{"id":119745,"date":"2024-08-04T22:43:41","date_gmt":"2024-08-04T22:43:41","guid":{"rendered":"https:\/\/enolife.com.ar\/es\/?p=119745"},"modified":"2024-08-05T23:46:14","modified_gmt":"2024-08-05T23:46:14","slug":"como-impacta-el-consumo-moderado-de-vino-en-las-enfermedades-autoinmunes","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/enolife.com.ar\/es\/como-impacta-el-consumo-moderado-de-vino-en-las-enfermedades-autoinmunes\/","title":{"rendered":"C\u00f3mo impacta el consumo moderado de vino en las enfermedades autoinmunes"},"content":{"rendered":"\n

En el art\u00edculo que a continuaci\u00f3n publicamos -divulgado originalmente en la revista cient\u00edfica OENO-ONE y realizado por investigadores de la Organizaci\u00f3n Internacional de la Vid y el Vino (OIV), entre los cuales se encuentra la bioqu\u00edmica mendocina Raquel Romano-, se resume y analiza la literatura cient\u00edfica sobre el efecto de la ingesta de vino en las enfermedades autoinmunes (alergias, psoriasis, esclerosis m\u00faltiple, diabetes, artritis reumatoidea, enfermedad cel\u00edaca, entre muchas otras). Aunque existe un consenso general de que el consumo de alcohol es perjudicial para el sistema inmunol\u00f3gico, los estudios cient\u00edficos discutidos en esta revisi\u00f3n llevaron a conclusiones sustancialmente diferentes. <\/strong><\/em><\/h4>\n\n\n\n
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Por Chiara Di Lorenzo, Patrizia Restani, Arina Oana Antoce, Raquel Romano, Ursula Fradera, Pierre-Louis Teissedre, Jean-Claude Ruf, Corinne Bani, Francesca Mercogliano, Marcos Araujo y Rena Kosti<\/strong><\/em>.

La cient\u00edfica mendocina Raquel Romano<\/strong> (foto) forma parte del equipo de expertos de la Organizaci\u00f3n Internacional de la Vid y el Vino (OIV) que llev\u00f3 a cabo esta investigaci\u00f3n. Es bioqu\u00edmica, doctora en Qu\u00edmica Anal\u00edtica Instrumental, investigadora Vitivin\u00edcola y de Alcoholes para el INV y miembro del Grupo de Expertos en consumo, nutrici\u00f3n y salud de la OIV.<\/em><\/p>\n\n\n\n

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Esta revisi\u00f3n eval\u00faa cr\u00edticamente la literatura cient\u00edfica para determinar si las bebidas alcoh\u00f3licas pueden afectar positiva o negativamente la incidencia y gravedad de los trastornos mediados por el sistema inmunol\u00f3gico, incluidas las enfermedades autoinmunes. <\/p>\n\n\n\n

Pocos estudios cient\u00edficos exploran la asociaci\u00f3n entre las bebidas alcoh\u00f3licas y el sistema inmunol\u00f3gico, en contraste con la extensa literatura dedicada al sistema cardiovascular. <\/p>\n\n\n\n

Debido a que el vino es el producto m\u00e1s investigado en esta revisi\u00f3n<\/strong>, no se tienen en cuenta estudios que eval\u00faen el papel del alcohol en s\u00ed mismo sin especificar las bebidas incluidas (por ejemplo, vino, licores y cerveza).<\/p>\n\n\n\n

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En esta investigaci\u00f3n se analizan los datos sobre las siguientes enfermedades enfermedades autoinmunes revisadas: alergias, enfermedad cel\u00edaca, resfriado com\u00fan y covid-19, enfermedades inflamatorias cr\u00f3nicas intestinales, diabetes tipo 1, dermatitis herpetiforme, esclerosis m\u00faltiple, psoriasis, artritis reumatoide, lupus eritematoso sist\u00e9mico y trastornos tiroideos.<\/h3>\n\n\n\n
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El estudio revel\u00f3 que, en principio (aunque con diferencias entre las diversas patolog\u00edas), el consumo moderado de vino no afecta negativamente el riesgo de desarrollo o progresi\u00f3n de enfermedades mediadas por el sistema inmunol\u00f3gico<\/strong>. En algunos casos, el efecto se debe principalmente al alcohol en s\u00ed mismo, mientras que en otros casos el vino muestra una tendencia m\u00e1s favorable en comparaci\u00f3n con otras bebidas alcoh\u00f3licas.<\/p>\n\n\n\n

Esta revisi\u00f3n se vio limitada por la escasez de art\u00edculos disponibles, por lo que nuevos estudios prospectivos sobre la asociaci\u00f3n entre el consumo de vino y las enfermedades mediadas por el sistema inmunol\u00f3gico deber\u00edan dise\u00f1arse espec\u00edficamente para obtener conclusiones m\u00e1s s\u00f3lidas.<\/p>\n\n\n\n

La supervivencia humana y animal depende del adecuado funcionamiento del sistema inmunol\u00f3gico, que constantemente monitorea el cuerpo, identificando y protegiendo contra infecciones, agentes ofensivos como al\u00e9rgenos y mol\u00e9culas no propias, as\u00ed como estructuras biol\u00f3gicas at\u00edpicas como c\u00e9lulas cancerosas. Una dieta equilibrada asegura la optimizaci\u00f3n de todas las funciones celulares, incluidas las relacionadas con el sistema inmunol\u00f3gico, que obtiene energ\u00eda y nutrientes de los alimentos ingeridos. Adem\u00e1s de los micronutrientes y macronutrientes necesarios, ciertas mol\u00e9culas tienen un papel espec\u00edfico en el desarrollo y funcionamiento del sistema inmunol\u00f3gico, siendo especialmente importantes aquellas capaces de reducir la inflamaci\u00f3n cr\u00f3nica.<\/p>\n\n\n\n

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Qu\u00e9 son las enfermedades autoinmunes<\/strong><\/p>\n\n\n\n

Cuando el sistema inmunol\u00f3gico no funciona correctamente<\/strong>, puede considerar mol\u00e9culas o tejidos inofensivos como extra\u00f1os, dando lugar a enfermedades mediadas por el sistema inmunol\u00f3gico, que pueden clasificarse en enfermedades autoinmunes (cuando el cuerpo desencadena una respuesta inmune contra s\u00ed mismo, como la enfermedad cel\u00edaca, la diabetes tipo 1, la psoriasis, etc.), trastornos de inmunodeficiencia (cuando el cuerpo no puede activar una respuesta inmune contra agentes externos) y reacciones al\u00e9rgicas (cuando el cuerpo desarrolla una respuesta inmune inadecuada y excesiva a mol\u00e9culas seguras para la poblaci\u00f3n general, como f\u00e1rmacos, polen y alimentos).<\/p>\n\n\n\n

Numerosos estudios epidemiol\u00f3gicos realizados desde la segunda mitad del siglo pasado han demostrado una relaci\u00f3n inversa entre el consumo moderado de alcohol (principalmente vino) y la morbimortalidad asociada a algunas patolog\u00edas cr\u00f3nicas y degenerativas.<\/strong> Los resultados m\u00e1s significativos se han observado en la reducci\u00f3n del riesgo cardiovascular (Teissedre et al., 2018), aunque relativamente pocos estudios publicados han evaluado la influencia del consumo moderado de vino en el inicio y control de enfermedades mediadas por el sistema inmunol\u00f3gico (Watzl et al., 2004; Romeo et al., 2007). Ha habido mucho debate sobre este tema, con resultados contradictorios: los estudios en humanos se centran principalmente en el abuso del alcohol, y en estas condiciones el alcohol se considera com\u00fanmente perjudicial para la salud y generalmente inmunosupresor (Zhang et al., 2008; Molina et al., 2010; Szabo & Saha, 2015); sin embargo, la inmunosupresi\u00f3n tambi\u00e9n puede ocurrir debido a otros factores concomitantes, como las deficiencias nutricionales frecuentemente observadas en personas que abusan del alcohol (Barve et al., 2017).<\/p>\n\n\n\n

Estos estudios suelen estar sesgados tambi\u00e9n porque eval\u00faan el alcohol en s\u00ed mismo sin especificar la bebida espec\u00edfica estudiada (por ejemplo, vino versus licores) y las condiciones de consumo (por ejemplo, en ayunas versus durante una comida).<\/p>\n\n\n\n

El objetivo de este documento es evaluar si el consumo moderado de vino puede modular positiva o negativamente la incidencia y evoluci\u00f3n de trastornos mediados por el sistema inmunol\u00f3gico, incluidas las enfermedades autoinmunes. Con este fin, se realiz\u00f3 una revisi\u00f3n cient\u00edfica de la literatura sobre el tema. No se consideraron los estudios en los que no se especificaban las bebidas bajo examen (vino, licores, cerveza, etc\u00e9tera).<\/p>\n\n\n\n

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Materiales y m\u00e9todos<\/strong><\/p>\n\n\n\n

Se realizaron b\u00fasquedas sistem\u00e1ticas en las principales bases de datos cient\u00edficas de referencias y res\u00famenes en ciencias de la vida (PubMed, MEDLINE, Embase y CAB-Abstract<\/strong>) desde su inicio hasta diciembre de 2023. Se utilizaron los t\u00e9rminos \u00abuva\u00bb<\/strong>, \u00abvino\u00bb<\/strong> y \u00abVitis vinifera\u00bb<\/strong>, combinados con \u00abenfermedades inmunomediadas<\/strong> y autoinmunes<\/strong>\u00ab, que incluyen condiciones espec\u00edficas como alergias, enfermedad cel\u00edaca, enfermedad de Crohn, resfriado com\u00fan y Covid-19, dermatitis herpetiforme, enfermedad inflamatoria intestinal (EII), esclerosis m\u00faltiple, psoriasis, artritis reumatoide, lupus eritematoso sist\u00e9mico, diabetes tipo 1, trastornos tiroideos (tanto hipotiroidismo como hipertiroidismo) y colitis ulcerosa.<\/p>\n\n\n\n

Los resultados se filtraron espec\u00edficamente para \u00abestudios en humanos\u00bb<\/strong> y \u00abensayos controlados\u00bb<\/strong> para garantizar la relevancia y la fiabilidad de los hallazgos. Se consideraron informes de casos que documentaban reacciones al\u00e9rgicas asociadas con el consumo de vino cuando estaban bien documentados. Se excluyeron revisiones y estudios que mencionaban el alcohol sin especificar el tipo de bebida alcoh\u00f3lica, con el fin de mantener la especificidad en relaci\u00f3n con los efectos relacionados con el vino.<\/p>\n\n\n\n

Los estudios realizados in vitro, en animales de laboratorio o que involucraban mol\u00e9culas purificadas se incluyeron solo si contribu\u00edan significativamente a la discusi\u00f3n o proporcionaban ideas sobre mecanismos relevantes para los efectos observados en estudios en humanos.<\/p>\n\n\n\n

La selecci\u00f3n de art\u00edculos se bas\u00f3 en su cumplimiento con estos criterios de inclusi\u00f3n para asegurar la fiabilidad y la relevancia de los hallazgos revisados en este estudio.<\/p>\n\n\n\n

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Resultados y discusi\u00f3n<\/strong><\/p>\n\n\n\n

Las patolog\u00edas inmunomediadas consideradas en esta revisi\u00f3n se enumeran en orden alfab\u00e9tico y no por importancia cl\u00ednica. Los art\u00edculos que cumplieron con los criterios de inclusi\u00f3n seleccionados se resumen en la Tabla 1.<\/p>\n\n\n\n

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Tabla 1. Resumen de los art\u00edculos seleccionados seg\u00fan los criterios de inclusi\u00f3n.<\/em><\/strong><\/p>\n\n\n

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Alergia<\/strong><\/p>\n\n\n\n

Una alergia es una reacci\u00f3n del cuerpo (es decir, la producci\u00f3n de anticuerpos por parte del sistema inmunol\u00f3gico) hacia ciertas mol\u00e9culas que son inofensivas para la mayor\u00eda de las personas.<\/strong> Las mol\u00e9culas ofensivas (encontradas, por ejemplo, en alimentos, medicamentos y polen) se conocen como al\u00e9rgenos\/ant\u00edgenos. <\/p>\n\n\n\n

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La clase m\u00e1s com\u00fan de anticuerpos involucrados en las reacciones al\u00e9rgicas es la IgE, aunque tambi\u00e9n existen formas de alergia (especialmente las retardadas) que involucran mecanismos mediados por c\u00e9lulas o mecanismos mixtos. Las reacciones al\u00e9rgicas pueden manifestarse en diferentes tejidos y \u00f3rganos: v\u00edas respiratorias inferiores, mucosa nasal, piel, ojos, sistemas cardiovascular y gastrointestinal. Los s\u00edntomas son causados por la liberaci\u00f3n de mediadores qu\u00edmicos por parte del cuerpo (como la histamina) despu\u00e9s de la formaci\u00f3n de complejos ant\u00edgeno-anticuerpo. <\/p>\n\n\n\n

La gravedad de una alergia var\u00eda de persona a persona y puede ir desde malestar leve (hormigueo en la lengua o labios) hasta un shock anafil\u00e1ctico, que puede ser mortal (Sicherer y Sampson, 2018).<\/p>\n\n\n\n

La alergia mediada por IgE al vino no es muy com\u00fan y puede involucrar varios compuestos: prote\u00ednas de la uva, de las cuales el principal al\u00e9rgeno es la Prote\u00edna de Transferencia de L\u00edpidos (LTP); prote\u00ednas derivadas de huevo, leche, vegetales o pescado que se utilizan como aditivos o auxiliares de procesamiento; y mohos (Botrytis cinerea) y levaduras (como Saccharomyces cerevisiae) (W\u00fcthrich, 2018).<\/p>\n\n\n\n

En esta revisi\u00f3n, no se han considerado las alergias asociadas con aditivos del vino (lisozima) o auxiliares de procesamiento (prote\u00ednas de huevo, leche y gelatina\/isinglass de pescado), ya que hasta ahora no est\u00e1n documentadas cient\u00edficamente en ning\u00fan art\u00edculo. Los art\u00edculos sobre alergias enumerados en la Tabla 1 son principalmente informes de casos y confirman lo que ya se conoce en la literatura, es decir, el papel de LTP (Sch\u00e4d et al., 2005; Sch\u00e4d et al., 2010) y las prote\u00ednas de levadura (Bansal et al., 2017) en la aparici\u00f3n de los pocos casos documentados de reacciones al\u00e9rgicas.<\/p>\n\n\n\n

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Enfermedad cel\u00edaca<\/strong><\/p>\n\n\n\n

La enfermedad cel\u00edaca es una enfermedad autoinmune cr\u00f3nica asociada al gluten, un complejo proteico presente en muchos cereales como el trigo, la cebada y el centeno. <\/strong>Hasta el diagn\u00f3stico y la adopci\u00f3n de una dieta libre de gluten, las personas con enfermedad cel\u00edaca desarrollan inflamaci\u00f3n en el intestino delgado, aplanamiento de las vellosidades intestinales y, consecuentemente, reducci\u00f3n en la capacidad de absorber nutrientes (malabsorci\u00f3n) (Iversen y Sollid, 2023).<\/p>\n\n\n\n

Actualmente, la \u00fanica terapia efectiva consiste en eliminar por completo los cereales t\u00f3xicos de la dieta para evitar en la mayor\u00eda de los casos las posibles consecuencias de ingerir gluten (anemia por deficiencia de hierro, raquitismo\/osteoporosis y linfoma intestinal).<\/p>\n\n\n\n

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No se encontraron estudios que cumplan con los criterios de inclusi\u00f3n de este art\u00edculo en la literatura sobre el papel del vino en la modulaci\u00f3n positiva o negativa de la enfermedad cel\u00edaca. Los estudios sobre este tema tienden a centrarse en informar a los consumidores que sufren de enfermedad cel\u00edaca sobre las bebidas alcoh\u00f3licas que pueden consumir sin riesgo: el vino, la sidra y los licores (vodka, ginebra, whisky, brandy y ron, etc.) se consideran com\u00fanmente seguros cuando se consumen en cantidades moderadas (Asociaci\u00f3n Nacional de Cel\u00edacos, 2020). Sin embargo, cabe destacar que ciertos vinos sol\u00edan ser clarificados utilizando prote\u00ednas de trigo, lo cual estaba permitido hasta hace poco como auxiliar de procesamiento en pr\u00e1cticas enol\u00f3gicas, aunque raramente se utilizaba (Marchal et al., 2002).<\/p>\n\n\n\n

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Enfermedades inflamatorias intestinales cr\u00f3nicas<\/strong><\/p>\n\n\n\n

Varias enfermedades cr\u00f3nicas que afectan el intestino<\/strong> involucran al sistema inmunol\u00f3gico, siendo las m\u00e1s comunes la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.<\/p>\n\n\n\n

La enfermedad de Crohn (EC) fue descrita por primera vez en una serie de casos presentados en la reuni\u00f3n anual de la Asociaci\u00f3n M\u00e9dica Americana en 1932 (Crohn et al., 1984). Aunque la EC puede afectar todo el intestino, el \u00edleon distal es el m\u00e1s afectado; la patolog\u00eda se caracteriza por per\u00edodos de exacerbaci\u00f3n y per\u00edodos de remisi\u00f3n. La patog\u00e9nesis resulta de interacciones entre factores ambientales, el sistema inmunol\u00f3gico, factores gen\u00e9ticos predisponentes y cambios en el microbioma del hu\u00e9sped, lo que lleva a un da\u00f1o significativo de la mucosa intestinal (Petagna et al., 2020).<\/p>\n\n\n\n

La colitis ulcerosa es una enfermedad inflamatoria cr\u00f3nica del intestino que afecta el revestimiento del intestino grueso; inicialmente localizada en el recto, puede extenderse al colon. La patog\u00e9nesis de la colitis ulcerosa tiene una identificaci\u00f3n limitada; se cree que es una enfermedad multifactorial que incluye una predisposici\u00f3n gen\u00e9tica espec\u00edfica, una alteraci\u00f3n de la barrera epitelial del colon y una reacci\u00f3n inmunol\u00f3gica an\u00f3mala a ant\u00edgenos y factores ambientales que a\u00fan est\u00e1n poco definidos.<\/p>\n\n\n\n

En la literatura cient\u00edfica existen numerosos estudios que consideran el consumo de alcohol (y en particular el vino) en personas que padecen enfermedades inflamatorias intestinales (EII<\/strong>; para una visi\u00f3n general del tema, ver (Swanson et al., 2011; Ramos y Kane, 2021)). <\/p>\n\n\n\n

En general, los pacientes con EII reportan un empeoramiento de los s\u00edntomas despu\u00e9s de consumir alcohol, pero el vino es mejor tolerado que otras bebidas alcoh\u00f3licas. Sin embargo, los efectos espec\u00edficos del vino van m\u00e1s all\u00e1 del efecto sobre el sistema inmunol\u00f3gico e involucran principalmente otras v\u00edas metab\u00f3licas (como propiedades antiinflamatorias capaces de contribuir al control de la enfermedad). <\/p>\n\n\n\n

Es importante destacar que tambi\u00e9n se han descrito consecuencias negativas del consumo de vino en pacientes con EII (disminuci\u00f3n de los niveles fecales de calprotectina y aumento de la permeabilidad intestinal), aspectos que requieren un an\u00e1lisis detallado adecuado. Dada la importancia y la extensi\u00f3n de estas enfermedades, los autores de esta revisi\u00f3n decidieron dedicar una futura publicaci\u00f3n a las patolog\u00edas inflamatorias intestinales, en la que se considerar\u00e1n todos los factores involucrados.<\/p>\n\n\n\n

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Resfriado com\u00fan y Covid-19<\/strong><\/p>\n\n\n\n

Las enfermedades bacterianas y virales son muy comunes en la poblaci\u00f3n general,<\/strong> especialmente durante los meses de invierno. Aunque no est\u00e1n involucradas en la g\u00e9nesis de estas enfermedades, el sistema inmunol\u00f3gico es esencial ya que responde al agente externo causal, permitiendo as\u00ed la recuperaci\u00f3n. Dada la reciente pandemia de Covid-19 y el inter\u00e9s en enfermedades transmitidas por virus y bacterias, se decidi\u00f3 incluir tambi\u00e9n los pocos estudios que vinculan el consumo de vino con la incidencia o evoluci\u00f3n de estas enfermedades.<\/p>\n\n\n\n

Sin embargo, la tasa de incidencia del resfriado com\u00fan (RR) para los bebedores de > 14 copas de vino (tanto blanco como tinto) por semana en comparaci\u00f3n con los abstemios fue de 0.56 (intervalo de confianza del 95 %, 0.38 – 0.82). Tambi\u00e9n se observ\u00f3 una reducci\u00f3n menos significativa con 1-7 copas\/semana (RR 0.77) y 8-14 copas\/semana (RR 0.71). <\/p>\n\n\n\n

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Takkouche et al. (2002) llevaron a cabo un estudio de dos a\u00f1os para verificar si el consumo de alcohol y\/o bebidas alcoh\u00f3licas espec\u00edficas pod\u00eda modular la incidencia del resfriado com\u00fan. El estudio incluy\u00f3 a 4.272 empleados de 5 universidades espa\u00f1olas, quienes completaron un cuestionario al momento de la inscripci\u00f3n y luego cada 10 semanas durante un a\u00f1o. Los resultados indican que la incidencia del resfriado com\u00fan no estaba relacionada con el consumo total de alcohol, cerveza o licores. <\/p>\n\n\n\n

Aunque esta asociaci\u00f3n se encontr\u00f3 tanto en el vino blanco como en el tinto, fue m\u00e1s significativa en este \u00faltimo: despu\u00e9s del ajuste por contenido de alcohol, el consumo de m\u00e1s de 14 copas\/semana se asoci\u00f3 con un RR de 0.39 para el vino tinto y 0.80 para el vino blanco. Estos resultados podr\u00edan estar asociados al menos parcialmente con los diferentes contenidos de flavonoides en el vino, que seg\u00fan Tanaka et al. (2019), es aproximadamente de 88 mg en el vino tinto versus 3,5 mg en el vino blanco.<\/p>\n\n\n\n

Numerosos estudios han intentado identificar qu\u00e9 factores afectan positivamente la incidencia y gravedad de Covid-19. En su estudio, Dai et al. (2022), consideraron el consumo de diferentes tipos de bebidas alcoh\u00f3licas. Incluyeron a 473.957 sujetos del Reino Unido, de los cuales 16.559 hab\u00edan dado positivo por Covid-19 al menos una vez. Los sujetos pertenecientes a ambos grupos (positivos o negativos para Covid-19) eran comparables en t\u00e9rminos de edad (66,3 \u00b1 8,6 versus 69,3 \u00b1 8,1) y distribuci\u00f3n de g\u00e9nero (47,1 % hombres y 52,9 % mujeres).<\/p>\n\n\n\n

La informaci\u00f3n sobre el tipo de bebida alcoh\u00f3lica consumida y la cantidad relativa se obtuvo a trav\u00e9s de un cuestionario, revelando un riesgo relativo disminuido de Covid-19 en sujetos que consumieron vino tinto (en un 16 % para > 5 copas\/semana versus abstemios), vino blanco y champagne (en un 8 % para > 5 copas\/semana). Esta asociaci\u00f3n inversa y protectora no se observ\u00f3 para la cerveza y los licores, para los cuales los riesgos relativos tendieron a ser m\u00e1s altos. <\/p>\n\n\n\n

El efecto diferencial observado entre los diversos tipos de bebidas alcoh\u00f3licas puede deberse a su contenido en mol\u00e9culas biol\u00f3gicamente activas: el vino tinto, que mostr\u00f3 la mayor efectividad en este estudio, es el m\u00e1s rico en polifenoles, a diferencia de los licores que contienen pocos polifenoles y altas cantidades de alcohol. <\/p>\n\n\n\n

Mientras tanto, aunque la cerveza contiene polifenoles, no mostr\u00f3 un efecto protector; los autores postularon que el efecto positivo del vino (incluido el champagne) estaba vinculado a mol\u00e9culas espec\u00edficas, como los estilbenos (incluido el resveratrol) y proantocianidinas. Se sugiere que esta asociaci\u00f3n debe ser verificada m\u00e1s a fondo, dado que se sabe que el vino blanco y el champagne tienen un contenido muy bajo de estilbenos (Jeandet et al., 2006; Suprun et al., 2021).<\/p>\n\n\n\n

A pesar de las incertidumbres (el rango de edad no cubre toda la poblaci\u00f3n, el consumo de bebidas alcoh\u00f3licas se refiere al per\u00edodo anterior a la pandemia, etc.), este estudio indica el papel favorable del consumo moderado de vino en la protecci\u00f3n contra el Covid-19.<\/p>\n\n\n\n

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Dermatitis herpetiforme<\/strong><\/p>\n\n\n\n

La dermatitis herpetiforme (DH), tambi\u00e9n conocida como enfermedad de Duhring, es una condici\u00f3n cr\u00f3nica que se manifiesta con picaz\u00f3n intensa y lesiones en la piel.<\/strong> Aunque es m\u00e1s com\u00fan en adultos j\u00f3venes, tambi\u00e9n puede aparecer en ni\u00f1os y personas mayores (Reunale et al., 2021).<\/p>\n\n\n\n

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La DH es causada por una reacci\u00f3n del sistema inmunol\u00f3gico al gluten y a veces se asocia con la enfermedad cel\u00edaca (en el 15-25 % de los pacientes), aunque en ocasiones no hay otros signos de esta patolog\u00eda. El nombre \u00abherpetiforme\u00bb hace referencia a la formaci\u00f3n de grupos de lesiones, que tambi\u00e9n es t\u00edpica de las infecciones por Herpes simplex (aunque no tienen la misma etiolog\u00eda). <\/p>\n\n\n\n

Los pacientes pueden desarrollar otros trastornos autoinmunes (como hipotiroidismo, anemia perniciosa y diabetes tipo 1) y linfoma intestinal. Las lesiones son el resultado de dep\u00f3sitos de IgA en las puntas papilares d\u00e9rmicas, que atraen a los neutr\u00f3filos. La enfermedad puede tratarse aplicando una terapia farmacol\u00f3gica (hasta la estabilizaci\u00f3n de la enfermedad) junto con una dieta libre de gluten. Como se describi\u00f3 anteriormente para la enfermedad cel\u00edaca, los derivados de la uva est\u00e1n permitidos en la dieta de DH, por lo tanto, los vinos y vinos fortificados (como el jerez y el oporto) son seguros, evitando los vinos clarificados con prote\u00ednas de trigo.<\/p>\n\n\n\n

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Diabetes Mellitus tipo 1<\/strong><\/p>\n\n\n\n

La diabetes mellitus (DM) es una enfermedad caracterizada por la presencia de hiperglucem<\/strong>ia, que puede ser causada por la producci\u00f3n insuficiente de insulina o su acci\u00f3n inadecuada. Hay dos tipos de diabetes: tipo 1 (DM1), sin secreci\u00f3n de insulina, y tipo 2 (DM2), que resulta de la sensibilidad reducida a la insulina y\/o la secreci\u00f3n por el p\u00e1ncreas (que aparece en la edad adulta). <\/p>\n\n\n\n

DM1 afecta aproximadamente al 3-5 % de las personas con diabetes y generalmente aparece en la infancia o adolescencia, llevando a un d\u00e9ficit absoluto de insulina. En DM1, se detectan anticuerpos circulantes dirigidos contra las c\u00e9lulas productoras de insulina. Es por esta raz\u00f3n que esta forma de diabetes se clasifica como una de las enfermedades \u00abautoinmunes\u00bb (Antar et al., 2023). <\/p>\n\n\n\n

Se cree que el da\u00f1o que el sistema inmunol\u00f3gico induce contra las c\u00e9lulas que producen insulina est\u00e1 vinculado a factores hereditarios y\/o ambientales, como la dieta, el estilo de vida y el contacto con virus espec\u00edficos (Zorena et al., 2022). De las patolog\u00edas mediadas por el sistema inmunol\u00f3gico, la diabetes es la m\u00e1s frecuente entre la poblaci\u00f3n joven. Sin embargo, en lo que respecta al papel de las bebidas alcoh\u00f3licas en el control de los par\u00e1metros metab\u00f3licos, hay muchos menos estudios publicados sobre DM1 que sobre DM2.<\/p>\n\n\n\n

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Para estudiar el efecto de la ingesti\u00f3n aguda de vino sobre los par\u00e1metros metab\u00f3licos, 10 pacientes con DM1 (7 hombres y 3 mujeres) recibieron, con una comida est\u00e1ndar de 600 calor\u00edas, ya sea vino con alcohol (80-100 g\/d\u00eda de alcohol para hombres y 48-60 g\/d\u00eda para mujeres) o un volumen equivalente de vino sin alcohol durante un per\u00edodo de 90 minutos (Kerr et al., 2009): los niveles de glucosa, triglic\u00e9ridos, \u00e1cidos grasos libres, glicerol, cortisol y hormonas del crecimiento resultantes no mostraron diferencias significativas. Sin embargo, los niveles de lactato posprandial aumentaron cuando se consumi\u00f3 vino con alcohol (P = 0.014). <\/p>\n\n\n\n

Los niveles posprandiales de beta-hidroxibutirato disminuyeron cuando se consumi\u00f3 vino sin alcohol, y aumentaron significativamente cuando se consumi\u00f3 vino con alcohol (P < 0.001). Los autores concluyeron que los pacientes con DM1 pueden estar en riesgo de cetoacidosis al consumir bebidas alcoh\u00f3licas. <\/p>\n\n\n\n

En otro estudio (Tessari et al., 2002), no se observ\u00f3 efecto sobre la glucemia posprandial en 6 pacientes con DM1 (5 hombres y 1 mujer) que recibieron una comida mixta elemental con y sin 300 mL de vino tinto (con un intervalo de 3 meses entre ambos). Mientras tanto, la ingesta moderada de vino con una comida mostr\u00f3 niveles m\u00e1s altos de fibrin\u00f3geno, concentraci\u00f3n de glucag\u00f3n y captaci\u00f3n espl\u00e1cnica de primer paso de leucina y fenilalanina, as\u00ed como una disminuci\u00f3n selectiva en las concentraciones plasm\u00e1ticas de amino\u00e1cidos y ning\u00fan deterioro en la prote\u00f3lisis end\u00f3gena y la s\u00edntesis de alb\u00famina.<\/p>\n\n\n\n

El estudio de Koivisto et al. (1993) examin\u00f3 el efecto del consumo de alcohol en dos par\u00e1metros metab\u00f3licos: los niveles de glucosa en sangre y de insulina. Antes, durante y despu\u00e9s de una comida de 700 kcal, los sujetos (10 pacientes varones con DM1) recibieron una cantidad de alcohol equivalente a aproximadamente 1 g\/kg de peso corporal, administrado de la siguiente manera: 40 mL de vodka como aperitivo, 400 mL de vino tinto con la comida y 40 mL de co\u00f1ac con el caf\u00e9. El mismo dise\u00f1o experimental se aplic\u00f3 luego reemplazando el alcohol por agua mineral. No se observaron diferencias significativas en los par\u00e1metros sangu\u00edneos estudiados en las dos sesiones experimentales.<\/p>\n\n\n\n

Turner et al. (2001) llegaron a conclusiones diferentes cuando estudiaron el efecto del consumo nocturno de alcohol en forma de vino blanco seco sobre la glucemia medida al d\u00eda siguiente. Se reclutaron seis hombres con DM1 y se les pidi\u00f3 que bebieran vino blanco seco o un volumen equivalente de agua mineral en un lapso de 90 minutos. <\/p>\n\n\n\n

Los pacientes recibieron una comida a las 7 pm y el vino (0.75 g de etanol\/kg de peso corporal) o agua mineral dos horas m\u00e1s tarde. Los resultados indicaron que, en pacientes con DM1, el consumo moderado de alcohol en la noche despu\u00e9s de una comida puede provocar hipoglucemia, tanto antes como despu\u00e9s del desayuno del d\u00eda siguiente. En comparaci\u00f3n con la sesi\u00f3n en la que los pacientes bebieron agua mineral, el alcohol no indujo cambios en los niveles de insulina; seg\u00fan los autores, la hipoglucemia podr\u00eda deberse a los niveles nocturnos reducidos de la hormona del crecimiento.<\/p>\n\n\n\n

El Estudio Prospectivo de Complicaciones Eurodiab (Beulens et al., 2008) evalu\u00f3 el papel del consumo moderado de diferentes bebidas alcoh\u00f3licas en complicaciones microvasculares en 1,857 pacientes (964 hombres) con DM1. En particular, se monitorizaron las siguientes complicaciones: retinopat\u00eda, neuropat\u00eda y nefropat\u00eda. Se observ\u00f3 una asociaci\u00f3n significativa en forma de U entre el consumo de alcohol y el riesgo de diferentes complicaciones microvasculares, tanto en hombres como en mujeres. <\/p>\n\n\n\n

Cuando se consideraron las bebidas por separado, se obtuvieron los siguientes resultados: i) el consumo de cerveza mostr\u00f3 una relaci\u00f3n significativa en forma de U (p = 0.027) solo para la macroalbuminuria (odds ratio 0.33, 0.13-0.81), y ii) el consumo de vino siempre mostr\u00f3 una tendencia en forma de U para la retinopat\u00eda proliferativa, la macroalbuminuria y la neuropat\u00eda, pero no se encontraron diferencias significativas para este \u00faltimo par\u00e1metro. <\/p>\n\n\n\n

Para los bebedores moderados de vino (30-70 g\/semana de alcohol), las odds ratios fueron 0.85 (0.52-1.37) para retinopat\u00eda proliferativa, 0.57 (0.38-0.85) para neuropat\u00eda y 0.48 (0.25-0.93) para macroalbuminuria. Las bebidas espirituosas tendieron a asociarse con un mayor riesgo de complicaciones estudiadas.<\/p>\n\n\n\n

El estudio de Harjutsalo y el Grupo de Estudio FinnDiane (2014) tuvo objetivos similares y obtuvo resultados similares; de hecho, en este estudio tambi\u00e9n se observ\u00f3 un mayor riesgo de nefropat\u00eda y retinopat\u00eda en pacientes con DM1 abstemios en comparaci\u00f3n con los consumidores de vino ligero. Adem\u00e1s, con los consumidores de vino como grupo de referencia, se observ\u00f3 un mayor riesgo de nefropat\u00eda en hombres que beb\u00edan bebidas espirituosas (odds ratio de 2.80; IC del 95 % 1.15-6.81). No se encontraron diferencias entre los bebedores de vino y cerveza (odds ratio de 0.83; IC del 95 % 0.37-1.82) o bebedores mixtos (odds ratio de 1.33; IC del 95 % 0.60-2.92). <\/p>\n\n\n\n

En las mujeres, no se encontraron diferencias en el riesgo de nefropat\u00eda entre los diferentes tipos de bebidas. Al comparar a los consumidores de bebidas espirituosas con los bebedores de vino y cerveza, la relaci\u00f3n entre el consumo de alcohol y la retinopat\u00eda mostr\u00f3 resultados similares a los de la nefropat\u00eda (odds ratio de 2.32; IC del 95 % 1.35-4.00). No se observaron diferencias entre los sexos para la retinopat\u00eda.<\/p>\n\n\n\n

Los efectos positivos mostrados por los estudios discutidos anteriormente solo pueden justificarse parcialmente por la presencia de resveratrol en el vino debido a su concentraci\u00f3n muy baja. De hecho, como se muestra en el estudio de Movahed et al. (2020), tales efectos positivos se pueden lograr con una suplementaci\u00f3n de resveratrol a una dosis de 500 mg dos veces al d\u00eda durante 60 d\u00edas: los marcadores de estr\u00e9s oxidativo de DM1 mejoraron significativamente, con una disminuci\u00f3n de la glucemia en ayunas y los niveles de hemoglobina A1c.<\/p>\n\n\n\n

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Esclerosis m\u00faltiple<\/strong><\/p>\n\n\n\n

La esclerosis m\u00faltiple (EM) es una enfermedad autoinmune compleja que afecta el sistema nervioso central, caracterizada por inflamaci\u00f3n que conduce a la desmielinizaci\u00f3n de las fibras nerviosas y s\u00edntomas neurol\u00f3gicos subsiguientes<\/strong> (McGinley et al., 2021). La patog\u00e9nesis implica da\u00f1o mediado por el sistema inmunol\u00f3gico a la mielina y las c\u00e9lulas nerviosas, resultando en lesiones principalmente en los nervios \u00f3pticos, cerebelo y m\u00e9dula espinal, que pueden progresar desde fases inflamatorias hasta escler\u00f3ticas (Frohman et al., 2006).<\/p>\n\n\n\n

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En el contexto de la EM, un estudio realizado por D\u00edaz-Cruz et al. (2017) investig\u00f3 el impacto del consumo de alcohol, espec\u00edficamente vino tinto, en la progresi\u00f3n de la enfermedad. El estudio incluy\u00f3 a 923 pacientes con EM, predominantemente mujeres (74%), con una duraci\u00f3n promedio de la enfermedad de 14 \u00b1 9 a\u00f1os. <\/p>\n\n\n\n

Los participantes reportaron su consumo de alcohol y vino tinto a trav\u00e9s de cuestionarios autoadministrados, medidos en porciones por semana. Los hallazgos revelaron que en comparaci\u00f3n con los no bebedores, los pacientes con EM que consum\u00edan mayores cantidades de alcohol (> 4 bebidas\/semana) o vino tinto (> 3 copas\/semana) ten\u00edan niveles m\u00e1s bajos de discapacidad neurol\u00f3gica seg\u00fan los ratios de probabilidad (0,41, p = 0,0001 y 0,49, p = 0,0005 respectivamente) y puntuaciones de gravedad de la EM m\u00e1s bajas (diferencia media -1,753, p = 0,0002 y -0,705, p = 0,0007 respectivamente).<\/p>\n\n\n\n

Sin embargo, aquellos que consum\u00edan de 1 a 3 copas\/semana de vino tinto mostraron un aumento del volumen de lesiones hiperintensas T2 (T2LV), un marcador de resonancia magn\u00e9tica asociado con la progresi\u00f3n de la EM. Los resultados cl\u00ednicos contradictorios destacan la necesidad de m\u00e1s investigaci\u00f3n sobre los mecanismos bioqu\u00edmicos subyacentes.<\/p>\n\n\n\n

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Psoriasis<\/strong><\/p>\n\n\n\n

En cuanto a la psoriasis, una enfermedad inflamatoria de la piel a menudo asociada con disfunci\u00f3n inmunol\u00f3gica y caracterizada por placas eritematosas cubiertas con escamas plateadas, los estudios han examinado la relaci\u00f3n entre el consumo de alcohol y el riesgo o la gravedad de la enfermedad. Qureshi et al. (2010) realizaron un estudio prospectivo con 116.671 enfermas, observando que el consumo de cerveza se asoci\u00f3 con un riesgo 1,76 veces mayor de desarrollar psoriasis en mujeres en comparaci\u00f3n con los no bebedores, mientras que no se encontr\u00f3 un aumento del riesgo con el vino (tanto blanco como tinto), la cerveza sin alcohol o los licores.<\/p>\n\n\n\n

Adem\u00e1s, Davidsson et al. (2005) estudiaron a 6.497 pacientes con psoriasis y encontraron una leve correlaci\u00f3n negativa entre el consumo de vino y los par\u00e1metros de gravedad de la enfermedad como el \u00cdndice de Discapacidad por Psoriasis y el Inventario de Estr\u00e9s por Psoriasis. <\/p>\n\n\n\n

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Los autores propusieron varias razones para estos efectos protectores, incluidos los posibles h\u00e1bitos de cuidado de la piel entre los bebedores de vino, diferencias en el nivel socioecon\u00f3mico, la educaci\u00f3n y los h\u00e1bitos diet\u00e9ticos, as\u00ed como compuestos espec\u00edficos en el vino, como el \u00e1cido t\u00e1nico, que pueden ejercer efectos antipsori\u00e1sicos al inhibir la prote\u00edna quinasa C (PKC) (Arnold et al., 1993).<\/p>\n\n\n\n

En conclusi\u00f3n, aunque el consumo de alcohol, especialmente vino tinto, puede mostrar efectos beneficiosos en la EM al reducir la discapacidad neurol\u00f3gica, su impacto en la progresi\u00f3n de la enfermedad sigue siendo complejo y requiere una investigaci\u00f3n m\u00e1s profunda. Del mismo modo, la relaci\u00f3n entre el consumo de alcohol, espec\u00edficamente de cerveza, y el riesgo de psoriasis destaca posibles diferencias espec\u00edficas de g\u00e9nero, con el vino potencialmente ofreciendo efectos protectores que merecen una exploraci\u00f3n m\u00e1s profunda dada su variada composici\u00f3n bioqu\u00edmica y potenciales beneficios para la salud.<\/p>\n\n\n\n

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Artritis reumatoidea<\/strong><\/p>\n\n\n\n

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune cr\u00f3nica y sist\u00e9mica que afecta las articulaciones, causando dolor, hinchaz\u00f3n y deformaci\u00f3n<\/strong>, y puede involucrar otros \u00f3rganos como el coraz\u00f3n, los pulmones, los ojos, la piel y los vasos sangu\u00edneos (Smolen et al., 2016). Afecta aproximadamente al 1 % de la poblaci\u00f3n adulta general, siendo m\u00e1s frecuente en mujeres entre los 40 y 50 a\u00f1os. <\/p>\n\n\n\n

Se considera que factores ambientales pueden desencadenar un mal funcionamiento del sistema inmunol\u00f3gico (mimetismo molecular) o modificar ant\u00edgenos que normalmente deber\u00eda reconocer como propios (auto-reactividad). La AR se clasifica como seropositiva o seronegativa dependiendo de la presencia de factor reumatoide (FR) y p\u00e9ptido citrulinado c\u00edclico (anti-CCP) en la sangre, siendo los pacientes seropositivos (FR positivo) los que suelen manifestar s\u00edntomas m\u00e1s agresivos (Rom\u00e3o y Fonseca, 2021; Scott et al., 2003).<\/p>\n\n\n\n

Un estudio de Di Giuseppe et al. (2012) encontr\u00f3 que el consumo moderado de alcohol (aproximadamente 45 g de alcohol\/semana) en mujeres se asoci\u00f3 con una disminuci\u00f3n del 52 % en el riesgo de AR (riesgo relativo 0,48, intervalo de confianza del 95 %: 0,24-0,98), independientemente del tipo de bebida alcoh\u00f3lica consumida (cerveza, vino o licores). El efecto biol\u00f3gico parec\u00eda estar mediado por el alcohol mismo, aunque los autores destacan la incertidumbre en cuanto al riesgo de AR asociado con el consumo de cantidades mayores de alcohol.<\/p>\n\n\n\n

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Ascione et al. (2023) evaluaron la posible modulaci\u00f3n del riesgo de AR en relaci\u00f3n con el consumo de bebidas alcoh\u00f3licas en un estudio prospectivo con 98.995 mujeres. Los resultados mostraron que entre las personas que alguna vez fumaron: i) el consumo moderado de licores (1-3 copas\/semana) redujo el riesgo de AR en comparaci\u00f3n con los no consumidores de licores (odds ratio 0,63, IC del 95 %: 0,43-0,91), y ii) los consumidores moderados de vino tuvieron un riesgo menor de ser seropositivos para AR.<\/p>\n\n\n\n

Los efectos protectores observados con todas las bebidas alcoh\u00f3licas consideradas en los estudios anteriores contrastan con los resultados informados por Khojah et al. (2018) en un estudio aleatorizado sobre la eficacia del resveratrol, que se encuentra principalmente en el vino. En este estudio, 100 pacientes con AR fueron divididos en dos grupos: uno recibi\u00f3 el tratamiento habitual y el otro recibi\u00f3 el mismo tratamiento junto con un suplemento de 1 g\/d\u00eda de resveratrol. Durante el estudio de tres meses, el grupo que recibi\u00f3 el suplemento de resveratrol mostr\u00f3 una mejora apreciable en ciertos par\u00e1metros bioqu\u00edmicos y en los puntajes de gravedad de la enfermedad. Esta inconsistencia con los resultados de Di Giuseppe et al. (2012) y Ascione et al. (2023) puede deberse a que el resveratrol presente en el vino no es comparable al resveratrol suplementado (Di Lorenzo et al., 2021).<\/p>\n\n\n\n

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Lupus eritematoso sist\u00e9mico (LES)<\/strong><\/p>\n\n\n\n

El lupus eritematoso sist\u00e9mico (LES) afecta al 0,2 % de la poblaci\u00f3n mundial y es una enfermedad autoinmune cr\u00f3nica multisist\u00e9mica con s\u00edntomas que van desde leves hasta graves e incluso potencialmente mortales.<\/strong> <\/p>\n\n\n\n

En la mayor\u00eda de los pacientes, los signos de la enfermedad incluyen marcas purp\u00fareas en los lados de la nariz y debajo de los ojos, aunque tambi\u00e9n puede afectar otras \u00e1reas de la piel y \u00f3rganos como los ri\u00f1ones (afectados en un 60 % de los casos, con cambios en su funci\u00f3n), articulaciones, sistema hematopoy\u00e9tico, sistema nervioso central, sistema cardiovascular y pulmones (Zucchi et al., 2023). Las alteraciones inmunol\u00f3gicas t\u00edpicas del LES, detectables mediante pruebas de laboratorio, incluyen principalmente la producci\u00f3n de autoanticuerpos contra diferentes c\u00e9lulas; se han asociado m\u00e1s de 100 autoanticuerpos con esta patolog\u00eda (Dema y Charles, 2016).<\/p>\n\n\n\n

En un estudio de cohorte prospectivo (Barbhaiya et al., 2017), los autores investigaron la posible asociaci\u00f3n entre el consumo de alcohol y el riesgo de LES entre las 204.055 mujeres que participaron en las cohortes del Estudio de Salud de Enfermeras. Todas las mujeres completaron un cuestionario inicial, que se actualiz\u00f3 cada dos a\u00f1os, sobre el consumo de alcohol (vino, cerveza o licor), estilo de vida, pr\u00e1cticas de salud y diagn\u00f3sticos de enfermedades. Los diagn\u00f3sticos de LES se basaron en criterios de clasificaci\u00f3n y se confirmaron mediante revisi\u00f3n de historias cl\u00ednicas. <\/p>\n\n\n\n

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Las mujeres que consumieron > 2 porciones\/semana de vino mostraron una disminuci\u00f3n significativa en el riesgo de LES (p < 0,033) en comparaci\u00f3n con las no bebedoras de vino, con un cociente de riesgos promedio de 0,65 (intervalo de confianza del 95 %: 0,45-0,96), lo que corresponde a una frecuencia un 35 % menor. Se encontr\u00f3 una tendencia similar pero m\u00e1s d\u00e9bil para la cerveza, mientras que no se demostr\u00f3 una asociaci\u00f3n protectora para el consumo de licores fuertes. Al excluir los datos de las pocas bebedoras intensivas (> 30 g\/d\u00eda), la significancia estad\u00edstica fue mayor, sugiriendo que los resultados siguen una curva en forma de U.<\/p>\n\n\n\n

En el intento de explicar cient\u00edficamente el efecto \u00abprotector\u00bb del alcohol contra el riesgo de LES, Hahn et al. (2020) evaluaron algunos par\u00e1metros plasm\u00e1ticos, como citocinas y quimiocinas, conocidamente asociados con esta patolog\u00eda. Aproximadamente el 25 % de las mujeres que participaron en los dos estudios de salud de enfermeras previamente citados fueron reclutadas. <\/p>\n\n\n\n

El factor de c\u00e9lulas madre (SCF), que es una citocina hematopoy\u00e9tica, tiene un papel cr\u00edtico en la patog\u00e9nesis del LES. Entre los par\u00e1metros bioqu\u00edmicos medidos, el SCF mostr\u00f3 una reducci\u00f3n en sus niveles circulantes en mujeres caracterizadas por un consumo moderado de alcohol; este efecto podr\u00eda reducir la inflamaci\u00f3n sist\u00e9mica y justificar la relaci\u00f3n inversa sugerida entre el consumo de alcohol y el riesgo de LES. Una limitaci\u00f3n de este estudio es que no evalu\u00f3 la influencia de una sola bebida alcoh\u00f3lica (cerveza, vino o licor) en el efecto protector sobre el LES.<\/p>\n\n\n\n

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Trastornos tiroideos<\/strong><\/p>\n\n\n\n

El hipertiroidismo<\/strong> es una condici\u00f3n de hiperactividad de la gl\u00e1ndula tiroides, que causa un aumento en los niveles de hormonas tiroideas circulantes y una aceleraci\u00f3n de las funciones vitales del organismo<\/strong>. La enfermedad de Graves es una enfermedad autoinmune y se encuentra entre las causas m\u00e1s comunes de hipertiroidismo (Smith y Heged\u00fcs, 2016; Kahaly, 2020). En este trastorno, el sistema inmunol\u00f3gico produce anticuerpos que estimulan la gl\u00e1ndula tiroides para producir y segregar un exceso de hormonas tiroideas, lo que resulta en hipertiroidismo con agrandamiento de la tiroides.<\/p>\n\n\n\n

Carl\u00e9 et al. (2013) estudiaron la influencia del consumo de alcohol (cerveza y vino) en la incidencia de la enfermedad autoinmune de Graves. Se estudiaron dos grupos: 272 pacientes con nuevos casos de disfunci\u00f3n tiroidea versus 1,088 participantes de control (sujetos sin enfermedad tiroidea). Los participantes proporcionaron informaci\u00f3n detallada sobre el consumo actual y anterior de alcohol y otros posibles factores interferentes, como el h\u00e1bito de fumar, la edad, el g\u00e9nero y la regi\u00f3n de residencia. Los resultados mostraron que durante el \u00faltimo a\u00f1o, los sujetos con hipertiroidismo tuvieron un menor consumo de alcohol que los controles.<\/p>\n\n\n\n

La raz\u00f3n de momios multivariada vari\u00f3 entre 0,56 (0.39-0.79) para un consumo de 3-10 unidades\/semana y 0.22 para > 21 unidades\/semana. Una unidad correspond\u00eda aproximadamente a 15,0 g de alcohol. No se observaron diferencias entre la cerveza y el vino, y no se encontr\u00f3 influencia significativa de los factores interferentes considerados (sexo, regi\u00f3n de residencia). Los autores concluyeron que hab\u00eda una asociaci\u00f3n significativa entre el consumo moderado de alcohol (> 6 g\/d\u00eda) y la reducci\u00f3n de la incidencia de la enfermedad de Graves. <\/p>\n\n\n\n

El efecto protector puede deberse al alcohol mismo o a mol\u00e9culas activas contenidas en ambas bebidas (compuestos antioxidantes). Se observ\u00f3 que los sujetos que consum\u00edan vino ten\u00edan un estilo de vida mejor y una dieta m\u00e1s saludable que aquellos que beb\u00edan cerveza; sin embargo, esto no se encontr\u00f3 que mejorara la protecci\u00f3n contra este trastorno tiroideo.<\/p>\n\n\n\n

El hipotiroidismo<\/strong> es una patolog\u00eda asociada con la producci\u00f3n insuficiente y\/o la acci\u00f3n de las hormonas tiroideas a nivel tisular. Entre las diversas formas de hipotiroidismo, existe una de origen autoinmune, la enfermedad de Hashimoto (Geetha et al., 2023). La enfermedad de Hashimoto se caracteriza por la presencia de anticuerpos antitiroperoxidasa, que definen la forma autoinmune; es probablemente la forma m\u00e1s com\u00fan de hipotiroidismo y frecuentemente se acompa\u00f1a de otras enfermedades autoinmunes, como la enfermedad cel\u00edaca, lupus, diabetes tipo 1 y artritis reumatoide.<\/p>\n\n\n\n

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Los datos obtenidos por Carl\u00e9 et al. (2012) entre 1997 y 2001 en un estudio de caso-control basado en la poblaci\u00f3n mostraron que el consumo de alcohol en dosis de hasta 3 unidades\/d\u00eda puede proporcionar protecci\u00f3n contra la incidencia de hipotiroidismo autoinmune manifiesto. Al comparar el grupo de referencia con un consumo reciente (a\u00f1o anterior) de 1\u201310 unidades de alcohol por semana, las razones de momios (intervalo de confianza del 95 %) fueron: 1,98 (1,21\u20133,33) para 0 unidades\/semana; 0,41 (0.20\u20130,83) para 11\u201320 unidades\/semana; y 0,90 (0,41\u20132,00) para > 21 unidades\/semana. Una unidad correspond\u00eda aproximadamente a 15,0 g de alcohol. <\/p>\n\n\n\n

Este efecto fue independiente del tipo de bebida consumida (cerveza o vino), sexo o regi\u00f3n geogr\u00e1fica de procedencia. Los autores sugirieron que el efecto protector puede deberse tanto al alcohol mismo como a otras sustancias (incluidas aquellas que tienen propiedades antioxidantes) presentes en ambas bebidas.<\/p>\n\n\n\n

El bocio consiste en el agrandamiento de la gl\u00e1ndula tiroides y puede clasificarse como end\u00e9mico (es decir, cuando afecta a m\u00e1s del 10 % de la poblaci\u00f3n de una determinada \u00e1rea geogr\u00e1fica) o espor\u00e1dico. En el bocio end\u00e9mico, el aumento del tama\u00f1o de la gl\u00e1ndula tiroides es consecuencia de la deficiencia de yodo, que induce una menor s\u00edntesis de hormonas tiroideas. Otras causas de bocio son las dos enfermedades autoinmunes tiroideas descritas anteriormente (tiroiditis de Hashimoto y enfermedad de Graves) (Cleveland Clinic, 2022).<\/p>\n\n\n\n

Un estudio poblacional transversal realizado por Knudsen et al. (2001) tuvo como objetivo verificar la asociaci\u00f3n entre el consumo de alcohol (como cerveza o vino) y la aparici\u00f3n de formas patol\u00f3gicas de la gl\u00e1ndula tiroides (bocio y n\u00f3dulos solitarios). Para ello, un grupo de 4.649 sujetos seleccionados al azar de ambos sexos se someti\u00f3 a ecograf\u00eda para detectar agrandamiento tiroideo y n\u00f3dulos m\u00faltiples\/solitarios, y completaron un cuestionario para calcular su consumo de alcohol. <\/p>\n\n\n\n

Se asoci\u00f3 una prevalencia mucho menor de enfermedades tiroideas en participantes cuyo consumo de alcohol se clasific\u00f3 como moderado (es decir, 8-28 bebidas\/semana para mujeres y 8-42 para hombres) o alto (es decir, > 28\/42 bebidas\/semana) en comparaci\u00f3n con los abstemios y los consumidores bajos (< 7 bebidas\/semana). Las razones de momios en relaci\u00f3n con los sujetos de control (abstemios) fueron de 0.74 (0,57-0,96) para consumidores moderados y de 0,44 (0,22-0,88) para consumidores altos. Los efectos fueron independientes del tipo de bebida consumida (cerveza o vino). Estos resultados sugieren que el alcohol mismo tiene un posible efecto protector sobre las enfermedades tiroideas.<\/p>\n\n\n\n

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Conclusiones<\/strong><\/p>\n\n\n\n

Aunque existe un consenso general de que el consumo de alcohol es perjudicial para el sistema inmunol\u00f3gico, los estudios cient\u00edficos discutidos en esta revisi\u00f3n llevaron a conclusiones sustancialmente diferentes. <\/p>\n\n\n\n

A pesar de los problemas asociados con los agentes de clarificaci\u00f3n basados en prote\u00ednas de trigo, huevo y leche, se puede concluir que los sujetos al\u00e9rgicos o cel\u00edacos (incluidas las personas con dermatitis herpetiforme) pueden consumir vino con moderaci\u00f3n (normalmente considerado 1 copa al d\u00eda para mujeres y 2 copas al d\u00eda para hombres). Excepciones son algunos casos raros de reactividad mediada por el sistema inmune a prote\u00ednas de uva (LTP) o levadura, para los cuales el consumo de vino deber\u00eda evaluarse caso por caso.<\/p>\n\n\n\n

A pesar del reducido n\u00famero de trabajos publicados, los datos disponibles indican que el consumo moderado de vino desempe\u00f1a un papel protector en el inicio de algunas infecciones virales, como el resfriado com\u00fan y Covid-19. Se obtuvieron datos corroborativos en estudios sobre champagne, vinos blancos y tintos, observ\u00e1ndose una tendencia hacia la mayor eficacia de estos \u00faltimos.<\/p>\n\n\n\n

En general, la informaci\u00f3n de esta revisi\u00f3n indica que los pacientes con DM1 pueden consumir vino con moderaci\u00f3n. El consumo moderado de vino durante las comidas no interferir\u00eda con los principales par\u00e1metros metab\u00f3licos (glucosa, triglic\u00e9ridos, \u00e1cidos grasos libres, glicerol y cortisol), pero ser\u00eda necesario controlar algunos efectos observados (como la cetosis, la hipoglucemia en la ma\u00f1ana siguiente al consumo). Es importante destacar que Kerr et al. (2009) mostraron un aumento en la cetosis cuando la ingesta de alcohol era \u00abliberal\u00bb, es decir, muy por encima de las dosis asociadas con el consumo moderado.<\/p>\n\n\n\n

No se encontr\u00f3 que el consumo moderado de vino tuviera efectos negativos en el riesgo de complicaciones de la diabetes (retinopat\u00eda, neuropat\u00eda y macroalbuminuria), mientras que el consumo de licores por parte de los hombres y los abstemios se asoci\u00f3 con un mayor riesgo (Harjutsalo et al., 2014).<\/p>\n\n\n\n

El estudio de Movahed et al. (2020) podr\u00eda apoyar parcialmente el papel positivo del vino, ya que demostraron que la suplementaci\u00f3n con 1000 mg\/d\u00eda de resveratrol tuvo un efecto significativo sobre la glucemia en ayunas y la hemoglobina glucosilada (HbA1c) en pacientes con DM1. Del mismo modo, el estudio de Khojah et al. (2018) en pacientes con artritis reumatoide mostr\u00f3 que la ingesta de resveratrol a una dosis de 1 g\/d\u00eda mejor\u00f3 significativamente tanto los par\u00e1metros bioqu\u00edmicos como los puntajes de gravedad de la enfermedad. <\/p>\n\n\n\n

Sin embargo, es importante destacar que la cantidad de resveratrol que se puede obtener con el consumo moderado de vino (es decir, 2.8 mg\/L en vinos tintos y 1 mg\/L en vinos blancos) es mucho menor que la administrada en los estudios de suplementaci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n

Se encontraron datos contradictorios en el \u00fanico trabajo seleccionado que asocia el consumo de vino con la esclerosis m\u00faltiple (Diaz-Cruz et al., 2017). El consumo moderado de vino no se asoci\u00f3 con un mayor riesgo de psoriasis o lupus eritematoso; por el contrario, parece mejorar algunos par\u00e1metros asociados con la psoriasis.<\/p>\n\n\n\n

Se ha informado que el consumo moderado de alcohol tiene un efecto protector sobre las enfermedades tiroideas (tanto hipotiroidismo como hipertiroidismo); sin embargo, este efecto no dependi\u00f3 del tipo de bebida alcoh\u00f3lica y, por lo tanto, deber\u00eda asociarse con el alcohol en s\u00ed mismo.<\/p>\n\n\n\n

<\/div>\n\n\n\n

Limitaciones<\/strong><\/p>\n\n\n\n

Las conclusiones generales que se pueden extraer de esta revisi\u00f3n indican que el uso moderado del vino no parece aumentar el riesgo de enfermedades mediadas por el sistema inmunol\u00f3gico ni modificar negativamente su progresi\u00f3n. Sin embargo, es importante se\u00f1alar que el n\u00famero de trabajos que cumplen con los criterios de inclusi\u00f3n seleccionados fue extremadamente bajo, llegando incluso a limitarse a un solo estudio para ciertas patolog\u00edas (esclerosis m\u00faltiple). Existen varias razones posibles para esta falta de datos:<\/p>\n\n\n\n

    \n
  1. Es dif\u00edcil programar estudios estructurados que involucren el seguimiento a largo plazo (a veces durante a\u00f1os) de grandes poblaciones con el objetivo de asociar el consumo de vino con patolog\u00edas mediadas por el sistema inmunol\u00f3gico. Estos enfoques experimentales pueden verse afectados por numerosos factores de confusi\u00f3n (tipo de dieta, tabaquismo, actividad f\u00edsica y sesgos sociales), lo que a veces hace imposible determinar una asociaci\u00f3n directa.<\/li>\n\n\n\n
  2. Los datos se basan principalmente en encuestas realizadas a grupos de personas que no siempre describen con precisi\u00f3n sus h\u00e1bitos diarios (sesgo de reporte).<\/li>\n\n\n\n
  3. Las dosis de vino ingeridas informadas pueden no ser precisas debido a un sesgo de recuerdo (informado a trav\u00e9s de un cuestionario) y un sesgo de prevaricaci\u00f3n (el consumo de alcohol es un tema sensible).<\/li>\n\n\n\n
  4. Adem\u00e1s de tener todas las limitaciones enumeradas en el primer punto, los estudios prospectivos son aprobados con dificultad por los comit\u00e9s \u00e9ticos cuando se propone el uso de bebidas alcoh\u00f3licas.<\/li>\n\n\n\n
  5. Los estudios que indican un efecto nulo sobre una determinada patolog\u00eda no siempre se env\u00edan para su publicaci\u00f3n (y por lo tanto no se difunden ampliamente), ya que los autores saben que dichos art\u00edculos rara vez son aceptados por las revistas cient\u00edficas, al considerarse no innovadores (sesgo de publicaci\u00f3n).<\/li>\n<\/ol>\n\n\n\n

    A la luz de las limitaciones de estos estudios, es necesario promover nuevas investigaciones en humanos. La Organizaci\u00f3n Internacional de la Vi\u00f1a y el Vino (OIV)<\/strong>, a la cual la mayor\u00eda de los autores de este art\u00edculo contribuyen, tiene como una de sus misiones la recopilaci\u00f3n, evaluaci\u00f3n, discusi\u00f3n y difusi\u00f3n de los datos cient\u00edficos disponibles sobre el consumo de uvas y sus derivados y los efectos asociados en la salud y las enfermedades, sin dejar de lado la importancia de promover la investigaci\u00f3n en esta \u00e1rea. Los autores esperan que esta revisi\u00f3n proporcione informaci\u00f3n \u00fatil para planificar nuevos estudios experimentales que puedan confirmar o no lo que se conoce actualmente.<\/p>\n\n\n\n

    <\/div>\n\n\n\n

    Fuente: OENO One, Vol. 58 No. 3 (2024). Publicado originalmente el 9\/7\/2024<\/strong><\/em><\/p>\n\n\n\n

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