En 2008, la tunuyanina Federica Agüero (42) empezó a trabajar como secretaria en el Centro de Desarrollo Vitivinícola (CDV) del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), cuyo objetivo es dar respaldo a los pequeños productores. Allí aprendió las labores agroindustriales y se enamoró de la vitivinicultura. Años después, el puesto que ocupaba se disolvió, pero ella, con ganas de progresar y determinación, presentó un proyecto para quedarse, y los responsables del CDV le dieron 6 meses para concretarlo. Antes de cumplirse ese plazo, 22 mujeres pequeñas productoras del Valle de Uco, Mendoza, coordinadas por ella, se asociaron en «Mujeres de la Viña». Hoy, elaboran sus propios vinos, fruto de las uvas de sus fincas, y como no podía ser de otra manera, la marca es «Mujeres de la Viña Apasionadas».
Por Lorena Mellone
(lmellone@enolife.com.ar)
Coordinadora del grupo Mujeres de la Viña y asesora del proyecto Centro de Desarrollo Vitivinícola, del INTA y la Coviar, Federica Agüero es otra de las mujeres fuertes que pone su pasión en las viñas. Madre, emprendedora, inquieta, inagotable. En el marco del Ciclo El Vino Las Une, de Enolife junto al Fondo Vitivinícola, tuvimos el placer de entrevistarla.
– Enolife: ¿Cuál es tu historia, Federica?
– Federica Agüero: Nací en Tunuyán, Mendoza, tierra que amo; allí cursé mis estudios primarios y secundarios. Tuve una niñez muy feliz, me crié en el Barrio Jardín de Tunuyán, donde hice mis amistades que hasta el día de hoy conservo.
Tengo 42 años y soy mamá soltera. Mi hijo Santiago tiene 17 años… Desde del día que me enteré que estaba embarazada entendí que mi vida iba a estar del lado de la lucha y los sacrificios.
Tengo dos pasiones: el vino y jugar voley, soy armadora del equipo máster de Tunuyán que participa en la Liga Mendocina de voley femenino, soy jugadora federada desde hace 10 años, y en este momento acabamos de ganar una semifinal y ascendimos a la categoría Máster A.
Ahora estoy cursando una diplomatura en Márketing Digital & Community Manager en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo.
– ¿Cómo te manejaste con tu maternidad, la economía y los tiempos?
– Antes de de trabajar en el INTA trabajé en el diario Los Andes, en la tesorería de avisos clasificados de Tunuyán, en esa época nada era digital. Y mi familia siempre estuvo presente ☺️☺️, mis padres son mi gran sostén.
Santi a los 4 añitos Santi a los 7 años
– Y tu hijo está por terminar el secundario… ¿Seguirá los pasos de la madre en la vitivinicultura?
– No, Santi es jugador profesional de la Lepra (Independiente Rivadavia de Mendoza), está en 5ta. división, es delantero, lateral por derecha, tuvo intención de estudiar algo para dedicarse a la vitivinicultura, pero su pasión es el fútbol. Así que hizo hasta 4to. año en la Escuela Julia Silva de Cejas de Vistaflores, y este año cursa 5to en la escuela Celina Palermo, donde puede hacerlo en forma virtual, porque por su carrera deportiva viaja mucho por el país 💙🤍.
– ¿Desde cuándo trabajás en el CDV INTA Coviar?
– Empecé hace 14 años… Una de mis mejores amigas, Belén Lascano, trabaja en INTA La Consulta y me avisó que necesitaban una chica para el puesto de secretaria del Centro de Desarrollo Vitivinícola, me entrevistaron y quedé, eso fue en el 2008.
Ahí tuve la suerte de tener un gran líder, Horacio Peinado, quien me enseñó a trabajar en este mundo de la agroindustria; me apasioné de tal manera que luego de varios años el coordinador del proyecto, Javier Vila, me avisó que el puesto de secretaria iba a desaparecer del proyecto y por ende yo podía quedar sin trabajo. Entonces le propuse que me diera la oportunidad de demostrarle que podía trabajar con productores y que tenía en vista un proyecto de mujeres vitícolas… Me dijo: «Te doy 6 meses para que me demuestres tu capacidad». Ahí nació Mujeres de la Viña, y creo que se lo demostré 😂.
– Y hoy sos la coordinadora de Mujeres de la Viña y asesora del CDV…
– Sí, un gran crecimiento, me da mucha felicidad lo que hago, tiene mucho de relaciones humanas, algo que me importa desde chica. Siempre empaticé con el otro, para mí es fundamental generar buenas relaciones, no podría trabajar con personas que no se integren. Me mueve poder ser útil a las personas que me rodean y me hace muy feliz verlas lograr objetivos y sueños … Siento que ese es mi rol.
– Tenías un plazo de 6 meses… ¿Por dónde empezaste?
– Durante los años de trabajo en el CDV observaba con mi compañera de trabajo Cintia Valverde que habían muchas mujeres dueñas de sus emprendimientos, que trabajaban individualmente y no estaban visibilizadas en el sector. Mí compañera me animó y desde el proyecto me dieron libertad para generar un nuevo espacio para ellas…
Te llevás Apasionadas y en cada botella te llevás un pedacito de nosotras»
Federica Agüero
Comencé con una reunión acompañada por la jefa de Extensión del INTA, Laura Costella, con Belén Lascano, que es técnica de la agencia, y con la socióloga del INTA Mendoza Carina Santi. En ese primer encuentro, al que asistieron 10 productoras, comprendimos que había una necesidad que nos unía. Luego fui visitando a cada una y conociendo sus historias de vida.
Son mujeres a cargo de sus viñedos, que estaban en la sombra, no estaban visibilizadas, porque sabemos que este sector siempre ha sido muy masculinizado, por la fuerza, por el trabajo en el campo. Muchas de ellas heredaron la finca y contaban que si en la familia no había un hijo varón, en general la viña se la daban al hermano, o al tío, o a algún pariente hombre, pero no a la hija mujer porque se suponía que la mujer «no estaba preparada para dedicarse a la vitivinicultura».
Sin embargo, estas productoras, dueñas de fincas de 1 a 20 hectáreas, producían uvas de muy buena calidad y tenían ganas de crecer, pero también tenían muchas debilidades como productoras, mucha necesidad de tener información técnica… Así empezamos a trabajar en sus demandas y fortalecer sus inseguridades. Seguimos con las reuniones, y en cada nuevo encuentro siempre se sumaban más productoras que querían cambiar la historia, querían romper patrones.
La unión entre nosotras fue creciendo; entendimos que juntas podíamos lograr muchas cosas, y sobre todo la satisfacción de ayudarnos unas a otras… Recuerdo que uno de los años, una de las productoras, Rosita Bordín, perdió gran parte de su cosecha debido al fuerte granizo, y no podía venderle las uvas a las bodegas, así que las mujeres del grupo decidieron comprarle la uva entre todas para elaborar el vino.
Entre ellas hay diferencia etárea, la más joven tiene 38 años y la mayor 76, todas tienen diferentes profesiones, o son amas de casa o docentes, pero . pero todas llevan adelante sus emprendimientos, y tienen mucha fortaleza.
– ¿Cómo se llaman estas mujeres?
Alicia Caraballo, Adriana Venturín, Carina Venturín, Graciana Poloni, Cristina Flores, María Elena Salomón, Griselda Delfino, Rosa Bordin, Cintia Valverde, Natalia Martín, Viviana Lencina, Mariela Ferrón, Teresa Capra, Norma Capra, Celia Dromi, Ana Maria Longhin, Jaquelina Savina, Karina Trape, Adriana Gómez, Carina Gollano, Cecilia Martini, Ester Minussi, y yo!
– ¿Y cuándo dieron el puntapie inicial?
En 2018, el sector vitivinícola atravesó una crisis, por la que a los pequeños productores les costaba vender su uva porque las bodegas estaban con sobrestock de vino ese año, entonces no tenían donde colocar y vender su uva. Nace así la propuesta de capacitarlas para que elaboren su propio vino y puedan agregarle valor a su producción, ya que corrían peligro no poder vender ese año.
Empezamos con un syrah a modo de prueba; es una variedad que a nosotras nos gusta mucho, es un vino fuerte, un vino que tiene que ver con estas mujeres luchadoras y fuertes, sobre todo; hicimos 100 botellas como para ver si lo que habíamos aprendido estaba bien aplicado. A nuestras familias les encantó y al año siguiente se elaboramos 600 botellas de merlot y malbec.
Cuando nos dimos cuenta que elaborábamos un gran producto y que podíamos lograr nuestro sueño de colocar nuestra marca «Mujeres de la Viña Apasionadas», buscamos asesoramiento legal y formamos la Asociación de Mujeres de la Viña; gracias a esa figura legal accedimos a una línea de financiamiento de Coviar y compramos la maquinaria para elaborar muestro vino. Hoy, 22 mujeres productoras integran la asociación y elaboramos 2.000 litros de vino «escuela» y 6.000 litros de vino para comercializar; tenemos un blend syrah, cabernet y malbec, que sale $800 y un malbec 2021, a $600.
– ¿Cómo lo venden?
Como esta zona del Valle de Uco tiene mucha competitividad en vinos, y son todos de muy buena calidad, pensamos que iba a ser difícil, pero nuestro vino tiene historia y eso lo hace diferente.
Tuvimos la posibilidad de contar la historia en diferentes medios, nos han abierto muchos caminos. Explicar al comprador qué se lleva con este vino «Apasionadas», distinto al resto, contando que son de producciones de mujeres que además lo elaboran artesanalmente con mucho esfuerzo y que en cada botella no sólo estaba el vino, sino la vida de éstas 22 mujeres fuertes. Contamos su vida, mujeres que se levantan a las 6 de la mañana, se van al viñedo, saben lo que es sufrir con el clima, conocen las preocupaciones de la cosecha, la pelea del precio a bodegas. Es decir, te llevas Apasionadas, y en cada botella te llevas un pedacito de nosotras.
Apasionadas Malbec 2021 Apasionadas Blend 2021
Ese valor hizo que el vino sea exitoso y de hecho la mayoría de los compradores han sido hombres, equipos de futbol de primera división, de San Lorenzo, Godoy Cruz, que tuvieron la posibilidad de conocer nuestro vino a través de nuestro club, que nos compraban para llevar de regalo a otros clubes, y ahí empezamos a venderlo… Y de la edición limitada nos queda muy poco, pero ya tenemos la próxima añada en tanques y barricas para fin de año. Además, lo vendemos a través de nuestro instagram, o por WhatsApp al +54 9 2622 228 313.
– ¿Cómo es el vino?
– Es un vino con 9 meses de barrica, que a la vista tiene tonos muy notorios, fuertes, violáceos en el malbec; es un vino fuerte en boca, un vino para tomar con un buen asado, es un vino fuerte como nosotras mismas.
– ¿Cuáles son los planes a futuro?
– Primero estamos por acceder a un crédito del Ministerio de Producción de la Nación para completar el circuito de elaboración del vino; por el momento contamos con un galpón que nos cede el INTA, donde tenemos una despalilladora, etiquetadora, tanques y barricas. Con este crédito lograríamos comprar la llenadora, prensa, capsuladora y un tanque de acero inoxidable.
Y la última novedad fue que el intendente de San Carlos, Rolando Scanio, adjudicó a la Asociación un lote de 5.300m2 en comodato por 5 años en La Consulta, San Carlos, y ahí va a estar nuestra bodega con otra línea del Ministerio de la Nación. Exactamente, está ubicado en el Parque Industrial de La Consulta, sobre la Ruta 92, y si Dios quiere, en dos años el vino saldrá de allí.
Y como la unión hace la fuerza, y nuestra fuerza es mucha, estamos pensando en exportar, no hay techo.