Al momento de iniciar o ampliar un proyecto vitivinícola, cada vez más los productores buscan que el material vegetal sea de calidad comprobada, y que el proveedor de las plantas a raíz desnuda demuestre manejos sustentables y un servicio de chequeos mediante microvinificaciones y degustaciones del vino elaborado. Para profundizar en esta tendencia, entrevistamos a los ingenieros agrónomos Víctor Barroso y Fernando López, presidente y vicepresidente de Vivero San Nicolás, empresa de Junín, Mendoza, dedicada a la producción de plantas certificadas libres de virus.
Desde 2008, cuando comenzó sus actividades comerciales, la empresa Vivero San Nicolás, con oficinas en Junín y finca en Montecaseros, San Martín, se dedica a la producción de plantas de vid a pie franco e injertadas. Desde los inicios viene implementando normas globales de calidad en todos sus procesos, con el objetivo de proveer cepas sanas que den uvas y vinos competitivos en los exigentes mercados internos y externos.
Como cultores de las buenas prácticas agrícolas, orientadas a la sostenibilidad económica, social y ambiental, los responsables de Vivero San Nicolás implementan esa modalidad de trabajo considerando la trazabilidad, las técnicas de producción, protección del medio ambiente, aspectos higiénicos y aspectos sociales. Por tal motivo, Enolife entrevistó al titular de la firma, ingeniero agrónomo Víctor Barroso, y al vicepresidente, el también ingeniero agrónomo Fernando López. En esta breve charla, ambos especialistas se refieren a su misión, a las tendencias en este mercado y a cómo interactúan con los productores, desde la provisión de los barbechos hasta el asesoramiento para desarrollar emprendimientos vitivinícolas desde cero.
-¿Por qué eligieron el Este de Mendoza para instalar la empresa? ¿Qué características tiene ese terroir y cómo influye en la calidad del producto?
–En Junín está la administración, ubicada sobre la ruta provincial 60, porque nos parece un punto estratégico y cómodo como para nuestras instalaciones. Y el sector de producción se encuentra en Montecaseros, zona de una oferta energética muy alta, inclemencias climáticas bajas, un suelo muy arenoso, donde logramos un crecimiento radicular sin impedimentos, logrando vigor y tamaño en las raíces de nuestras plantas.
-¿Cómo evalúan cada año la calidad de las uvas que dan sus plantas, y la calidad de los vinos que de ellas se obtienen? ¿Hacen microvinificaciones propias? ¿Cómo es la devolución hacia los clientes de ese proceso de evaluación de la calidad?
-Tenemos una relación muy estrecha con todos nuestros clientes, además de asesorarlos pre y post-trasplante; nos contactamos permanentemente para evaluar ensayos y opciones de nuevos productos. Estamos interiorizados en el mapa vitivinícola mundial y participamos concientemente en la cadena productiva. Somos miembro CREA. Cada lote tiene su trazabilidad y la confianza que generamos con nuestros clientes nos da la oportunidad de conocer el rendimiento de los vinos producidos en cada temporada. Se hacen degustaciones de los vinos obtenidos de las nuevas parcelas plantadas y se reconoce la calidad del material adquirido.
-¿Qué acciones practican para hacer de esta actividad industrial un proceso sostenible, tanto en lo ambiental como en lo económico (ahorro de energía, riego racional, reuso de agua, energía solar, producción orgánica, etc.)
-Somos una empresa conciente de los recursos naturales que utiliza, cuantificamos todos nuestros recursos y rotamos los suelos para evitar su desgaste. Tenemos un control permanente del agua, automatizado en su totalidad. De esta manera, podemos suministrar lo justo y necesario para obtener el resultado óptimo del cultivo. Usamos cada vez menos herbicidas, combatimos las malezas con labores de roturación liviana de suelo, de manera permanente. Medimos y monitoreamos la posibilidad de incidencias de plagas y enfermedades para combatirlas con las mínimas aplicaciones. Contamos con equipos pulverizadores de avanzada, que ayudan a que las aplicaciones sean bien dirigidas y con un uso mínimo de líquidos. Hacemos pulverizaciones aéreas dos veces al año.
-¿Cómo es el universo de clientes de Vivero San Nicolás? ¿Hay grandes bodegas, bodegas boutiques, pequeños productores, inversiones extranjeras, fincas de otras provincias?
Dentro del sistema de seguimiento de clientes del Vivero contamos con una agrupación de los mismos para su correcta atención. Las categorías son: productores primarios, grandes empresas, bodegas y cooperativas. A su vez, dividimos a los clientes según el producto elegido: uvas para vinificación, para mosto, para consumo en fresco y para pasas.
-¿Nos pueden contar acerca del plan estratégico de la empresa, en relación a las futuras certificaciones de calidad internacionales, proyectos de expansión, diversificación del negocio, etc.?
En estos momentos la empresa se encuentra en auditorías para poder certificar normas Global Gap; esto nos ha ayudado a entender mejor nuestros procesos y a manejar de forma conciente los recursos, así que esperamos contar con la certificación en 2022. También hemos comenzado un programa de reorganización de procesos internos para mejorarlos, en base a un proyecto de mentoring. Estamos en un proyecto de certificación de plantas libre de virus, hace 3 años comenzamos y la idea es proveer al mercado plantas libre de esta categoría en poco tiempo.
-¿Cómo es el servicio de asesoramiento para clientes? Por ejemplo, si se acerca un pequeño productor con dos o tres hectáreas y quiere implantar viñedos, ¿por dónde se empieza, en qué lo asesoran exactamente, cómo se calcula el costo de la inversión?
Para el asesoramiento de proyectos nos basamos en las ideas simples de cada cliente, cuáles son sus fines generales y con qué producto se sentiría satisfecho. Lo primero es ver la factibilidad de que el terreno pueda ser cultivado con vides; luego corroboramos si el clima es propicio para ciertas variedades; luego tenemos que definir la finalidad del producto seleccionado, si es para elaboración de vinos alta gama, vinos garage caseros, venta de uva fina o graneles, mercado en fresco, pasa, etcétera. Una vez avanzado en esto, nos ponemos en campaña de presupuestar la obra, definimos estructura, mano de obra y materiales, hasta el movimiento de suelo necesario. Los tiempos de la tarea son importantes, ya que muchas veces se suelen definir cambios que enlentecen la tarea.