El 25 de febrero del año 1778 nació en Yapeyú, Corrientes, el General José Francisco de San Martín y Matorras, quien se ganó el título de Padre de la Patria y resultó el prócer más querido y respetado en América Latina. Para conmemorar su 242 cumpleaños, rescatamos datos sobre la importancia del vino en el Cruce de los Andes y transcribimos un fragmento del libro «Al gran pueblo argentino salud», del historiador Felipe Pigna, titulado «San Martín, el vino, las etiquetas y el patriotismo».
Una de las tantas genialidades del gran prócer latinoamericano fue darle al vino un rol protagónico en el Cruce de los Andes. Y es que San Martín lo eligió como alimento y fuente de energía para los soldados que debían cruzar los Andes, destinando 113 mulas, cada una con una barrica de vino, para transportar el fruto de la vid, asegurándole a cada soldado una botella por día.
San Martín era un gran defensor del vino mendocino, tal como cuenta Felipe Pigna en su relato de «San Martín el vino, las etiquetas y el patriotismo».
«Ya en 1816, el general San Martín lo había podido demostrar con su gran sentido del humor y su vocación didáctica sobre el valor de lo americano. Mientras aceleraba la formación del ejército para iniciar sus campañas libertadoras, un día llamó a Manuel de Olazábal, entonces un muchacho de 16 años pero ya veterano de combate y teniente de Granaderos. El Libertador le tenía un gran aprecio y hacía poco lo había puesto al frente de su escolta.
Según narraría Olazábal: ‘En el momento en que entré, me preguntó‘:
-¿A que no adivina usted lo que estoy haciendo? Hoy tendré a la mesa a Mosquera, Arcos y a usted, y a los postres pediré estas botellas y usted verá lo que somos los americanos, que en todo damos preferencia al extranjero. A estas botellas de vino de Málaga, les he puesto ‘de Mendoza’, y a las de aquí, ‘de Málaga’. «
Efectivamente, después de la comida, San Martín pidió los vinos diciendo:
–Vamos a ver si están ustedes conformes conmigo sobre la supremacía de mi Mendocino.
Se sirvió primero el de Málaga con el rótulo ‘Mendoza’. Los convidados dijeron, a lo más, que era un rico vino pero que le faltaba fragancia. Enseguida, se llenaron nuevas copas con el del letrero ‘Málaga’, pero que era de Mendoza.
Al momento prorrumpieron los dos diciendo:
-¡Oh!, hay una inmensa diferencia, esto es exquisito, no hay punto de comparación…
El general soltó la risa y les lanzó:
–Caballeros, ustedes de vinos no entienden un diablo, y se dejan alucinar por rótulos extranjeros, y enseguida les contó la trampa que había hecho”.
Lo cierto es que, más allá de la pasión de San martín por los vinos de Mendoza, después de la Guerra de la Independencia, los mendocinos se aprestaron a poner en marcha una nueva etapa de la historia, en la cual el vino tendría un rol central. Al romper los lazos con España, se generaron las condiciones para superar los límites que la metrópoli había impuesto al desarrollo económico regional, e incorporar nuevas opciones tecnológicas y comerciales.
En los años siguientes, el nivel de actividad vitivinícola se mantuvo en estándares elevados, al menos hasta fines de la década de 1820. Hacia 1827, Mendoza exportaba 1.000.000 de litros entre vinos y aguardientes. Esto significaba un aumento del 50% en 25 años.
Los vinos y aguardientes eran la principal producción de Mendoza. Así se refleja en las estadísticas de “exportación”, es decir, de productos que se vendían fuera de la provincia. De acuerdo con los datos correspondientes a 1827, Mendoza exportó 12.738 cargas hacia los mercados de Chile, Buenos Aires, San Luis, Córdoba y Santa Fe.
Casi dos tercios del total era vino y aguardiente. Seguían en importancia trigo y harina, las frutas de orejón , jabón y cebo. Evidentemente, hacia fines de la década de 1820, la economía de Mendoza seguía centrada en la industria vitivinícola.
Fuentes: «Al gran Pueblo Argentino salud» de Felipe Pigna y «Mendoza. Crónica de nuestra identidad». Programa 3 – «La vitivinicultura en Mendoza: Primera Parte», (2004). Edición conjunta: Universidad Nacional de Cuyo, Centro de Información y Comunicación y Dirección General de Escuelas