El enólogo de la bodega mendocina Domaine Bousquet pertenece a una nueva generación de winemakers argentinos que piensa el vino -en su caso, especialmente al malbec- como un producto orgánico, biodinámico y ecológico. Experto en el tema, asegura que en los últimos 5 años se ha duplicado la cantidad de vinos orgánicos presentes en el mercado y la cantidad de bodegas que han obtenido la certificación para producirlo. Para él, el público consumidor valora, sabe diferenciar y elige cada vez más este tipo de vinos que levantan la bandera del triple impacto: sustentabilidad, reducción de la huella de carbono y comercio justo.
El vino argentino, con el malbec como estandarte y variedad emblemática, ha tomado muy en serio enarbolar la bandera del triple impacto positivo, en respuesta a las exigencias del mercado internacional y el requerimiento de los consumidores.
En Mendoza, Rodrigo Serrano, enólogo responsable de elaborar los vinos de la bodega Domain Bousquet, viene trabajando hace 25 años en el cuidado de vinos orgánicos, desde el implante de las vides hasta la puesta en botella.
En esta entrevista realizada por el equipo de prensa del gobierno de Mendoza, Serrano defiende al vino orgánico como la joya del presente y la carta de futuro de la industria vitivinícola argentina.
–¿Por qué Mendoza es la cuna del malbec?
-Principalmente por su historia, por su suelo, por su clima, por su gente. Estos factores, desde que empezó la vitivinicultura en Mendoza y Argentina, hicieron que la provincia se volviera en el corazón productivo del vino en general y del malbec en particular, justamente porque las condiciones de la provincia se prestaron para eso. Hoy en día, toda esta historia que nos acompaña como hacedores de vino hace que tomemos cada vez más fuerza y seamos referentes.
Pero hay que saber que en Mendoza tenemos no solamente un malbec, sino que tenemos un montón de malbecs, que vienen de diferentes zonas, y es lo que estamos pudiendo entender, desarrollar y potenciar como industria. Así que eso, para mí, es lo que lleva a Mendoza a ser referente de lo que es malbec.
–¿Cuál es la situación hoy de los malbec orgánicos, biodinámicos y ecológicos? ¿Cómo evolucionan?
-Actualmente, en el desarrollo del mundo y de las sociedades, cada vez toma más fuerza algo que en Domaine Bousquet se viene haciendo hace más de 25 años, que es pensar el vino desde la sustentabilidad. Nosotros, hace más de 25 años, plantamos vides en Gualtallary (Tupungato, Valle de Uco, Mendoza) y, desde el primer día decidimos ser orgánicos, entendiendo que las generaciones futuras tendrán una mayor producción gracias al uso responsable de la tierra.
-¿Qué es lo que hace que un vino sea orgánico?
-Un vino orgánico se piensa y se desarrolla con lo que la tierra tiene para darle, y la fruta obtenida no va a tener más que lo que la tierra le dio. Esa fruta se lleva a la bodega, se hace el vino vino simplemente con la fruta, y allí tenemos un malbec orgánico que va a expresar el lugar sin ningún tipo de intervención, sin ningún tipo de agregado, sólo con lo que nos da la tierra. Eso es para nosotros un malbec orgánico, y eso es lo que el público busca cada vez más, porque sabe lo que tiene dentro de la botella.
–¿Cómo ve el desarrollo de estos vinos con base sustentable en comparación a la producción clásica?
-El vino orgánico hoy está creciendo. Nosotros lo vemos en el mercado, no solamente por la respuesta de los consumidores, sino también porque vemos que cada vez más productores transforman sus viñedos en orgánicos para poder abastecernos de uva. Es un trabajo que venimos impulsando desde hace más de 15 años, y hemos logrado que muchos productores de la zona se transformen a lo orgánico.
En los últimos cinco años, se ha duplicado la cantidad de vinos orgánicos y lo mismo pasa con establecimientos que certificaron para poder hacer este tipo de vino. Entonces, se puede decir que el vino orgánico no es una tendencia sino que es una realidad y posiblemente el futuro de la vitivinicultura argentina, porque Mendoza y Argentina tienen en sus condiciones climatológicas un montón de bondades para que el desarrollo de la vitivinicultura orgánica tenga potencial y sea asociada a los vinos de calidad.
–¿Cómo definiría al malbec argentino?
-Yo definiría al malbec argentino como algo muy versátil y con un montón de expresiones. Porque hoy ya no hablamos de malbec argentino en general, sino que tenemos que profundizar en las regiones de esta variedad… Dentro de esas regiones tenemos un montón de subregiones. Nosotros ya hablamos de las diferentes regiones de Gualtallary, por ejemplo. Esto explica que, en un primer momento, el malbec nos abrió las puertas al mundo en los 90, pero hoy sigue abriendo puertas cada vez que nos metemos dentro de esa profundización de entender que no hay un solo tipo de malbec sino que hay un montón de perfiles de esta variedad. Eso es lo que nos va a permitir es captar un montón de consumidores, la variedad y la diferenciación, cualidades que no tenía antes ese malbec generalista, que a los nuevos consumidores no seducía. Eso nos permite seguir creciendo como industria.
–¿Qué representa el malbec para Mendoza?
-El malbec para Mendoza y para los mendocinos es una marca registrada. Lo siento como una oportunidad de llevar Mendoza al mundo, porque gracias no solamente al malbec, sino también a la gente de Mendoza, a toda la hospitalidad que tenemos aquí, podemos recibir a gente de todo el mundo que viene atraída por la propuesta del destino. Esa propuesta en muchos de esos casos está soportada por el malbec y por la vitivinicultura en general. Entonces yo creo que esta cepa fue la punta de lanza. Yo creo que hoy, en Argentina, Mendoza es conocida y asociada al malbec y veremos qué pasa en el futuro gracias a que esta variedad nos abrió las puertas al mundo.
-¿Qué es el malbec para vos?
-El malbec para mí es vida. Gracias a esta variedad inicial, que nos abrió las puertas al mercado mundial, también es la llave para poder vender un montón de otras variedades. Entonces el malbec para nosotros es vida y es futuro. Creo que hay mucho futuro gracias a todas las hectáreas que hoy hay plantadas.