El agrónomo e investigador suizo brasileño emigró desde su país natal a la zona rural de Bahía, al norte de Brasil, donde invirtió todo su dinero en comprar una finca de 500 hectáreas que hoy es un laboratorio vivo para la agricultura natural. El objetivo de este sistema creado por él es producir alimentos saludables de forma que beneficie a los ecosistemas y su biodiversidad. Gracias a la gran diversidad de especies y cultivos se obtienen producciones durante todo el año. Con todo esto se elimina la necesidad de riego, de abonos industriales y tratamientos contra las plagas. Además se consiguen suelos sanos, llenos de vida y altamente productivos. La Agricultura Sintrópica se ha aplicado en la viticultura con resultados prometedores.
Ernst Götsch, agricultor, agrónomo e investigador suizo-brasileño, es la figura central en el desarrollo de la denominada «Agricultura Sintrópica». Nació el 13 de septiembre de 1949 en Schaffhausen, Suiza. Comenzó su carrera profesional como agrónomo, estudiando y trabajando en temas relacionados con la agricultura y la silvicultura en Suiza.
En 1980, a la edad de 31 años, Ernst decidió emigrar a Brasil en busca de nuevas oportunidades y desafíos. Se estableció en el estado de Bahía, en el noreste de Brasil, donde adquirió una finca de 500 hectáreas ubicada en Piraí do Norte, en el estado de Bahía, conocida como la “Fazenda da Toca” (Granja de Toca) y en la que comenzó su conexión con la tierra y la agricultura en el contexto tropical. Esta finca que ha pasado de un aspecto casi desértico a convertirse en un vergel, ha sido un laboratorio vivo donde Götsch ha aplicado y perfeccionado sus principios y técnicas agrícolas a lo largo de décadas.
Su enfoque se basa en la observación detallada de los sistemas naturales y en la creación de sistemas agrícolas que imitan la estructura y las funciones de los ecosistemas forestales. Götsch introdujo la idea de la sucesión vegetal dinámica, con la interacción de diferentes especies y la estratificación vertical de cultivos en la agricultura, así como la importancia de la acumulación de biomasa y la materia orgánica en el suelo.
Principios clave de la agricultura sintrópica: un enfoque holístico
La Agricultura Sintrópica parte de la filosofía diseñada por Götsch que, a partir del conocimiento y combinación de las corrientes previas, aporta soluciones tan audaces como necesarias. Está compuesta por un conjunto de técnicas y manejos en pleno desarrollo y expansión, que evoluciona gracias al aprendizaje y la experiencia compartida. Hasta la llegada de la Agricultura Sintrópica, el ser humano construía ecosistemas que dependían de él mismo. La Agricultura Sintrópica diseña ecosistemas donde la intervención del ser humano acelera los ritmos de la fertilidad.
Los viñedos que han adoptado la agricultura sintrópica reportan resultados prometedores. Los estudios demuestran que estos viñedos no solo mantienen sino que mejoran la calidad de su producción de uvas mientras restauran la salud de sus ecosistemas. La viticultura sintrópica se está convirtiendo en un modelo para la investigación agrícola y la práctica sostenible.
Se fundamenta en principios clave, como la diversidad vegetal, la estratificación vertical, la acumulación de biomasa, la cobertura del suelo, la rotación de cultivos, la sucesión vegetal, los sistemas agroforestales, el ciclo de nutrientes, la observación y adaptación, y el uso eficiente del agua. Estos principios se derivan de la combinación de experiencias y aprendizajes de la agricultura tradicional y de la no labranza propuesta por el biólogo japonés Masanobu Fukuoka, filósofo y precursor de la agricultura natural.
La Sintropía hace referencia a la acumulación, el orden y la estructuración. Se trata de generar un sistema autosostenible, potenciando el proceso de transformación energética del suelo, implantando una alta densidad vegetal con diferentes estratos que maximicen la fotosíntesis, la retención de agua y la generación de materia orgánica, que aumenta la fertilidad del suelo.
El objetivo de este sistema es producir alimentos saludables de forma que beneficie a los ecosistemas y su biodiversidad. Gracias a la gran diversidad de especies y cultivos se obtienen producciones durante todo el año. Con todo esto se elimina la necesidad de riego, de abonos industriales y tratamientos contra las plagas. Además se consiguen suelos sanos, llenos de vida y altamente productivos.
Principales pilares conceptuales:
- Sintropía
- Sucesión ecológica
- Distribución por estratos
Prácticas destacadas:
- Cobertura constante del suelo tanto por materia orgánica como por plantación de alta densidad
- Gran producción de biomasa y una gestión intensiva mediante la poda o siega
- Distribución espacial sistemática de las plantas y sincronización de su crecimiento en el tiempo.
Principales logros que se pretenden:
- Independencia del riego y de las aportaciones externas, ya sean sintéticos u orgánicos.
- Producción de alto rendimiento, biodiversa y resistente.
- Restauración de la fertilidad del suelo y la salud de las plantas mediante procesos naturales.
- Autonomía del agricultor para tomar decisiones que se adapten a su realidad, sin las limitaciones de los paquetes tecnológicos o los modelos de diseño predefinidos.
Cómo organizar las plantas en un sistema sintrópico
Todo ecosistema natural funcional está compuesto por plantas diversificadas que crecen juntas. Dentro de cualquier grupo de plantas, hay especies con ciclos vitales diferentes y distintas exigencias de luz o resistencia a la sombra. A pesar de sus características específicas, no sólo crecen juntas, sino que, además, llevan a cabo una dinámica de colaboración mutua mientras lo hacen. Las especies de crecimiento rápido protegen y alimentan a las de crecimiento más lento, de forma que cada grupo de plantas crea las condiciones para la aparición del siguiente.
Este sistema refleja el proceso natural de regeneración de los bosques. La agricultura sintrópica traduce estas características -en su forma, función y dinámica- en prácticas agrícolas que organizan la distribución de las plantas en el espacio, tanto horizontal como verticalmente, y también en el tiempo, según los ciclos vitales. Esto se hace de manera que se optimiza la fotosíntesis y la producción de biomasa, aumentando en última instancia la fertilidad general del campo. Los parámetros que guían esta organización son la sucesión y la estratificación.
La distribución de las plantas en una plantación sintrópica no sólo tiene en cuenta la ocupación horizontal, sino también los niveles verticales. Cada especie ocupa el estrato que le corresponde según la posición en la que se encuentra en condiciones naturales. También existe una proporción ideal de ocupación de cada estrato. De esta forma, el espacio se ocupa tridimensionalmente, con el objetivo de optimizar el aprovechamiento de la luz solar y, por tanto, la fotosíntesis global en la zona. Piensa en las copas de las plantas como si fueran paneles solares. Si tuviera que organizar distintos paneles en un mismo espacio, ésta sería la forma más eficiente de hacerlo.
Las clasificaciones de estratos y los índices de ocupación son:
- Especies emergentes (aprox. 20% de ocupación)
- Especies de estrato alto (aprox. 40% de ocupación)
- Estrato medio (aprox. 60% de ocupación)
- Capa inferior (aprox. 80% de ocupación)
- Especies de cobertura (aprox. 15-20% de ocupación)
La suma de los porcentajes de ocupación muestra que el aprovechamiento total del campo aumenta hasta aproximadamente el 220% debido a que los distintos estratos se solapan, como puede verse en la imagen siguiente (figura 1, versión en inglés). Esto supone un mejor aprovechamiento del espacio, ya que los cultivos pueden solaparse en el mismo campo.
La agricultura sintrópica en la viticultura
La agricultura sintrópica en la viticultura busca maximizar las interacciones beneficiosas entre las diferentes especies de plantas y los microorganismos del suelo:
- Control natural de plagas y enfermedades: La biodiversidad en el viñedo crea un ambiente menos propicio para las plagas y enfermedades de las vides, reduciendo la necesidad de intervenciones químicas.
- Optimización de recursos: El sistema sintrópico está diseñado para capturar y reciclar nutrientes y agua eficientemente, minimizando la necesidad de riego y fertilización.
Casos de éxito y avances técnicos
El legado de Ernst Götsch y su desarrollo de la agricultura sintrópica proporcionan un marco poderoso para una viticultura más sostenible y productiva. Al aplicar estos principios en los viñedos, los viticultores no sólo mejoran la salud de sus viñas y la calidad del vino, sino que también contribuyen a la salud global del planeta, promoviendo la biodiversidad y la regeneración del suelo.
Los viñedos que han implementado prácticas sintrópicas se convierten en estudios de caso vivientes de cómo la agricultura puede coexistir en armonía con los ecosistemas naturales. Estos sistemas no solo proporcionan un hábitat rico y diverso que protege y nutre las vides, sino que también ofrecen un modelo replicable que puede ser adaptado y adoptado en diferentes regiones y contextos vitivinícolas.
El futuro de la agricultura sintrópica: contribución a la sostenibilidad global
La Agricultura Sintrópica y los sistemas agroforestales de sucesión, con un enfoque inspirado en la inteligencia y eficiencia de la naturaleza, representa una respuesta innovadora y revolucionaria, que tiene el potencial de transformar la agricultura y aportar soluciones a los desafíos ambientales y agrícolas actuales.
La restauración de suelos, el fomento de la biodiversidad y la resiliencia son piedras angulares de la agricultura sintrópica. Al adoptar prácticas que fomentan la acumulación de biomasa y la estratificación vertical de cultivos, se regenera la fertilidad del suelo y se crea un ecosistema autosustentable que nutre la tierra y la vida silvestre.
Estas claves tienen el potencial de mitigar los efectos del cambio climático, restaurar tierras degradadas, mejorar la seguridad alimentaria y la calidad de vida de las comunidades agrícolas.
En términos de cambio climático, este enfoque funciona como sumidero de carbono, almacenando carbono en la biomasa y el suelo. Además, reduce la necesidad de agroquímicos y labranza, mitigando las emisiones de CO2 y mejorando la resiliencia de los cultivos ante eventos climáticos extremos.
Fuentes: economiasolidaria.org, Asociación de Vitivinicultura Regenerativa y wikifarmer.com