Hoy 14/2, en su primer día al frente del ente regulador del vino en Argentina, Martín Hinojosa sorprendió a todos anunciando que flexibilizará trámites y regulaciones en busca de acompañar los cambios de hábitos en el consumo. «Es fundamental lograr que cada vez se venda más vino», expresó. Así, el tunuyanino toma distancia de la anterior conducción del Instituto Nacional de Vitivinicultura y anticipa que al Estado también le importará que el negocio marche bien en beneficio de toda la industria.
Por su perfil de productor vitivinícola, político peronista y funcionario público, muchos en la industria imaginaban que Martín Hinojosa, al asumir la presidencia del INV, anunciaría medidas prácticas para aggiornar la función reguladora del ente, en especial para compensar los desajustes que ocasiona la aplicación a rajatabla de la antigua Ley de Vinos, que ya cumplió 60 años y para algunos está quedando obsoleta. Pero Hinojosa (45) fue más allá y dio a entender que el INV se involucrará más en la promoción del vino y buscará, usando sus herramientas legales, que las ventas de la bebida nacional mejoren en toda la cadena de comercialización.
Así lo manifestó expresamente Hinojosa en una de las primeras entrevistas concedidas a un medio de comunicación. Esta mañana, en comunicación con Radio Nihuil de Mendoza, dejó claro cuál será la impronta de su gestión. A continuación, reproducimos el reportaje completo realizado por el equipo de «Primeras voces».
«El INV tiene que acompañar los cambios a nivel de consumo»
-¿Cuál considerás que debe ser el rol del INV?
-La gran cadena del vino tiene varios actores. Y un actor fundamental es el Instituto Nacional de Vitivinicultura, que tiene que estar presente protagonizando y acompañando los cambios que se vienen dando en todo el mundo, a nivel de consumo, a nivel de gustos, a nivel de momentos… Hemos perdido muchas veces los momentos de consumo. Creo que es fundamental lograr que cada vez se venda más vino. ¿Por qué? Porque si no estamos siempre en la discusión del stock, en la discusión del precio, en la discusión sobre el volumen de la cosecha, y si la cosecha es grande, en lugar de ponernos contentos nos preocupamos porque la cosecha es grande…
-¿Y cuál sería tu estrategia para acrecentar el consumo y la venta de vino?
-Creo que no hay una estrategia única, porque nadie se las sabe todas… Si no, en estos últimos 30 años ese alguien hubiera hecho lo que hay que hacer. Sí creo que el vino se tiene que ir adaptando a los nuevos hábitos; puntualmente, tenemos que acercar el vino a los jóvenes. Los jóvenes no toman el vino como lo tomamos nosotros, ellos no tienen prejuicios en tomarlo, en mezclarlo, en consumirlo en distintos momentos. Nosotros muchas veces tomamos el vino nada más que durante las comidas, y en Argentina y el mundo los jóvenes tienen otra cabeza. Adaptarnos a esa cabeza no es un tema menor, y sí es un tema estratégico a la hora de incrementar el consumo. Creo que mientras más vino vendamos, la rueda empieza a andar mejor.
-¿Qué regulaciones debería cambiar el INV para que se puedan lograr esos cambios culturales, que tanto tienen que ver con cuestiones de consumo, de publicidad, de márketing? Está claro que eso lo deben hacer otras entidades, ¿pero qué es lo que puede hacer el INV para empezar a cambiar esa rueda?
-Algunas cositas se pueden ir haciendo, como por ejemplo acompañar a que sea mucho más sencillo esto de vender más vino. Con un ejemplo se entiende: se pusieron de moda y funcionan muy bien los patios cerveceros y los patios con foodtrucks, y vemos que el vino no está presente en esos lugares… ¿Y por qué no está presente en esos lugares? Bueno, porque hay que hacer una serie de trámites y autorizaciones, que cuando se hacen por cantidades pequeñas, por pocos litros, resultan engorrosos. Entonces, creo que tenemos que tener esa flexibilidad para no perder esos momentos de consumo. Al principio uno ve que son poquitos lugares, poquito consumo, pero cuando empieza a proliferar por todos lados, dominan el consumo. Entonces te quedás afuera por no acompañar esos cambios. No digo que no haya que controlar, todo lo contrario, hay que controlar y hay que hacerlo bien; lo que no podemos es impedir por burocracia o impedir por controles y quedarnos afuera de estos espacios. El vino tiene que estar en todos estos espacios.
«No vamos a impedir con trámites engorrosos estar en los patios de vino»
-¿Qué tenés pensado en este sentido? ¿Qué medidas podrían relajarse un poco sin perder el control de la genuinidad y autenticidad del buen vino?
-Bueno, primero hay que plantearlo en una mesa de situación para ver cuáles son las mejores alternativas. Por ejemplo, que algún porcentaje mínimo de la elaboración tenga flexibilidad, para poder rápidamente sacar un trámite en el INV y estar presente en esos patios de vino… Es decir, no hacer como si necesitaras concretar una venta de millones y millones de litros. A veces, con un mínimo porcentaje que permita para hacer todo este tipo de trámites, quedaría de alguna manera más ágil sin perder los controles. Se puede plantear progresivamente, con un porcentaje donde vos decís bueno, esta bodega puede estar presente en este patio y tenemos el vino, que es lo importante, consumiéndose de una manera diferente. Y el INV debe acompañar esa modalidad y flexibilizar esa posibilidad, cosa de que el que toma la decisión de estar en el patio, de llevar su bodega, su marca, su vino, no diga que se lo impidieron por la complejidad de los trámites. A esa lógica me refiero, a esa lógica de pensar las cosas más simples…
-Uno de los objetivos, de las metas de todos los productores mendocinos es justamente incrementar la exportación…
-Creo que tenemos que recorrer los países consumidores de vino y tratar de hacer convenios donde sea más ágil la entrada de vino; hacerlo desde el lado de la técnica, desde el lado de la burocracia, desde el lado de las etiquetas… Y que no nos autoimpongamos medidas paraarancelarias… Tenemos que ser mucho más sencillos, por no siempre en el mundo nos piden supercontroles para comprarnos el vino. En el mundo, el que prueba el vino y le gustó y lo quiere comprar, no se fija demasiado en si el análisis o la parte técnica está al 99 por ciento o al 100 por ciento. La verdad es que el que compra vino en el exterior prueba 5, 6, 7 o 20 muestras y dice me gustó esta muestra de Argentina y compra ese vino. No pesa en la decisión de vender vinos al exterior el tema de si tenemos los controles perfectos, superpefectos o no tan perfectos… Y después, hay que trabajar mucho con Cancillería. Tenemos que estar presente permanentemente en los países consumidores, con los organismos tanto privados como estatales, bodegas y productores, tratando de tener presencia. No podemos dejar de estar presentes. Cuando uno va a las ferias internacionales ve que están todos los pabellones, de China, de España, de Italia, de Estados Unidos… Y Argentina tiene que estar. Es uno de los países productores más importantes, somos el quinto productor mundial y tenemos que estar, tenemos que proporcionar las herramientas para acompañar y estar presentes, desde el lado técnico, tratando de promocionar, tratando de aportar un granito de arena… Y desde el lado financiero o estadual, tratando de acercar herramientas que les permitan a los empresarios poder viajar y mostrar los vinos.
«No debería usarse al pronóstico de cosecha como una herramienta para fijar precios»
-¿Qué se debe hacer con las estimaciones o pronósticos? Porque es un dato siempre muy discutido, pero que incide mucho después en las negociaciones y especulaciones de precios…
-Es un tema que no alcancé a ver en el primer día de trabajo en el INV, pero es un tema sumamente delicado. En la experiencia que tengo, como productor, los pronósticos de cosecha nunca dejan conformes a nadie. Si es alto, perjudicás al productor. Si es bajo, perjudicás a la bodega. Hay que entender al pronóstico como herramienta, entender que tiene un margen de error, y hacerlo lo más profesional posible, entendiendo que es un pronóstico y puede tener errores. Recordemos los errores de la campaña política, las encuestas, cómo le escapaban a los porcentajes de intención de voto… Esto es distinto, pero creo que no debería transformarse al pronóstico en una herramienta para fijar precios. Me parece que hay que discutir otra cosa, me parece que hay que discutir cómo hacemos para vender más vino…
-¿Entonces no habría que hacerlo más el pronóstico?
-No, no, yo no digo eso. Digo que hay que entenderlo como una herramienta que tiene su margen de error. Porque, como te digo, deja conformes a unos y enojados a otros. Pero también me gustaría hacer un análisis sobre cuántas veces un pronóstico mejoró o perjudicó la situación de precios, en qué medida incidió. Porque yo creo que generalmente los precios se terminan fijando después de que la cosecha terminó. Generalmente te dicen, bueno, está la uva, más o menos el precio va a andar por acá, pero recién nos sentamos a negociar en mayo. No sé si el pronóstico te mejoró o empeoró esa situación… En la historia que yo tengo como productor, en mayo te sentás a negociar y te dicen mirá, lo que se va a pagar es esto, o no se puede pagar más de esto, o todas las bodegas están pagando tanto… Han sido muy pocas las veces en que el productor ha tenido el poder de negociación, recuerdo dos años solamente…
-Gracias Martín por atendernos…
-Voy a estar disponible las veces que me requieran, porque hay que comunicar todo lo que sea necesario, tanto lo bueno como lo malo.