La prestigiosa publicación estadounidense de negocios y finanzas Forbes, en una nota del periodista John Oseid del 27 de enero, se refiere a Mendoza como un lugar que «subió de estatus en las últimas décadas para clasificarse como un territorio de vino superior, tanto como los Valles de Napa». El cronista viajero destaca las bodegas, restaurantes e instalaciones de Entre Cielos, Bodegas Casarena y Casa Vigil, así como el ciclo de Yoga por los Caminos del Vino.
«Mendoza, un viaje de vinos argentinos«
«Con la floreciente ola de enoturismo en Mendoza, muchos buenos hoteles y resorts han brotado en esta región del oeste argentino, con un impresionante telón de fondo de la Cordillera de los Andes. A continuación, una introducción sobre dónde el turista puede comenzar su búsqueda en esta zona que produce el 80% del vino de Argentina.
En Luján de Cuyo, un distrito residencial y vitivinícola al sur de la ciudad de Mendoza, el hotel Entre Cielos apuesta por un ambiente informal de lujo. Desde el espacio arbolado y semirrural en el que se encuentra, se puede llegar a la casa principal de la propiedad por un camino serpenteante, un agradable paseo corto que sirve como introducción a la tranquilidad que se vive en el resort.
Descansando junto a la piscina del patio trasero se puede disfrutar de una vista sin obstáculos de las estribaciones andinas, que parecen deslumbrantes cuando las puestas de sol caen sobre las cumbres.
En el lobby hay una galería de artistas plásticos argentinos. De allí, a través de un pasillo de cemento desnudo y poco iluminado, se llega a las habitaciones. Todo el conjunto le dan a Entre Cielos un aspecto ultra contemporáneo. Del mismo modo, las habitaciones, algunas a nivel del suelo, algunas en desnivel y con forma de cubo de dos pisos, y todas con patio, son minimalistas y acogedoras.
El spa de Entre Cielos cuenta con un circuito de 90 minutos de más de 6 estaciones que lo sumergen a uno en calor seco y vapor, interrumpido por una ronda de rélax en la piscina. Como era de esperar en una región vitinícola, las semillas, los extractos y los aceites de uva se usan en baños y tratamientos de exfoliación, mientras que las piedras calientes también están en el menú del spa.
Además de un desayuno libre con algunas opciones a la carta, el Katharina Bistro del edificio principal está abierto para el almuerzo y la cena. Por la noche, los invitados pueden optar por una lección sobre preparación de empanadas, mientras que una parrilla de asado tradicional se enciende en un hoyo afuera. Como sorpresa en esta meca de la carne, también hay opciones vegetarianas en el menú de Katharina.
Al comenzar las exploraciones de bodegas en Mendoza, se puede ver cómo los españoles se hicieron cargo de las técnicas y sistemas de riego de los huarpes y otros pueblos indígenas, algunos de cuyos canales históricos todavía están en su lugar hoy, tanto en viñedos como en la ciudad de Mendoza. Los viajeros del suroeste de los Estados Unidos reconocerán las mismas vías fluviales que las acequias mendocinas.
En cuanto a los vinos en sí mismos, el cultivo de viñas comenzó hace casi 4 siglos con los jesuítas, y hoy las variedades van desde el famoso malbec hasta otros tintos como bonarda, syrah, cabernet sauvignon, así como viognier y chardonnay entre los blancos.
Una sorpresa que es otro guiño para hacer un viaje a Mendoza por algo más que el vino, puede involucrar al cuerpo, en una sesión de yoga en un viñedo o una bodega. Organizado recientemente por la periodista Alejandra Navarría, el ciclo Yoga por los Caminos del Vino rota entre diferentes bodegas (la página de Facebook del programa muestra muchos asistentes felices en las prácticas de yoga).
Una de las sesiones de Yoga por los Caminos del vino fue en la Bodega Casarena (un acrónimo que significa «casa de arena») ubicada en un edificio centenario restaurado hace poco más de una década. Durante un almuerzo en la galería de entrada a la bodega, con carnes a la parrilla y una degustación de vinos después de la sesión de yoga, el visitante se enterará, por los guías, que el viñedo de malbec «Naoki’s» se llama así por uno de los nietos del dueño de la bodega.
Quienes hablan en español, encontrarán que El Enemigo es un nombre sorprendente para un vino. La bodega Casa El Enemigo, del winemaker Alejandro Vigil se ubica a unos treinta minutos al este de Luján en el distrito de Maipú, en la localidad Chachingo. Es un sitio súper amigable al que se ingresa a través de una pérgola. El nombre «El Enemigo» resulta ser una referencia a que uno mismo es su peor enemigo, o a la lucha interior dentro de uno. Esta idea filosófica surge de la mente fértil de Alejandro Vigil, ingeniero en suelos convertido en enólogo jefe de la reconocida bodega Catena Zapata, quien comenzó esta empresa conjunta con Adrianna Catena, historiadora con un doctorado en Oxford e hija del fundador de Catena Zapata, Nicolás Catena.
Vigil es una especie de celebridad vitinícola a quien algunos llaman el «Messi del vino», en honor al jugador de fútbol estrella de Argentina Lionel Messi. En lo que fue una gran sorpresa para enólogos de todo el mundo, el crítico de vinos Robert M. Parker, en 2018, otorgó 100 puntos al vino Gran Enemigo Single Vineyard Gualtallary Cabernet Franc 2013. Sin embargo, ambos socios de El Enemigo manifiestan un enfoque igualitario para el tema vinificación. Al producir cabernet franc, por ejemplo, la motivación de Vigil fue mostrar que Argentina puede hacer más que malbec, un tema que se escucha cada vez más entre los viticultores argentinos y mendocinos.
Los visitantes que llegan a Casa Vigil admiran muchas obras de arte verdaderamente originales que se encuentran dispersas por la propiedad. En homenaje a su abuelo nacido en Italia que solía recitarle pasajes de la obra de Dante Alighieri, Vigil ha tomado la Divina Comedia como inspiración temática.
En la entrada del sector de la bodega denominado «Inferno» (infierno, en italiano), los visitantes se encontrarán con una impactante estatua de metal de un Minotauro, obra del escultor Jorge Carnino. Desde allí se desciende por una colorida escalera de azulejos antes de pasar al sector «Purgatorio». El arte allí se encuentra en las cajas de vino diseñadas y pintadas por artistas locales. Incluso los tanques de vino de concreto en forma de huevo tienen dibujos hechos con tiza, con colores simples, que representan a la Cordillera de los Andes.
Tanto el almuerzo como la cena en Casa Vigil, este último con maridaje de vinos, pueden destacarse como experiencias gastronómicas destacables de Mendoza. También en esta bodega se puede reservar una sesión de Yoga por los Caminos del Vino. Cabe mencionar que Casa Vigil envía sus vinos a unos 20 países.
La buena noticia es que la mayoría de los vinos de Argentinan están disponibles en Estados Unidos en estos días, a precios no mucho más altos que en el país de origen.»
La nota de Forbes termina con los siguientes datos, importantes para promocionar el enoturismo en Mendoza:
«Cómo llegar: Los vuelos desde Buenos Aires a Mendoza se realizan en aproximadamente dos horas. El trayecto desde el aeropuerto hasta la zona de Luján de Cuyo es de unos treinta minutos.
Este año, la Fiesta de la Vendimia de Mendoza -el megaevento que celebra la cultura del vino- tendrá lugar en toda la provincia del 1 al 9 de marzo.
Para obtener muchos más datos de Mendoza, junto con excelentes mapas, la institución Wines of Argentina publica información detallada sobre viñedos individuales y sugiere cosechas selectas.«