Con el acuerdo entre las empresas Boeing (EEUU) y Airbus (UE) tras un conflicto de 17 años por el otorgamiento de subsidios estatales de uno y otro lado, el pasado 15/6/21 los gobiernos de Estados Unidos y del bloque europeo decidieron levantar las mutuas medidas económicas de represalia, en principio por 5 años pero con proyección a ser permanente.
Los llamados «aranceles Trump» se aplicaron durante un año y medio a las exportaciones e importaciones de todo tipo, por un valor total de U$S 11.500 millones. A los productos agrícolas -entre ellos el vino- los afectó por U$S 1.000 millones. No es una buena noticia para las exportaciones de vino argentinas, que habían obtenido ventajas de ese bloqueo.
El acuerdo comercial alcanzado por Estados Unidos (EEUU) y la Unión Europea (UE) el 15 de junio pasado para poner fin a la disputa entre las empresas aeronáuticas Boeing y Airbus también terminó con los aranceles que encarecían productos como el vino o el aceite de oliva europeos, que se vieron gravados durante un año y medio con un 25 % adicional.
Los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea pactaron acabar con estas tarifas, que gravaron las exportaciones agrícolas por valor de unos 1.000 millones de euros, según estimó la secretaria de Estado de Comercio de España, Xiana Méndez. Y es que los aranceles por la guerra comercial trascendían a la aviación civil, afectando también a productos alimenticios como el queso, el aceite, el vino o la aceituna.
Los productos agrícolas de España, Francia, Italia, Rusia y otros países se vieron gravados durante un año y medio con un 25 % adicional, debieron asumir los productores y en alguna medida se trasladaron a los precios finales de los alimentos procesados en las góndolas de los supermercados.
El primer paso para rebajar las tensiones se dio el pasado marzo, cuando las dos partes acordaron suspender los aranceles impuestos tanto al sector aeroespacial como a otras producciones durante un período de cuatro meses, el objetivo de facilitar la negociación.
En octubre de 2019 ambas administraciones se impusieron aranceles recíprocos como represalia por el conflicto comercial entre Airbus y Boeing que venían manteniendo en la Organización Mundial del Comercio (OMC), y que llevó a la UE a aplicar aranceles por valor de U$S4.000 millones (3.360 millones de euros) tras las subvenciones ilegales recibidas por el fabricante de aviones estadounidense.
Los aranceles que aplicaba EEUU a las exportaciones europeas suponían un incremento del 10 % para los productos de la industria aeronáutica y del 25 % para los agroalimentarios, para un total de U$S7.500 millones. Y los que aplicaba la UE fueron por U$S4.000 millones para distintos productos. En total, el perjuicio para los productores de ambos países fue de U$S11.500 millones.
Entre los productos más afectados para la industria agroalimentaria española e italiana estaban el aceite de oliva, los vinos, las aceitunas y los lácteos, pero también productos porcinos y frutos como los duraznos, las peras y los cítricos, muy valorados en el mercado estadounidense, pero que el aumento de tasas perjudicó. Para evitar que el incremento del 25 % repercutiera íntegramente en el precio final, productores, importadores y distribuidores asumieron el costo, lo que se unió a las dificultades de un año marcado por la pandemia.
Tras la firma del arreglo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaró: «Con el acuerdo sobre Boeing-Airbus, hemos dado un paso importante en la resolución del conflicto comercial más largo de la historia de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Me alegra ver que, tras un intenso trabajo entre la Comisión Europea y la administración estadounidense, nuestra asociación transatlántica está en camino de alcanzar la velocidad de crucero. Esto demuestra el nuevo espíritu de cooperación entre la UE y los EEUU y que podemos resolver las demás cuestiones en beneficio mutuo. Juntos podemos ofrecer resultados a nuestros ciudadanos y empresas».
Por su parte, el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, declaró: «Con este acuerdo, damos por zanjado el conflicto entre Airbus y Boeing. Demuestra que la relación transatlántica está pasando al siguiente nivel y que podemos trabajar con EEUU para resolver conflictos de larga duración. Ahora tenemos tiempo y espacio para encontrar una solución duradera a través de nuestro nuevo Grupo de Trabajo sobre Aeronaves, al tiempo que ahorramos miles de millones de euros en derechos para los importadores de ambos lados del Atlántico».
Mario Lázzaro: «No es una buena noticia para el vino argentino»
Ante este nuevo escenario, existe preocupación por el futuro de las exportaciones de vinos argentinos hacia su principal cliente, EEUU. Al respecto, Mario Lázzaro, gerente de ProMendoza -la entidad público-privada encargada de impulsar el comercio exterior de Mendoza-, dialogó con Enolife acerca de esta situación que podría perjudicar nuestras ventas.
«La suspensión por 5 años de los aranceles no es una buena noticia para el vino argentino», consideró Lázzaro». Y especificó: «Ese arancel ad valorem del 25% que se venía aplicando como sanción, afectó a los vinos de cuatro países de Europa, en especial a España-que junto con Chile es nuestro principal competidor en los distintos mercados del mundo. De este modo, para Argentina esa circunstancia constituyó una oportunidad de penetración y crecimiento de un segmento que se venía perdiendo debido al retraso y al cepo cambiario a partir de 2011. Los vinos argentinos fueron recuperando el mercado de EEUU a partir de mayo de 2018, con la devaluación del peso, debido a la crisis financiera del gobierno de Macri. Esta situación nos permitió volver a ser competitivos desde el punto de vista cambiario, y nos dio la posibilidad de entrar en el segmento del entry level que habíamos perdido a manos de los españoles -principalmente- y de Chile».
El desafío es no perder el mercado ganado en Estados Unidos, porque desde mayo de 2018 veníamos recuperando las ventas a nuestro principal cliente. Ahora tendremos que volver a competir con España, pero podemos aprovehar el impulso de ese mercado recuperado en este último tiempo».
Mario Lázzaro, gerente de ProMendoza
El ejecutivo de ProMendoza amplió: «El mercado de vinos en EEUU es fuerte, potente, y es el principal mercado que tiene Argentina. La recuperación que tuvimos, que fue principalmente en volumen, y un poco también en valor, se debió en gran parte al arancel ‘castigo’ del 25% a los vinos españoles. De este modo, la suspensión por 5 años de esos aranceles genera incertidumbre. Pero todavía tenemos la oportunidad de aprovechar la inercia generada desde 2019, cuando la devaluación del 2018 empezó a tener efecto positivo en el mercado externo.
Finalmente, Lázzaro dejó entrever el «vaso medio lleno» de la situación: «En el futuro inmediato tendremos que volver a competir con los españoles como proveedores del mercado de EEUU. La diferencia es que si ya estamos instalados, entonces el desafío es no perder el mercado ganado y, por supuesto, que no haya un retraso cambiario que sea utilizado como ancla para la inflación y de esa manera perder competitividad».
Fuentes: RTE (radio y televisión española), Euronews, Tecnovino y ProMendoza