En el último simposio sobre la digitalización de la vitivinicultura realizado por la Organización Internacional de la Vid y el Vino (OIV) en noviembre de 2021, expertos de todo el mundo debatieron sobre la utilización y el futuro de la inteligencia artificial en el sector. La robótica fue uno de los temas que despertó mayor interés y polémicas. Al respecto, los científicos aseguraron que la automatización de las labores del viñedo y la bodega está creciendo y que se extenderá a todo el globo a mediano plazo. A continuación, uno de los abordajes sobre el uso de robots debatidos en el encuentro.
La británica Universidad de Cambridge define a un robot como una «máquina controlada por una computadora que se utiliza para realizar trabajos automáticamente«.
Los robots pueden ayudar a los humanos o replicar comportamientos de los humanos. Al principio, sólo se usaban para realizar tareas monótonas, pero han evolucionado hasta ejecutar acciones más complicadas, que facilitan diferentes tipos de trabajo.
Todos los robots tienen diferentes niveles de autonomía, desde robots controlados por humanos que llevan a cabo tareas rutinarias, sobre los que un operario tiene control total directo, hasta robots totalmente autónomos que realizan tareas sin influencias externas.
En la industria del vino, los robots de alta tecnología equipados con inteligencia artificial (IA) se están convirtiendo en una ayuda esencial para minimizar, por ejemplo, los efectos de la sequía, las temperaturas fluctuantes y los cambios en los horarios de cosecha. Son más precisos y rápidos que cualquier viticultor humano.
Cuando se habla de las aplicaciones y beneficios de la robótica en el sector de la vid y el vino, hay una serie de trabajos que se pueden desarrollar de acuerdo a su posición en la cadena de valor.
Los robots en el viñedo
Con respecto a la plantación (tradicionalmente un trabajo o proceso realizado por al menos dos hombres), los robots pueden perforar un agujero en el suelo con un tubo de metal hueco y depositar las semillas utilizando un mecanismo de aire comprimido. Una vez plantadas las vides, los robots pueden monitorear factores como el rendimiento de la uva, el crecimiento vegetativo y la composición en viñedos.
Con estos datos, se puede crear un mapa que muestra la calidad del cultivo en zonas específicas, y cuando se trata aumentar el rendimiento, prevenir enfermedades o controlar el exceso de crecimiento. Las vides se pueden podar y los pesticidas se pueden aplicar de manera eficiente usando robótica. Para efectuar estas tareas de manera eficiente y exacta, se debe confeccionar una imagen digital 3D de la planta, permitiendo que las máquinas se muevan a lo largo de las vides, podando y fertilizando.
Así como la siembra, seguimiento, poda y fertilización de las vides se pueden automatizar, la tarea de cosechar uvas también puede ser realizada por robótica, sacudiendo las vides y recogiendo las uvas a medida que caen de la vid. Las aplicaciones de la Internet of Things (IoT) se pueden clasificar según su lugar en la cadena de valor.
Bodega y distribución
En las etapas finales de la cadena de valor, el uso de robots es común en muchos almacenes y bodegas, así como para algunos centros de logística centro. Son útiles cuando se trata de realizar un seguimiento eficiente del inventario dentro de muchos almacenes en diferentes lugares, y ayudan a aumentar la productividad en la etapa de distribución.
A través del almacenamiento inteligente, es decir la automatización de almacenes a través de robótica e IA, la etapa final del ciclo de vida del vino es considerablemente mejorada.
Así, la distribución y la comercialización resultan más eficientes debido al ahorro de tiempo y a la automatización del trabajo operativo. Gracias a la integración de robótica e inteligencia artificial, numerosas tareas pueden ejecutarse de forma autónoma, logrando mayor seguridad, control y optimización de toda la logística de la empresa, mejorando también los flujos de mercaderías y la capacidad de control de inventario.
«Con los últimos avances en esta tecnología, una vez que se mejoren la provisión de energía y la eficiencia, y a medida que vayan reduciéndose los costos, es posible que en los próximos tres a cinco años estos sistemas sean más viables y tengan un impacto mucho mayor en el sector vitivinícola».
Albert Strever, profesor de la Universidad de Stellenbosch, en Sudáfrica. Experto en innovación, informática y teledetección en cultivos de vid.
Aplicación en el sector
En los últimos años, el uso de drones y robots, dos tecnologías cada vez más comunes en la vid y el sector vitivinícola, se han convertido en algo habitual. Por ejemplo, durante los dos últimos años, una bodega española está usando drones en sus viñedos para crear un «mapa de vigor», es decir para determinar el grado de madurez y la calidad de las uvas e identificar el momento óptimo para la cosecha.
Por otra parte, la Unidad Politécnica de Valencia (España), presentó un robot autónomo de seguimiento de viñedos como parte del proyecto Vinescout.
El dispositivo ayuda a los productores de vino a medir parámetros clave del viñedo, como el estado hídrico de la vid, las temperaturas del entorno vegetal y de las hojas, y en general el vigor de la planta. Este nuevo robot combina visión 3D con sensores de ultrasonido y inteligencia artificial, lo que resulta en una conducción más precisa.
Otro ejemplo es una bodega del sur de Europa, que mediante sistemas automatizados de gestión del transporte controla y optimiza todos los flujos logísticos de la empresa; también han implementado visión artificial y soluciones robóticas para controlar los flujos entrantes y movimientos en planta de materia prima y transporte de productos terminados.
Tecnología en el futuro
En algunos sectores, como la industria del automóvil, estas tecnologías están muy desarrolladas y juega un papel crucial. Sin embargo, en la vitivinicultura se encuentran en una etapa temprana, con muchos desafíos por delante. Estos inconvenientes incluyen el alto costo de los equipos, la falta de cultura tecnológica en el sector y la escasez de profesionales capacitados en esta tecnología.
Otro problema es el alto consumo de energía de los robots, es decir que aún no tienen una autonomía de uso de largo tiempo. Sin embargo, por su practicidad y bajo costo de mantenimiento, cada vez es más conveniente utilizar tractores eléctricos autónomos.
Fuente: Organización Internacional de la Vid y el Vino (OIV)