El ingeniero agrónomo y escritor Cristóbal «Coco» Sola ordena y sintetiza en este artículo las ideas sobre los posibles efectos del calentamiento global en la vitivinicultura. Plantea los tres escenarios ambientales que podrían ocurrir a nivel global: moderado, significativo y severo. El primero sería manejable, el segundo soportable y el tercero, catastrófico. Y lo más importante: propone herramientas para sustentar el cultivo de vides y la elaboración del vino en las dos primeras hipótesis.
Cambio climático y vitivinicultura
Desde hace unos años escuchamos opiniones diversas acerca del cambio climático con más dudas que certezas. Ya hay informes acerca de su magnitud y extensión y conferencias globales acerca de esta problemática. Hay coincidencias acerca de que enfrentamos un escenario de cambio climático y que dependerá de las acciones para disminuir las emisiones de gases invernadero, el grado y tiempo de ocurrencia de este fenómeno global.
El mundo vitícola se mueve a partir de especulaciones y de estudios de simulación que se iniciaron mucho antes que esta problemática se instalara. Se estudian modelos que predicen o aventuran hipótesis de cambio en las condiciones agroecológicas en importantes regiones vitícolas y por lo tanto en las características de las uvas y los vinos que podrán producirse.
Los escenarios probables
En el plano de las especulaciones, podemos pensar en tres escenarios globales.
- Un cambio climático moderado. Con leves cambios en las temperaturas y precipitaciones, a las que el viñedo actual se puede adaptar con muchas de las herramientas que se describen más adelante. En este escenario no debieran esperarse cambios apreciables en los vinos y no sería necesario el desplazamiento territorial de los viñedos. Este escenario no necesariamente se instalaría en la misma magnitud en todas las regiones vitícolas.
- Un cambio significativo. Cambios en las temperaturas y precipitaciones que incidirán en algunas regiones sensibles con cambio en las características de los vinos y deslocalización parcial de viñedos. Este escenario abarcaría a casi todas las regiones vitícolas.
- Un cambio severo. Con pérdida de sustentabilidad del viñedo actual. Se producirán importantes desplazamientos de territorios vitícolas y cambios en las características de los vinos. Este escenario alcanzaría a todos los viñedos, y comprometería la sobrevivencia de muchas otras formas de vida.
Cambios en los viñedos
En el primer escenario, los cambios en las temperaturas y precipitaciones, pueden alcanzar a todo el ciclo de la vid o solo parcialmente una o mas estaciones. Dependerá en que etapa de la fenología del viñedo ocurran los cambios, cómo será la incidencia en la productividad, longevidad del viñedo y las características de las uvas y los vinos.
Son conocidos los efectos de las altas temperaturas sobre los procesos de la madurez de las uvas, provocando el desfasaje de la madurez azucarina respecto a otros aspectos de la calidad de las uvas. Del mismo modo, un aumento de las precipitaciones o condiciones de sequía sin alternativas de riego, serán determinantes en el cultivo de la vid, e incidirán en distinto grado según sea su ocurrencia en cada estación del año.
Nuestras provincias cuyanas muestran una acelerada amenaza a raíz de la sequía por falta de precipitaciones níveas en los Andes centrales.
El cambio climático, en cualquiera de sus manifestaciones y cualquiera sea la progresión del mismo en el tiempo, implicará al cultivo de la vid y a prácticamente todos los seres vivos. Entre ellos, aquellos que hoy interactúan con la vid y muy probablemente otros que hasta el día de hoy han compartido el nicho ecológico de la vid sin interferencias negativas.
Entre los que hoy interactúan, encontraremos algunos que pueden pronunciar su interacción sobre la vid, como ocurrirá con el complejo fúngico, “mildew-oidio-botritis”, que ante un incremento de las temperaturas estivales y aumento de las precipitaciones pueden terminar presentando un escenario sub tropical y aún tropical en algunas regiones. Donde las precipitaciones disminuyan, in situ o en las fuentes de agua de riego, este complejo fúngico también alterará sus efectos.
Con el complejo de hongos llamado genéricamente “enfermedades de la madera”, esperaríamos un incremento de su interacción cuando aumenten las precipitaciones.
Las plagas animales modificaran su etología y algunas que son consideradas plagas secundarias pueden transformarse en principales por el incremento del número de generaciones y poblaciones en el ciclo anual. En este escenario podría mencionarse a la polilla de la vid, la cochinilla harinosa, algunas especies de nemátodes del género Meloydogine, y otras especies que hoy no tienen incidencia mayor en el viñedo. Entre las que siendo ajenas a nuestro ecosistema, pueden encontrar en el futuro un sitio, se encuentran las temidas “chicharritas”, vectores de la enfermedad de Pierce y Flavescencia Dorada que ya asolan grandes áreas templado cálidas del hemisferio norte.
Enfermedad de Pierce Flavescencia dorada
En el caso particular de Argentina y Chile con grandes extensiones de viñedos a pie franco de vides europeas, es una gran incógnita predecir qué ocurrirá con la Filoxera.
En el segundo escenario, en algunas regiones los cambios serán manejables y en otras se producirá la deslocalización inevitable de viñedos.
Cambios en los vinos
De no mediar acciones concretas, un escenario de cambio moderado implicara, en muchas regiones, un cambio apreciable en las características de los vinos. Las principales, como consecuencia de las alteraciones del metabolismo de los hidratos de carbono, y por ende en el equilibrio azúcar-acidez al llegar las uvas a madurez. Este equilibrio implica cambios en el pH de las uvas, la cantidad de materia colorante, su estabilidad, en síntesis, su equilibrio global.
Herramientas para enfrentar el cambio climático
En el escenario de cambio moderado debemos recurrir a dos tipos de herramientas para enfrentarlo, las que atañen al manejo del viñedo y las propias de la genética adaptada a esta nueva situación.
A. Manejo: Sistemas de conducción, orientación, consociaciones y tecnología en bodega
En el viñedo, la misma vid se adapta a muy diversos sistemas de conducción, desde los de gran expresión vegetativa como pérgolas y parrales, pasando por los clásicos espalderos, los más novedosos sistemas en lira, los antiguos gobelet o los modernos box y minimal prunning.
Parral tradicional cuyano con riego a manto Viña tradicional en Mendoza con riego por surco
Cada sistema le permite a la planta de vid interactuar con el ambiente de un modo distinto, interceptando más o menos luz, según el sistema, dando por resultados cambios en los procesos metabólicos y en consecuencia en las características fisicoquímicas y organolépticas de las uvas. La orientación de las hileras, la exposición del terreno, el control de vigor con portainjertos, la densidad de plantas, son todas opciones que también permiten a la planta de vid adaptarse a condiciones diversas y a veces extremas.
Las coberturas verdes, las labranzas, la consociación, cortinas vegetales, mallas, mulching, riego por gota, microaspersión, fertilizaciones controladas, uso de aminoácidos nutrientes , hormonas, más la tecnología en agroquímicos y tantas otras prácticas difíciles de agotar en esta corta enumeración, lograrán acercar condiciones subóptimas de cultivo en el futuro, a resultados muy aceptables en las uvas y vinos.
A este arsenal tecnológico que se desarrolla en el viñedo, se le suma otro, tan complejo, como es la tecnología enológica del siglo XXI, con control riguroso de los procesos de fermentación, levaduras y enzimas direccionales, centrifugación, ósmosis inversa, maduración controlada, etcétera. En síntesis contamos con gran cantidad de herramientas aplicables a condiciones agroclimáticas cambiantes como son la de esperar en un escenario de Cambio Climático Moderado.
B. Genética, variedades, clones, portainjertos, OGM
La vid es una especie sumamente plástica que el hombre ha cultivado desde al menos cinco milenios y cultiva en condiciones agroecológicas muy diversas. Algunas de esas condiciones extremas, son similares a las que esperaríamos encontrarnos en el futuro en zonas que hoy presentan condiciones óptimas para el cultivo de la vid.
Sólo como simples ejemplos de la amplitud de condiciones en que se cultiva la vid, se pueden mencionar viñedos en el centro y norte de China como expresión de climas continentales rigurosos, sur de China , Vietnam, India, con climas tropicales y subtropicales, Medio Oriente y todo el entorno mediterráneo, con clima templado, la costa norte atlántica europea o los valles costeros en California con clima marítimo, al igual que Nueva Zelanda y la costa Este de Australia. En el hemisferio sur, clima continental moderado como en los viñedos de Argentina y con clima casi mediterráneo en el centro de Chile.
También hay gran variabilidad en cuanto a las altitudes en que se desarrollan viñedos de calidad. Los costeros como Bordeaux o Napa, las mesetas intermedias como en España, o los altos valles andinos a 2.500 m.s.n.m como en Salta, Argentina o Tarija en Bolivia, mostrando la diversidad de ambientes en que actualmente se desarrolla la viticultura.
La adaptación a diferentes suelos de la Vitis vinífera es también muy alta y mucho más aún la adaptación de otras Vitis americanas y asiáticas, sus cruzamientos e híbridos usados como portainjertos que permiten el cultivo de la vid en una gran diversidad de ambientes. Sólo para ilustrar algunos extremos, se mencionan la Vitis berlandieri y Vitis champini, naturales de los desiertos de Texas y Nuevo Mexico, muy resistentes a sequía; la Vitis riparia, originaria de la zona de los Grandes Lagos en EEUU y Canadá, adaptada a suelos humíferos y húmedos. O Vitis amurensis, de origen asiático, capaz de soportar temperaturas invernales de 30 grados bajo cero.
A la ya conocida variabilidad varietal, ya con más de 5.000 variedades cultivadas en el mundo, se suma la variabilidad clonal, que en algunos casos es poco significativa, pero en otros ofrece una fuente de diversidad de magnitud como para pensar en utilizarla intensivamente en esta etapa. Valga como ejemplo lo que muestra nuestro conocido malbec, en el que hemos encontrado diferencias de largo de ciclo superior a los 20 días entre algunos clones.
Otras especies del genero Vitis constituyen una fuente importante de genoma intraespecífico, sobre la que se ha trabajado en el último siglo y medio, con logros significativos en la resistencia de portainjertos, pero escasos resultados en la obtención de variedades aptas para vinos, uvas de mesas y pasas.
Recientemente se han obtenido nuevos cruzamientos entre las vides europeas y americanas, utilizando la técnica de retrocruza con un 99 % de genoma vinífera y alta resistencia a enfermedades fungosas.
Los Organismos Genéticamente Modificados Intraespecíficos (OGMI) son más que una promesa, ya esta técnica permite “programar” una nueva variedad muy bien adaptada a determinadas condiciones ambientales y resistencia a enfermedades. Estas nuevas variedades tienen su genoma íntegramente proveniente del género Vitis, pero por ahora no son bien aceptadas en el mercado.
A modo de colofón, y a tono con las tendencias modernas de la viticultura, debemos entender el viñedo y el vino como un ecosistema, reaprendiendo desde una nueva visión el manejo del viñedo y el aprovechamiento del acervo genético. Contamos con herramientas, aunque quizás no sean suficientes, para enfrentar un cambio climático moderado. Es necesario progresar en estudios básicos en forma global para toda la industria y desarrollar paquetes tecnológicos integrales adaptados a cada región, a medida que se perfilen los cambios permanentes.
No debemos, ni podemos, esperar que el cambio climático ocurra para actuar.
Cristóbal Sola, ingeniero agrónomo. Abril 2020