Con una técnica denominada «riego subsuperficial», que emplea cañerías plásticas enterradas junto al sistema radicular de las plantas, ambas instituciones mendocinas realizan una prueba piloto para regar viñas reutilizando efluentes domésticos tratados según normas internacionales. El proyecto surge de la necesidad de combatir las sequías que afectan el oeste argentino por efecto del cambio climático global.
Comenzaron las tareas para realizar una prueba piloto de riego subsuperficial con efluentes grises en la provincia de Mendoza. De esta manera, ya se lleva a la práctica un convenio que en agosto del año pasado firmaron el superintendente general de Irrigación, Sergio Marinelli, y la directora del Liceo Agrícola, Celia Núñez, por el cual las instituciones se comprometieron con un proyecto elaborado conjuntamente por técnicos del organismo del agua y expertos de ese establecimiento educativo dependiente de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo).
En la primera etapa se midió el área en la cual se va a desarrollar el proyecto. Al mismo tiempo, se realizaron trabajos de movimiento de suelo, cavado de surcos y de los pozos donde se plantaron las vides. La tarea fue llevada a cabo por alumnos de 6º año del colegio, con la conducción de profesores y de personal de la Dirección de Gestión Ambiental del Recurso Hídrico de Irrigación.
El riego subsuperficial es la aplicación de agua a las plantas por debajo de la superficie del suelo, utilizando conductos que distribuyen el agua en las inmediaciones del sistema radicular de las plantas.
Qué son y cómo se depuran las aguas grises
Se conoce como aguas grises o efluentes grises a las aguas residuales domésticas. Provienen de la cocina y de la ducha, por ejemplo, y se canalizan, por lo general, a un tanque de compensación donde se realiza la depuración mediante diversas técnicas.
Si se realiza un adecuado tratamiento de aguas grises, el agua puede volver a utilizarse para regar las plantas, ya que conserva nutrientes como fósforo y nitrógeno, que son una excelente fuente de alimento para las plantas, o también puede usarse para lavar patios, coches y otras actividades con fines domésticos.
Los diversos métodos utilizados deben ser seguros, desde el punto de vista de la salud, y no perjudiciales para el medio ambiente.
Algunos datos a tener en cuenta: el agua gris puede desviarse por gravedad o mediante una bomba. El tanque de compensación puede ser cualquier tipo siempre que sea adecuado para contener la descarga inicial de agua. El tanque de compensación debe vaciarse por completo cada vez que las aguas grises se dispersan al sistema de riego o tratamiento.
Por otro lado, hay sistemas que dependen de plantas y microorganismos naturales para tratar el agua, con un estándar muy alto, que garantiza su uso para que pueda reutilizarse de manera segura. La principal ventaja de este tipo de sistemas es que tratan el agua gris de forma natural y también mejoran el medio ambiente debido a las plantas utilizadas y a la fauna que les atrae.
Los tanques biodigestores donde se procesan estas aguas utilizan un proceso anaeróbico, que separa los líquidos de las grasas, para realizar un tratamiento primario del agua. Su funcionamiento es muy simple. En una primera etapa, el biodigestor separa los lodos del agua. Luego, mediante la digestión anaeróbica, el agua es recibida por un dispositivo de acondicionamiento de agua anaeróbico. Finalmente se produce la salida del agua tratada a un pozo de absorción, zanja de filtración o campo de oxidación.
Cabe destacar que los plantines de vid, variedad malbec, fueron donados por el Vivero Productora, ubicado en San Martín, Mendoza. También la Inspección Canal Pescara y el Dique Cipolletti aportaron algunos materiales, que serán utilizados en la construcción de espalderos para la conducción de las cepas.