvas blancas», agregó.
«De todas maneras, manifestó que las variedades tintas, que son mayoría, se encuentran con buen cuaje y racimo de uvas, por lo que se esperan cosechas razonables.
«Asimismo, completó que también desde fines de noviembre hasta fines de enero viene siendo más caluroso y sobre todo, esta vendimia específicamente.
«La demanda hídrica es muy alta y a veces sufren estrés hídrico. No afecta la producción porque los racimos de uvas están armados desde principios de diciembre, pero afecta la reserva de la planta para la producción siguiente», detalló.
«En este sentido, coincidió que el estrés hídrico de la vid es favorable para la calidad porque le propicia a la planta el metabolismo secundario, la ganancia de perfume y de taninos.
«Sin embargo, explicó que el clima está cambiante. «Enero fue caluroso y febrero comenzó diferente, con frentes más fresco y más lluvias», informó.
En el resto del país
«En la Rioja, que tiene el 4% del total de la superficie nacional, también se espera una producción similar o levemente inferior a la vendimia del año pasado.
«La sanidad y la calidad fue muy buena. Esperemos que el clima nos acompañe hasta el final de la vendimia para tener un buen producto», destacó Mario González, productor de Chilecito, en La Rioja.
«Vila, por su parte, comentó que en la Patagonia (del Río Colorado hacia el sur) las condiciones climáticas fueron favorables, con menos calor que la zona cordillerana norte, por lo que se esperan una buena producción.
Fuente: Diario Clarín