Durante la primavera 2024, 1.526 hectáreas de viñedos de la provincia de San Juan se vieron afectadas por el ataque de la peronóspora. Ante las pérdidas ocasionadas, los productores solicitaron al gobierno que se declare la emergencia agropecuaria y se evalúe si la infección podría haber sido causada por algún producto utilizado para el combate de la polilla de la vid. En este sentido, a pedido de la Secretaría de Agricultura de la provincia, el INTA San Juan realizó un informe (que detallamos a continuación) en el que se deduce que la enfermedad se produjo exclusivamente porque las condiciones climáticas fueron ideales para el desarrollo del hongo. Con una precipitación total durante la primavera de 28,1 mm, un aumento del 1.100 % respecto a la media histórica, temperaturas y humedad relativa más altas de lo normal.
La Peronóspora o Mildiu de la vid es una enfermedad fúngica, causada por el patógeno “Plasmopara viticola”, que se desarrolla cuando se cumplen tres condiciones: 1) el patógeno presente en el cultivo; 2) la presencia de cualquier órgano verde y susceptible (brotes mayores a 15 cm de largo, hojas, racimos, flores, bayas); y, 3) condiciones ambientales predisponentes como agua libre, de lluvia o rocío, sobres los tejidos vegetales (durante al menos 2 horas), temperatura (entre 12-25 °C), alta humedad relativa (mayor al 70%) y en preferencia días nublados. Se aclara que temperaturas menores a 10-12 °C frenan el desarrollo de la enfermedad al igual que temperaturas mayores a 35 °C. Una vez instalado en el cultivo el hongo vuelve a atacar (reinicia su ciclo) cada vez que se repitan las condiciones predisponentes mencionadas anteriormente y también puede ser dispersado, entre fincas o viñedos cercanos, por efecto del viento.
El nivel de daño de la peronóspora depende también del momento del ataque en relación al estado de desarrollo de la vid, por ejemplo, no es el mismo daño en el momento de floración que durante el llenado del grano. Asimismo, a nivel de cultivo el impacto del daño en hojas es diferente al de las flores o el racimo en crecimiento. De todos los órganos que afecta el hongo el impacto mayor ocurre cuando ataca a inflorescencias (racimo en flor) e infrutescencias tempranas (racimo con granos recién cuajados), dado que las pérdidas de rendimiento y calidad son las más altas. Una infección ocurrida en este momento produce la destrucción total o parcial del racimo, siendo este el impacto más grave.
Si el ataque ocurre cuando el racimo ya está en su etapa de crecimiento, afecta los raquillos (llamadas “alas” del racimo) y las bayas o granos, ocasionando mermas, pérdidas de calidad y generándose, por el daño en los granos, una puerta de entrada a otros patógenos que afectan el racimo como las podredumbres. Por último, el daño también depende la susceptibilidad varietal de la vid; lo que significa que hay variedades más susceptibles que otras al ataque de peronóspora. Entre las más sensibles se citan a: Cereza, Pedro Gimenez, Criolla Grande, Criolla Chica, Moscatel.
Peronóspora en San Juan
En la provincia de San Juan, durante la primavera 2024, se presentaron varios días con condiciones óptimas, principalmente ocurrencia de lluvias y temperaturas moderadas, para que se desarrolle la enfermedad y, paralelamente, la vid se encontraba en un momento de alta sensibilidad al ataque del patógeno. El daño más sensible ocurrió en el mes de octubre, cuando la enfermedad afectó los racimos en floración, una etapa crítica para la formación del fruto; y, que continuó afectando también durante noviembre, cuando dañó a los racimos cuajados y con granos en crecimiento.
De acuerdo a los datos obtenidos del Servicio Meteorológico Nacional se desprende que en San Juan las precipitaciones en el mes de octubre del 2024 (aprox. 35mm), estuvieron muy por encima de la media histórica (aprox. 2,9 mm) registrada para la provincia desde el año 1991 al 2020 (serie de 29 años) al igual que la precipitación acumulada para los meses de octubre, noviembre y diciembre.
La precipitación total durante la primavera fue de 28,1 mm, un aumento notable respecto a años anteriores, con un pico de precipitaciones en octubre, donde se registró un aumento del 1100 % respecto a la media histórica.
De igual manera la cantidad de días con precipitaciones en el mes de octubre 2024 (aprox. 3 a 4 días con lluvia) fue muy superior al promedio histórico (serie 1961-1990 del SMN) que registra 1 día con lluvias para el mes de octubre. Lo mismo ocurre con la precipitación acumulada en igual mes.
Las precipitaciones estuvieron acompañadas de días con temperaturas moderadas, con mínimas mayores a 10-12 °C y máximas que no superaron los 30°C, siendo estas condiciones muy favorables para la infección y el desarrollo de la enfermedad.
La primavera fue 2,8 °C más cálida que el promedio histórico, con aumentos notables tanto en las temperaturas mínimas (+2,2 °C) como en las máximas (+3,4 °C). Los meses críticos fueron en septiembre con un aumento significativo de las temperaturas máximas (+5 °C) y octubre con un incremento en las temperaturas mínimas (+2,7 °C).
También el viento registró velocidades superiores al promedio histórico, en septiembre +64%, octubre +75% y noviembre +84 % por encima de la media.
En cuanto a la humedad relativa (%) en el mes de octubre del 2024, se registraron picos que superaron el 90%, 20% más de la humedad que se requiere para favorecer el ataque y severidad de Peronóspora en la vid.
A modo de síntesis, el informe -elaborado por el grupo de viticultura de la Estación Experimental San Juan INTA- concluye que durante la primavera 2024, se dieron condiciones climáticas propicias para el desarrollo de enfermedades fúngicas, especialmente la Peronóspora de la vid (ocurrencia de infección primaria y secundarias), en cuanto a precipitaciones, temperaturas y humedad relativa. En paralelo, el cultivo se encontraba en etapas fenológicas de mayor susceptibilidad al daño del hongo. Se debe hacer la salvedad de que la incidencia y severidad de la enfermedad puede variar según localidad o ubicación geográfica, variedad cultivada, estado fenológico al momento de los eventos y de las prácticas de manejo implementadas por el viticultor. Además estas condiciones influyeron también en el desarrollo de Lobesia botrana.
Según explica el secretario de Agricultura, Ganadería y Agroindustria, Miguel Moreno, «Es esencial evitar la desinformación y la asociación incorrecta de causas, ya que esto puede llevar a la adopción de medidas inapropiadas que pongan en riesgo la producción vitivinícola de la región. El trabajo coordinado entre productores, ingenieros agrónomos, organismos oficiales y científicos es clave para enfrentar estos desafíos de manera eficiente y sostenible, protegiendo la calidad y productividad de los viñedos en la provincia de San Juan» y concluyó «La ciencia y el conocimiento técnico deben ser las bases para la toma de decisiones en la gestión fitosanitaria de los viñedos. El trabajo colaborativo y la comunicación clara con el sector productivo son esenciales para enfrentar estos desafíos con éxito».
Control de lobesia y ataque de peronospora: sin relación causal
A continuación, un pequeño informe del INTA, adjunto al anterior, que explica las características y síntomas de la polilla de la vid y la peronóspora.
Lobesia botrana
Conocida como la polilla de la vid, es una plaga que afecta principalmente al cultivo de vid. Su importancia radica en su capacidad de completar su ciclo de vida en este cultivo, causando daños directos e indirectos a la producción.
Su ciclo de vida consta de huevo, larva, pupa y adulto. Es una especie polivoltina, completan entre tres y cuatro generaciones al año, dependiendo de las condiciones climáticas, especialmente temperatura y fotoperíodo.
Los daños que produce son:
- Primera generación: Ataca inflorescencias, causando abortos de botones florales.
- Segunda generación: Afecta bayas verdes, facilitando la entrada de microorganismos.
- Tercera/cuarta generación: Ataca bayas maduras, afectando la calidad de la uva y los vinos.
Se dispersa a través de fruta fresca infectada, maquinaria no desinfectada, residuos de poda y elementos cosecheros.
El control de esta plaga se realiza con aplicaciones fitosanitarias autorizadas por el SENASA, en momentos críticos determinados por alertas fitosanitarias. El Programa Nacional de Prevención y Erradicación de Lobesia botrana (PNPyE Lb) se creó por resolución 729/2010 del SENASA.
Peronóspora
El pseudohongo Plasmopara viticola es el agente causal de la peronospora o mildiu de la vid, una enfermedad que afecta principalmente hojas y racimos bajo condiciones climáticas favorables.
En invierno permanece en forma de oosporas en hojas secas de vid. Y en primavera, las oosporas germinan liberando zoosporangios, que son transportados por el agua de lluvia y el viento hacia los órganos jóvenes de la planta.
Los daños de la peronóspora:
Infección primaria (muy Importante): Las zoosporas penetran por los estomas de las hojas, donde germinan y colonizan los tejidos internos. Las condiciones favorables para que se de esta infección son:
- Humedad en el suelo equivalente a una lluvia de 10 mm.
- Brotes de más de 10 cm de largo.
- Temperaturas mínimas superiores a 10 °C durante al menos tres días (regla de los tres 10).
Infección secundaria: En presencia de agua libre, las zoosporas infectan nuevos órganos, repitiendo el ciclo varias veces en la temporada. Las condiciones favorables para esta infección son:
- Agua libre en los órganos susceptibles durante al menos 2 horas.
- Temperaturas óptimas entre 15 °C y 25 °C.
Los síntomas de la enfermedad se ve en hojas, con manchas aceitosas de color verde oscuro, que evolucionan a cloróticas con una eflorescencia blanquecina en la cara inferior. En racimos, que en floración, puede necrosar todo el racimo y después del envero, sólo afecta algunas bayas, que se arrugan y caen.
Las variedades más susceptibles son Pedro Giménez, Criollas, Almería, Moscatel Rosado, Ugni Blanc y Cereza.
El manejo adecuado de la peronospora incluye medidas preventivas, como ventilación adecuada del viñedo, aplicaciones de fungicidas en forma preventiva y monitoreo constante.
Conclusión Final
La Lobesia botrana es una plaga que afecta todas las etapas del ciclo fenológico de la vid, causando pérdidas directas (daños en inflorescencias y bayas) e indirectas (puerta de entrada para hongos). Su control depende de una aplicación estratégica de insecticidas autorizados por SENASA en los momentos oportunos establecidos por las alertas fitosanitarias.
La Plasmopara vitícola es un pseudohongo cuyo desarrollo depende de humedad elevada, presencia de agua libre sobre los órganos verdes y temperaturas moderadas entre 15 °C y 25 °C. Ataca hojas, brotes y racimos, generando deshidratación, necrosis y reducción en la calidad y cantidad de la cosecha.
El manejo preventivo (aplicación de fungicidas, ventilación del viñedo y eliminación de material infectado) es clave para el control de la peronóspora.