El presidente de la Asociación de Viñateros de Mendoza, Eduardo Córdoba, reclamó diálogo, transparencia y la posibilidad de discutir en conjunto con el gobierno argentino las reformas en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). El directivo vitivinícola declaró que no está en contra de algunas de las anunciadas modificaciones, pero advirtió sobre la falta de participación de los actores de la cadena productiva en la definición de las nuevas normas.
Las recientes reformas impulsadas por el gobierno argentino en el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y en la legislación sobre contratos de compra-venta de uva encendieron alarmas en el sector vitivinícola. Desde la Asociación Viñateros de Mendoza (AVM), su presidente Eduardo Córdoba hizo pública su crítica: “Dejan afuera al productor de la letra chica y no se puede desmantelar las herramientas que sostenían al productor”.
Córdoba advirtió sobre la falta de participación real de los actores de la cadena productiva en la definición de las nuevas normas: “Formamos parte de la cadena productiva, pero no se nos consulta como corresponde. Queremos evitar que estas modificaciones habiliten prácticas desleales que perjudiquen tanto al consumo interno como a las exportaciones”.
El dirigente hizo referencia a un «proceso de retroceso que lleva años, marcado por el abandono del trabajador agrícola, la competencia con otras bebidas y una caída del poder de negociación en el mercado por atomización». Y recordó: “Este año dijimos claramente que la uva se estaba pagando lo mismo que el año pasado, con costos por las nubes. ¿Y qué nos dijeron? ‘Es el mercado, arréglenselas’. Pero después sí intervienen, y es para desguazar. Es un discurso raro y paradójico”.
Desde la AVM afirmaron que la vitivinicultura no es sólo una industria: es trabajo, cultura y economía regional. En los lugares más recónditos de la provincia, en pleno invierno, las familias tienen trabajo por las tareas de poda y mantenimiento. El comercio de los departamentos se mueve en buena medida gracias a eso. «Y si el productor desaparece -advirtieron-, no hay vendimia, no hay turismo, no hay fiesta. Se pierde una oportunidad cultural y económica enorme.
Sobre el rol del INTA, Córdoba valoró el acompañamiento de los técnicos y apoyó la priorización de programas específicos para los viñateros. Sin embargo, alertó sobre los cambios propuestos: “Modifican organismos clave como el INTA y el INV con el argumento de modernizar, pero no se discute con quienes realmente conocen la actividad. No estamos en contra de algunas modificaciones pero sí de las formas inconsultas con los actores que llevan décadas en la actividad».
La preocupación central, afirmaron,m pasa por el control de la etapa inicial de la elaboración: “Nos inquieta mucho qué va a pasar con el control de la cosecha. Si desaparece o se debilita el INV, se abre la puerta a maniobras que dañan al productor, a la calidad del vino argentino, a la calidad del vino y por consecuencia al consumidor”.
Desde la AVM pidieron diálogo, transparencia y la posibilidad de llegar a un “punto de confluencia” para reunirse con los gobiernos de Mendoza y de la Nación. “No nos oponemos al cambio -concluyó Córdoba-, pero queremos que sea para mejorar y no para destruir lo que costó décadas construir”.
Fuente: AVM. Foto principal: gentileza Rodrigo D’Angelo












