El ingeniero agrónomo y diplomado en Economía que reemplazó a Eduardo Sancho desde el 9 de noviembre como presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas de Argentina (Acovi) reseñó, en rueda de prensa, el panorama que enfrenta el cooperativismo del vino en un sector siempre pujante pero hoy minado por la inflación, los altos costos de insumos y energía, la falta de agua para riego y las dañinas heladas. Ruggeri, de 54 años y padre de 3 hijos, ha sido por largo tiempo dirigente de la Cooperativa Colonia California de San Martín y ha trabajado en temas sociales y sindicales dentro de su ámbito. En una extensa charla con medios especializados, que a continuación resumimos, habló de los temas críticos del vino, los desafíos futuros de su gestión, su empeño por sumar más jóvenes a las cooperativas y las perspectivas económicas y del consumo.
-¿Qué autocrítica hace la industria vitivinícola por no haber podido frenar la ley de tolerancia cero alcohol al volante?
-Yo creo que fuimos muy efusivos pero demasiado locales. Efusivos, porque vivimos el tema con pasión, lo explicamos muy bien a nivel local y la prensa mendocina se hizo eco y nos apoyó, pero a nivel nacional no hemos tenido la misma repercusión y nos enfrentamos con toda la maquinaria publicitaria que tiene el gobierno nacional, que impulsó la ley. Han calificado a nuestro sector vitivinícola como el único sector que quiere «alcohol al volante» y la verdad es que eso es absolutamente falaz, no queremos eso y lo hemos expresado cien mil veces, no estamos de acuerdo con el alcohol al volante, pero 0,5 gramos de alchol por litro de sangre no es alcohol al volante… Esa es la diferencia de concepción que existe con otros sectores que comercializan bebidas con alcohol, por ejemplo la cerveza.
¿Y por qué decimos que 0,5 gr/l no es alcohol al volante? Si te fijas en las estadísticas de accidentes fatales, sólo hay un 25% de estas tragedias donde estuvo involucrado el alcohol, y dentro de ese 25% no hay un solo caso que esté por debajo del 0,5, todos los accidentes fatales están largamente por encima del 1%. Y lo mismo pasa a nivel mundial… Entonces, 0,5 no es alcohol al volante. En otros países, donde el alcohol permitido al manejar está entre 0,5 y 0,8, no te hacen soplar la pipeta para control de alcoholemia sin antes realizarte un test de reflejos, te hacen bajar del vehículo, caminar, hacer movimientos determinados, y si evalúan que tus reflejos están comprometidos, recién entonces te hacen el test de alcoholemia… Por otro lado esta ley tiene un solo artículo, el que dice que se baja de 0,5 a cero… No se habla de control, ni de sanciones, ni de educación, ni de cómo se van a instrumentar las medidas, sólo de bajar la tolernacia de 0,5 a cero, como si eso solo fuera a hacer que los accidentes dejen de pasar.
El verdadero problema es que nadie controla nada: en otros países vos cometés una infracción y te quitan el carnet, ¡andá a recuperarlo después! Te sale una locura de plata, y hacer un curso te sale otra locura de plata, entonces el que va a subirse a un vehículo se autorestringe porque sabe que si lo agarran le va a ir peor todavía.
En definitiva, la opinión pública está a favor de la ley, pero porque no están bien comunicados nuestros argumentos de oposición, y tampoco los contenidos exactos de la ley. Nosotros nos vemos muy perjudicados como industria, no por la copa de vino que vos no vas a poder tomar en tu casa, sino porque cuando vas a un restaurante con tu pareja no vas a poder tomar una copa de vino, cuando quieras ir a una bodega a recorrerla, tampoco vas a poder tomar una copa de vino, y esta situación se multiplica en diferentes circunstancias.
Nosotros tomamos vino desde los 18 años y no nos hemos matado, vamos a un asado y consumimos vino, sabemos cuánto podemos tomar y sabemos si estamos en condiciones o no de manejar.
Hay que trabajar en una ley integral, tenemos que lograr que esa ley sirva, que hable de educación, control, prevención, sanciones… Si hoy te paran, ¿qué sancion te corresponde? No lo dice la ley… Y el método de control, que es el alcoholímetro, no es exacto, no existe el cero, porque el aparato tiene un margen de error más o menos 0,2%, depende de una calibración, depende de la persona controlada… Por ejemplo, las personas que son diabéticas siempre van a dar positivio por su fisiología, si usaste un enjuague bucal con alcohol te puede dar positivo.
Las provincias tienen leyes de tolerancia cero, no controlan, en Córdoba y Salta no hacen controles. El tema es político y no creo que tenga una solución sencilla, la solución va a pasar porque la ley sea realmente integral.
-Repasemos el tema del daño que provocaron en las viñas las heladas de primavera… Se habla de 63.000 hectáreas con distintos tipos de perjuicio, y eso equivale al 40% de los viñedos de Mendoza… ¿Dentro de este panorama, cómo le fue al sector cooperativo?
-En nuestro sistema tenemos un daño promedio del 25% de los viñedos, con distintos niveles de afectación: en el Sur provincial un 75%; un 60% en el Valle de Uco; un 32% en la zona Este; y un 20% en la zona Norte… Cuando hacemos el promedio de lo que cosechamos por cada oasis, calculamos un daño directo total del 25%… También sabemos que por los distintos factores, la helada, la falta de agua, el daño de retraso en el cuajado de las flores, estas 4 semanas en diciembre de temperaturas extremas, por todo eso vamos a tener menos producción de la que hoy hay pronosticada, pero no podremos decir con exactitud cuánto hasta que no estemos más cerca de la cosecha, hasta que se empiece con las primeras variedades… Esta temporada, ya el 15 o 20 de enero vamos a estar cosechando, pero la verdad es que nos viene muy bien anticipar la cosecha, empezar antes, porque vamos a obtener un vino de menor graduación alcohólica, que es lo que nos está pidiendo el mercado hoy… Esto último es algo que el INV no termina de entender bien, porque sigue trabajando con un grado promedio alto, y habría que trabajar con el grado que pide el consumidor, es decir de 11 a 12°, no de 13,50° y 14°… El mercado pide vinos más fáciles de tomar, más frutados, y cuando lo hacés con menos graduación son mucho más frutados los vinos. Entonces, adelantar la cosecha nos viene bien por ese lado, y además para poder optimizar los recursos de la bodega, para no estar sobredimensionados en frío, en capacidad de fermentación, etcétera.
-Dentro de este panorama, sabemos que las uvas blancas han sido las más perjudicadas…
–No es que las heladas hayan tenido mayor impacto en las uvas blancas, lo que pasa es que justo afectó a zonas con mayoría de chardonnay y sauvignon blanc, y estas variedades se han perdido prácticamente por completo. Son las dos variedades blancas por excelencia finas, sobre las que las empresas exportadoras tienen contratos ya cerrados, entonces lo que están buscando las bodegas muy fuertemente son estas variedades, y hay muy poco. Además, ha habido casi un 30% de incremento interanual en el consumo de espumantes, que necesitan de estas variedades… Hoy hay una búsqueda feroz de todo lo que son variedades blancas, no sólo chardonnay y sauvignon blanc, sino uvas base como las Pedro Giménez, chenin, aconcagua, cualquier cosa que se parezca a algo blanco va a servir…
-¿Cómo van a hacer muchas bodegas que tienen pactadas ventas al exterior de vinos chardonnay y sauvignon blanc, con lo poco que quedó de estas variedades después de las heladas «negras» de fines de octubre, y sobre todo, con la del 1 de noviembre?
-Seguramente van a entrar partidas de chardonnay y de sauvignon blanc desde Chile, porque con esas uvas blancas que hay acá no se van a poder cumplir los contratos de exportación ya firmados… Desde el INV dijeron que van a autorizar esas importaciones, pero después ese vino tendrá que salir como vino de Mendoza, porque los contratos así lo exigen… Es que tenemos las marcas Mendoza y Argentina bien posicionadas, y hay que cuidarlas.
-Al movimiento cooperativo, ¿le afectan las denuncias de dumping de Estados Unidos por la venta de mosto a precio subsidiado en ese país, y las posibles sanciones?
–Estamos todavía en un proceso de investigación por el tema dumping, no hay ninguna definición aún, lo concreto es que hay dos empresas argentinas que son las investigadas: Fecovita y Cepas Argentinas, por ser las dos más grandes en cuanto a volumenes exportados de mosto a EEUU. Con el resto de los países no hay ningún tipo de problema. Hoy, Cepas Argentinas tiene un arancel del 15% de recargo y Fecovita entre el 30 y el 32% de recargo… El proceso está bastante avanzado, pero no te podría decir con exactitud cómo va a terminar, pero sí que nos está yendo mejor de lo que creíamos que sería, por lo cual posiblemente en un tiempo tengamos novedades positivas.
-A propósito, ¿cómo está el mercado del mosto?
-Siempre hemos producido muchas toneladas normalmente para exportar, pero este año va a estar muy restringido… Si hacemos las cosas como corresponde y elaboramos el porcentaje correcto, que no va a llegar al 20% de la producción vitivinícola total, no nos va a faltar vino, no va a ser necesario importar vino. Pero nos vamos a quedar con una cantidad acotada de mosto para poder exportar… De todos modos, el mosto siempre fue una variable para poder equilibrar la industria. Sin embargo, el precio que tenemos, en valor dólar oficial, no cierra por ningún lado, eso que estamos hablando de U$S1.450 a U$S1.600 la tonelada… Es que con casi un 100 % de diferencia entre el dólar oficial y el dólar paralelo no te cierra de ninguna manera… Aparte, a ese 100 % tenés que sacarle que el gobierno, que hace de intermediario, te toman el dólar como comprador y te lo entrega como vendedor, con lo cual se queda con una diferencia… Y por otro lado te saca la retención. Pero de todos modos el mosto no se puede quedar en Argentina, se tiene que exportar, porque hay compromisos para cumplir. En el mercado interno el mosto nos hace falta para edulcorar, todos los vinos que salen edulcorados llevan mosto, somos grandes consumidores de mosto… En definitiva, te diria que el mosto va a estar muy equilibrado y el vino, si hacemos la cantidad de mosto correcta, también va estar equilibrado.
-¿Y cómo le ha ido al sector en la la lucha contra la plaga de la lobesia?
-Este año está bastante aceptable, se consiguió arrancar a tiempo… Es que todos los años hay que pelearla, porque lamentablemente, al no tener una ley vigente, todos los años hay que ir al gobierno nacional a pedir fondos, y a la Provincia a pedir fondos, pero este año se consiguió arrancar medianamente temprano y se logró hacer un programa que, aunque no es el ideal, es mucho mejor que lo que hemos podido hacer otros años. Y los resultados estan a la vista: no hemos teneido grandes daños por la lobesia en lo que es esta primer etapa… Ahora viene la otra etapa conflictiva, que es cuando generalmente no se cura y sólo se hacen algunas aplicaciones a nivel provincial con feromonas via avión, y es donde empiezan a haber algunos daños a fin de temporada, pero hasta ahora venimos mucho mejor que el año pasado.
-Otra cuestión crítica: el agua… ¿Se sigue desperdiciando agua? ¿Hay políticas de racionamiento y cuidado a largo plazo del gobierno provincial o nacional?
-Hay una creencia de que el productor vitivinícola no riega correctamente, que desperdicia agua… Esto en algunos casos es real y en otros casos no. Lo que hay es un gran problema… Se habla del famoso «riego a la demanda» como el riego ideal: cuando necesito agua, abro la compuerta y riego, y cuando no necesito agua cierro la compuerta. Parece la panacea, pero a eso, hoy, no hay ninguna posibilidad de implementarlo, por la forma que tenemos de distribuir el agua no tenemos ninguna posibilidad hoy de realizar riego a demanda, porque para eso deberías tener el sistema cargado permanentemente, debería estar la mayoría de los canales impermeabilizados, pero la realidad es que hoy, por ejemplo el Canal Cacique Guaymallén y todos sus áreas de influencia tienen todavía el 60% de los canales de tierra… Y ni qué hablar de la zona del Valle de uco y la misma zona Sur, donde las obras de impermeabilización han sido excasisimas, mas de un 50% del sistema es de tierra… Para el correcto riego a demanda deberías tener todo el sistema impermeabilizado, además lugares donde reservar una parte del agua para poder tener siempre el sistema cargado de agua, porque en el riego a demanda yo levanto la compuerta, riego y la vuelvo a bajar, pero para eso tendría que tener agua disponible en la finca, en todo el sistema, en forma permanente.
-¿Cómo va a estar el precio de la uva de este año?
-El precio definitivemente va a subir… ¿Pero hasta dónde yo puedo trasladar al consumidor el aumento en el precio del litro de vino? El aumento en el precio del vino va a ser el que yo pueda trasladar a la góndola sin que se me caiga el mercado, porque si nos excedemos, va a haber sobrantes de nuevo. Es decir, vos hacés todo un panorama y una estimación en funcion del consumo actual, y si el vino aumenta mucho, empieza a sobrar vino y el precio de la uva va a volver a bajar, no se va a sostener. De todos modos, ¿cuánto deberia valer hoy la uva? Y, si la inflación anual fue del 100%, entonces debería ser el 100% más de lo que valía el año pasado, pero nosotros no hemos podido trasladar ese 100% a la góndola. Esa deberia ser la base, pero no va a pasar, va a ser más bajo. Nosotros somos grandes compradores de vino, y hoy no te lo venden, no importa el precio, no te lo venden porque la expectativa es que el precio del vino va a seguir subiendo, y el que lo tiene y no tiene necesidad económica, ¿para qué te lo va a vender y se va a quedar con los pesos? Ni por casualidad te lo vente, se va a quedar con el vino, es lógico.
-¿Habrá este año más ayuda desde la Nación con el plan Proviar?
-Lo que viene de Proviar, si todo sale como esperamos, para abril o mayo del año que viene debería estar ya funcionando. De todos modos son 30 millones de dólares, todo ayuda, todo sirve, pero no soluciona el problema, el problema incluso no lo tenemos hoy, lo vamos a tener a partir de la liberación del vino el año que viene. Aquel productor que no va a cosechar ni un grano de uva, que no va a tener ingresos por la liberación del vino -la mitad del sistema nuestro sistema está cobrando la cuota mensual hasta ese momento-, pero si está fuera del sistema nuestro o le queda algo de vino o vendió la uva, el problema lo va a tener el año 24, ese va a ser el año conflictivo, y el gobierno lo sabe y esta trabajando para conseguir fondos, porque sabe perfectamente que ahí se viene el gran conflicto. Es cuando realmente va a tener que salir fuerte a sostener la actividad, porque los empleos se van a caer porque los productores van a estar complicados, no sólo los de uva, todos, los de fruta también.
En Mendoza, si un productor tiene menos de 20 hectáreas y no está integrado al sistema cooperativo, está complicado».
Y nosotros necesitamos que la gente que está en el campo se siga quedando en el campo, porque además es un sector primario extremadamente intensivo y generador de mano de obra, es un sector que si bien el gobierno siempre dice que representa el 5 o 7% del PBI de la provincia, es cierto, lo representa en forma primaria, pero si a eso vos le asociás toda la parte industrial de bodegas, la parte metalmecánica asociada a los que fabrican las máquinas, más toda la parte de insumos, más todo el comercio asociado, en definitiva termina siendo la actividad principal de la provincia, a nivel social el entramado que tiene es fundamental. Pero a pesar de todo esto, acá estamos, seguimos invirtiendo, fertilizando, regando y seguimos pagando mano de obra, seguimos estando.
-¿Cuántas hectáreas debe tener un productor para que su actividad sea rentable?
-Depende mucho de las variedades que tengas… En general, estamos más o menos entre 12 y 14 hectáreas de una variedad buena a nivel precio, y que sea productiva… Ya si nos vamos al promedio de la producción de la provincia, estamos en las 20 hectáreas. Hoy con menos de esas hectáreas, si no te integrás al sistema cooperativo estás mal, esas fincas más pequeñas sin cooperativismo está desapareciendo a pasos agigantados, se está produciendo el mismoo fenómeno de concentración en todos el mundo. Sin embargo, los kilos de uva están, ya sea que los produzcan 20 productores o sólo uno, no hay una desaparicion de la cantidad de uva, sí hay un achicamiento de la superficie, con lo cual hay una concentración y una mejora de la productividad. Hablamos de vinos básicos, de gama media prolijos, total y absolutamente exportables, de una botella de 1,80 a 3 dólares, que es lo que se consume en el mundo. Ese tipo de vino, con una productividad de 220 quintales por hectáreas, bien elaborados, te dan un vino prolijo y totalmente aceptado.
En el tema enoturismo teníamos un proyecto bastante grande, pero lo tuvimos que frener porque no es momento para invertir. Y en zonas como Lavalle o el norte de San Martín tenés que invertir mucho, porque no podés llevar a un turista a visitar un viñedo con 44 grados a la sombra».
-¿Los cooperativistas de Acovi tienen proyectos de enoturismo?
-Estabamos con un proyecto muy fuerte de enoturismo, pero con estos avatares macroeconómicos lo hemos tenido que frenar, porque implica inversiones importantes. Una cosa es cuando vos nacés con una bodega boutique, que ya viene con el preconcepto del enoturismo incorporado, con inversiones que en general son extranjeras, enclavado en un paisaje divino en plena montaña, y otra cosa es estar en Lavalle en pleno desierto y tener que adaptarte a poder traer un turista con 44 grados a la sombra. Entonces necesitás inversiones importantes en bodegas que no son boutique, que no son fácilmente mostrables y que son muy productivas. Nos hemos tecnificado muchísimo en los últimos 20 años, pero a nivel de infraestrucura no son fáciles de mostrar, entonces tenés que armar sectores, invertir bastante en esa parte, y tenes que comprometer a todo el entorno. En la Cooperativa Nueva California, donde estamos nosotros, tenés cerca la localidad de Asunción, entonces yo te puedo llevar a comer unos chivos ahí, y despues te llevo a la Cooperativa y te muestro algo bonito… Es un paseo internesante, sufrirás de calor pero es un paseo interesante… Ahora, si yo te llevo y te paseo por los viñedos de Nueva California con 44 grados, y te llevo a la bodega nuestra que tiene el techo de cinc, con 39 grados, y de ahi te saco y te muestro una pileta de 500.000 litros y… no es lo más bonito para ver. O sea, necesitas inversiones importantes, y hoy no es el momento indicado.
-¿Qué proyección, que aspiraciones tienen los productores cooperativizados hacia el mercado de consumo del vino?
-El consumo en el mercado interno viene cayendo en forma sostenida. Mejoró con la pandemia porque la gente estaba en sus casas, pero volvió a caer, ahora se ha estabilizado en 19,4 litros por cabeza por año, y hace años que ronda ese número. El objetivo es seguir mejorando, aumentarlo, por lo menos llevarlo a 22 o 23 litros per cápita, ahí cambiaría todo sustencialmente… Y con lo que se está produciendo hoy, que ya no son esas cosechas de 30 millones de quintales, ni de 24 millones, con lo que se esta produciendo hoy, alrededor de 23 millones, estaríamos muy bien.
En cuanto al mercado de exportación, tiene que seguir creciendo, pero tenemos que crecer en lo que realmente tenga valor agregado, crecer en el mercado de vino a granel. Por ahí es importante cuando tenes excedentes, pero no es rentable, nosotros hemos vendido 44 millones de litros como empresa a granel y la verdad es que los márgenes de contribución de esa cantidad de litros fue muy baja. Con 1 millon de litros de vino envasado exportado te queda mucha más rentabilidad que con 44 millones litros a granel. Ademas, cuando vos entrás al mercado, que es un mercado que está entre los 0,28 y 0,35 centavos de dolar, y te pasas a 0,36 centavos, ya no te compra nadie, excepto que en Europa tengan una cosecha patética… Pero como ellos siempre tienen una cosecha completa guardada, tampoco se vuelven locos el primer año que les falta. Así como nosotros tenemos 4 meses de stock, ellos tienen una cosecha completa, entonces no se vuelven locos nunca, porque saben que el año que sigue no habrá problemas.