Ya en 2003, los especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) habían logrado avances consistentes en el conocimiento de la morfología, biología y hábitos de la cochinilla. En ese momento se publicó una investigación realizada por técnicos y entomólogos de las Estaciones Experimentales de Mendoza y La Consulta, asesorando a los productores de uva afectados sobre el monitoreo de la plaga y los momentos oportunos de control.
En 2018, los investigadores Carla Vanina Dagatti, Juan Carlos Casciani y Violeta Cristina Becerra, también del INTA Mendoza, presentaran un trabajo sobre la evaluación de la efectividad en laboratorio de diferentes insecticidas para el control de la plaga. Hoy, a punto de comenzar el invierno, es el momento crítico para detectar y combatir al dañino insecto. Por ello, publicamos el informe original acompañado de las sugerencias para el manejo de los pesticidas.
Con el nombre de “cochinillas harinosas” se designa a un grupo de insectos, pertenecientes a la familia Pseudococcidae, que atacan tanto a las uvas de mesa como a las de vinificar.
Debido a que la cochinilla harinosa es considerada plaga primaria de la vid, resulta de suma importancia conocer y comparar la eficacia de los distintos pesticidas registrados para su control a saber: Ver trabajo completo del INTA: efectividad en laboratorio de diferentes pesticidas para el control de cochinilla harinosa
Descripción de la cochinilla detectada
La cochinilla harinosa de la vid (Planococcus ficus Signoret) es un insecto perteneciente al orden Hemíptera, familia Pseudococcidae, que ocasiona perjuicios en los viñedos de Mendoza. Esta familia incluye especies sumamente polífagas, que se alimentan de cultivos agrícolas, forestales y ornamentales, por lo que su presencia representa un peligro latente para los cultivos de la región.
Los Planococcus ficus Sign adultos presentan un marcado dimorfismo sexual: las hembras miden 4- 6 mm de largo por 2 mm de ancho, con cuerpo bien segmentado y gran cantidad de serosidad de tipo harinoso recubriendo todo su cuerpo; mientras que el macho es más pequeño, de 1 mm de largo, delgado, con 2 pares de alas transparentes y dos largos filamentos blancos en su parte posterior, que lo caracterizan y diferencian de otros machos de cochinillas.
Los huevos son ovales, de 0,3 mm de largo, de color amarillo y se hallan dentro de una masa algodonosa formando un ovisaco. Las ninfas neonacidas o de primer estadio son muy móviles, miden de 0,3 a 0,5 mm, sin pulverulencia blanca, de color amarillo, con patas y antenas. Las ninfas de segundo y tercer estadio presentan serosidad y segmentación bien marcada.
Daños
Produce daños en las plantas que ataca por la succión de savia y la inyección de saliva fitotóxica provocando debilitamiento en la cepas. La cochinilla harinosa de la vid, a diferencia de otros pseudocóccidos, secreta grandes cantidades de melaza. Sobre estas sustancias azucaradas se desarrollan hongos del complejo fumagina, que cubren hojas, brotes, tronco, brazos, sarmientos y frutos, interfieren la captación de luz y manchan los racimos.
Además hay un efecto atractivo de las secreciones azucaradas sobre hormigas, que actúan como diseminadoras altamente eficientes de las cochinillas. Los daños a los racimos en maduración consisten en la formación inicial de masas algodonosas en las bayas, producción de melaza e invasión de fumagina.
Por otra parte, provocan pequeñas heridas que causan amarillamiento o necrosis de las zonas atacadas. Esto conduce a generar brotes cortos, sarmientos delgados y deformaciones de los tejidos verdes, crecimiento anormal e inclusive la muerte del vegetal cuando alcanzan altas poblaciones.
Asimismo, provoca raquitismo lo que conduce a un agostamiento inadecuado, una reducida diferenciación de racimos y, por ello, a una manifiesta disminución de la vendimia del año siguiente. P.ficus es transmisor de virus del enrollamiento o leafroll. Debido a esto es considerada plaga de importancia económica, aún en bajos niveles de población.
Es importante recordar que es una plaga cuarentenaria para varios países importadores, por lo que la presencia de sólo un insecto sobre racimos o simplemente la fumagina desarrollada o la melaza que segrega, pueden ser causa de rechazo en las exportaciones, afectando en este caso en especial a la producción de uvas de mesa.
Ciclo bioecológico
Pasan el invierno ubicadas en el tronco, brazos principales, bajo la ritidomis o corteza de la vid, en estado de huevo principalmente y en menor medida como hembras adultas. A principios de setiembre se produce la primera generación que dura 60 días y se ubica bajo la corteza. La segunda se puede observar en brotes y hojas, acortando su ciclo a unos 45 días; en ocasiones suele encontrarse infestando racimos. La tercera generación se detecta marcadamente sobre frutos, principalmente en el raquis y en la base del pedúnculo de los granos, originando gran cantidad de melaza y el desarrollo de hongos. Esta generación y las siguientes duran alrededor de 30 días. En la temporada primavero-estival se han podido diferenciar en Mendoza seis generaciones.
Monitoreo de la plaga
El monitoreo es fundamental para establecer el momento oportuno de intervención con tratamientos químicos. La mayor eficacia de pesticidas se observa al comienzo de cada generación y cuando los insectos se hallan en sus primeros estadios ninfales. Debido a que es un insecto de hábitos crípticos – se desarrolla en lugares protegidos- su presencia en el viñedo, en un principio, pasa inadvertida por el productor. Generalmente cuando ya han aumentado de modo considerable las poblaciones, puede observarse sobre hojas, brotes y racimos, momento en que el control será más difícil. Por lo tanto, es imprescindible identificar al insecto, como así también sus síntomas sobre la planta y los lugares donde se ubica a lo largo del año. Esto permitirá una detección temprana para proceder a un correcto monitoreo y oportuna aplicación de productos fitosanitarios.
En invierno debe observarse cuidadosamente bajo la corteza en el tronco, sobre todo en el tercio inferior, la presencia de colonias de cochinillas adultas y de ovisacos o masas algodonosas con huevos. Un síntoma exterior para detectarlas es ver aquellas plantas que tengan manchas oscuras en tronco y brazos, debidas al desarrollo de hongos en la temporada anterior. Otra forma de descubrir este insecto es observando las hormigas, ya que éstas se alimentan de la melaza que la cochinilla segrega y además la protegen de los enemigos naturales.
Sugerencias para su manejo
Es un insecto de difícil control con tratamientos fitosanitarios, debido a sus hábitos crípticos, su epidermis hidrófoba, al gran potencial reproductivo que posee y a su asociación con las hormigas. El aspecto más importante a tener en cuenta son los momentos oportunos de control, que surgen del estudio de sus hábitos sobre la planta y el conocimiento de las salidas de cada generación. Por otro lado, deben evitarse excesos de residuos a cosecha, ya que podrían dejar trazas en productos elaborados, tales como vinos, pasas o mostos concentrados. En base a estas consideraciones, algunos consejos a tener en cuenta son:
- Realizar monitoreo y marcado de plantas atacadas para hacer los tratamientos químicos específicos y así evitar la diseminación del insecto. Evitar, asimismo, la aplicación masiva de insecticidas en el viñedo.
- Realizar aplicaciones en postcosecha, previo a la caída de las hojas. En este momento las poblaciones son elevadas y comienzan su migración hacia el tronco para el pasaje invernal. Este tratamiento es ideal para frenar el aumento de la plaga en el cultivo en la temporada siguiente y evitar excesos de residuos tóxicos en uvas.
- Para evitar residuos a cosecha, es muy importante no realizar aplicaciones cercanas a la misma, (hasta 60–70 días previos a la recolección).
- Realizar aplicaciones en coincidencia con la aparición de las ninfas de primer estadio de cada generación de la temporada.
- Seguimiento de hormigueros y control de los mismos, debido a que las hormigas colaboran en la dispersión de la plaga.
- Para la correcta elección de productos a utilizar, solicitar asesoramiento a un profesional ingeniero agrónomo o consultar en la Agencia de Extensión del INTA más cercana.
Para asesoramiento contactarse con INTA Estación Experimental Agropecuaria Mendoza:
- San Martín N° 3853 – Mayor Drummond – Luján de Cuyo
- Tel./fax: (0261) 4963020 /3320 /3332 Laboratorio de Fitofarmacia: (int. 240) Agencia Extensión Rural Luján: (int. 233/272)
- E-mail: alcuyo@mendoza.inta.gov.ar
Fuente INTA