La arquitecta sanjuanina Alba I. Ramos Sanz -docente e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet)- presentó a principios de agosto, en el Congreso de Arquitectura CRETA XII realizado en San Juan, un interesante análisis comparando las estrategias para el ahorro de energía pasivas y activas, con sus respectivos costos, que pueden utilizarse en bodegas para los procesos de vinificación.
A continuación, replicamos el resumen y las conclusiones del estudio, acompañados del PDF del artículo completo. El título de esta nota es nuestro, mientras que los párrafos seleccionados y los textos destacados corresponden en parte a Enolife y en parte a los periodistas del Observatorio Vitivinícola Argentino, que difundió en primera instancia la publicación.
PhD-MBA Arquitecta Alba I. Ramos Sanz
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) – Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de San Juan (FAUD-UNSJ) Instituto Regional de Planeamiento y Hábitat – Provincia de San Juan, República Argentina.
aramossanz@faud.unsj.edu.ar
En Argentina, el 93% de la Oferta Total de Energía Primaria es producida con recursos propios. La fuente primaria más utilizada es el gas natural. A pesar de la constitución de su matriz energética, Argentina se ubica entre los países con menor emisión de gases de efecto invernadero, estando en línea con la medida mundial. El Factor de Emisión para consumo, en base a la Matriz Energética Nacional (2010), se estima en 0,38 tnCO2eq/MWh.
Desde el año 2016 se implementan políticas de quita de subsidios a los servicios. Hasta el 2018, la variación porcentual acumulada en el incremento de los costos energéticos en pesos argentinos supera la misma en dólares. Las estrategias que atienen a reducir la demanda energética en la industria se encuentran limitadas a un contexto económico nacional desgastado. Las bodegas pueden requerir hasta un 70% de su demanda energética en el control térmico de los procesos de vinificación.
En este trabajo publicado se lleva a cabo una investigación cualitativa a partir de un Estudio de Casos de una bodega con el objetivo de comparar la relación costo – efectividad de estrategias pasivas (como aislación térmica) y activas (como por ejemplo el uso de paneles solares) para su eficiencia energética. A este análisis de cuatro niveles simulados de intervenciones pasivas, se le incorporan los resultados obtenidos para la estrategia activa, en dos niveles de experimentación. Se construyen las tasas de descuento para el flujo económico y energético local. Los resultados proporcionan: primero, la economía energética entre estrategias activas y pasivas aplicadas al caso; y, en segundo lugar, la estrategia económica-energética óptima para el caso analizado, entre todas las estrategias y niveles considerados.
Esta investigación busca representar la realidad económica-energética de la aplicación de las estrategias activas frente a las estrategias pasivas para la reducción de la demanda energética en una bodega de fermentación y conservación de vino. Se aborda un caso de tipo experimental, en el cual se utiliza la simulación como herramienta de experimentación.
El caso analizado
La autora presentó como caso analizado un predio que contiene una serie de instalaciones además de la bodega, tales como galpones de empaque, frigoríficos y extensas superficies cultivadas con viñedos. Se realiza un relevamiento para determinar las características de la empresa, las envolventes industriales y la potencia de los equipos existentes en la bodega y el predio. La envolvente de la bodega presenta 855 m2 de superficie cubierta, 976 m2 de muros exteriores, 23 m2 de ventanas y 80m2 de portones metálicos.
La bodega encierra 3.840 m3 de volumen de aire y una producción que se estima en los 755.900 litros de vino por año. La actividad presenta un comportamiento energético estacional, con fuerte incremento de la demanda de potencia (Figura 1) entre los meses de diciembre y hasta marzo. La demanda de potencia media mensual alcanza un promedio de 100.000 kW, para lo cual la empresa dispone de 200.000 kW de potencia contratada a la distribuidora de energía, en concepto de cargo fijo. La demanda anual de energía se estima en los 3.500.000 kWh, para abastecer a todos los predios e instalaciones de la empresa, dado que es éste el único recurso energético utilizado
La Figura 1 refleja el funcionamiento en el predio a lo largo del año, período en el cual además de las actividades llevadas a cabo en la bodega, se mantienen activas las bombas de riego presurizado.
La bodega se encuentra en la Provincia de San Juan, en la zona Bioclimática III; el entorno en el cual se halla se caracteriza por su aridez y amplitud térmica, alcanzando en verano temperaturas máximas promedio de 33.1°C
Conclusiones del análisis comparativo entre estrategias pasivas y activas
En el estudio titulado «Análisis comparativo de costo-efectividad entre estrategias pasivas y activas para la eficiencia energética en bodegas – Un estudio de casos», su autora Alba I. Ramos Sanz realiza las siguientes Conclusiones, que deberán interpretarse a partir de la lectura completa del trabajo, cuyo archivo en PDF aquí reproducimos:
«Los resultados indican la preponderancia económica de la estrategia pasiva aislación térmica de muros exteriores de la bodega en todos los niveles de experimentación, por sobre la estrategia activa de generación de energía solar fotovoltaica. En el caso de la estrategia activa los indicadores energéticos señalan que el ahorro mejora con cada nivel superior de experimentación, pero que puede superarse ampliamente con la estrategia activa N2-PV100.
«La inversión inicial para la estrategia activa en sus dos niveles supera el doble del capital requerido para la estrategia pasiva N1, pero en el caso de la estrategia activa N2-PV100 la cobertura de la demanda energética es superior. Resulta complejo tomar una determinación; la estrategia activa es preferible desde el enfoque energético, pero no lo es desde el enfoque económico si nos basamos tanto en la inversión inicial requerida como en el flujo de fondos económico para un horizonte temporal de 25 años. De esta manera y considerando el enfoque económico la estrategia pasiva N1 cumple con las reglas de decisión económica-financiera y en general también los demás niveles de la estrategia pasiva son opciones rentables.
«Respecto de la variable tiempo se unificó un horizonte temporal de 25 años a efectos comparativos tanto para la estrategia activa como pasiva. Desde este enfoque, contemplando el período de repago simple, la estrategia pasiva en tres de sus cuatro niveles, proporciona un recupero de la inversión en un plazo menor a 10 años. Comparando la estrategia activa N1-PV y la pasiva N1, ambas con el mismo ahorro energético (18.930 kWh/año), para recuperar la inversión en el primer caso se requieren 81 años, mientras que en el segundo caso se demandan 6 años. Si se optimiza la estrategia activa a través de N2-PV100, el período de recupero se reduce a 14 años.
«Contextualizando estos años en la vida útil de las tecnologías que se analizan se observa que un panel fotovoltaico tiene 25 años de vida útil frente a más de 30 años -50, a veces 80 años que tiene una edificación. En el caso de la estrategia activa N2-PV100, cuando se recupera la inversión, restan 9 años de su vida útil antes de su liquidación final, mientras que en el caso de la estrategia pasiva N1, cuando la inversión se recupera, pueden quedar más de 30 años de vida útil durante la cual proveerá ahorros energéticos moderados. El análisis comparativo no alteraría sus resultados si estimáramos tasas de descuento distintas o si estimáramos tarifas de energía eléctrica más caras. Podríamos observar resultados económicos distintos en caso que disminuyera la inversión inicial requerida por la estrategia activa».
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Fuentes: Alba I. Ramos Sanz (PhD-MBA-Architect, investigadora adjunta Conicet, profesora adjunta FAUD (UNSJ), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet), Instituto Regional de Planeamiento y Hábitat (IRPHa-Conicet), Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (FAUD), Universidad Nacional de San Juan (UNSJ); y Observatorio Vitivinícola Argentino (OVA)