Con 18 productores de vino artesanal registrados, en la provincia del litoral argentino se conformó la Asociación Santafesina de Vitivinicultores, una entidad que ya tiene personería jurídica y voz en la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar). La nueva entidad aspira a ganar terreno en base a capacitaciones de los viticultores, que por ahora desarrollan emprendimientos aislados e individualeso pero están siendo ayudados por enólogos mendocinos. A la vez, construyen nuevas infraestructuras e incorporan maquinarias para elaborar en origen. La proximidad de cultivos de soja, que emplean agroquímicos, obliga a los productores a extremar medidas de control para evitar posibles contaminaciones, inadmisibles en el vino. La siguiente nota corresponde a una entrevista realizada por el programa Punto Medio de Radio 2 de Santa Fe, publicada en el diario rosario3.com.
Con 18 productores de vino artesanal registrados, en la provincia de Santa Fe se conformó la Asociación Santafesina de Vitivinicultores (ASV), una entidad que ya tiene personería jurídica y voz en la Corporación Vitivinicola Argentina.
El clima para la vitivinicultura santafecina tiene sus desafíos: la humedad propia de la región es perjudicial para las plantas de uva que requieren suelo seco, baja cantidad de nutrientes y un PH equilibrado, entre otras condiciones. Igualmente, apasionados por el mundo del vino y asesorados por enólogos, ya tienen sus primeros caldos artesanales. El siguiente paso fue reunirse para conformar la Asociación Santafesina de Vitivinicultores, presidida por Edgardo Hunziker -oriundo de Humboldt, Santa Fe-; con Milva Colombo, de Soldini, como tesorera; Marcos Bianchi, productor de Totoras, como auditor, y los primeros vocales Mariano Borzani (de Soldini) y Claudio Gómez Poropato, (de Granadero Baigorria pero está a cargo de la Finca San Esteban en Soldini).
“Acá en la región hay que tener cuidado con la deriva de los herbicidas que se le aplican a la soja en campos linderos. A nosotros nos pasó que una deriva del 2,4-D le pegó de lleno a nuestra plantación de vid y afectó la genética de las plantas, por lo que tuvimos que levantar toda la cosecha. Es una pena, pero es un riesgo y sabíamos que podía suceder”
Luciano Palasessi, titular de La Chacra de la Elba
“De a poquito se va despertando el gigante dormido del vino santafesino”, dijo a su turno Gómez Poropato al programa Punto Medio de Radio 2 (Santa Fe). “Hace poco que nos unimos. Somos todos pequeños elaboradores: de hecho, todavía no hay ninguna bodega en funcionamiento en la provincia: hay únicamente viñedos desparramados por todo el territorio y somos todos productores artesanales”, agregó.
Gómez Poropato cree que el hecho de haber armado una organización que aglutina a todos los productores “facilitará la articulación de diferentes estrategias para que los gobiernos de provincia y nación nos aporten fondos para poder capacitarnos y créditos para hacer crecer la infraestructura”, al tiempo que permitirá “que los pequeños productores que estén aislados o desconocen, se puedan arrimar”.
Según datos de 2022 del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Santa Fe cuenta con 8 viñedos distribuidos en 1,6 has, que en 2023 produjeron 13.000 kilos de uva con los que se descubaron 7.350 litros de vino.
La adhesión a la Coviar, que se dio a través de una gestión de Mabel Mensa, especialista en desarrollo regional y oriunda de Rafaela, también fue muy valorada por Gómez Poropato: “Gracias a eso ahora estamos en contacto con el CFI (Consejo Federal de Inversiones), otra entidad que nos dará la posibilidad de capacitarnos y formar enólogos dentro de la provincia: hoy tenemos uno solo que nos está dando una mano, Nacho Ciancio, y el enólogo es importante porque tiene firma autorizada ante el Instituto Nacional de Vitivinicultura para partidas grandes, por lo que puede trabajar con bodegas grandes”.
“Si bien aún no las hay, más adelante las habrá. Y por eso es importante ir formando a los futuros enólogos santafesinos: porque si esto sigue creciendo al ritmo que lo viene haciendo, pronto tendremos bodegas con vinos de puras cepas santafesinas”, añadió.
El productor de Soldini cree que ahora el gobierno de la provincia podrá diseñar una política de expansión de la industria de manera más sencilla: “En un principio esto despertó mucho interés de parte del estado, nos convocaron a varias reuniones. De hecho, nos llevaron a una capacitación en enoturismo a Colón, Entre Ríos, pero al ser todas voluntades individuales, fue complicado armar políticas de proyección a futuro: ahora confío en que habrá un apoyo más importante y fácil de plasmar”.
El campo, algo más que soja
El productor Luciano Palasessi, de la localidad de Arteaga, titular de La Chacra de la Elba, contó: “Empezó como una pasión y hoy termina siendo un modo de vida”.
“El proyecto lo empezamos en 2019, gracias a la relación con unos amigos de Mendoza que se dedican a esto. Impulsados por ellos, sin saber demasiado, plantamos viñedos y fuimos forjando esta iniciativa con muchos vaivenes: hemos tenido alegrías y tristezas, pero acá estamos”, remarcó.
Palasessi comentó que Matías Prieto, un ingeniero agrónomo mendocino, evaluó el suelo, eligió las plantas y les otorgó un modo de conducción. “Nosotros tenemos 3.000 plantas. Y hemos plantado mitad Cabernet Sauvignon y mitad Malbec”.
«El proceso desde que vos plantás, dura más o menos dos años. En el primero, la planta se va a desarrollar, se va a formar, se va a poner linda; en el segundo, va a empezar a tirar algunas uvitas, algunas plantas sí y otras no; y entre el segundo y tercer año, ya debería estar sacando uvas para elaborar el vino”, expresó Prieto.
De todos modos, la convivencia con plantaciones cercanas de soja les jugó una muy mala pasada: “Acá en la región hay que tener cuidado con la deriva de los herbicidas que se le aplican a la soja en campos linderos. A nosotros nos pasó que una deriva del 2,4-D le pegó de lleno a nuestra plantación de vid y afectó la genética de las plantas, por lo que tuvimos que levantar toda la cosecha. Es una pena, pero es un riesgo y sabíamos que podía suceder”, dijo.
Para Palasessi, la conformación de la Asociación Santafesina de Vitivinicultores será fundamental para la próxima replantación: “Pensamos hacerla en septiembre, pero evaluaremos bien con los colegas que tenemos en la provincia sobre qué varietal anda mejor o qué anda peor. Por suerte hay muchos santafesinos que están en la misma, y eso nos puede servir para disminuir los errores en base a la experiencia en este terreno”.
“Está buenísimo que nos hayamos unido: hay tomárselo muy con calma porque este es el primero de varios cambios que se vienen en Santa Fe. Hay que ser cauteloso y entender que puede pasar, que es un aprendizaje. Estamos en una zona agrícola de las más importantes del país y nosotros hemos apostado a esto como una forma de ver que el campo puede ser mucho más que soja”, concluyó.
En Santa Fe se puede hacer un buen vino
Ariel Angelini es licenciado en enología e industria frutihortícola, nació en Carreras, provincia de Santa Fe, pero desde hace tiempo está afincado en Mendoza, donde integra el staff de Casa Petrini, un proyecto enoturístico con bodega, alojamiento, restaurant y spa en el Valle de Uco, Tupungato. Y es una voz experimentada para la consulta sobre qué tipo de vino puede brotar de uvas santafesinas.
“Se puede hacer un buen vino en Santa Fe. Son claves el suelo y el clima. El suelo tiene una particularidad que lo hace muy diferente a Cuyo: generalmente son suelos más bien homogéneos, a diferencia de Mendoza; son más fértiles, pero también tienen un PH más alto y una alcalinidad más presente, por lo que hay que trabajarlo de otra manera. Pero claramente se puede hacer un buen vino”, dijo en Punto Medio.
Angelini desaconsejó la plantación de Malbec: “Tengo amigos que producen vino en Carreras y a ellos les han rendido muy bien algunas variedades de blancas y las variedades del Cabernet Sauvignon. Pero no tanto el Malbec: ahí cuesta mucho que se manifieste con el potencial que sucede en Cuyo o en otras zonas vitivinícolas”.
Sobre la famosa “uva chinche”, que está muy presente en varios pueblos de Santa Fe, el enólogo cree que no deriva en una bebida bien calificada: “Es verdad que en algunas casas están plantadas como parra para dar la sombra, pero no se desarrolla bien enológicamente y termina con un sabor amargo, verde: cuesta mucho llevarlo a un vino de calidad. Es mejor ir por variedades más tradicionales y también ir estudiando cuáles andan bien”.
Para encontrar el varietal ideal para Santa Fe, Angelini sugiere aplicar el concepto de ‘microvinificaciones’. “Es así: se toman pequeñas cantidades de uvas y se aplica el mismo protocolo que si se fuera a hacer una producción grande. Pero en realidad, se plantan proporciones chicas. De ese modo, uno va viendo qué pasa, parametrizando y sacando conclusiones”.
Finalmente, aconsejó tener mucha paciencia: “Del suelo y el clima, el vino toma todo: la conjunción de suelo, clima y mano del hombre forman el famoso ‘terroir’: está todo sumamente integrado. Uno puede estudiarlo, pero se va adquiriendo conocimiento a través de las cosechas. Y las cosechas son una vez al año, por eso hay que ir de a poco y darle tiempo”.
Fuente: https://www.rosario3.com/